Juan Manuel Castillo Martínez
Universidad de Jaén, España
Recibido: 07/03/2022
Aceptado: 01/06/2022
Resumen
El estudio sobre las nuevas poblaciones de Sierra Morena y Andalucía (1767-1835) cuenta con una larga tradición historiográfica que ha dado lugar a una extensa literatura a partir del estudio de los numerosos documentos que se fueron generando de manera paralela al proceso de colonización. Un tipo de fuente que suscita gran interés a la hora de llevar a cabo una aproximación directa al espacio geográfico es la cartografía resultante de la planificación y gestión de las nuevas intendencias. En este trabajo se muestra el potencial del SIG como herramienta capaz de representar los datos procedentes de la cartografía histórica, además de tener la posibilidad de realizar diversos análisis de las variables físicas del terreno, a fin de observar en qué manera pudieron condicionar a los asentamientos de los nuevos colonos, usando la feligresía de Aldeaquemada como caso de estudio.
Palabras clave: Aldeaquemada; Nuevas Poblaciones; Sistemas de Información Geográfica (SIG).
GEOGRAPHICAL INFORMATION SYSTEMS (GIS) APPLIED TO THE STUDY OF THE SETTLEMENT OF PARTNERSHIP OF ALDEAQUEMADA (1767-1835)
Abstract
The study about the new settlements of Sierra Morena and Andalusia (1767-1835) has a long historiographical tradition that has given rise to an extensive literature from the study of the numerous documents that were generated at the same time as the colonization process. One type of source of information that arouses great interest when we come to carrying out a direct approach to geographic space is the cartography resulting from the planning and management of the new territorial organizations. This work shows the potential of the GIS as a tool capable of representing data from historical cartography, as well as having the possibility of carrying out various analyzes of the physical variables of the terrain in order to observe in what way they could condition the settlements of the new settlers, using the Aldeaquemada parish as a case study.
Keywords: Aldeaquemada; colonial settlements; Geographic Information Systems (GIS).
Juan Manuel Castillo Martínez. Personal Administrativo y de Servicios (PAS) en la Universidad de Jaén, trabajando como técnico en labores de investigación dentro del proyecto “Acciones multidisciplinares en clave europea para dotar de valor añadido al Laboratorio de Experimentación Espacial (UJALabE2) sobre el Estrecho de Gibraltar como frontera (1462-1957)”, bajo la supervisión del catedrático en Historia Moderna José Miguel Delgado Barrado. De forma paralela, se encuentra realizando la tesis doctoral bajo la dirección de José Miguel Delgado Barrado, y la codirección de Ana María Crespo Solana del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas; estando su proyecto de investigación en marco del programa de doctorado en Patrimonio de la Universidad de Jaén con el título “Reconstrucción multidisciplinar del olivar histórico en Andalucía Oriental y su comparación con la Italia meridional (1752-1835)”. En cuanto a su formación académica es Licenciado por la universidad de Jaén en Historia del Arte (2009-2013), Máster en Arqueología por la Universidad de Granada (2013-2014), Máster en Estudios Avanzados en Patrimonio Cultural: Historia, Arte y Territorio, por la Universidad de Jaén (2015-2016); y graduado en Geografía e Historia por la Universidad de Jaén (2016-2020). Entre sus publicaciones destacan con José Miguel Delgado y Francisco José Pérez-Schmid Fernández, “El proyecto de las nuevas poblaciones de Sierra Morena en el mapa de 1768”. Magallánica, Revista de Historia Moderna, 7/13, 2020, pp. 315-352; y con José Miguel Delgado Barrado y Laura Partal Ortega “Estudio multidisciplinar para la reconstrucción metrológica de la extensión del cultivo del olivar en el entorno Vilches-Arquillos de Jaén (1752-1797)”, en Comunicaciones Científicas Simposio Expoliva 2021 Jaén (España) 22-24 septiembre de 2021, pp. 1-9.
Correo electrónico: jmcastil@jaen.es
ID ORCID: 0000-0002-3128-5403
SISTEMAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA (SIG) APLICADOS AL ESTUDIO DEL POBLAMIENTO DE LA FELIGRESÍA DE ALDEAQUEMADA (1767-1835)
Introducción
El texto que se presenta a continuación forma parte del material resultante de un trabajo de investigación más extenso, el cual, fue presentado en forma de Trabajo Fin de Grado el curso académico 2019-2020, en la titulación de Geografía e Historia de la Universidad de Jaén, bajo la supervisión y dirección del catedrático en Historia Moderna de la misma institución, el profesor José Miguel Delgado Barrado[1]. Con el fin de ir más allá de realizar una revisión bibliográfica sobre Aldeaquemada en el contexto de las Nuevas Poblaciones de Carlos III y la lectura clásica de las fuentes primarias, como ya se había realizado en estudios académicos anteriores; se optó por la aplicación de una serie de herramientas agrupadas dentro de un SIG para interpretar los datos que podían arrojarnos las fuentes históricas sobre nuestro ámbito de estudio.
Los objetivos que se persiguen en este trabajo son, en primera instancia, avanzar en el conocimiento de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía, fijando la vista en el contexto geo-histórico de la feligresía de Aldeaquemada. En segundo lugar, comprender los patrones y jerarquías de asentamiento, y la ordenación territorial de este nuevo espacio fundacional. Por último, se pretende poner en práctica una metodología de trabajo que convine los postulados de la geografía y la historia aplicados sobre un territorio de análisis, con técnicas provenientes de otras disciplinas del ámbito técnico, y que son transversales a otras áreas de conocimiento como ha sido el caso de las herramientas facilitadas por el SIG, a fin de ser utilizadas en este estudio y, que el mismo, sirva como precedente para ser trabajados en otros casos del mismo ámbito espacial y temporal.
Así pues, se trata de una historia aplicada al territorio donde se parte del análisis de la documentación histórica de tipo cartográfico, para trasladar la información a un soporte digital gracias a que en este último tenemos la posibilidad de visualizar cartografía moderna e información geográfica vectorial y raster, la cual, nos interesa para el estudio toponímico y la posterior georreferenciación de nuestros puntos de interés. Una vez localizados los elementos de tipo poblacional (población principal, aldeas y edificaciones aisladas), el propio SIG nos ofrece una serie de herramientas para poner en relación dichas estructuras poblacionales, y estas, a su vez, con el territorio donde se ubican.
Contexto geo-histórico de la feligresía de Aldeaquemada
Sierra Morena es un conjunto montañoso silíceo ubicado al sur de la península ibérica, con una orientación noroeste-sureste, que se encuentra enmarcado por los actuales relieves del valle del Guadalquivir, al sur, y la submeseta sur, al norte. Debido a su propia morfología estructural, existe un destacado desnivel entre la altura del valle del Guadalquivir y la Meseta Central, cuestión que ha generado un importante debate entendiendo Sierra Morena como un salto de falla, que implicaría, o bien, una fragmentación del antiguo macizo Hespérico, o una flexión acentuada del mismo.
Tradicionalmente, se ha dividido Sierra Morena en tres subsectores: Occidental, Central y Oriental; siendo en este último donde ubicamos los relieves más acusados, con tres escalones en dirección sur-norte (de menor a mayor altura); el Salto de Linares, el Salto de Santa Elena, y el Salto de la Meseta. Pues bien, nuestra zona de estudio se encuentra ubicada entre el segundo y el tercer escalón de Sierra Morena Oriental.
A continuación, nos interesa la demarcación de nuestro territorio, ya que vamos a analizar un perímetro jurisdiccional dentro de un ámbito político, delimitado en base a líneas imaginarias (límite) cuyo trazado se realiza apoyándose en los propios elementos naturales de la superficie. Esta demarcación, para el periodo objeto de estudio (1767-1835) se conoce como feligresía, una agrupación en el ámbito político y religioso de una población asentada sobre un territorio que está sujeta al poder de una instancia superior, la intendencia del Partido de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena.
El caso de la feligresía de Aldeaquemada la tenemos representada en el mapa de la serie de planos topográficos que Joseph de Ampudia y Valdés (Mapa 1) realiza entre 1792-1797. Y, dado que los límites en el tránsito de la feligresía a municipio en la actualidad han variado poco, se ha considerado usar las fronteras del segundo para realizar los mapas temáticos mediante el sistema de información geográfica.
MAPA 1. Plano topográfico de la feligresía de Aldeaquemada, obra de Joseph de Ampudia y Valdés (1792-1797)
Fuente: España. Ministerio de Defensa. Instituto de Historia y Cultura Militar. Archivo Cartográfico y de Estudios Geográficos del Centro Geográfico del Ejército, sig. Arm. G-T. 5-C. 4-100
En términos de extensión superficial son 120 km2, estando los límites enmarcados, por el norte, por la sierra del Cambrón, por el este, por la cañada del Fresno de Inés, el de las Traviesillas y Las Víboras; al sureste, una línea imaginaria sobre la arista de una serie de lomas que corren paralelas al arroyo de la Parrilla, y al suroeste, un tramo del río Guarrizas sirve de eje de conexión con otra que traza las cumbres hasta llegar al arroyo de la Solana, donde la demarcación del término asciende dirección norte hasta encontrarse de nuevo con un tramo del río Guarrizas, habiendo bordeado, previamente, una serie de elevaciones alomadas como el Lentisco, cerro Bellosa o cerro de la Desesperada que va siguiendo las curvas de nivel hasta encontrar el tramo del citado río (Mapa 2). Esta descripción nos sirve para hacernos una idea del tipo de paisaje donde nos encontramos, un espacio de suaves elevaciones alomadas que contrasta con singulares pendientes, como es el caso de la cascada de la Cimbarra, y cuya hidrología está caracterizada por un curso de agua principal, el Guarrizas, y sus cursos tributarios, de carácter estacional y que conforman una red de tipo dendrítico.
MAPA 2. Modelo digital del terreno del actual municipio de Aldeaquemada (Jaén, Andalucía), enmarcada por la hoja 0863 del Centro Nacional de Información Geográfica
Fuente: elaborado por el autor con Qgis 3.10
Desde el punto de vista administrativo y territorial, el Fuero de las Nuevas Poblaciones creó una demarcación (superintendencia) en forma de provincia política en tres espacios geográficos en el Camino Real de Cádiz a Madrid: La Monclova (entre Écija y Carmona), La Parrilla (entre Córdoba y Écija) y Sierra Morena, también conocido como desierto de la Peñuela (al norte de Jaén). Pérez-Schmid Fernández (2019: 53-62) nos muestra la forma en la que estaba organizada esta nueva provincia en su proceso de formación, desarrollo y supresión; así como el organigrama y jerarquía de gobierno. El 20 de agosto de 1767 se iniciaron los trabajos de fundación de las primeras poblaciones en el desierto de la Peñuela para fundar allí las poblaciones de Santa Elena, Guarromán y la que se edificaría en el entorno del convento carmelita de La Peñuela, que más tarde se denominó como La Carolina. Entre finales de 1767 y 1768 se crearon las nuevas poblaciones de Venta de Linares (Navas de Tolosa) y Carboneros, en el entorno del Camino Real; El Rumblar, entre Bailén y Andújar; Arquillos y Venta de los Santos en el camino de Valencia; y Aldeaquemada en un camino secundario de acceso a La Mancha. En 1769 se asientan las feligresías de Miranda del Rey y Montizón. En cuanto a las poblaciones de Andalucía, en 1768 se fundan los núcleos principales de La Carlota, Fuente Palmera, San Sebastián de los Ballesteros y La Luisiana.
La estructura definitiva de la provincia de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía se asienta a partir de 1780, subdividiéndose en dos partidos, el de Sierra Morena, con nueve feligresías, y el partido de Andalucía, con cuatro. Cada feligresía contaba con un núcleo poblacional principal y un conjunto de aldeas bajo su jurisdicción.
Por un lado, el partido de Sierra Morena contaba con las siguientes agrupaciones poblacionales: la feligresía de La Carolina, con La Isabela, La Fernandina y Vista Alegre. Navas de Tolosa, con Ocho Casas y Seis Casas. Aldeaquemada, con Aldea de la Cruz, Buenos Aires y Tamujosa. Santa Elena, con Las Correderas (Correderas, Mojón Blanco y Collado de los Jardines), El Portazgo y Venta Nueva. Miranda del Rey (unificada con la de Santa Elena en 1782), con Magaña. Arquillos con el Porrosillo. Montizón, con Venta de los Santos y Aldeahermosa. Carboneros, con La Escolástica, Los Cuellos, La Mesa y el Acebuchar. Guarromán, con Arellano, Los Ríos, El Altico y Martín Malo. Y El Rumblar, con el Ventorrillo.
En cuanto al partido de Andalucía, las jurisdicciones estaban constituidas por las poblaciones de: La Carlota, con Fuencubierta, Garabato, Pinedas, Petite Carlota y Vaneguillas. Fuente Palmera con Aldea del Río, La Herrería, Los Silillos, Peñalosa, Villalón, Ventilla y Fuente Carreteros. La Luisiana, con El Campillo y Cañada Rosal. Y San Sebastián de los Ballesteros (PÉREZ-SCHMID FERNÁNDEZ, 2019: 61-62).
El Fuero de las Nuevas Poblaciones estuvo vigente desde 1767 a 1835, a excepción de tres momentos, entre 1810 y 1812 bajo el reinado de José I Bonaparte, por las Cortes de Cádiz, entre 1813 y 1814, y durante el Trienio Liberal, entre 1820-1823; a partir de 1835, tras su derogación, se integraron las distintas poblaciones dentro del sistema provincial aprobado por Javier de Burgos (PÉREZ-SCHMID FERNÁNDEZ, 2019: 59-60).
Desde el punto de vista gubernamental, Pablo de Olavide estuvo al frente de la superintendencia hasta 1778, momento en el que se sentencia el autillo de fe que el tribunal de la inquisición le había impuesto. Tras su exilio a Francia, el puesto de superintendente queda vacante, siendo la forma de gobierno dividida entre los subdelegados de los dos partidos, Miguel de Ondeano en Sierra Morena (con sede en la Carolina), y Fernando de Quintanilla en Andalucía (con sede en la Carlota). Esto da lugar a que la corona modifique el organigrama de gobierno y transforme la superintendencia en intendencia, por lo que Ondeano pasó a ser el intendente de las Nuevas Poblaciones a partir de 1784, nombrando como subdelegado en La Carlota a Antonio Cerón y Vargas (PÉREZ-SCHMID FERNÁNDEZ, 2019: 56).
Centrándonos en la jurisdicción de Aldeaquemada, y en base a Sánchez-Batalla Martínez (1991:65-68) que resume cómo fue el proceso de la colonia serrana desde su origen, sabemos que se produce una diligencia en los libros parroquiales, que apuntan a la fundación de la colonia en agosto de 1767, aunque las obras no se iniciaron hasta la primera llegada de los nuevos habitantes a la feligresía, hecho que tuvo lugar en julio de 1768, con una oleada de dos grupos de colonos, a la que se suma una tercera en septiembre del mismo año. La procedencia de estos nuevos pobladores era muy variada, por parte de extranjeros tenemos franceses de Alsacia y Lorena; italianos, alemanes, suizos, sardos y un húngaro; y de otras partes de España, catalanes, valencianos, murcianos y almerienses.
Sabemos que Guarromán, Santa Elena y La Carolina estaban bien avanzadas cuando se da comienzo a las obras del núcleo de población de Aldeaquemada. Ante la falta de viviendas, problema que era constante en otras colonias a comienzos del proyecto, el comandante civil Rubio se encarga de la tarea primordial de proporcionar un refugio a la ingente cantidad de colonos que habían llegado a la recién creada feligresía para evitar que padezcan los males del invierno. A finales de 1768 se procede al trazado de líneas maestras para ubicar las suertes, las calles y las casas de los colonos.
Esta ingente cantidad de trabajo de planificación, delimitación y edificación fue llevada a cabo desde inicios del proyecto por parte de D´Esnaux como ingeniero, Pedro Pablo como maestro de Obras y Pedro Cateñeda, como agrimensor; al que se suman, Dionisio Kelin y José del Pozo. En noviembre de 1768, paralelo a la delimitación de suertes y parcelas urbanas, se emprende el trazado del camino para conectar Aldeaquemada con Santa Elena, dirigiendo el trabajo el ingeniero Branly, proyecto que va a tardar varios años en realizarse de manera certera, dadas las dificultades que el terreno ofrecía, hasta que, en 1775, se opta por pasar dicho camino por la zona de la aldea de Mojón Blanco, por considerarse el terreno más apto.
A mediados de 1769, todos los colonos ya tenían asignada su propiedad y el proyecto urbano siguió adelante, a pesar de que el informe negativo de Pedro Joseph Pérez Valiente, visitador del Consejo de Castilla que supervisó los trabajos de Olavide por las duras críticas que recibía de los detractores del proyecto y por las calamidades de los colonos. En dicha información, apunta que la población de Aldeaquemada se había ubicado en una zona insalubre y estéril, algo que chocaba de frente con una de las premisas del Fuero de Población dado que el superintendente era el encargado de la elección de los sitios más aptos para la construcción de las colonias. En cuanto a las aldeas, se cree que Tamujosa comenzaría a edificarse en torno a 1775, al igual que La Cruz y Buenos Aires, que Sánchez-Batalla apunta a su establecimiento desde el comienzo de la colonia, aunque no estaría en uso hasta unos años después.
No olvidemos el importante componente de improvisación que existió en esta colonia, al igual que en las demás, dada la premura y precipitada llegada de colonos alistados por el coronel bávaro Thürriegel, por lo que, un problema al que Ondeano va a tener que hacer frente, tras su ascenso a la intendencia después de Olavide, es reconstruir muchas de las edificaciones que, por la calidad de materiales y las técnicas de construcción apresuradas, se habían venido abajo o estaban en serio riesgo de hacerlo. Para mediados de la década de los años 80 del siglo XVIII, Ondeano ya había recibido múltiples quejas desde Aldeaquemada por el mal estado de las casas, pero, a partir de 1786 la situación torna a dramática tras derrumbarse la casa de Pablo Espilg, así como la inminente caída de la casa de Teresa Mesmerin. En mayo de este mismo año, el propio Ondeano visitaría la colonia con el fin de evaluar el estado de las viviendas, y, entre ellas, las de la Aldea de Buenos Aires y la iglesia provisional que resultaba indecorosa para el culto dado su estado. Además, tienen problemas con la cubierta de la posada y la estructura del pósito, que debe ser apuntalado y parte del grano guardado en el sótano de la casa del colono José Riout.
Al año siguiente, en 1787, la situación continúa, dándose pie a demoliciones preventivas y a la reutilización de los materiales aptos de los escombros para llevar a cabo ciertas reconstrucciones. Por ejemplo, el caso de la aldea de Buenos Aires, que entre febrero y diciembre de 1788, comienza a ser desocupada, no sin resistencia de sus habitantes, a pesar de su estado ruinoso, para trasladarse Aldeaquemada.
De igual manera, la segunda de las aldeas de la feligresía, Tamujosa, había desaparecido en torno a 1793, cuestión que explica que, tanto esta como Buenos Aires no aparezcan en la cartografía de Joseph de Ampudia y Valdés que se realizó entre 1792 y 1797 (SANCHEZ-BATALLA, 1994: 276). En cuanto a la Aldea de la Cruz, se sabe que su demolición se realizó en 1807, casi simultáneamente con la vecina aldea de Mojón Blanco, siendo de las tres aldeas de la feligresía la que más duración tiene en su ocupación.
El poblamiento en Aldeaquemada: tipología y jerarquía de asentamientos
Así pues, vamos a hacer alusión al mapa (Mapa 3), resultado de georreferenciar en el SIG todos los elementos que hacen referencia a distintas tipologías de poblamientos según el plano topográfico de Ampudia y Valdés (1792-1797), además de otras estructuras asociadas al proceso de colonización de 1767, como los molinos, o elementos prexistentes, como la Venta Antigua. Esta cartografía representa la realidad territorial de un momento histórico concreto, muy útil para tener una imagen de un instante, en términos cronológicos, pero no representa la complejidad territorial en todo su proceso histórico, como veremos a continuación.
MAPA 3. Tipología de hábitat y parcelario de suertes representadas por Joseph de Ampudia y Valdés (1792-1797) sobre el actual modelo digital del terreno
Fuente: elaborado por el autor con Qgis 3.10
En cuanto a las estructuras que eran prexistentes a la firma del Fuero, que formaban parte de la presencia humana de Sierra Morena, sin ser una gran concentración poblacional, significaban zonas habitadas. Es el caso de la llamada Venta Antigua, perteneciente al Marqués de Santisteban del Puerto, vinculada a un ramal de época romana dado que mapas topográficos posteriores al de Ampudia y Valdés, como el de la 1º edición del MTN50 (1890-1900) del visor web IBERPIX, la ubican muy próxima a la misma. En el mapa de Ampudia y Valdés vemos como se ubica al norte del Camino Real hacia Santa Elena, en el interior de la suerte 171, al margen del río que se llama de la Encomienda, y que hoy corresponde al Guarrizas. Actualmente, encontramos en el Mapa Topográfico Nacional consultado en el visor web IBERPIX varios topónimos por el entorno de la población de Aldeaquemada que hacen referencia a la presencia de la venta a la que nos referimos, tales como el Camino de la Venta y casa de la Venta. Otro ejemplo es el Chortal, una cortijada que, antes del proceso colonial, se dedicaba a la explotación de vides, olivar y huertas, y pertenecía al término de Vilches. Al igual que el caso anterior, se conservan topónimos actualmente que atestiguan la presencia de esta edificación, siendo homónimos, tanto la ladera más cercana a las actuales ruinas como el arroyo que discurre dirección oeste-este, por el sur de la estructura.
En lo que se refiere al poblamiento que surge del proceso colonial, analizaremos, en primer lugar, las estructuras habitacionales que llamamos dispersas o diseminadas en el terreno agrícola, que se organizaron en torno a dos departamentos desde la misma fundación de Aldeaquemada, modelo pionero al que Olavide, en un principio, dio prioridad. El artículo VII del Fuero de población establece el método y sistema de asentamiento preferiblemente disperso, exponiendo que:
“Será libre al Superintendente establecer estas casas, contiguas unas a otras, o inmediatas a la hacienda que se asigne a cada Poblador; para que la tenga cercana, y la pueda cerrar y cultivar, sin perder tiempo en ir y venir a las labores, adoptando con preferencia este último método, siempre que la situación del terreno lo permita, o facilite” (PÉREZ-SCHMID FERNÁNDEZ, 2019: 375).
En efecto, contamos con datos que afirman que el número de casas, en los primeros años, diseminadas por las suertes, era superior al de los núcleos de hábitat concentrado de la feligresía de Aldeaquemada. Según Sánchez-Batalla (1996: 214), para el año 1774, había contabilizadas sobre las suertes 70 viviendas, y solo 28 en núcleos concentrados, en este caso, únicamente en Aldeaquemada. El siguiente registro es para 1789, donde vemos que la tendencia se invierte, siendo el número de casas en suertes solo 5, y en aldeas y población principal, 33 y 35, respectivamente. El siguiente momento del que puede extraerse información para comprender el hábitat disperso lo observamos en el mapa de Ampudia y Valdés de 1792-1797.
En este momento, con respecto a lo anterior, observamos un aumento del número de hábitats diseminados sobre las suertes, de 5 hasta 16, ocupando las parcelas que tienen los números: 173, 171, 71, 174, 54, 53, 22, 17, 157, 84, 48, 88, 147, 112, 140 y 69. Este aumento en el número de casas dispersas entre 1789 hasta el momento que se traza el mapa es aparentemente extraño, ya que sabemos que la tendencia de la población es la de la agrupación en los núcleos principales, por lo que podría pensarse que Ampudia y Valdés reflejó en su cartografía tanto hábitats en uso como en ruinas. A día de hoy es complicado observar a nivel de cartografía, vista aérea o sobre el terreno, los restos de estas estructuras diseminadas debido a que el estado en el que se encontraban muchas de ellas a los pocos años de iniciarse la colonización era ruinoso, siendo necesaria la reparación o directamente su demolición, y los propios materiales de construcción que fueran útiles y no perecederos se usaban para las nuevas edificaciones en el núcleo de Aldeaquemada, cuando los colonos decidían trasladarse desde su suerte hasta algún núcleo de población.
Otra cuestión que sería importante tratar en este punto es el tema de los molinos. Aun no siendo estructuras de vivienda, forman parte del hábitat disperso por estar directamente relacionados con tareas que sustentan la forma de vida de los colonos. La información que podemos extraer del Fuero de Población sobre estas edificaciones se recoge en los artículos XVII, LXX y LXXI (PÉREZ-SCHMID FERNÁNDEZ, 2019: 376 y 383).
En el artículo XVII establece los principios de la construcción de molinos o tinglados para la saca del agua:
“(…) deberán las mismas Poblaciones de un Concejo establecer Molinos, u otros artefactos, ya sean de Agua, o de Viento, los cuales será lícito fabricar en los parajes más convenientes sin perjudicar a tercero” (PÉREZ-SCHMID FERNÁNDEZ, 2019: 376).
Es decir, se hace referencia a que es legal la fabricación de molinos sobre el espacio de la feligresía que mejor se estime para la mecánica del mismo siendo, en nuestro caso de estudio, de tipo hidráulico, ya que todos están asociados a un curso de agua para su funcionamiento.
En el artículo LXX hay una referencia general a la construcción de molinos por la comunidad de colonos:
“Los Pobladores de cada feligresía o Concejo, serán obligados a ayudar a la construcción de Iglesias, Casas Capitulares, Cárceles, Hornos, y Molinos, como destinados a la utilidad común; y en lo sucesivo concurrirán a la reparación en falta de caudales comunes” (PÉREZ-SCHMID FERNÁNDEZ, 2019: 383).
Aquí se explica que son los propios colonos los que deben encargarse de la construcción y reparación (en caso de que fuera preciso por falta de fondos) de esta infraestructura.
Por último, el artículo LXXI señala que el usufructo o explotación del molino repercutirá en los propios del concejo: “Los productos de Horno y Molino, quedarán destinados para Propios del Concejo (…)” (PÉREZ-SCHMID FERNÁNDEZ, 2019: 383).
En nuestro caso de estudio, hemos podido determinar la existencia de tres molinos. El primero, y probablemente el mejor conocido por estar ubicado en las proximidades del lugar más emblemático del actual término municipal, es el de la Cimbarra. Ampudia y Valdés no lo ubica en su cartografía, pero sabemos que esta infraestructura se encuentra junto al río Guarrizas, tras el salto de agua de la Cimbarra, y debió pertenecer al periodo colonial de Aldeaquemada, dada la tipología constructiva y su clara vinculación con la actividad agrícola en la molienda del trigo. Actualmente, buena parte de la construcción se conserva en pie, pudiendo observarse los habitáculos y las piedras volandera y durmiente (PÉREZ-SCHMID FERNÁNDEZ, 2016: 24).
El segundo caso está localizado al margen del arroyo del Chortal, junto al cortijo que ya habíamos citado de su existencia previa. Este molino se ha ubicado en el Mapa 3 en base a la observación de la cartografía de Ampudia y Valdés, que sí lo menciona, y la correspondencia de unos restos murarios que pueden apreciarse a nivel de vista satélite, pero sería preciso una visita de campo para confirmar la posible ubicación dado que, a nivel de toponimia, los mapas topográficos de la 1º edición del MTN50 (1890-1900) y los actuales no arrojan mención sobre la ubicación de un molino por esa zona.
Por último, vamos a hacer mención a otro que Ampudia y Valdés ubica dentro de la suerte nº 29, al norte del Camino Real Antiguo, al este del río de la Encomienda. En el Mapa 3, este molino se ha ubicado también en base a la información del mapa de Ampudia y Valdés, pero, en este caso, no es posible observar edificaciones ni en vista aérea ni referencias toponímicas en cartografías más modernas, y convendría un estudio sobre el terreno. Cabe la posibilidad de que, o bien la estructura ha sido desmantelada, o bien Ampudia sitúa de manera errónea este molino, confundiéndolo con otro que existe un poco más al norte y se nutre del mismo caudal de agua. Nos referimos al caso del Sotillo, ubicado junto a la cortijada de la Aliseda, fuera de la feligresía de Aldeaquemada. Según podemos observar en cartografías posteriores, como en la 1º edición MTN50 (1890-1900), vemos que lo marca dentro de los límites de Aldeaquemada, infraestructura que pudiera ser el molino que estuvo en uso en la etapa colonial de la feligresía. En todo caso, sería aconsejable el estudio sobre el terreno dado que, en la toponimia actual de los mapas topográficos no se menciona, y a nivel de vista satélite se hace imposible su identificación dada la importante densidad de la cobertura vegetal arbórea y arbustiva en la zona.
A continuación, vamos a hacer referencia a las estructuras de hábitat que se encuentran dentro del tipo agrupado, o concentrado, y que reciben la denominación de aldeas. Como ya se hizo alusión anteriormente, las aldeas de la feligresía de Aldeaquemada son la de La Cruz, localizada al norte de la población principal, sobre el camino homónimo a la aldea; Buenos aires, al sur del camino del Castellar de la Mata; y Tamujosa, junto al arroyo que lleva su mismo nombre. En la actualidad ninguna de estas aldeas está en pie, habiéndose recurrido a distintas técnicas para conseguir la ubicación georreferenciada que se muestra en el Mapa 3.
En primer lugar, vamos a hacer mención al caso de la Aldea de la Cruz. Su posición en la cartografía temática ha sido posible gracias a la de Ampudia y Valdés, ya que, no solo nos la sitúa sobre un tramo específico del camino de la Cruz, sino que también nos ofrece la planimetría de la aldea, que responde a un modelo urbanístico que se repite en otras feligresías como el caso de Aldeahermosa (feligresía de Montizón) o en la manzana de la plaza de los toros de La Carolina (QUEVEDO ROJAS, 2017). En la ortofotografía, tal y como puede observarse en el Mapa 4, no somos capaces de discernir donde podrían estar ubicados los restos que pudieran quedar en superficie de esta aldea, por lo que se decide usar los mapas LIDAR del Centro Nacional de Información Geográfica (Mapa 5) para observar las anomalías que evidencian cambios en las texturas del terreno, cosa que nos aproxima a la que fue la ubicación de la Aldea de la Cruz.
MAPA 4. Ortofotografía actual del Camino de la Santa Cruz con la ubicación del parcelario urbano georreferenciado a partir de la cartografía de Ampudia y Valdés
Fuente: elaborado por el autor con Qgis 3.10
Siguiendo a Sánchez-Batalla (1991:67), sabemos que las aldeas de La Cruz, Buenos Aires y Tamujosa empezaron a funcionar como estructura de hábitat a partir de 1775, significando el inicio de un proceso por el que la tendencia de la población es pasar de hábitat disperso en las suertes, al agrupado en las aldeas y la población principal. El caso de la Aldea de la Cruz, es el más longevo en el tiempo, ya que su uso es duradero hasta el año 1807, siendo el único caso que se menciona en la cartografía de Ampudia y Valdés. Según Pérez-Schmid Fernández (2019: 83), para el año 1775, esta aldea tiene la denominación de la Herradura, seguramente en referencia al camino que atraviesa el conjunto, que ya existiría antes de la fundación de la misma. Con el paso del tiempo, y ya bajo la denominación de La Cruz, el nombre se impone también al camino, hecho que se ha mantenido hasta nuestros días en mayor medida, denominándose camino de la Santa Cruz. En cuanto a la aldea, no se encuentra ninguna referencia a esta, ni en mapas de la 1º edición del MTN50 (1890-1900) ni en mapas actuales.
MAPA 5. Imagen LIDAR que muestra un promontorio a ambos lados del camino en un espacio semejante al que nos muestra la cartografía de Ampudia y Valdés
Fuente: elaborado por el autor con Qgis 3.10
El segundo caso a tratar es la de Buenos Aires. Ya hemos comentado que su uso arranca desde el año 1775, y su abandono se realiza de manera progresiva hasta que, en torno a 1793, se desocupa de manera definitiva, siendo desmantelada para usar los materiales de construcción en las casas de los colonos que se trasladan a Aldeaquemada. Es por este motivo por el que no aparece en la cartografía de Ampudia y Valdés de 1792-1797. Son varias las denominaciones que recibe este núcleo, en 1775 recibe el nombre de Aldea Martin (PÉREZ-SCHMID FERNÁNDEZ, 2019: 83), en referencia al arroyo que discurre en las proximidades, al sur. Posteriormente, tal y como podemos apreciar en la cartografía de la 1º edición del MTN50 (1890-1900), a 1 kilómetro aproximadamente al este de Aldeaquemada, aparece el topónimo de Ruinas de la Aldehuela, otra de sus denominaciones que nos ha posibilitado su ubicación sobre un promontorio junto al camino actual del Navazo.
A vista satélite es difícil observar los restos sobre el terreno (Mapa 6), siendo posible cuando la cobertura de la vegetación rasera es más densa y verdosa, en los meses de otoño e invierno, hecho que hace que se evidencien algunos montículos de derrumbes. Por tanto, para este caso también hemos recurrido a las imágenes LIDAR (Mapa 7) del Centro Nacional de Información Geográfica con el fin de observar los resaltes y anomalías del terreno.
MAPA 6. Ortofotografía actual del promontorio del Camino del Navazo donde se ubican los restos de la Aldea de Buenos Aires
Fuente: elaborado por el autor con Qgis 3.10
MAPA 7. Imagen LIDAR que muestra los restos de la plaza central y los límites del parcelario urbano de la Aldea de Buenos Aires
Fuente: elaborado por el autor con Qgis 3.10
El tercer y último caso dentro de esta sección lo dedicamos a la Aldea de la Tamujosa, cuya fecha de fundación y abandono coincide con la de Buenos Aires, por este motivo, tampoco la representa Ampudia en su cartografía de 1792-1797. La ubicación que se muestra de esta aldea en el anterior Mapa 3 es revisable, ya que se ha establecido en base a unos restos murarios que se conocen en ese espacio, cercanos a un pozo qué, dada su tipología constructiva, pudo ser de época colonial (Mapa 8). La teoría de que lo que queda de un habitáculo formaran parte de la Aldea de la Tamujosa se apoyan también en la cercanía de un arroyo al sur que lleva este mismo nombre en mapas posteriores, además de la proximidad del camino de Sant Esteban, citado en los mapas de Ampudia y Valdés, y que discurre desde el sur de la feligresía hasta llegar a Aldeaquemada. Pero, esta teoría precisa de revisión, ya que, lo que se observa en superficie es únicamente un habitáculo aislado, que pudiera estar asociado a otras actividades agro-ganaderas, pero ningún resto de otros muros que puedan dar pistas de que exista un conjunto con una lógica urbanística, plaza central, etc.; como pasaba con los casos de aldeas anteriormente explicados.
MAPA 8. Ortofotografía actual de la posible ubicación de la Aldea de la Tamujosa en base a las ruinas que se muestran en detalle a la derecha del mapa
Fuente: elaborado por el autor con Qgis 3.10
Finalmente, vamos a hacer una aproximación al núcleo que encabeza la feligresía. El núcleo de Aldeaquemada, se ubica en el interior de una hondonada rodeado por una serie de suaves elevaciones que enmarcan un espacio de vega recorrido por cursos de agua permanentes y estacionales. Estas elevaciones que enmarcan a la población son (según IBERPIX), por el oeste, el Cerro de la venta; por el norte, el Collado y el Cerrillo; por el oeste, el cerro de la Aldehuela; y por el sur, Las Posadas, Huerta de los Terrenos y los Rincones. En cuanto a los cursos de agua, el que más entidad tienen es el Guarrizas, que circula a menos de un kilómetro en dirección sur; pero, los que más se vinculan a Aldeaquemada por su cercanía son el arroyo de las Posaderas, que discurre en dirección norte-sur, al este de Aldeaquemada, hasta dar a parar al Guarrizas, y el arroyo del Viejo. Esta concentración de confluencias de cursos de agua, permanentes y estacionales, unido al hecho de que Aldeaquemada se ubica en una de las zonas donde menos pendientes se registran de toda la feligresía (Mapa 9), podría ser uno de los motivos por los que el visitador Pérez Valiente tachaba a este lugar de mal sano, ya que, la falta de pendiente del terreno, unido a la impermeabilidad del sustrato edafológico, podría hacer proclive a la acumulación de grandes concentraciones de agua en la zona en caso de darse episodios de intensas precipitaciones, cosa que daría pie a la proliferación de aguas estadizas.
MAPA 9. Mapa de pendientes del territorio de Aldeaquemada
Fuente: elaborado por el autor con Qgis 3.10
Aun así, ya hemos visto que la colonia, pese a las críticas del visitador del Consejo de Castilla, continúa con su evolución, sin entrar a comentar los problemas de derrumbe y ruina de muchas de las estructuras de vivienda con las que tienen que hacer frente, tanto la superintendencia en tiempos de Olavide como la intendencia en la etapa de Ondeano. El núcleo de población de Aldeaquemada es testimonio de un proceso de agrupación cuya tendencia es la aglomeración de población que vive en un primer momento dispersa por las suertes y aldeas, para, progresivamente, agruparse en el espacio central de la feligresía. Según comentábamos anteriormente, el núcleo de Aldeaquemada registraba un total de 28 viviendas de colonos, incrementándose a 35 en 1789, y, según podemos ver en la cartografía de Ampudia y Valdés, el número de casas de colonos que podemos contar sobre la planimetría urbana es de 50. Así pues, vemos que existe una tendencia al alza en el incremento de espacios de hábitat para los pobladores en Aldeaquemada, en detrimento del hábitat disperso y aldeano que se llevaba realizando desde la segunda mitad de los años 1780, con la crisis del mal estado de muchas viviendas de la feligresía. Ampudia y Valdés atestigua en su cartografía ese momento en el que empieza a culminar el proceso de agrupación, ya que, dos de las tres aldeas ya habían desaparecido, y es probable que muchas de las estructuras de hábitat disperso que aparecen representadas también estuvieran ya en desuso.
En lo referente a la planimetría, vemos cómo las líneas maestras de Aldeaquemada surgen en la intersección de la actual avenida de Andalucía (norte-sur), con la calle que corresponde al tramo de carretera J-6100 que va desde Santa Elena hasta Castilla-La Mancha (oeste-este), atravesando el actual casco urbano, a excepción de una parte peatonal ubicada en la actual plaza de la Constitución. Sabemos que estos trazados se hacían para ser tomados como referencia, no solo para la planificación urbana, sino también, a la hora de planificar el trazado y dirección de las suertes, ya que estas siguen el mismo módulo.
Agrimensores e ingenieros militares proyectaron este modelo de planificación, siempre que fuera posible por las condiciones topográficas, con los ejes colocadas en dirección de los puntos cardinales. Este hecho se aprecia de una manera muy clara en la planificación de estos paralelos y perpendiculares en Aldeaquemada, en sus suertes y en el urbanismo de la población principal, pero en el Mapa 10 podemos observar un matiz. Cuando trazamos en el SIG, estos elementos planimétricos, observamos que la línea norte-sur se desvías 7’3º al oeste (por ello está expresado en valores negativos) con respecto a la línea del norte geográfico. Este hecho nos puede llevar a pensar que, entre otros elementos de planificación de las líneas maestras sobre el terreno, contaron con una brújula para trazar dichas líneas, por lo que, este valor de variación de grados con respecto al norte geográfico, podría estar respondiendo a la declinación magnética que sufriría la brújula para las fechas en las que se estaba llevando a cabo la planificación de Aldeaquemada a pie de campo. Esta teoría podría ser aplicada a otras feligresías cuya planificación en cuanto a suertes y trazado urbano sigan los puntos cardinales para descartarla o afianzarla, e incluso, poder observar cuales son los elementos que se utilizan como limitantes y condicionantes a la hora de trazar estas orientaciones maestras.
MAPA 10. Parcelario urbano de Aldeaquemada trazado en base a la cartografía de Ampudia y Valdés (1792-1797) sobre el actual modelo digital del terreno
Fuente: elaborado por el autor con Qgis 3.10
Conclusiones
A lo largo de este trabajo, se han presentado una serie de cartografías digitales que han servido como punto de referencia a la hora de llevar a cabo una serie de análisis del espacio geográfico objeto de estudio, incidiendo en la cuestión relativa al poblamiento, jerarquía de asentamiento y la interrelación de este con los recursos naturales y características del terreno. La elaboración de estos mapas ha sido posible gracias al volcado de información geo-histórica de distinta procedencia, desde la cartografía histórica obra del ingeniero militar Joseph de Ampudia y Valdés (1792-1797), de donde se obtienen estos elementos poblacionales, su morfología y posicionamiento en el espacio de la feligresía; y la información geográfica usada como base cartográfica, obtenida de las webs institucionales anteriormente citadas, y editada según las necesidades de visualización. Además, ha sido fundamental el uso de series cartográficas modernas, ortofotografías e imágenes LIDAR que encontramos en el visor web IBERPIX y en el Centro Nacional de Información Geográfica para precisar la ubicación de la manera más precisa posible de estos elementos de interés poblacional, en especial las aldeas, como hemos visto.
El SIG, por tanto, ha actuado como matriz y sustento sobre el que se ha construido este estudio combinando enfoques propios de la geohistoria, con otros provenientes de las ramas técnicas; y todo ello aplicado al análisis e interpretación del territorio con el fin de reconstruir los procesos que explican la conformación y desarrollo de Aldeaquemada, en el contexto de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía. Es por ello que este trabajo constituye un buen ejemplo de cómo puede ser abordado un estudio de carácter histórico desde un enfoque multidisciplinar, donde las bases de las Humanidades Digitales han tenido un importante papel en todo el proceso de trabajo.
Tal y como se apuntó al inicio, estos resultados que se han presentado forman parte de una investigación de mayor extensión que se elaboró fruto de un trabajo académico de Fin de Grado. No solo se analizaba la cuestión relativa al poblamiento y la jerarquía de asentamientos, sino que también se ahondó en la descripción y explicación histórica de las vías de comunicación que articulan esta feligresía, así como un análisis del parcelario agrícola atendiendo a la propiedad de las suertes, tipologías de cultivos, dimensiones y relación con los recursos hidrológicos, y características del suelo.
Los resultados que aquí se presentan, como los que se obtuvieron en el dicho trabajo académico, son algunos de los ejemplos que sirven para justificar el enorme potencial que siguen teniendo las fuentes documentales cartográficas resultantes de este proceso colonial del siglo XVIII, siendo analizadas con las herramientas de la información geográfica.
Bibliografía
Fuentes primarias
AMPUDIA Y VALDÉS, J., (1792-1797). Plano topográfico de la feligresía de Aldeaquemada. Centro Geográfico del Ejército, Sig. A.G-T. 5-C. 4-100.
Fuentes secundarias
FERNÁNDEZ GARCÍA, J., (2007). Jaén en el siglo XVIII, Jaén: UJA Editorial.
PÉREZ-SCHMID FERNÁNDEZ, F. J., (2016). Guía histórico-artística de la colonia de Aldeaquemada, Jaén: Excelentísimo Ayuntamiento de Aldeaquemada y Diputación de Jaén.
PÉREZ-SCHMID FERNÁNDEZ, F. J., (2019). Colonos y propietarios de las nuevas poblaciones de Sierra Morena durante la Edad Moderna (Tesis de doctorado en Historia). Universidad de Jaén: Jaén.
QUEVEDO ROJAS, C., (2017). Aproximación al urbanismo ideal del siglo XVIII. Las nuevas poblaciones de colonización en Andalucía (Tesis Doctoral en Arquitectura). Universidad de Sevilla: Sevilla.
SANCHEZ-BATALLA MARTÍNEZ, C., (1991). “Aldeaquemada, Colonia de Carlos III”. En M. AVILÉS GUERRERO y G. SENA (Coords.), Nuevas poblaciones en la España moderna, Seminario de Estudios Carolinenses (pp. 65-80). Córdoba: Universidad Nacional de Educación a Distancia.
SÁNCHEZ-BATALLA MARTÍNEZ, C., (1994). “La Carolina y las Nuevas Poblaciones en la cartografía de la época”. En Las Nuevas Poblaciones de España y América. Actas del V congreso histórico sobre Nuevas Poblaciones. Córdoba: Consejería de Cultura. Junta de Andalucía, pp. 277-302.
SANCHEZ-BATALLA MARTÍNEZ, C., (1996). “Ondeano, reconstructor de Aldeaquemada (1776-1794)”. Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, Nº 162, 3, pp.1595-1617.
Recursos web:
https://centrodedescargas.cnig.es/CentroDescargas/index.jsp (27/12/2021)
http://www.ign.es/iberpix2/visor/ (27/12/2021)
[1] Esta publicación es parte del proyecto de I+D+i, PID2019-110225GB-I00, financiado por MCIN/ AEI/10.13039/501100011033/ y del grupo de investigación HUM155: Laboratorio de Experimentación Espacial (LabE2) de la Universidad de Jaén.
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