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Pasado Abierto. Revista del CEHis. Nº21. Mar del Plata. Enero-junio de 2025.
ISSN Nº2451-6961. http://fh.mdp.edu.ar/revistas/index.php/pasadoabierto
Perspectivas historiográficas y metodológicas en la Historia de la educación argentina
Balances y proyecciones
Sebastián Perrupato
Universidad Nacional de Mar del Plata, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina
ARK CAICYT: https://id.caicyt.gov.ar/ark:/s24516961/ard36zwuf
Cuando empezamos a pensar este dossier resonaban a nuestra mente una y otra vez algunas preguntas: ¿Vale la pena una reflexión epistémica sobre la historia de la educación? ¿Es realmente necesario un análisis de las producciones académicas del campo? La respuesta automática y casi caprichosa fue sí, obviamente. Quizás por el propio ego de querer saldar esa deuda intelectual de quienes hacemos Historia de la educación y queremos mostrar que lo que hacemos realmente tiene un sentido. Pero si ahondamos un poco empezamos a pensar que el significado es mucho más profundo y corre en paralelo sobre diferentes aristas que es necesario transitar para comprender la motivación.
En primer lugar, deberíamos aclarar que la Historia de la educación es un campo en el que convergen múltiples disciplinas. Fundamentalmente dos, la historia y las Ciencias de la Educación o las Ciencias de la educación y la historia según el interlocutor. Pero también, se atraviesan otros campos que son constitutivos de su identidad, la filosofía, la sociología, la economía, y un sinfín de etcéteras que buscan complejizar las miradas sobre el fenómeno educativo situado contextualmente. Esto conlleva un esfuerzo dialógico que es necesario ejercitar. Apropiarnos de los léxicos, métodos y formas de construir objetos de otras disciplinas es siempre un ejercicio difícil y frecuentemente detestado. De aquí que pensar las formas en que los investigadores del campo lo hacen contribuye a la consolidación de un campo, formas, métodos y posicionamientos que abren la posibilidad de pensar trans e interdisciplinariamente.
En segundo lugar, debemos señalar el desarrollo que ha tenido el campo disciplinar. La historia de la educación en la Argentina ha sostenido en los últimos años un nivel de producción intenso que la ha convertido en un significativo espacio de desarrollo profesional. Sociedades y Centros de Investigación se suman a las cada vez más jornadas, congresos, seminarios y reuniones científicas y a las innumerables publicaciones y tesis que asumen la historia de la educación como un enfoque propio. Hace más de veinticinco años uno de los precursores del análisis historiográfico sobre el campo señalaba que en la Argentina la historiografía educativa atravesaba por un momento de intensa producción, de superación cualitativa en lo analítico y de diversificación de su objeto de estudio (Ascolani, 1998). Esto se ha incrementado en los últimos años donde se ha contribuido desde diferentes áreas su desarrollo (Arata y Southwell, 2014) y donde comienzan a aparecer los primeros estudios que buscan una reflexión epistémica de la disciplina (Ascolani, 2012; Pineau y Arata 2019; Arata y Southwell, 2014; Perrupato, 2024).
Sin embargo, estos estudios aún están en ciernes. La necesidad de un ejercicio de evaluación historiográfica que abra la posibilidad de nuevos estudios, al tiempo que favorezca su problematización (Hofstetter, Fontaine, Huitric y Picard, 2014), sigue siendo no solo una preocupación sino también un compromiso ético y político que obliga a quienes hacemos historia de la educación a volver sobre nuestros pasos para construir formas alternativas de pensar nuestro pasado educativo.
Es en este sentido que opera la tercera respuesta a la pregunta inicial. La producción científica argentina fue -y sigue yendo en muchos sentidos- de la mano de la producción que desarrollan las distintas universidades a lo largo y ancho del país. La historia de la educación no es la excepción. De aquí que pensar la producción historiográfica requiera ahondar en aquellas perspectivas y saberes que se tejen al interior del país. Sabemos mucho de las propuestas que se gestan desde el “centro” de la república, pero solemos olvidar las construcciones que se tejen en el interior y que contribuyen a pensarnos en una epistemología federal para la historia de la educación.
La idea de pensar una epistemología federal se construye en línea directa con aquellas epistemologías del sur que, como plantea Boaventura de Sousa Santos (2009), pretende trascender las visiones hegemónicas impuestas desde un “norte” que busca imponer sus modos de construcción histórica. De este modo, una epistemología federal implicaría ampliar las posibilidades de repensar la historia de la educación desde saberes y prácticas que tensionen la visión totalitaria del centro. En este escenario, las epistemologías federales aportan instrumentos teóricos y metodológicos que permiten comprender la historia más allá del leviatán estatalista que vuelve al estado objeto de toda construcción histórica[1].
La imposibilidad de despegarnos de este leviatán conlleva a centrar la historia de las construcciones educativas en las acciones estatalistas con su consecuente pérdida de vista de los actores particulares, como esas maestras de a pie, maestras rurales, las argumentaciones discursivas o microresistencias que se articularon alrededor de las particularidades locales donde lo global se tensiona y adquiere nuevos sentidos. Es en este sentido que es necesario pensar una historiografía que fomente los diálogos entre las diferentes formas de construcción de saberes enfatizando aquellas que buscan dar visibilidad a los pueblos y grupos sociales cuyas prácticas se edifican desde posiciones anónimas o anonimizadas, pero no por ello vacías de sentidos.
Finalmente, la última respuesta al interrogante inicial tiene que ver con la significativa vinculación entre la docencia y la investigación. En una conferencia que dio en la Argentina hace algunos años Anne Chartier (2008) se hacia la pregunta sobre el tipo de historia de la educación con la que debíamos formar docentes. La respuesta invitaba a pensar a los enseñantes como protagonistas de esa historia, a ser creadores de una realidad que los atravesaba y de la que eran parte, habitar esas memorias colectivas que nutren de sentidos la cultura escolar. En esta línea podríamos repreguntarnos ¿es necesaria una reflexión epistemológica dentro del campo de la enseñanza de la historia de la educación? Nuevamente la respuesta es sí.
Por un lado, pensar las formas en que construimos la enseñanza de la historia de la educación es sin dudas una tarea necesaria, nos ayuda a pensarnos a nosotros mismos en tanto constitutivos del vínculo simbiótico entre la docencia y la investigación, nos convierte en protagonistas, como señalaba Chartier. En definitiva, nos coloca frente a una reflexión didáctica que constituye los modos en los que hacemos docencia, cómo pensamos los saberes y los mecanismos de transposición.
Por otro lado, debemos señalar que la reflexión epistémica y metodológica es también una urgencia en la enseñanza de la historia de la educación. No basta con enseñar a contar leyes, ministerios o transformaciones educativas. La historia de la educación debe enseñar, como señala Joaquín Prats Cuevas retomando a Vilar, a “pensar históricamente” (2016) y esto incluye la reflexión epistémica y metodológica del campo. En definitiva, enseñar el oficio del historiador para generar sujetos críticos que sean capaces de reflexionar sobre sus propias prácticas también de manera contextual y situada. Enseñar el oficio del historiador es también una forma de construir historias locales, micro resistencias que tensionen la historia oficial y fomenten una epistemología federal.
Los ocho artículos que presentamos buscan contribuir a la reflexión del campo desde diferentes partes del país, atendiendo a la construcción de múltiples posicionamientos epistémicos y metodológicos con perspectiva federal. El primero de los trabajos que encontraremos lo llevan adelante, desde la Universidad Nacional del Centro y a partir de un proyecto particular, Jorgelina Mendez (UNiCen) y Natalia Vuksinic (UNICEN) y nos invita a “cambiar el lente” con el que miramos la realidad educativa en contexto, construir nuevas formas de leer los objetos integrando diversidad fuentes (documentales, orales y narrativas) y transitando diferentes escalas de análisis. En definitiva, cambiar el lente es una invitación a romper con miradas teleológicas asumiendo “un abordaje de la historia de la educación “desde” el sujeto”.
El trabajo de Daniel Duarte (UBA) se mete con un tema central para los que hacemos historia: la periodización. Como ha señalado Cuccuza (1996) hace ya varios años las periodizaciones en historia de la educación reproducen las demarcaciones tradicionales de la historia, con una marcada tendencia a la historia política. Desde una mirada diferente, la propuesta de este artículo abre la posibilidad a pensar periodizaciones alternativas que sean capaces de ampliar las miradas e incursionar en aspectos relegados por la historiografía tradicional a fin de trazar pinceladas para generar periodizaciones que permitan “comprender la multicausalidad histórica a la que se somete cada caso en particular”.
Por su parte, Mara Petitti (UNER) y Laura Rodríguez (UNLP) nos invitan a revisitar la escuela rural al interior de las provincias argentinas. Un objeto indispensable si se pretende romper con la visión teleológica del leviatán ¿Qué les pasaba a estos sujetos excluidos? ¿Cómo era la formación de sus maestras? ¿Cuál fue la expansión y su uniformidad (o no) sobre el territorio? Son preguntas aún pendientes y que el trabajo de las autoras pone de relieve. De este modo, el estudio historiográfico evidencia la necesidad de estudios que complejicen la educación rural y sean capaces de atender a la heterogeneidad del territorio argentino.
La historiografía tradicional ha dejado de lado consecuentemente las producciones historiográficas que se desarrollan en los puntos más extremos de la república, es la tensión centro-periferia que consagra la producción de la historia estatalista. Desde el sur de la república, el trabajo de Dina Rozas (UNPA) y Milagros Pierini (UNPA) pone en evidencia que la producción historiográfica local está viva y goza de una extensa trayectoria. Las autoras analizan la producción de conocimiento sobre la educación santacruceña en los últimos veinte años, de este modo el artículo demuestra “la magnitud de aportes producidos en un contexto que presentaba múltiples escollos para la producción del conocimiento”.
Hablar sobre historia argentina sin considerar el peronismo es sin dudas una tarea impensable. Como ha señalado el célebre historiador Samuel Amaral (2001) “el problema -historiográfico- de la argentina es el peronismo” de aquí que el dossier no estaría completo si no incluyera un estudio que aborde este problema historiográfico desde el campo de la educación. El trabajo de Sebastián Koc (UniCABA-UNA) incursiona en la labor de los investigadores en torno a la cuestión educativa durante el peronismo para detenerse especialmente en la Universidad obrera y en su legado sobre la formación técnica, un área poco frecuentada y trascendental para la comprensión de los sistemas universitarios actuales.
Como mencionamos anteriormente, la necesidad de pensar la historia de la educación desde la enseñanza es sin dudas fundamental para una reflexión epistémica del campo. Desde este lugar, el trabajo de Talia Meschiany (UNLP) nos invita a pensar las formas en que se diseñan los saberes, la definición de las cajas curriculares y las decisiones didácticas al interior de las cátedras de historia de la educación del país, para luego ahondar en un estudio de caso sobre la Universidad Nacional de La Plata. Las conclusiones del trabajo son sumamente ricas y nos invitan a buscar “un enfoque que dialogue más intensamente con el campo de la didáctica para afrontar la tensión constitutiva que (…) da forma al “doble rostro” de la Historia de la Educación”.
Una nueva epistemología se nutre de nuevos temas, pero también de nuevas formas de abordar viejos problemas. Nuevas miradas que nutren al campo y le dan un sentido mucho más abierto y democrático. Los últimos dos trabajos del dossier entran en esta línea. El artículo de Mercedes Barischetti (UNCu) retoma un tema que es propio de la nueva historia, la vinculación entre historia y memoria, en este caso, en torno al tema Malvinas. Con un enfoque innovador, la autora interpela la voz de las maestras desde sus propios relatos autobiográficos “como polo de tensión con la historia hegemónica”, para pensar desde allí las construcciones discursivas y las formas de enseñar el tema en el contexto.
Cierra el dossier un trabajo cuya temática parecería proyectar reminiscencias de la historia política tradicional. Sin embargo, los abordajes desde los que se construye la investigación resultan sumamente innovadores. A partir de un hecho incidental como fue el incendio del colegio del Salvador en 1875, Alejandro Herrero (USAL) analiza las construcciones discursivas de un personaje emblemático de la historia educativa argentina como fue Domingo Faustino Sarmiento. Este emblema lo obliga a dar cuenta -y poner en discusión- no solo de la historiografía sarmientina sino también de los trabajos sobre el jesuitismo en esta época. Así el texto se transforma en un excelente punto de partida para nuevas proyecciones historiográficas.
Presentar y debatir conocimientos producidos en las diferentes regiones de la Argentina supone una posibilidad de reflexión y diálogo que enriquece las miradas y construye otras nuevas posibles. Buscamos, de este modo, reconocer y validar el conocimiento producido desde diferentes ámbitos, por investigadores e investigadoras cuyos supuestos metodológicos y reflexivos en diálogo dan vida al campo. Construir saberes desde una epistemología federal implica otras(nuevas) metodologías de trabajo. Aprender desde las construcciones locales tensionando las miradas globales y teleológicas desafiando muchas veces la producción académica convencional.
Quisiera agradecer enormemente el trabajo de los eximios investigadores que han dedicado tiempo a las producciones historiográficas que componen el presente dossier. De igual modo, la labor de los evaluadores que desde la expertise en el campo contribuyeron a pensar cada artículo, con sugerencias y comentarios. La seriedad de todos los profesionales pone en evidencia no solo lo vivo del campo sino también la urgencia de una reflexión historiográfica que contribuya a pensar(nos) en la construcción de una historia de la educación federal.
Bibliografía
Acevedo Rodrigo, Ariadna (2019). Lo local, lo global y el persistente Leviatán. Las escalas en la historia de la educación. En Pineau, Pablo y Arata, Nicolas (coords.) Latinoamérica: la educación y su historia. Nuevos enfoques para su debate y enseñanza (pp. 103-117). Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires.
Amaral, Samuel (2001). De Perón a Perón (1955-1973). En De Marco, Miguel Angel (Coord.) Nueva historia de la Nación Argentina. Tomo VII (pp. 325-360). Buenos Aires: Planeta.
Arata, Nicolas y Southwell, Miriam (2014). Itinerarios de la historiografía educativa en Latinoamérica a comienzos del siglo XXI. En Southwell, Miriam y Arata Nicolas (Comps.) Ideas en la educación latinoamericana: un balance historiográfico (pp. 9-43). Buenos Aires: UNIPE.
Ascolani, Adrian (1998). Historiadores e Historia educacional Argentina: una mirada retrospectiva de su estado actual. Sarmiento Anuario galego de historia da educación, 2, pp. 217-226.
Ascolani, Adrian (2012). Actores, instituciones e ideas en la historiografía de la educación Argentina Educação, 35(1), pp. 42-53.
Chartier, Anne (2006) ¿Con qué historia de la educación debemos formar a los docentes?. Anuario De Historia De La Educación, (9). Recuperado a partir de https://www.saiehe.org.ar/anuario/revista/article/view/248
Cucuzza, Hector (1996). Historia de la Educación en debate. Madrid: Miño y Dávila.
Garcés, Luis (2015). Hitos. En Arata, Nicolas y Ayuso, Luz (Coords.) SAHE. 20 La formación de una comunidad intelectual (pp. 25-33). Buenos Aires: SAHE.
Hofstettera, Rita; Fontaineb, Alexander; Huitricc, Solenn y Picardc, Emmanuelle (2014). Mapping the discipline history of education. Paedagogica Historica, 50(6), pp. 871–880.
Perrupato, Sebastián (2024). De Cenicienta a princesa. Proyectos, métodos y líneas de investigación en la historia de la educación en la Argentina. Revista Mexicana de Historia de la Educación, 12(24), pp. 95-112.
Pineau Pablo y Arata Nicolas (2019) Latinoamérica: la educación y su historia. Nuevos enfoques para su debate y enseñanza. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires.
Prats Cuevas, Joaquin (2016) Discursos pronunciados en el Acto de Investidura del profesor doctor D. Joaquín Prats Cuevas como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Murcia. Murcia.
Sousa Santos, Bounaventura (2009). Una epistemología del sur: la reinvención del conocimiento y la emancipación social. Buenos Aires: Siglo XXI.
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Sebastián Perrupato es profesor, licenciado, Magister y Doctor en Historia por la Universidad Nacional de Mar del Plata, donde desarrolla sus tareas como Investigador adjunto del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Es Doctor en Educación por la Universidad Nacional de Rosario y realizó estudios posdoctorales en la Universidad Nacional de Buenos Aires y en México. Se desempeña como docente en las cátedras de Historia Moderna y Didáctica General de la Facultad de Humanidades (UNMdP). Ha realizado especializaciones y másters en el campo de las Ciencias Sociales, de la educación y de la historia hispánica en el país y en el exterior. Sus líneas de investigación versan en torno a la Historia y la Didáctica de la Historia. Dicta cursos y seminarios de posgrado en el área en diversas universidades del país. Es director de proyectos de investigación y extensión financiados de la universidad donde trabaja y donde contribuye a la formación de recursos humanos con la dirección de tesistas y becarios. Ha participado en numerosos Congresos y Jornadas del área y cuenta con varias publicaciones en revistas científicas nacionales e internacionales.
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[1] Ariadna Acevedo Rodrigo (2019) ha señalado magistralmente la incidencia que tiene aun en la historiografía el paradigma estatalista.
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