Pasado Abierto. Revista del CEHis. Nº19. Mar del Plata. Enero-junio 2024.
ISSN Nº2451-6961. http://fh.mdp.edu.ar/revistas/index.php/pasadoabierto
“Turismo femenino”
Cambios y permanencias en la pedagogía para el ocio de las mujeres argentinas en los años 50: el caso de la guía Peuser
Mercedes González Bracco
Universidad Nacional de San Martín,
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina
Recibido: 01/03/2024
Aceptado: 20/04/2024
ARK CAICYT: http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s24516961/vonjgd9tm
Resumen
El presente trabajo se propone analizar la relación entre mujeres y turismo en la década de 1950 entendiendo que se trata de un momento bisagra entre el largo periodo conservador previo y la liberación que comienza a plasmarse más explícitamente a partir de la década siguiente. La hipótesis que acompaña este análisis es que el turismo también formó parte de este “compás de espera”, pudiendo observar en esta actividad las tensiones entre elementos tradicionales y otros novedosos. Para ello, tomamos como elemento empírico de referencia una serie de artículos de las guías Peuser de turismo de esta década incorporados en la sección de “Turismo femenino”. A pesar de la dificultad de trabajar con materiales dispersos y poco sistematizados, entendemos que el corpus seleccionado nos permite analizar esta sección de las guías como dispositivo de una pedagogía turística femenina. Para ello utilizamos los aportes teóricos de Raymond Williams, pudiendo a partir de ellos encontrar elementos dominantes, pero también otros alternativos o emergentes que dan cuenta de este momento de cambio en ciernes.
Palabras clave: turismo femenino, pedagogía turística femenina, década del 50, guías turísticas.
“Female tourism”
Changes and permanences in the leisure pedagogy of Argentine women in the 1950s: the case of the Peuser guide
Abstract
This paper aims to analyze the relationship between women and tourism in the 1950s, understanding that it is a pivotal moment between the long previous conservative period and the liberation that begins to take shape more explicitly from the following decade. The hypothesis that accompanies this analysis is that tourism was also part of this “waiting period”, being able to observe in this activity the tensions between traditional elements and other new ones. To do this, we take as an empirical reference element a series of articles from the Peuser tourism guides of this decade incorporated in the “Women's Tourism” section. Despite the difficulty of working with dispersed and poorly systematized materials, we understand that the selected corpus allows us to analyze this section of the guides as a device for a feminine tourist pedagogy. To do this we use the theoretical contributions of Raymond Williams, being able to find dominant elements from them, but also other alternative or emerging ones that account for this moment of change in the making.
Keywords: female tourism, feminine tourism pedagogy, 1950s, tourist guides.
“Turismo femenino”
Cambios y permanencias en la pedagogía para el ocio de las mujeres argentinas en los años 50: el caso de la guía Peuser
Introducción
Acercarnos a la vida cotidiana de las mujeres argentinas en la década de 1950 implica la indagación de una serie de modelos que comenzaban a trastocarse. Si bien gran parte de la literatura indica que el lugar reservado a las mujeres promovido durante estos años continuaba siendo conservador (principalmente como madres, esposas y ecónomas del hogar), también se destaca que la finalización de la 2° Guerra Mundial y la llegada del peronismo implicaron una serie de cambios políticos, sociales, económicos y culturales que repercutieron en los roles de género (Acha, 2013; Barry, 2004; Cosse, 2010; D’Andrea, 2014; Franco & Pulido, 1997; Gené, 2005; Milanesio, 2020; Plotkin, 2013).
En línea con estos cambios se advierte que, aun si la mayor parte de la propaganda gubernamental y los medios de prensa seguían mostrando a las mujeres abocadas a lugares preeminentemente domésticos y de reproducción, éstas aparecían en el ámbito público ocupando lugares nuevos, tanto de ocio como de trabajo. El cine de ficción fue una importante caja de resonancia de estas tensiones. Desde fines de los años 30, películas dirigidas por Manuel Romero como La rubia del camino (1938), Muchachas que estudian (1939), o Isabelita (1940) mostraron a la “chica moderna” (Morales, 2021). Este modelo, que se opone a la dicotomía melodramática tradicional de “esposa abnegada” vs. “mujer indecente”, resiste los encasillamientos y se conforma, por lo tanto, como un problema que llega hasta los años del peronismo de la mano de las comedias burguesas dirigidas por Carlos Schlieper con títulos como El retrato (1947), Esposa último modelo (1950) y Cosas de mujer (1951). Al respecto, Berardi explica que: “es una mujer de hogar que fuma y no sabe cocinar, que delega el cuidado del marido y los hijos, pero rechaza con decencia a los pretendientes. No obstante, se permite salir con hombres durante una separación conyugal” (2005: 126). En los films, el nudo dramático se desarrolla a partir de algún problema que justifica este comportamiento femenino “fuera de lugar”. Si bien los finales moralizantes de la época van a reubicar a la protagonista en su rol doméstico, las comedias “alocadas” de Schlieper abrieron representaciones inéditas sobre el ocio y el entretenimiento femenino. De acuerdo con Kelly Hopfenblatt (2016) estas actividades respondían a un clima social celebratorio acompañado de una liberación de la moral. Así, la protagonista de El Retrato,
“Luego de entretener a sus invitados en una fiesta cantando una samba se alternan en una ágil secuencia de montaje escenas donde la joven pasea en un yate rodeada de hombres, asiste a una modista, maneja autos a gran velocidad, juega al golf y toma champagne, mientras sobre estas imágenes se sobrepone su rostro feliz. La secuencia termina con la portada de un periódico que presenta una foto de ella con otro hombre bajo el titular ‘Joven dama de sociedad gana un concurso de bugui-bugui’” (202).
Muchas de estas tensiones en referencia a los nuevos roles también fueron relevadas por la literatura académica. Entre ellas, Plotkin (2013) destaca las inéditas esferas sociales conformadas por las unidades básicas femeninas donde muchas mujeres se educaban, aprendían oficios y participaban de la vida política. Kriger (2021), por su parte, presenta cortos cinematográficos oficiales que mostraban a las mujeres en roles laborales, políticos y deportivos. Milanesio (2020) recupera la impresión del momento de que las mujeres habían “tomado” el espacio público a partir de su participación en los consumos culturales que ofrecían las grandes ciudades: eran mayoría en cines, teatros y tiendas comerciales. Más cerca de nuestro enfoque, Schlüter (2008) también observa que las vacaciones fueron para las mujeres un momento de limitada, pero creciente, libertad. A través de medios de prensa, esta autora muestra cómo con el avance del siglo XX se proponían vestimentas y actividades que aflojaban de a poco el corset social previsto para el rol femenino.
Esta introducción da cuenta de cómo los cambios económicos, políticos y sociales que derivaron de la “democratización del bienestar”, analizada por Torre y Pastoriza (2014), también tensionaron la subjetividad femenina permitiendo pensar en nuevas formas de comportamiento, posibilidades de acción y modos de mostrarse. Si bien la mayor parte de los estudios mencionados recortan el periodo peronista (1946-1955), cabe preguntarse si este movimiento va más allá de los cortes meramente políticos y de qué modo va mutando y/o sedimentando. Es por ello que el presente trabajo se propone analizar la relación entre mujeres y turismo en la década de 1950 entendiendo que se trata de un momento bisagra entre el largo periodo conservador previo y la liberación que comienza a plasmarse más explícitamente a partir de la década siguiente (Cosse, 2010). La hipótesis que acompaña este análisis es que el turismo también formó parte de este “compás de espera”, pudiendo observar en esta actividad las tensiones entre elementos tradicionales y otros novedosos.
Para ello, tomamos como elemento empírico de referencia las guías Peuser de turismo de esta década, que incorporaron una sección de “Turismo femenino”. Este material resulta de interés debido a dos motivos principales. Por un lado, porque se trata de una guía que se publicó desde 1942 hasta 1970, pero la sección mencionada apareció sólo a partir de 1949 y desaparece en la década de 1960[1], lo que permite pensar en los años 50 como un momento de construcción y consolidación de nuevos imaginarios en las maneras de practicar el turismo por parte de las mujeres. Por otra parte, dado que la editorial Peuser fue afín al gobierno peronista[2], resulta interesante observar si esto tuvo algún impacto en la sección que nos interesa y qué ocurrió en los años posteriores al derrocamiento del gobierno.
De esta manera, exploraremos las guías como dispositivo de una pedagogía turística femenina valiéndonos de los aportes teóricos de Williams (2009). Desde una mirada marxista sobre la teoría cultural, este autor revisita el concepto de hegemonía, proponiendo que resulta más explicativo que los de ideología o superestructura, ya que va más allá de las ideas tradicionales de manipulación o adoctrinamiento, pues:
“Es todo un cuerpo de prácticas y expectativas en relación con la totalidad de la vida: nuestros sentidos y dosis de energía, las percepciones definidas que tenemos de nosotros mismos y de nuestro mundo. Es un sistema vivido de significados y valores – constituyentes y constituidos – que en la medida en que son experimentados como prácticas parecen confirmarse recíprocamente. Por lo tanto, constituye un sentido de realidad para la mayoría de las personas de una sociedad” (Williams, 2009: 145-146).
No obstante, continúa Williams, “no existe de modo pasivo como una forma de dominación. Debe ser continuamente renovada, recreada, defendida y modificada. Asimismo, es continuamente resistida, limitada, alterada y desafiada por presiones que de ningún modo le son propias” (Williams, 2009:149). Esta concepción totalizante, pero a la vez lábil, permite pensar en las organizaciones de la vida cotidiana como prácticas enraizadas que reconocen al mismo tiempo la aparición de elementos nuevos, contradictorios y opositores. Proponemos analizar el ocio femenino a partir de esta mirada, donde las guías representan, en términos de Williams, lo dominante, pero donde también hay lugar para lo residual, en tanto elementos del pasado que aún operan en la actualidad, y lo emergente, como nuevas formas que pueden aparecer como oposiciones o alternativas a lo dominante, para luego incorporarse a lo hegemónico (o no).
El “sport” y el ocio: construyendo un lugar para las mujeres
Hacia mitad del siglo XX, el lugar de las mujeres argentinas en los ámbitos deportivos era aún difuso. Existían algunos ejemplos celebrados por los medios como los de Enriqueta Duarte en natación, Mary Terán de Weiss en tenis, y Noemí Simonetto en atletismo[3]. Como puede verse, se trata de disciplinas individuales. Por el contrario, en la mayoría de los encuentros deportivos conformados por equipos, los mismos son masculinos, y las mujeres “aparecen en escena en calidad de espectadoras, en rol maternal y/o compañeras del varón” (Pons, 2010: 54). La autora referencia que estas actitudes se sostenían en los preceptos de la época, según los cuales el deporte femenino podría derivar en una preocupación excesiva por lo físico al tiempo que las ropas deportivas podían ser vistas como moralmente inadecuadas. En la misma línea, Castells (2013) sostiene que las aptitudes deportivas femeninas eran consideradas menores debido a su “fragilidad”, si bien se incitaban los ejercicios que fortalecieran y estimularan su función reproductora.
Kaczan (2013, 2016), por su parte, propone un análisis diferente, indicando el avance de la cultura física a partir de los años 20 como forma de prevenir enfermedades asociadas a la vida en las ciudades. Esto marca un cambio en la mirada sobre los cuerpos femeninos, comenzando a vincular la actividad física y la exposición al sol con objetivos de obtener belleza y salud. No obstante, la autora agrega que esta transformación (sutil, contradictoria) que va liberando a las mujeres para su propio disfrute físico sigue conviviendo con la objetualización por parte de la mirada masculina. Aun así, para la década de 1950 continúan corriéndose estas fronteras deportivas, mostrando a las mujeres en formas novedosas. Por ejemplo, en una nota emitida por el noticiero cinematográfico Sucesos Argentinos en 1954 sobre motociclismo femenino, el locutor indica que las chicas “en actitud moderna, se lanzan ahora a la conquista de preciados lauros deportivos”[4].
Aún más difícil es poder ubicar a las mujeres en el tiempo del ocio. De acuerdo con Elias y Dunning (2015) el ocio no se corresponde con el tiempo libre en tanto este último se opone al tiempo de trabajo ocupacional, y durante el tiempo libre se realizan tanto actividades de ocio como también actividades que no son recreativas. En tal sentido, en una sociedad que no reconoce el trabajo doméstico como trabajo ocupacional, resulta un desafío poder pensar en el verdadero tiempo libre de las mujeres en la primera mitad del siglo XX. Tanto en las clases populares como para los sectores medios y altos, el lugar socialmente asignado a las mujeres es dentro de sus casas. Y allí, las tareas (ya sea de trabajo doméstico como de organización del hogar) no se cumplen de acuerdo con una jornada laboral. Es por ello que el ocio femenino aparece muchas veces ligado a un “descuido” o “displicencia” en estos quehaceres y, en tal sentido, resulta socialmente sancionado[5]. Sin embargo, para las décadas de 1940 y 1950 comienzan a circular cada vez más imágenes que se despegaban del modelo doméstico. Cosse (2010) muestra cómo revistas masivas como Idilio y Rico Tipo presentan el nuevo ideal de la “joven moderna”. Idilio, de hecho, conformó un personaje propio “delineado como una divertida joven a la moda, interesada en el sexo opuesto, que usaba pantalones y lápiz labial, a quien le gustaba trepar a la moto de una amiga y bailar el twist” (34).
Durante este periodo, también el desarrollo del turismo nacional incorporó novedosas formas de publicidad gráfica y cinematográfica, donde aparecen mujeres (jóvenes, distinguidas, hermosas) formando parte de este mundo de ensueño. La propaganda estatal se acopla a la publicidad de los travelogues[6] extranjeros que muestran a muchachas jóvenes en situación de disfrute en un contexto de naturaleza. Como observa Kriger en su análisis sobre los cortos turísticos realizados por YPF en los años 40, con sus “mallas a la moda, anteojos de sol, primeros planos de cabelleras rubias agitándose al viento [...] las mujeres se transforman en seres autónomos y decididos; el ritmo narrativo se acelera como si las atravesara el torbellino de la modernidad que ofrece la utopía de un presente disfrutable en el marco de un mundo convulsionado e incierto” (2021: 68). En la misma línea, travelogues de la etapa peronista como Buenos Aires en relieve (Don Napy, 1954) muestra un grupo de jóvenes hermosas enfundadas en mallas sobre una embarcación que disfrutan del Delta interactuando con el locutor en off de manera coqueta y graciosa.
A partir de estos materiales de difusión las espectadoras pudieron acceder a un imaginario nuevo de mujeres atractivas y a la vez activas; mujeres deportistas que disfrutaban de sus cuerpos y de sus actividades por fuera de las cotidianeidades domésticas. Más allá de que fuera una posibilidad efectiva para muchas de ellas, los cortos, las revistas y también las guías conformaron nuevos espejos en donde mirarse.
El “turismo femenino” en las guías Peuser
Como hemos mencionado en otro escrito (González Bracco, 2017), las guías turísticas son dispositivos mediadores de la relación del visitante con el destino. La vinculación de imágenes con explicaciones organizadas de manera jerarquizada, así como los datos y estrategias narrativas que buscan reforzar los atributos presentados mediante dichas imágenes, constituyen además una pedagogía del turista (mostrándole hacia donde ir, qué mirar, qué hacer y cómo interpretar lo visitado).
En una genealogía atravesada por los diarios de viajeros y las guías para inmigrantes, las primeras guías de promoción del país aparecieron a fines del siglo XIX y fueron creciendo en términos de diversidad de atractivos presentados y modos de mostrarlos. Entre ellas, la guía turística Peuser comenzó a editarse de manera anual a partir de 1942 proponiéndose “brindar a los viajeros, turistas y excursionistas una fuente de información sintética, práctica y útil [...] [procurando] dar los datos más exactos tomados de las guías oficiales, muchos de estos supervisados por las oficinas de turismo locales” (Guía Peuser, 1950: 5). A lo largo de sus números, todos de aproximadamente 500 páginas, se puede observar una cuidada organización alrededor de los atractivos principales: ciudades (Buenos Aires, Rosario, Mar del Plata), provincias (Buenos Aires, Córdoba, Tucumán), regiones (Cataratas, Patagonia, Delta del Paraná), e incluso modos de hacer turismo (turismo de invierno, turismo relámpago). Como mencionamos más arriba, la vinculación entre la editorial y el gobierno peronista implicó que algunas obras de gobierno figuraran entre los puntos destacados como atractivos a visitar[7]. Cabe preguntarse, en tal sentido, cuál fue la mirada propuesta para el turismo femenino y si sufrió algún cambio luego de la deposición del gobierno.
Conformada por una portada y alrededor de diez páginas, la sección “Turismo femenino” se inauguró en 1949 y continuó durante toda la década siempre en la primera parte de la guía. Como sección autónoma, este apartado no apuntó a conectar a las lectoras con los destinos promocionados en el resto de la guía, o al menos no de manera directa, dado que no aparece ningún arraigo local. Las páginas, en cambio, están dedicadas a destinos abstractos: la playa, el campo, la montaña. Tanto las ilustraciones como los textos aluden a espacios indeterminados y las tomas fotográficas que acompañan las notas recortan planos que tornan irreconocibles las locaciones.
Del mismo modo, la sección le habla a una mujer abstracta sobre moda y cuidado personal, pero no aparecen cuestiones materiales (cuánto cuestan los atuendos, los viajes, los alojamientos) ni tampoco de contextos familiares, salvo de manera solapada (algún trajecito para hacer a los niños o alguna prenda para “él”). Se construye así un tipo ideal femenino burgués que tiene el tiempo y acceso a todas las comodidades materiales para viajar de manera independiente, que puede comprar la ropa adecuada, e incluso mejorarla con sus propias manos. Estos elementos replican algunas cuestiones ya aparecidas los especiales de El Hogar dedicados al turismo[8], como la importancia de la etiqueta adecuada para cada ocasión, pero también incorporan algunas imágenes nuevas en torno a las actividades vacacionales que podía realizar la mujer. No obstante, esta falta de conexión con la realidad del momento destaca esta publicación del contenido de otras revistas de la época donde las clases medias y acomodadas también eran interpeladas respecto al plan de austeridad del gobierno peronista (Arce, 2008). Podemos inferir que, al tratarse de una guía turística, las referencias a la realidad económica eligieran obviarse para enfocarse plenamente en el objetivo del texto: el disfrute.
Finalmente, un análisis de los textos publicados en cada guía nos previene de pensar en un corte taxativo en términos de cambio político. Las notas incluidas en la sección en las guías posteriores a la caída del peronismo no revisten ningún cambio respecto de las anteriores, marcando una continuidad temática y estética que permite pensar más bien en representaciones de género muy sedimentadas y donde los atisbos de ruptura se mueven por otros carriles, similares a los que mencionamos para otro tipo de medios de comunicación, como el cine o las revistas.
Queda entonces indagar pormenorizadamente el contenido de esta sección. ¿Cuáles eran los temas que se abordaban? ¿Qué tipo de imaginarios habilitan las notas? ¿Qué tipo de mujer-turista construye? A continuación, presentamos algunas impresiones desde una clasificación propia realizada a partir del análisis de textos e imágenes:
- Portadas
Figura 1.
Selección de portadas de la sección “Turismo femenino” de la Guía Peuser
(Años 1950, 1951, 1952, 1953, 1955 y 1956)
En su mayoría, las portadas de la sección cuentan con una fotografía con el sobreimpreso “Turismo Femenino” (Figura 1). Todas las fotografías muestran a mujeres jóvenes y hermosas en situación de disfrute en un contexto de inicio de un viaje, inmersas en la naturaleza o realizando algún deporte, sin compañía o a lo sumo con una amiga. Los semblantes de las protagonistas de estas fotografías varían entre la alegría, la picardía, la contemplación, y el relax. Cada una de ellas transmite el goce propio de las vacaciones, tanto aquellas que adoptan posiciones más tradicionales (tomando sol, subiendo a un auto) como las más intrépidas (esquiando, andando en bicicleta, a los pies de una avioneta). Las fotografías no tienen contexto explicativo ni relación con el desarrollo de ninguna nota de la sección, sino que parecen funcionar como una muestra de las vacacionistas modernas a las que se dirige el texto, dado que refuerzan la idea de independencia, elegancia y joie de vivre de una manera femenina.
- Moda
Las páginas sobre moda son las que más abundan en la sección a lo largo de toda su existencia. En todos los casos se alienta a las lectoras a estar convenientemente vestidas tanto para viajar como para permanecer en los destinos de vacaciones. Los títulos tienden a estandarizarse en tópicos como “Lo que se lleva en las sierras” (1949), “Los abrigos de viaje” (1951), “Si va a la montaña” (1954), “Cruceros y vacaciones en el mar” (1955), “Novedades para la playa” (1956), o “Si va al campo” (1959). En estas notas, ilustradas con fotografías y figurines, se indican los mejores modelos y telas para viajar, por ejemplo, porque “no se arrugan”. También se destacan los colores de moda o las prendas que corresponden a determinada etiqueta, como lucir “sweaters” en la cena porque son muy lujosos con pedrerías y lentejuelas. En muchos casos se indica la moda traída de Europa como ejemplo de actualidad que no se puede soslayar, lo que también muestra la penetración de este argumento más allá de la mirada nacionalista propia del periodo peronista.
El tono mayormente conservador en este tópico se muestra en el fuerte hincapié que se hace respecto a la necesidad de que la mujer esté todo el tiempo impecable y bella, aun a pesar de que las actividades en la naturaleza pudieran afectarla. En referencia a las vacaciones en la montaña, por ejemplo, se indica que cuando se vuelve al hotel no se puede ir a tomar el té “vestida de salvaje”: “La coquetería exige que una se precipite en primer lugar, a tomar un baño y luego, bien descansada y refrescada, que baje con un vestido delicioso a bailar como si no existieran las varias horas de ascensión que han aguantado las piernas [...] Así arreglada una mujer, despierta la admiración a su paso y hasta termina por olvidar muy pronto la propia fatiga”. Para la noche se “requiere que toda mujer elegante se transforme en exquisita hada de cuentos infantiles” (Guía Peuser, 1954: 30).
Ahora bien, la importancia otorgada a la moda, una materia que podemos considerar como tradicional en los medios de comunicación dirigidos a las mujeres, también deja lugar a la aparición de algunos elementos que resultan novedosos en términos de ocupaciones. Entre las notas dedicadas a estas actividades menos convencionales, encontramos: “Para las que practican equitación” (1950), “Motocicleta… ¿su deporte favorito?” (1951) (Figura 2), “Aproveche sus vacaciones: practique patinaje” (1952), “Si usted va de caza…” (1955) (Figura 3). Aquí aparecen consejos de moda específicos para estas actividades no tan habituales pero que en las guías son consideradas como factibles para las lectoras. Por ejemplo: “La caza no es ahora atributo exclusivo de los hombres. Las mujeres participan igualmente de esas reuniones deportivas que es para los días de otoño cuando éstas se organizan con más frecuencia, por lo tanto, el final de las vacaciones de muchas mujeres que las iniciaron junto al mar, es disfrutar de unos días de campo donde se encuentren elementos de caza” (Guía Peuser 1955: 30), indicando cuál es la indumentaria adecuada para este deporte y mostrando fotografías de mujeres con rifles. Para el caso de las motociclistas, los consejos se permiten ir aún más allá, haciendo prevalecer la practicidad por sobre el estilismo:
“Muchas son las mujeres que en la actualidad han hecho de la motocicleta su deporte predilecto. Si bien es algo arriesgado, contamos con la prudencia de las “viajeras”, pues se corren muchos riesgos en las excursiones con la tan pequeña máquina, y contamos también con que cada una de ellas sabrá elegir el equipo que deberá usar para los paseos ya que, aunque parezca algo exagerado, influye tal elección en los pequeños accidentes que ocurren, pues los más, siempre son debidos a que al llevar faldas, estas enroscan en el momento menos esperado [...] y entonces llega el susto – muchas veces con caídas de importancia -, cosa que corrientemente pasa a las que montan bicicletas también sin su correspondiente indumentaria. Ahora bien, la prenda práctica y oportuna es el pantalón y lo aconsejamos del tipo que se estila para esquiar, es decir, ajustados al tobillo” (Guía Peuser, 1951: 34).
Resulta interesante observar cómo en los cánones rígidos de la moda que exige a la mujer estar siempre impecable aun si se encuentra cansada luego de realizar las actividades propias del lugar de veraneo elegido, igualmente es posible encontrar algunos intersticios donde la pedagogía propone otro tipo de agencias: actividades que ya no son “atributo exclusivo de los hombres” y vestimentas “prácticas y oportunas” antes que distinguidas y elegantes.
Figura 2. Figura 3.
“Motocicleta… ¿su deporte favorito?” (1951) . “Si usted va de caza…” (1955).
- Cuidado personal
El cuidado personal constituye el segundo tópico en términos de cantidad de notas, con un tono también conservador, donde prima el cuidado de la belleza. Entre las distintas recomendaciones, la importancia del cuidado de la piel y el cabello en ambientes hostiles como la playa o la montaña son primordiales: “Y he aquí que a la mujer se le presenta un problema. En los viajes combinan las largas horas que se pasan expuestas al viento, a la tierra y al sol, y a las que hay que presentarse esmeradamente acicaladas” (Guía Peuser, 1950: 34). Al igual que en los consejos sobre moda, también aquí se otorga especial importancia al modo de mostrarse, pues no hay inclemencia climática que justifique el descuido en la apariencia.
A estas sugerencias, se suma la necesidad de estar atentas a la balanza: “La mujer que se pasa muellemente extendida todo el día en la playa subirá de peso, verdadera perspectiva terrorífica para una joven moderna; el reposo exige también ser dosificado para dar su mejor rendimiento. Por eso aproveche el descanso en la playa y practique los ejercicios que indican las figuras: ganará en salud y elegancia” (Guía Peuser, 1956: 32).
De este modo, es posible observar que la época de vacaciones debe ser aprovechada más allá del descanso. En la misma línea, aparecen algunos consejos vinculados a la práctica de deportes como modo de mejorar el estado físico y mental, pues “paseos a pie, a caballo, la natación, el remo, la pesca, las labores propias de un fin de semana sobre el yate, etc., deberán formar parte del programa de vida de las mujeres que deseen mantener su juventud y belleza” (Guía Peuser, 1955: 26). Algunos deportes específicos son indicados con mayor detalle en tanto son puestos al servicio de la salud femenina, pero primordialmente de la belleza y la elegancia: “Porque uno de los deportes que fortifica el espíritu, cultivando el cuerpo, es el patín; exalta la belleza de la línea, es un auxiliar precioso de la silueta perfecta, porque hace trabajar los músculos de la espalda, de los hombros y del cuello” (Guía Peuser, 1952: 45); “no solo hay que nadar por el placer que se experimenta, aunque más no sea para llegar a alcanzar esa roca que parecía imposible, sino porque en el deporte cada nadadora trabaja por la belleza de su cuerpo, adquiriendo gracia en las líneas y simetría en su desarrollo” (Guía Peuser, 1953: 36). Es decir, patinar o nadar puede fortificar el espíritu y hasta resultar placentero, pero no son las razones primordiales para hacerlo, sino que deben considerarse actividades al servicio de la silueta y la gracia.
En el mismo sentido, el lugar que debe darse a las vacaciones es fundamental, pues el contacto con la naturaleza permite “recuperar y conservar la belleza”:
“Nada marchita tanto la belleza de una mujer como la vida atareada, sujeta a un ir y venir continuado o a una preocupación mental constante. Estas preocupaciones, sobre todo, son las que ponen en el rostro arrugas y sombras; la actividad continua resta agilidad y frescura; los desvelos y las penas ajan el rostro y sobre todo marchitan los ojos. Por ello, después de haber soportado todo un año el pesado ambiente de la ciudad, y las múltiples exigencias que ella encierra, se impone, como fuerza pura y renovadora, el aire, el sol, las brisas marinas o los vientos serranos” (Guía Peuser, 1951: 32).
Dentro de los lineamientos, como mencionamos, más conservadores, aparece un reconocimiento a la vida urbana de la mujer, aun en términos de “preocupación mental”, como fuente de agotamiento que necesita de un descanso reparador. Este descanso, no obstante, no es el fin sino el medio para otro fin específico: la reparación de la belleza marchitada por los ajetreos cotidianos. El cuidado personal propuesto por las páginas de la guía responde de esta manera a las representaciones más subalternizadoras del propósito femenino: ser bella y agradar.
- Comportamiento y etiqueta
Vinculado con el tópico anterior, las notas sobre comportamiento y etiqueta también buscan educar a las viajeras en las reglas a seguir, por ejemplo, en los distintos medios de locomoción. Este tipo de notas son mucho más marginales que las anteriores, tal vez debido a que muchos de estos tips se cuelan también en los consejos de moda y cuidado personal. Sin embargo, resulta interesante destacar este tópico porque, aun cuando aparece en pocas ocasiones de manera específica, lo hace de forma contundente, ejerciendo una rígida mirada disciplinaria sobre el modo de comportarse.
Así, por ejemplo, “Si Ud. Viaja por primera vez”, las recomendaciones incluyen limitar el tipo de equipaje para no perturbar a los compañeros de viaje, hacerse un peinado que una misma pueda cuidar sin dificultad, ponerse desodorante y, en caso de olvidarlo, evitar disimularlo con perfume, “pues la combinación resultará espantosa y sumamente desagradable en ambientes cerrados como vagones y saloncitos” (Guía Peuser, 1952: 42). Por otra parte, para el viaje en avión, se recomienda llevar sombrero con velo, pues “puede ser un factor favorable para un rostro que aparece cansado luego del vuelo” (Guía Peuser, 1953: 33). Si en cambio se viaja en tren, la guía recomienda, entre otros tips: “No hable fuerte. Antes de fumar y antes de abrir o cerrar una ventanilla, inquiétese a ver si puede fastidiar a alguna persona” (…) “Si va a comer algo en su mismo asiento, sea prolija y no desparrame migas y papeles engrasados o no. Piense en los otros viajeros y elija alimentos inodoros” (Guía Peuser, 1956: 28). Estas reglas son aún más importantes si se va de viaje al extranjero: “Una argentina en el extranjero debe manifestarse tan bien o mejor educada que dentro de nuestras fronteras. ¡Todas y todos debemos considerarnos plenipotenciarios de las buenas maneras de nuestro país!” (Guía Peuser, 1959: 26).
En todos estos ejemplos puede verse que las reglas de comportamiento prescriben una conducta de adaptación total: la mujer no debe ocupar demasiado lugar, debe ser inaudible e inodora, con excelentes modales y siempre arreglada. Las condiciones para el viaje, si bien la guía dice presentar consejos para que éste resulte más cómodo y agradable, resultan altamente constrictivas para las lectoras. En contraposición a esto resulta igualmente interesante que, salvo algún tip específico, no se considera que la lectora se encuentre viajando en compañía, esto es, no hay consejos para cuidar el comportamiento de otros a cargo o preparar equipajes más allá del propio. Esto, que va en línea con el resto de las notas de esta sección, no deja de resultar disruptivo en torno a las pautas de conducta esperables para el rol femenino en el proceso de viaje real de las potenciales vacacionistas. Aquí la mujer viaja de manera independiente y sólo tiene que ocuparse de sí misma (y de no molestar a los demás, claro).
- Manualidades
Finalmente, el último tópico que aparece de manera recurrente se refiere a la confección o adorno de prendas. Estas notas enseñan, por ejemplo, cómo hacer un “gorro para esquí”, “una elegante remera tejida”, “un pullover de playa”, una manta de viaje o un bolso playero, entre otras cosas. Asimismo, mientras que, según destacamos, en las otras notas mayormente se representa a una viajera sin compañía, aquí las manualidades prefiguran un entorno familiar que vacaciona junto a ella. Entonces se propone realizar un slip de baño para hombre, un pasamontaña “para él”, y también se detalla la moda para “niños en la montaña”, indicando modelos de pulóveres para tejerles.
En la mayor parte de las notas de este estilo, se indica en qué ocasión usar la prenda a confeccionar y qué tipo de lanas o telas convienen. Fuera de ello, la explicación de cómo hacerla es bastante escueta, en muchos casos no hay ilustraciones ni moldería alguna, y tampoco se muestra cómo se realizan los distintos puntos de tejido que se indican para cada caso, dando por sentado que las lectoras saben coser, tejer y están familiarizadas con el tipo de indicaciones que se dan:
“Se hace una cadena de 1.20 metro de largo y se hace del tamaño que se desee. Sobre ella se tejerá punto vareta, pero no continuado, sino 1 vareta, 1 cadena al aire, 1 vareta, 1 cadena al aire y así toda la hilera; al volver se cambia y se teje vareta donde se hizo cadena al aire y así se sigue. Al llegar a las esquinas se teje en el mismo punto 3 puntos para ir formando la vuelta, La primera guarda puede ser azul y de un ancho de 5cm; luego la roja, que será más del doble de ancho; en seguida se hacen 6 vueltas de la verde, 2 vueltas azul, 6 verdes y de nuevo otra guarda de lana roja. De esta forma se sigue hasta darle el tamaño deseado y quedará una manta práctica para viaje” (Guía Peuser, 1953: 37).
Como se observa en el párrafo citado, la guía da por sentado este conocimiento, se trata de un sentido común compartido que las mujeres que leen la guía pueden comprender y realizar las prendas propuestas. Esto, además, da cuenta de una idea de ocio productivo. Trabajar para las vacaciones también es prerrogativa femenina, como parte del cuidado del hogar y la familia. Esto, que aparece de manera velada en el resto de los tópicos, asoma claramente en éste, dando cuenta de un rol sumamente sedimentado y tan obvio que ni siquiera merece mayores explicaciones para llevarlo a cabo.
Conclusiones
Este trabajo se propuso estudiar el vínculo de las mujeres con el turismo en los años 50. Si bien la literatura indica que las representaciones sobre el rol femenino durante la primera mitad del siglo XX fueron predominantemente conservadoras (como esposas y madres), encontramos algunos elementos de limitada pero creciente autonomía. Esto pudo observarse con la aparición de la “joven moderna” y su comportamiento en torno a las vestimentas, actividades y compañías permitidas. Las tensiones entre “el recato y la libertad” (Schlüter, 2008) conformaron nuevos espacios para las mujeres que se ampliaron aún más durante los años peronistas, donde su papel público/político debió igualmente justificarse y someterse a su rol “natural” de domesticidad y cuidado.
En este contexto de tensiones entre nuevas y viejas representaciones, nos preguntamos de qué manera se (re)configuró el ocio femenino y, más específicamente, de qué manera dispositivos como las guías turísticas colaboraron en la construcción de una pedagogía turística femenina. Para ello recurrimos a Williams, a fin de poder dilucidar lo dominante, lo residual y lo emergente en términos de la construcción de una subjetividad situada.
Uno de los elementos que más llaman la atención en el análisis de los segmentos de “Turismo femenino” a lo largo de la década de 1950, es que los textos asumen a una mujer que no es prevalecientemente esposa y madre, sino que el interés pedagógico está destinado a la correcta etiqueta en cada situación vinculada al viaje. El saber cuidarse, vestirse y comportarse en los distintos destinos y medios de locomoción es fundamentalmente un acto individual de cada mujer lectora, y los acompañantes de viaje (en tanto familia) aparecen muy raramente. Al mismo tiempo, los consejos incluyen actividades poco habituales para el ocio femenino, para las cuales también aparece una etiqueta nueva. Creemos que esto va de acuerdo con la idea de “compás de espera” que propusimos al principio de este trabajo, donde los elementos dominantes – el mandato de ser bella, comportarse con recato y estar espléndida en toda situación - se posicionan junto a elementos emergentes – viajar sola o realizar actividades de riesgo. Destacamos esto último más allá de la posibilidad efectiva que tuvieran las lectoras de hacerlo, en el sentido de que, al aparecer en las guías, permitían conformar nuevos imaginarios, ampliando el horizonte de las actividades femeninas.
Por otra parte, a partir de las lecturas sobre las representaciones de las mujeres durante el primer peronismo, también nos preguntamos si el cambio de gobierno a mediados de la década tuvo algún impacto en la sección analizada. Pudimos observar que las notas siguieron siendo del mismo tono políticamente aséptico que en el primer lustro de la década, lo que nos lleva a pensar en la representación femenina tradicional, atada a lo privado y sin injerencia en los temas de agenda. Además, en línea con el estudio de Cosse (2010), esto también abona la hipótesis de que los cambios culturales son elementos de más largo aliento y de mayor calado que no se corresponden de manera directa con cambios en otros niveles. En este sentido, la pedagogía turística femenina desarrollada en las guías Peuser de los años 50 respondió a las tensiones propias del momento, donde el vínculo de la mujer con el ocio continuaba su camino de cambios sutiles dentro de un contexto de pautas todavía muy conservadoras. En este trayecto, la representación de las mujeres disfrutando del momento de vacaciones de manera independiente se suma a otras como las mencionadas protagonistas de las comedias de Schlieper y las chicas Idilio, donde se revela, aun en sordina, el momento que pronto iba a asomar. Es por ello que el análisis del turismo siempre resulta revelador para dar cuenta de cambios sociales más amplios.
Bibliografía
Acha, Omar (2013). Crónica sentimental de la Argentina peronista. Sexo, inconsciente e ideología, 1945-1955. Buenos Aires: Prometeo.
Arce, Alejandra de (2008). Espacios sociales y visibilidad de las mujeres. Los casos de El Hogar y Mundo Argentino (1946-1955). Presentado en Primer Congreso de estudios sobre el peronismo: la primera década, Mar del Plata. Mar del Plata.
Ares, Fabio (2018). Introducción. Montserrat y Barracas, territorios de imprentas. En Ares, Fabio (Ed.). En torno a la imprenta de Buenos Aires (pp. 19–51). Buenos Aires: Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Dirección General de Patrimonio, Museos y Casco Histórico.
Barry, Carolina (2004). ¡Las muchachas ahorrativas!: El rol de las mujeres peronistas en el plan económico de austeridad y el 2o plan quinquenal. Trabajos y comunicaciones, (30–31), pp. 261–286.
Berardi, Mario (2005). La vida imaginaria. Vida cotidiana y cine argentino, 1933-1970. Buenos Aires: Del Jilguero.
Castells, Florencia (2013). Tensiones entre ocio cultural y deportivo: Un abordaje de género. Ponencia presentado en XIV Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia, Mendoza. Mendoza.
Conde, Mariana (2009). Martes, día de damas. Mujeres y cine en la Argentina, 1933-1955 (Tesis de Doctorado en Ciencias Sociales). Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.
Cosse, Isabella (2010). Pareja, sexualidad y familia en los años sesenta. Buenos Aires: Siglo XXI.
D’Andrea, Juana (2014). Todo lo que interesa a la mujer. Para Ti y su tono moralizador durante el primer gobierno peronista (1946-1952). Presentado en IV Congreso de Estudios sobre el Peronismo, San Miguel de Tucumán. San Miguel de Tucumán.
Elias, Norbert, & Dunning, Eric (2015). Deporte y ocio en el proceso de civilización. México: FCE.
Franco, Marcela, & Pulido, Nora (1997). ¿Capitanas o guardianas del hogar? Deseos y mandatos en la Argentina Peronista. Boletín americanista, (47), pp. 113–126.
Gené, Mariana (2005). Un mundo feliz. Las representaciones de los trabajadores en el primer peronismo (1946-1955). Buenos Aires: FCE.
González Bracco, Mercedes (2017). La construcción de una imagen turística para la ciudad de Buenos Aires en las guías de viaje de la primera mitad del siglo XX. Nuevo Mundo Mundos Nuevos. https://doi.org/10.4000/nuevomundo.71602
Kaczan, Gisela (2013). Salud, belleza, aire libre. Montaje de la apariencia femenina a orillas del mar (circa 1920-1940). Arenal, 20(1), pp. 129–157.
Kaczan, Gisela (2016). La práctica gimnástica y el deporte, la cultura física y el cuerpo bello en la historia de las mujeres. Argentina 1900-1930. Historia Crítica, (61), pp. 23–43.
Kelly Hopfenblatt, Alejandro (2016). Argentina era una fiesta: Ocio, modernidad y presente constante en la comedia sofisticada durante el primer peronismo. Studies in Spanish & Latin American Cinemas, 13(2), pp. 195–211.
https://doi.org/10.1386/slac.13.1.195_1
Kriger, Clara (2021). Cine y propaganda. Del orden conservador al peronismo. Buenos Aires: Prometeo.
Milanesio, Natalia (2020). Cuando los trabajadores salieron de compras. Buenos Aires: Siglo XXI.
Morales, Iván (2021). El futuro está en la comedia romántica de Hollywood: Las chicas modernas de Manuel Romero. Secuencias, (53), pp. 49–76.
https://doi.org/10.15366/secuencias2021.53.005
Plotkin, Mariano Ben (2013). Mañana es San Perón. Buenos Aires: EDUNTREF.
Pons, María Cristina (2010). Cuerpos sublimes: El deporte en la retórica de la “Nueva Argentina”. En Claudia Soria, Paola Cortés Rocca, & Edgardo Dieleke (Eds.), Políticas del sentimiento. El peronismo y la construcción de la Argentina moderna (pp. 49-65). Buenos Aires: Prometeo.
Scharagrodsky, Pablo (2020). Cuerpos, feminidades y deportes: Las tapas de la revista El Gráfico, Argentina 1920-1930. Arquivos em Movimento, 16(2), pp. 62–91.
Schlüter, Regina (2008). Del recato a la libertad. Moda y turismo femenino entre 1910 y 1960. Itinerarium, 1(1), pp. 1–27.
Torre, Juan Carlos, & Pastoriza, Elisa (2014). La democratización del bienestar. En Juan Carlos Torre (Ed.). Los años peronistas (1943-1955) (pp. 257-313). Buenos Aires: Sudamericana.
Williams, Raymond (2009). Marxismo y literatura. Buenos Aires: Las cuarenta.
⌘
Mercedes González Bracco es Doctora en Ciencias Sociales y Licenciada en Sociología por la Universidad de Buenos Aires. Especialista en Gestión Cultural por la Universidad de San Martín. Magister en Historia y Cultura de la Arquitectura y la Ciudad por la Universidad Torcuato Di Tella. Investigadora Adjunta CONICET con lugar de trabajo en el Centro de Investigación y Desarrollo del Turismo (Escuela de Economía y Negocios – Universidad Nacional de San Martín). Docente de posgrado en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (UBA) y de grado en la Escuela de Economía y Negocios (UNSAM). Se especializa en temáticas vinculadas al patrimonio cultural y urbano, el turismo y los consumos culturales.
Pasado Abierto, Facultad de Humanidades, UNMDP se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional.
[1] Cabe mencionar que el trabajo con guías turísticas es muy difícil. El hecho de que no sea posible encontrar estos materiales de manera sistematizada en bibliotecas y/o archivos habla de la poca importancia institucional brindada a este tipo de fuentes. Para el presente trabajo se analizó la sección en un total de 9 guías, de 1949 a 1956 y la de 1959. Las de 1957 y 1958 resultaron inhallables hasta el momento. Se considera igualmente que la cantidad de guías resulta suficiente para el análisis propuesto.
[2] Al respecto, Ares (2018) indica que en 1949 la editorial publicó la colección Biblioteca Infantil General Perón, y en 1951 La razón de mi vida, el libro autobiográfico de Eva Perón. Asimismo, en diversas secciones durante el periodo peronista las guías intercalan obras de gobierno como parte de los atractivos turísticos y, en las ediciones de 1954 y 1955, llevan una publicidad del 2° Plan Quinquenal en el lomo.
[3] Estas son algunas deportistas destacadas por la prensa especializada en la época analizada, pero no son las únicas ni las primeras. Para mayor información remitimos al trabajo de Scharagrodsky (2020).
[4] Disponible en https://youtu.be/q89VFBJp2dQ?si=hkEYoOicMqEbudVV. Consultado en 29/05/2024
[5] Esta mirada moral aparece fuertemente en los medios de comunicación contemporáneos. Por ejemplo, uno de los primeros films sonoros realizados en nuestro país, “Los tres berretines” (Susini, 1933) cuenta en tono de comedia la historia de un padre de familia enojado por los caprichos (berretines) que sus hijos anteponen al trabajo: uno se dedica al fútbol, otro a componer tango, y la hija, junto con la madre, descuidan las tareas hogareñas por ir constantemente al cine. También Milanesio (2020: 185) da cuenta de la mirada reprobatoria que aparecía en los medios de prensa para los años 50, citando una nota del semanario Mundo Argentino titulada “No seas callejera”: “parece que tienen miedo de que el techo se les caiga encima, pues contadas son las horas que pasan en su hogar”. Sobre las implicancias sociales de la asistencia de mujeres al cine en esta época véase Conde (2009).
[6] El término travelogue remite a los cortos fílmicos de interés turístico que se expandieron mundialmente con gran éxito desde principios de siglo XX.
[7] Entre ellas, los aeropuertos (Ezeiza y Aeroparque), el barrio Los Perales y el Estadio de Racing “Presidente Perón”.
[8] La revista familiar El Hogar dedicó números especiales al turismo en 1932, 1937 y 1941.
Enlaces refback
- No hay ningún enlace refback.
Copyright (c) 2024 Pasado Abierto
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional.
ISSN 2451-6961 (en línea) se encuentra bajo Licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional | |
Revista Incluida en: | |
ROAD https://portal.issn.org/resource/ISSN/2451-6961 | |
LatinREV https://latinrev.flacso.org.ar/mapa | |
Latindex Directorio https://www.latindex.org/latindex/ficha?folio=26011 | |
Google Académico Link | |
BASE (Bielefeld Academic Search Engine) Link | |
Latinoamericana(Asociación de Revistas Académicas de Humanidades y Ciencias Sociales) Link | |
MIAR (Matriz de Información para el Análisis de Revistas) Link | |
SUNCAT Link | |
WorldDCat Link | |
Actualidad Iberoamericana Link | |
OAJI (Open Academic Journals Index) Link | |
CZ3 Electronische Zeitschriftenbibliothek Link | |
Europub (Directory of Academic and Scientiic Journals) Link | |
Open Science Directory Link | |
EC3 metrics Link | |
Root Indexing Link | |
| JournalsTOCs Link |
Scientific Indexing Services Link | |
Citefactor (Directory Indexing of International Research Journals) Link | |
Malena Link | |
Evaluada por: | |
Latindex Catálogo 2.0 Link | |
Núcleo Básico de Revistas Científicas Argentinas Link | |
DOAJ (Directory of Open Access Journals) Link | |
ERIHPLUS (European Reference Index for the Humanities and Social Sciences) Link | |
REDIB (Red Iberoamericana de Innovación y conocimiento Científico) Link | |
CIRC (Clasificación Integrada de Revistas Científicas) Link | |
Pasado Abierto utiliza el identificador persistente: | |