Italianos y federalismo en Corrientes durante la Guerra de la Triple Alianza
Maisa Ronit Angelina Oliveira
Instituto de Historia, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del Nordeste, Argentina.
Recibido: 29/01/2020
Aceptado: 22/05/2020
Resumen
El objetivo de este artículo es analizar la actuación política de la elite dirigente italiana durante la ocupación de la ciudad de Corrientes por las fuerzas paraguayas, en el marco de la Guerra de la Triple Alianza. A modo de hipótesis planteamos que la adhesión a la causa paraguaya de líderes italianos, vinculados con federales de la ciudad, se fundó en relaciones económicas, familiares y en la defensa del republicanismo. En primer lugar, expondremos el contexto en el que se produjo la ocupación a la ciudad y la formación de una Junta Gubernativa que respondió al invasor. En un segundo apartado, presentaremos los conflictos entre las facciones políticas por el control de la Imprenta del Estado, destacando la figura del italiano Federico Boetti editor del periódico El Independiente. Finalmente, expondremos los elementos que explican la postura de la asociación italiana Unione e Benevolenza, presidida por Boetti, frente a la guerra.
Palabras clave: federalismo, italianos, guerra, asociación
Italians and federalism in Corrientes during the War of the Triple Alliance
Abstract
The aim of this article is to analyze the political performance of the Italian ruling elite during the occupation of the city of Corrientes by the Paraguayan forces, within the War of the Triple Alliance. As a hypothesis, it is stated that the adherence to the Paraguayan cause by Italian leaders, who were involved with the city's federal authorities, was grounded in economic, familiar relations and in support of republicanism.
Firstly, the context in which the occupation of the city took place is exposed as well as the formation of a Governing Assembly that responded to the invader. In a second section, the conflicts between the political factions over the control of the State Printing Office are presented, highlighting the figure of the Italian Federico Boetti, editor of the newspaper El Independiente. Finally, the elements that explain the position of the Italian association Unione e Benevolenza, presided by Boetti, facing the war are stated.
Keywords: federalism, Italians, war, association
Italianos y federalismo en Corrientes durante la Guerra de la Triple Alianza
Introducción
La guerra de la Triple Alianza fue un hecho transcendental para la provincia de Corrientes, en su jurisdicción se libraron el combate de Riachuelo y las batallas de Yatay, Paso Cuevas y del Puente de la Batería, hasta la retirada del ejército paraguayo en octubre de 1865. A partir de ese momento, la ciudad capital se convirtió en base de la retaguardia, centro de aprovisionamiento y hospitales del ejército aliado (Ramírez Braschi, 2014).
La guerra acentuó las diferencias existentes al interior de la dirigencia al oponer a los correntinos que apoyaron la política mitrista de enfrentar a Paraguay, frente a aquellos que hicieron causa común con el vecino país. Ambas facciones mantuvieron un enfrentamiento discursivo en la prensa a partir de los periódicos El Progreso, de tendencia liberal, y El Independiente, cercano al federalismo y la causa paraguaya. En este contexto algunos italianos lograron consolidar un liderazgo dentro de su comunidad y ejercieron cargos en la comisión directiva de la asociación étnica de ayuda mutua, llamada Unione e Benevolenza. Estos peninsulares se encontraron vinculados a la facción federal y alcanzaron funciones en la administración de la provincia. El italiano Federico Boetti, editor del periódico El Independiente y presidente de dicha asociación, prestó pública adhesión a la causa paraguaya. Dado que la prensa era un actor central en el sistema político rioplatense, en tanto difusora de ideas, constructora de opinión y articuladora de redes políticas, las pugnas por el control de la Imprenta del Estado y el interés de las facciones por incidir en los discursos de la prensa cobraron particular relevancia en el marco de los conflictos desatados por la guerra (Pérez, 2018).[1]
Para el presente artículo indagamos en fuentes hemerográficas como los periódicos antes señalados y en documentación conservada en el Archivo General de la Provincia de Corrientes: correspondencias, registros oficiales y expedientes administrativos. Accedimos a la colección Rio Branco del Archivo Nacional de Asunción, en la cual revisamos la correspondencia de las autoridades paraguayas durante la ocupación de la ciudad. Consultamos el expediente por el proceso de traición a la patria que se le siguió a Víctor Silvero, uno de los Triunviros correntinos de la Junta Gubernativa que respondió al invasor.
Contexto político en Corrientes
En 1852 un movimiento organizado por sectores de la provincia de Corrientes cercanos a los dirigentes porteños, depuso al gobernador aliado de Justo José de Urquiza, Benjamín Virasoro, y promovió al cargo a Juan Gregorio Pujol, quien gobernó a la provincia hasta 1859 (Buchbinder, 2004). El programa de gobierno de Pujol y su progresivo acercamiento a Urquiza, encontraron una oposición que recrudeció el sentimiento antientrerriano. Bajo estas condiciones se formó un club constitucional que años posteriores tomó impulso a través de la prensa: en junio de 1860 dos figuras de la sociedad local, José Pampín y Manuel Lagraña fundaron un periódico llamado La Libertad (Solís Carnicer, 2009).
El liberalismo correntino surgió como un grupo esencialmente urbano y ligado a la capital de la provincia, que obtuvo el apoyo de Bartolomé Mitre. Una revolución protagonizada por la alianza entre liberales y jefes departamentales del sur desplazó en 1861 a José María Rolón, sucesor de Pujol y nombró a José Pampín como gobernador para completar el período del mandatario derrocado siendo sucedido en el cargo por Manuel Lagraña. El 13 de abril de 1865 al producirse la ocupación de la ciudad de Corrientes por las fuerzas paraguayas bajo el mando del General Wenceslao Robles, Lagraña debió trasladar la sede del gobierno al pueblo de San Roque.
Consumada la ocupación de la ciudad, el ministro de relaciones exteriores de Paraguay, José Bergés, propuso que una Junta Gubernativa condujera la provincia provisionalmente, por lo que en una asamblea de ciudadanos -convocada por Robles a través del Consejo Municipal- resultó elegido un triunvirato formado por Teodoro Gauna, Víctor Silvero y Sinforoso Cáceres. Esta nueva situación potenció y profundizó las rivalidades existentes en la vida política correntina. Por un lado, el sector de la facción federal de la provincia apoyó decididamente la causa paraguaya, siendo calificado por los partidarios de la política liberal mitrista, como “paraguayistas”. Esta denominación recayó sobre aquellas personas que colaboraron, combatieron o simplemente simpatizaron con el gobierno paraguayo durante la guerra (Brezzo, 2005). Por otro lado, la facción liberal continuó fiel a la política mitrista de la alianza contra el Paraguay.[2]
Imprenta del Estado y facciones políticas
La primera imprenta en la provincia fue adquirida por gobernador Pedro Ferré en 1826 y se la denominó Imprenta del Estado. Dos años más tarde se publicó el primer periódico: La verdad sin rodeos (Figuerero, 1919). En 1856, durante el gobierno de Pujol, el francés Pedro Emilio Coni recibió el usufructo de la máquina mediante un contrato celebrado con el gobierno. A partir de aquí su uso se adjudicó temporalmente a particulares bajo contrato y condiciones estipuladas por la administración provincial, que manejó un mecanismo eficaz de control, ya que contó con la posibilidad de rescindir la concesión de la única imprenta que tuvo la provincia hasta ese momento (Bressan, 2018).
A mediados de 1860, José Pampín y Juan Ignacio Lagraña adquirieron la primera imprenta particular de la provincia. Con ella se imprimió el periódico La Libertad en junio de 1860, dirigido y redactado por Eusebio Torrent.[3] Este periódico fue fundamental para la organización de los círculos liberales correntinos y se definió como un periódico diferente: “Se trataba, afirmaban sus redactores, de una entidad independiente entre otras razones porque se publicaba en una imprenta que era propiedad de particulares” (Buchbinder, 2004: 68).
Mientras la imprenta de Pampín y Lagraña editó La Libertad, la Imprenta del Estado publicó La nueva Época, “Periódico político, literario y comercial”, cuyo editor fue el italiano Federico Boetti cercano a la facción federal. El peninsular estableció vínculos con el gobierno provincial desde 1861 cuando firmó, durante el gobierno de Rolón, un contrato por el cual se le entregó la Imprenta del Estado.
En 1862 el gobernador Pampín despojó a Boetti de la imprenta por la fuerza. Por la relación del derrocado gobernador Rolón con el italiano se ordenó también el cese de la publicación de La Nueva Época. En mayo de 1863 aquel periódico cedió su puesto a otro afín al nuevo gobierno, El Progreso, editado por Vicente Martínez. Luego del despojo, el italiano reclamó al gobierno provincial mediante una demanda en la que figuraron como testigos Luis Resoagli y Domingo Prandi, más adelante integrantes de la comisión directiva de la asociación italiana Unione e Benevolenza. En ella se leía que
“El violento despojo por orden expresa del ex gobernador Dr. Don José Pampín y su ministro Dr. Torrent fue consumado arrancándosele por la fuerza y la violencia la Imprenta cuyo uso le pertenecía por un contrato formal autorizado (…) quedando Boetti privado por medio de la fuerza de una cosa suya garantida por la constitución y las leyes generales de la República”.[4]
Luego de sucesivos reclamos, durante el gobierno de Lagraña, le fue reintegrada la imprenta en 1864. Una vez recuperado el usufructo, Boetti prestó asistencia al gobierno por quince días hasta que se completó el proceso legal de devolución. Pasado el plazo, el italiano ofreció sus servicios al ejecutivo provincial para continuar con las ediciones no sin antes dejar en claro sus condiciones, entre ellas la obligación de entregar los originales veinticuatro horas antes de su salida, la posibilidad de la realización de otras publicaciones paralelas con plena libertad y el pago mensual de doscientos sesenta pesos metálicos el primer día de cada mes.[5] El gobernador rechazó la oferta y solicitó al ex gobernador Pampín el uso de la imprenta de su propiedad para la edición del Boletín Oficial y el periódico El Progreso. Boetti, por su parte, editó El Independiente que, si bien no se reconoció abiertamente como paraguayo, fue nítida su tendencia a apoyar la causa de este país manifestando en su discurso más lazos en común con el Paraguay que con el Imperio del Brasil (Baratta, 2013).
Meses antes del estallido del conflicto internacional, los gobiernos en pugna encomendaron a sus funcionarios la tarea de crear redes que los vincularan con periódicos, redactores e intelectuales, con el propósito de reproducir discursos que apoyasen su postura. En 1864 Francisco Solano López envió a Corrientes a un agente llamado Miguel Rojas como comprador de ganados para el Paraguay, pero su tarea fue sondear la opinión política de los correntinos. De esta manera, pronto identificó a Víctor Silvero, redactor de El Independiente a quien calificó como “hombre de dignidad” y con “firmes y constantes creencias políticas” (Johansson, 2017: 189); concretó con el correntino un encuentro y le entregó un pliego por el que Francisco Solano López lo citó en Humaitá.[6] Rojas y Silvero se habrían conocido anteriormente en vistas de las actividades comerciales que practicaron. El correntino fue propietario de un importante establecimiento ganadero en el departamento de Santo Tomé, residió en 1860 en el pueblo de Restauración y se desempeñó también como Administrador de Aduanas de la Provincia en 1855 y Juez de Paz en los años 1858 y 1859. En 1863, cerró sus transacciones comerciales con el Paraguay debido a que, en sus palabras, “El presidente López, por pura mala voluntad, me causó un perjuicio de mil trescientas y tantas onzas de oro, en la primera negociación de hacienda que concerté con su gobierno”[7], según consta en el expediente del proceso por traición a la patria que se le siguió. No obstante, dicho documento supone un testimonio construido en gran medida para librar de responsabilidades al acusado, con lo cual es probable que el vínculo haya estado vigente al momento de la ocupación de la ciudad.[8]
En el año 1864, ya establecido en la capital provincial colaboró “sin compromiso alguno, gratuitamente y por mera distracción”[9] en la redacción de El Independiente que había comenzado a circular el 7 de abril del mismo año y mantenía un perfil opositor al gobierno de Lagraña. Como señalamos, el gobernador contó con su propio periódico afín, El Progreso, que se editó hasta un día antes del ataque paraguayo. Una vez consumada la ocupación, solamente El Independiente continuó con su tirada periodística convirtiéndose en órgano oficial de la Junta Gubernativa (Ramírez Braschi, 2000). Se publicó dos veces por semana, jueves y domingos; tras el numero 147 cesó su tirada en octubre de 1865 debido al retiro del invasor. Fue el último periódico editado en la ciudad de Corrientes con la Imprenta del Estado porque en su repliegue las tropas se la llevaron a Paraguay.[10]
El apoyo a la causa paraguaya por parte de Víctor Silvero no se limitó a sus escritos en la prensa. Durante la ocupación conformó, junto a Teodoro Gauna y Sinforoso Cáceres, una Junta Gubernativa colaboracionista. La decisión de un sector de la población de Corrientes de apoyar al Paraguay se debe entender a partir de tres cuestiones: en primer lugar, los correntinos estuvieron lejos de considerar como “enemigos” a sus vecinos paraguayos, ya que los unieron lazos de orden social y cultural, más fuertes que los que mantuvieron con Buenos Aires (Ramírez Braschi, 1997). La alianza, para muchos correntinos, presentó una novedad en tanto la enemistó con Paraguay y la acercó a Buenos Aires. En segundo lugar, como señala Pablo Buchbinder “los argumentos de los correntinos ‘aparaguayados’ se construían también a partir de la oposición entre el principio monárquico y el republicano. En este contexto el gobierno nacional, y Mitre en particular, eran acusados de traidores a la causa republicana por su alianza con Brasil” (2004: 151). Por último, la contienda bélica se concibió antes que como una empresa nacional, como una empresa partidaria de la política mitrista. Para muchos el conflicto facilitó la creciente dominación de los círculos porteños sobre la provincia. En suma, la ya definida posición federal que contenía un fuerte sentimiento antiporteño se articuló con la oposición a la contienda bélica. Estos dos últimos elementos fueron esbozados también en periódicos de la provincia de Entre Ríos que reforzaron la dicotomía entre el sistema político y social brasileño y el de las repúblicas americanas, y que entendieron la guerra como una de las formas en las que “el partido unitario” aspiraba a destruir al partido federal (Alabart y Pérez, 2019: 571).
Si bien estos argumentos explican las disidencias que existieron en torno al conflicto internacional, fue fundamental para los correntinos paraguayistas y para el periódico El Independiente desligar la invasión de toda voluntad de conquista, acentuando en su discurso la desinteresada colaboración del Paraguay con sus “hermanos correntinos” en la lucha contra el autoritarismo del gobierno mitrista.[11] Así por ejemplo durante la ocupación paraguaya a Corrientes se izó la bandera de la provincia y no la nacional en los edificios públicos y en el puerto (Ramírez Braschi, 2003), manifestándose de esta manera, por un lado, la inexistencia de una voluntad conquistadora por parte del Paraguay; por otro, el rechazo de una causa considerada partidaria antes que nacional. El Independiente, apeló a los fundamentos antes esbozados para definir su posición y, si bien contó con la participación de Víctor Silvero, tuvo desde su primer número como redactor al paraguayo Pedro Falcón, según consta en la portada de todas las ediciones junto con la letra chica que rezaba “Se publica por la imprenta de propiedad actual de Federico Z. Boetti”. Colaboró también desde sus inicios el uruguayo Juan José Soto. Refiriéndose a este último, Francisco Solano López decía a José Bergés: “Soto es capaz de dirigir la prensa convenientemente y es necesario estimularlo por todos los medios; debiendo usted tratar de encomendar la parte lucrativa para él (…) Es preciso que él encuentre facilidad para la propaganda periodística y algún provecho para que las cosas estén bien balanceadas y consistentes” (citado en Johansson, 2017: 201). Estas palabras dejan vislumbrar el nivel de incidencia del presidente López en la selección de los redactores que debieron encargarse de la propaganda paraguaya en el exterior. En este sentido, en los apuntes del legislador correntino Pedro Igarzabal se lee:
“Hoy al medio día hizo llamar Victor Silvero a Boetti, y le dijo que fuera a la imprenta a preparar las planchas, y acto continuo pasase a lo de Soto el reformista, a recibir los manuscritos que éste tenía preparados para la prensa. Boetti obediente así lo hizo, (…) Silvero le dijo a Boetti muy irritado estas palabras: Lo que más nos encargó el presidente del Paraguay fue que obrásemos con toda energía, que procediéramos breve y sumariamente y castiguemos sin misericordia. Energía, energía nos decía. Boetti entonces, sin quedarse atrás y para llevar bien el compás le contesto: sí señor, así debe hacerse en estas circunstancias, y no tener consideración ninguna” (citado en Domínguez, 1965: 62).
La redacción del periódico, por lo tanto, estuvo en gran medida supervisada por Víctor Silvero y Juan José Soto, mientras que el italiano Boetti cumplió órdenes y prestó los servicios de la imprenta cuyo usufructo controló.
La imagen que la historiografía liberal construyó años más tarde sobre el accionar del italiano, subrayó los supuestos beneficios económicos obtenidos por su posición política. Según Manuel Mantilla, “Federico Boetti era federal por inclinación natural y por sus vínculos de familia, pero negociante ante todo, servía a quien le daba dinero”.[12] No obstante, la lectura de la correspondencia del agente paraguayo Miguel Rojas lleva a matizar esta afirmación. Según este, el gobernador Lagraña se había reunido con Boetti antes de la invasión para indagar qué intereses lo movían a predicar a favor del Paraguay y ofrecerle una subvención para el periódico si cambiaba su discurso, pero el italiano rechazó la oferta argumentando que no recibía subsidios de ningún tipo. En un informe a Bergés, Rojas explicó que Boetti había rehusado al ofrecimiento muy a su pesar, porque “él casi no dispone de la imprenta sin el consentimiento del partido federal, partido que está en oposición constante al gobierno general, y de consiguiente enemigo acérrimo del Brasil”, era ese el verdadero motivo, agregó Rojas, por el que Boetti simpatizó con el Paraguay (citado en Johansson, 2017: 192). Asimismo, en otra carta el agente afirmaba que el "que no haya tenido que recurrir a ninguna paga para asegurar la postura de El Independiente contra el Brasil y a favor de nuestra causa es debido en gran parte a los esfuerzos de Silvero” (citado en Whigham, 2003: 289).
Si bien es posible que Boetti haya recibido algún rédito económico, su adhesión a la causa paraguaya parece haberse fundado en lazos familiares y/o relacionales. Como señalamos, el gobernador Rolón le adjudicó la Imprenta del Estado en 1861 y con ella publicó Nueva Época que respondió a los intereses federales. Además, contrajo matrimonio con Dionisia Cándida Vedoya Llano en 1861, hija de Ángel Mariano Vedoya Lagraña, federal con actuación pública en la provincia. Con lo cual la filiación con aquella facción política no fue solo eventual, por el contrato con el gobierno de Rolón primero, ni obsecuente, por la invasión paraguaya después, sino que perduró en el tiempo y tuvo entre sus fundamentos vínculos familiares.
Unione e Benevolenza. El papel de la asociación inmigrante frente al conflicto
Para 1857, según el censo confederal, sobre una población total de 8839 habitantes el número de italianos en la ciudad de Corrientes ascendió a 147.[13] En cuanto a su perfil ocupacional la mayoría ejerció el comercio, la carpintería y la calafatería. Se trató sobre todo de una inmigración masculina, característica en el periodo de migraciones tempranas (Devoto, 2003): de los 147 italianos asentados en la ciudad 122 eran hombres y 25, mujeres.
La Constitución Nacional garantizó la libertad de asociación, produciéndose una notable difusión de la vida asociativa. El objetivo básico de las asociaciones mutuales italianas fue brindar a sus socios una cobertura médico asistencial y un ámbito de sociabilidad que comprendía reuniones sociales y actividades recreativas. En estos espacios algunos italianos encontraron en los puestos directivos lugares propicios para acrecentar su prestigio social convirtiéndose en personalidades que reafirmaron su liderazgo dentro de la comunidad y obtuvieron visibilidad en la sociedad local.[14] Mientras tanto, para el común de los asociados el interés por estas instituciones fue buscar coberturas de salud e información sobre trabajo (Bjerg, 2009).[15]
La asociación Unione e Benevolenza de Corrientes fue fundada en 1864 a raíz de una invitación enviada por la entidad análoga establecida en la ciudad de Rosario. Fue característico su republicanismo que partió de una conexión estrecha con el pensamiento de Guiseppe Mazzini. Los enfrentamientos que en la península se dieron en el contexto del proceso de la unificación italiana, entre monárquicos y republicanos, se prolongaron en nuestro país. Los republicanos más radicalizados lograron tomar control de Unione e Benevolenza, y en el caso de Rosario el cónsul general en la ciudad, Luigi Chapperon, llegó a promover una escisión que dio vida a otra entidad: la Societa Italiana di Beneficenza.
La asociación fundada en 1864 tuvo una corta vida institucional, desapareciendo en 1865, con lo cual su análisis se realizó a partir de la consulta de fuentes hemerográficas. Entendemos que se trató de una institución con ideales republicanos en función de su origen y su denominación, pero desconocemos sus actividades mutuales debido a una limitación heurística por la inexistencia de las actas de sesiones de socios. Sabemos de su nacimiento gracias a una nota titulada “Sociedades Italianas en Corrientes”.[16] De la iniciativa participaron Carlo Nicolo Roselli, Federico Z. Boetti, Juan Bautista Achinelli, Antonio Iglesias, Luis Resoagli, Rafael Gallino, Juan Ratti y Domingo Prandi entre otros. Boetti, además de editor de El Independiente fue propietario de un almacén de productos varios, vicepresidente y luego presidente de mencionada asociación que contó entre sus dirigentes con comerciantes que lograron integrarse a la sociedad urbana a partir de sus actividades y vínculos matrimoniales. El presidente de la primera comisión directiva, el comerciante Rafael Gallino, contrajo matrimonio en 1831 con Ramona Luisa Pujol- hermana del gobernador Juan Gregorio Pujol- natural de Corrientes. Llegó a desempeñarse como Juez pedáneo del departamento de Mercedes designado por el Congreso Municipal del mismo junto con Juan Acchinelli, tesorero de la asociación.[17] Gallino también se desempeñó como personal del Directorio del Banco y Casa de Moneda en 1866.[18]
El lineamiento político de Boetti se revalidó en claras acciones desde la asociación italiana que presidió. La entidad manifestó su adhesión y consideraciones hacia el gobierno del Paraguay a través de una nota enviada el 8 de agosto de 1865 que iniciaba con la expresión “Viva la República del Paraguay”, y estaba dirigida al ministro de relaciones exteriores de la República, José Bergés en los siguientes términos:
“Penetrado de los sentimientos de bondad que en alto grado son característicos en V. E., le adjunto replica acompañada del Reglamento y elenco de los socios que componen dicha sociedad esperando de su experimentada cortesía y generosidad se sirva elevarla al conocimiento del Exmo. Señor Presidente de la República, Mariscal y General en Jefe de sus ejércitos, ciudadano D. Francisco Solano López. El objeto de esta súplica me hace esperar que V. E. se dignara aceptar la presente que la acompaña y al mismo tiempo los sentimientos de alta consideración y respeto hacia V. E...” (citado en Ramírez Braschi, 2000: 281).
Durante la ocupación paraguaya, esta predisposición con el invasor por parte de los líderes italianos -y su cercanía a la facción federal- permitió que a algunos de ellos les fueran adjudicados cargos en órganos de gobierno. El 2 de junio de 1865 la Junta Gubernativa creó una comisión fiscal para relevar los daños causados durante el intento de retomar la ciudad, llevado adelante el 25 de mayo por las fuerzas aliadas conducidas por el General Wenceslao Paunero. El cuerpo estuvo conformado por ciudadanos correntinos y residentes extranjeros, con facultad de elegir un miembro como presidente, siendo electo por mayoría Antonio Iglesias, uno de los vocales de Unione e Benevolenza. En esta comisión participó también Boetti y Luis Resoagli (Ramírez Braschi, 2014). En una nota de Bergés a Solano López es posible advertir que algunos de estos italianos habrían tenido vínculos previos con el país vecino, así refiriéndose a Antonio Iglesias, Berges decía: “italiano, antiguo amigo mío, desde el año cuarenta y tres a quien le debo muchas atenciones desde mi llegada a esta ciudad”. [19]
La comunicación entre la asociación italiana y los invasores fue habitual. Bergés funcionó como nexo entre los italianos y el presidente ya que en sus cartas se adjuntaron las notas de la asociación. En una de esas notas los italianos solicitaron la libertad del correntino Wenceslao Díaz Colodrero obteniendo de López una respuesta favorable.[20] Estimamos este hecho una muestra del interés del presidente del Paraguay por mantener una relación cordial con la asociación. Así ante un malentendido entre Bergés y Boetti, López recomendó: “No es bueno establecer cuestión con el Señor Boetti, por la consideración de sus simpatías”.[21] Es evidente que fue importante cuidar el trato con el italiano a fin de mantener la alianza.
El vínculo entre los italianos y Víctor Silvero continuó aún terminada la guerra. En el expediente judicial por el delito de traición a la patria que se le siguió a partir de 1874 y en cuya defensa se desempeñó el mismo imputado, ofrecieron testimonio a su favor los italianos Luis Resoagli, Domingo Parodi, Francisco Solari y la viuda de Gallino, Luisa Pujol de Gallino. En sus declaraciones los testigos intentaron demostrar que los triunviros estuvieron obligados a desempeñarse en ese cargo y predispuestos a prestar ayuda a quienes fueron atacados por las fuerzas invasoras. Luisa Pujol de Gallino declaró que, en 1865 se dirigió a la casa de Silvero a decirle “que Don Damaseno Fernández, al tiempo de saltar una pared para evadirse de los paraguayos, cuando desembarcaban y ocupaban esta ciudad se dislocó o fracturó una pierna, y que lo tenía en su casa oculto cuidando”. Silvero avaló este accionar y recomendó continuar con la curación para que luego pudiera Fernández irse de la provincia salvaguardando su vida.[22] Testimonio de un caso similar dio el italiano Luis Resoagli.
Las declaraciones guardaron la intencionalidad de mostrar la posición de Silvero como producto de fuerza mayor ante el avasallamiento externo. No obstante, es interesante detenernos aquí en el accionar de los italianos que, adhirieron a la causa paraguaya en el plano discursivo manifestando su apoyo a Francisco Solano López, mientras en la práctica mantuvieron una postura más flexible quizás debido a la incertidumbre que presentó el contexto bélico para la población en general y las especulaciones de estos italianos en calidad de comerciantes en particular. Después de todo, en 1865, nadie sabía cómo terminaría la guerra.
La cercanía entre Paraguay y Corrientes facilitó los vínculos comerciales. Teniendo en cuenta que gran parte de los italianos censados en 1857 fueron comerciantes pensamos que podrían haberse visto beneficiados por un trato comercial preferencial con el Mariscal siendo esta una razón conveniente por la adhesión a la causa paraguaya.[23] Tal el caso de Rafael Gallino, que mantuvo relaciones comerciales con Sinforoso Cáceres, uno de los triunviros durante la ocupación, de quien recibió pagos por la venta de yerba.[24]
Consideraciones finales
Las facciones que se fueron definiendo en la provincia de Corrientes luego de la Batalla de Caseros, presentaron un enfrentamiento en el plano político y la prensa se convirtió en un espacio privilegiado de debate y de formación de opinión. Si bien la Guerra de la Triple Alianza no fue el origen de la división política, podemos afirmar que sí profundizó los enfrentamientos: el control de la Imprenta del Estado y las páginas de los periódicos lo reflejaron convirtiéndose en exponentes de los nexos entre los grupos locales y los poderes externos a la provincia. En este contexto, la dirigencia de la asociación Unione e Benevolenza supo ubicarse en el juego político acercándose a la facción federal antes y después del conflicto, cristalizando una posición en favor del Paraguay. Ese posicionamiento estuvo fundado principalmente en vínculos económicos y familiares, aunque también el republicanismo de raíz mazziniana coincidió con la posición federal que acusó al gobierno nacional, y Mitre en particular, de traidores a la causa republicana por su alianza con un estado monárquico y esclavócrata como el Brasil (Buchbinder, 2004).[25] La asociación desapareció luego del conflicto bélico y en 1870 se fundó una nueva entidad denominada Unione e Fratellanza en la que participaron algunos de los italianos de la Unione e Benevolenza pero no Federico Boetti, de quien no tenemos información una vez concluida la contienda.
El accionar político de los líderes italianos de Corrientes, contrastó con la actitud sostenida por los italianos en Buenos Aires, donde el grueso de la dirigencia comunitaria apoyó abiertamente la política mitrista. Esta disparidad de posiciones podría explicarse por la distinta trayectoria que cada grupo fue desarrollando en la arena política local y los vínculos políticos que establecieron. Varios dirigentes de la comunidad italiana porteña mantuvieron viejos vínculos políticos con Mitre, que habían creado a partir de la experiencia común en el sitio de Montevideo en la década de 1840 (Sabato y Cibotti, 1970).
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Maisa Ronit Angelina Oliveira es licenciada en Historia egresada de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste (2017). Especialista en Historia Regional egresada de la Universidad Nacional del Nordeste (2019) y aspirante al Doctorado en Historia de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. Integrante del Proyecto: Familias, poder y sociabilidad. La configuración de una elite dirigente provinciana. Dirección: María Gabriela Quiñonez. Periodo 2019-2022. Secretaría General de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional del Nordeste. Becaria Investigadora desde 2014 en la misma Universidad por la Secretaría General de Ciencia y Técnica. Línea de estudio: la inmigración italiana y el asociacionismo en la ciudad de Corrientes durante el siglo XIX.
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[1] También conocida como Guerra del Paraguay o Guerra Guasú fue la contienda bélica más importante de la historia de América y un acontecimiento fundamental para la consolidación del estado nacional argentino. En este sentido Liliana Brezzo (2005) ofrece un amplio estado de la cuestión y Luc Capdevila (2012) presenta una síntesis de la historiografía sobre las causas de la guerra. Otros estudios relevantes son los de Baratta (2013) y Buchbinder (2012). En la línea que aborda la prensa en Corrientes durante el conflicto bélico ver Dardo Ramírez Brachi (2000).
[2] Estudios históricos recientes han problematizado el uso de términos como “facción” y “partido”, señalando el reduccionismo en el que se ha caído al considerarse el primero como una suerte de estado embrionario del segundo. Sin pasar por alto este conflicto conceptual pensamos conveniente optar por el uso del término facción debido a que las identidades políticas del período abordado se definieron más por redes de poder que por un programa común. Para el caso de la facción federal la identidad se construyó en torno a una defensa de la autonomía provincial frente a lo que se pensó el avasallamiento porteño y una oposición a la política mitrista. Definida por Ignacio Zubizarreta y Etchechury-Barrera (2015), la facción sería una agrupación de individuos que se concentran y conforman una coalición temporal con el objeto de lograr uno o varios fines determinados a través distintas modalidades de participación política, militar, económica, etc.
[3]El escenario fue muy distinto al de la vecina provincia de Entre Ríos donde para 1864 además del periódico oficial El Uruguay, se editaron otros como El Paraná, El Eco de Entre Ríos y El Pueblo Entrerriano (Alabart y Pérez, 2019).
[4] Archivo General de la Provincia de Corrientes (en adelante AGPC) Expedientes Administrativos. Legajo N°140. Enero-mayo 1864, 18 de enero de 1864.
[5] AGPC. Correspondencia Oficial. Tomo 196. 18 de marzo de 1864.
[6] Archivo General de la Nación (en adelante AGN). Proceso por Traición a la patria. Recurso de queja de Víctor Silvero. Primer Cuerpo. 1055, S.7, C.10, A. 5, N 12.
[7] AGN. Proceso por Traición a la patria. Recurso de queja de Víctor Silvero. Primer Cuerpo. 1055, S.7, C.10, A. 5, N 12.
[8] Silvero fue tomado prisionero por las tropas de Brasil en 1870. Recuperó su libertad en 1871 y en 1873 regresó a Corrientes. Su presencia se difundió rápidamente y al año siguiente comenzó el juicio por traición a la patria en el que se lo acusó de haber colaborado con el invasor paraguayo. Fue absuelto en 1878 (Ramírez Braschi, 2003).
[9] ANG. Proceso por Traición a la patria. Recurso de queja de Víctor Silvero. Primer Cuerpo. 1055, S.7, C.10, A. 5, N 12.
[10] La imprenta fue instalada en el campamento paraguayo para imprimir los periódicos de la guerra (Johansson, 2017).
[11] Desde los periódicos se entendió el conflicto como un enfrentamiento entre unitarios y federales, así en El Independiente se leía: “El partido unitario es la plaga que ha afligido a estas repúblicas que no han tenido un día de descanso y han estado en constante efervescencia agitadas por la insaciable ambición de esos hombres criminales (…) Mitre es hoy la personificación de ese partido que, consecuente con sus antecedentes, se alía secretamente al Imperio para arrebatarnos nuestra independencia”. El Independiente, 25 de abril de 1865, p. 2. Biblioteca Pública de la Universidad Nacional de la Plata.
[12] Mantilla, Manuel Florencio (2007 [1887]). Bibliografía periodística de la provincia de Corrientes. Corrientes: Amerindia, p. 88.
[13] AGPC. Censo Confederal de 1857.
[14] Entendemos liderazgo étnico como un tipo de estrategia adaptativa del grupo étnico a su entorno social y político. El liderazgo de un grupo de inmigrantes o de una asociación requiere un interés hacia el propio grupo originario y un reconocimiento por parte de este. Requiere una inversión de tiempo y recursos de distinto tipo (desde financieros hasta relacionales) hacia sus compatriotas (Bernasconi y Frid, 2006).
[15] Para un estado de la cuestión acerca de los estudios que abordan el asociacionismo y la inmigración en sus múltiples dimensiones, ver Marquiegui (2006).
[16] El Litoral, 29 de julio de 1973, p. 5 AGPC.
[17] AGNP. Expedientes Administrativos, Legajo N° 142 (Octubre- Diciembre de 1864).
[18] AGNP. Registro Oficial 16 de julio de 1866, p. 99.
[19]Archivo Nacional de Asunción (en adelante ANA) Colección Río Branco. 4025 I 30, 41 N°25. Notas de José Bergés a varios. 19 de octubre de 1865.
[20]ANA. Colección Rio Branco. 4019 I. 30, 21, 145,150. Cartas de Francisco Solano López a Bergés. 09 de septiembre de 1865.
[21]ANA. Colección Rio Branco. 4019 I. 30, 26, 101. Cartas de Francisco Solano López a Bergés. 21 de octubre de 1865.
[22]AGN. Proceso por Traición a la patria. Recurso de queja de Víctor Silvero. Primer Cuerpo. 1055, S.7, C.10, A. 5, N 12.
[23]Costa Alejandro figuraron en los padrones del censo de 1830 con la profesión de comerciante, al igual que Rafael Gallino y Juan Accinelli. Antonio Iglesia, Luis Resoagli y Juan Bautista Raggio compartieron esta profesión según el periódico de Corrientes El Comercio 29 de noviembre de 1855). Resoagli fue propietario de un molino de yerba a vapor y “uno de los pioneers del progreso de la Capital” intervino en el comercio de maderas de los grandes obrajes del Chaco (Gómez, 1997: 17).
[24] ANA. Colección Rio Branco.I-30, 23,244. Carta de Rafael Gallino a Sinforoso Cáceres. Corrientes, 26 de agosto de 1865.
[25] El posicionamiento de la entidad podemos definirlo en función de la conducta de sus líderes. Desconocemos la actitud del común de los socios por razones antes expuestas.
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