Pasado Abierto. Revista del CEHis. Nº9. Mar del Plata. Enero-junio 2019.
ISSN Nº2451-6961. http://fh.mdp.edu.ar/revistas/index.php/pasadoabierto
Las bellezas panorámicas argentinas: una revisión histórica de las políticas públicas y el desarrollo del turismo en el Parque Nacional Nahuel Huapi durante el peronismo (1943-1955)
Giulietta Piantoni
Instituto Patagónico de Estudios en Humanidades y Ciencias Sociales, Grupo Vinculado de Estudios Culturales y Cognitivos, Consejo Nacional de Investigaciones Científico y Técnicas, Universidad Nacional del Comahue, Argentina.
Gonzalo Barrios García
Centro de Estudios en Ciencia, Tecnología, Cultura y Desarrollo, Universidad Nacional de Río Negro / Grupo de Estudios sobre Acumulación, Conflictos y Hegemonía, Universidad Nacional de Quilmes, Argentina.
gonzaloebarriosgarcia@gmail.com
Liliana V. Pierucci
Centro de Estudios Históricos Regionales, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del Comahue / Centro de Estudios en Ciencia, Tecnología, Cultura y Desarrollo, Universidad Nacional de Río Negro, Argentina,
Recibido: 09/05/2019
Aceptado: 11/06/2019
Resumen
En el contexto de las presidencias peronistas (1945-1955), la denominada “Región de los Lagos” y la “Suiza Argentina” que había sido promovida por la gestión de la Dirección de Parques Nacionales bajo la presidencia de Exequiel Bustillo (1934-1944), experimentó nuevas modalidades de promoción del turismo. El discurso peronista impulsó la idea de poner “las bellezas de la patria al alcance del pueblo”. Buscamos discutir el impacto de estas narrativas en el sur argentino, específicamente en los Parques Nacionales. A partir del cruce de fuentes gráficas y fílmicas, memorias institucionales y estadísticas, propaganda, guías turísticas, publicadas por el Estado nacional, contrastamos el alcance e impacto del turismo social en la región y cuestionamos la idea de una actividad masiva describiendo entre otros aspectos, las prácticas que involucró, los actores vinculados y la infraestructura construida en estos años.
Palabras clave: peronismo, norpatagonia, políticas turísticas, turismo social
Argentine panoramic beauties: A historical review of public policies and the development of the tourism industry in the Nahuel Huapi National Park during Peron’s government (1943-1955)
Abstract
In the context of the Peronist presidencies (1945-1955), the so-called “Lakes Region” and “Argentine Switzerland”, promoted by the Directorate of National Parks under the leadership of Exequiel Bustillo (1934-1944), saw the creation of new modes of tourism promotion. The Peronist discourse promoted the idea of putting “The beauties of the homeland within the reach of the people”. We seek to discuss the impact of these narratives in southern Argentina, specifically in the National Parks. On the basis of a close examination of media documents and film footage, institutional memories and statistics, advertisements, tourist guides released by the national government, we discuss the scope and impact of social tourism in the region and dispute the notion that it was a mass activity. To this end, we analyze, among other aspects, the actors and practices involved, the symbolic representations and the infrastructure built during those years.
Keywords: peronism, North Patagonia, tourism policies, social tourism
Las bellezas panorámicas argentinas: una revisión histórica de las políticas públicas y el desarrollo del turismo en el Parque Nacional Nahuel Huapi durante el peronismo (1943-1955)
Introducción: Breve recorrido histórico en torno al Parque Nacional Nahuel Huapi
Durante los gobiernos peronistas, la política vinculada al turismo experimentó nuevas modalidades de práctica y promoción. Desde el gobierno nacional se impulsó la noción de poner “Las bellezas de la patria al alcance del pueblo” a partir de la idea de ampliar el derecho al ocio y al descanso. En el presente trabajo damos dar cuenta de diversos niveles de análisis para abordar las políticas públicas de los gobiernos peronistas en los Parques Nacionales en general y en la región de Nahuel Huapi, en particular en materia turística. Para ello, en primer lugar, buscamos señalar cómo desde el periodo anterior, con la creación de la Dirección de Parques Nacionales -DPN- y sus respectivas áreas protegidas, se materializó una intervención directa del Estado nacional tanto en el plano material como en el simbólico de sectores fronterizos del territorio nacional, y para su ocupación efectiva el turismo fue una herramienta de envergadura en la experiencia.
En segunda instancia se abordan los cambios y continuidades producidos en el organismo durante los gobiernos peronistas en relación al periodo previo, y cómo éstos repercutieron en la forma de concebir al turismo como actividad económica y la reformulación de algunos de los elementos que la componían hasta entonces. De manera sintética podemos afirmar que este cambio involucró en lo material, la apropiación y construcción de alojamientos, la mejora en los transportes, el subsidio al consumo, como así la ampliación de los servicios disponibles destinado a las clases trabajadoras. Por su parte en el plano de lo simbólico y discursivo, podemos identificar diversas reconfiguraciones tales como la inclusión como destinatarios a los trabajadores y sus familias como posibles consumidores de dicha actividad. Las numerosas imágenes de propaganda y proyecciones analizadas dan cuenta de ello. Asimismo, dentro del concepto de justicia social se incorporó la noción del derecho de los trabajadores al descanso, la recreación y el solaz como puede apreciarse a través de las fuentes gráficas y fílmicas editadas por el Estado nacional, así como diversas piezas de propagandas y guías turísticas. Sin embargo, a partir del cruce con otros documentos de archivo como legislación, memorias y balances producidos por la propia entidad, entre otros, discutimos el alcance e impacto del turismo social en la región y cuestionamos la idea de una actividad masiva, identificando las prácticas que involucró, los actores vinculados y la infraestructura construida en estos años.
Respecto de las fuentes fílmicas, gráficas y documentales utilizadas para este trabajo, es necesario destacar que las mismas fueron elegidas debido a su especificidad en lo que respecta a la difusión oficial en la región particular del Parque Nacional Nahuel Huapi. Esta selección busca contrastar aspectos referidos a la retórica institucional, las acciones concretas llevadas a cabo por la AGPNyT y el impacto real de las mismas en la Norpatagonia. De esta forma, pueden encontrarse marcadas diferencias con otras propagandas y documentos enfocados en distintos puntos turísticos del país como pueden ser Mar del Plata, Tandil, o las diversas localidades de la provincia de Córdoba (Alta Gracia, las Sierras, Río Tercero, etc.) y que fueron minuciosamente ya analizados en otros trabajos (Scarzanella 1998, 2002; Troncoso y Lois, 2004; Torre, 2002; Pastoriza 2008, 2011; Piglia, 2012, Milanesio, 2013; Kriger, 2009).
En la década de 1930, luego del primer golpe militar en la Argentina, se inició un proceso de argentinización de los Territorios Nacionales que hasta entonces sólo habían sido incorporados “cartográficamente” a la Nación. El proyecto de Parques Nacionales, a través de la sanción de la Ley 12.103[1], estableció la Dirección de Parques Nacionales (DPN) como una herramienta institucional de control centralizada, para actuar en forma directa en las áreas de frontera de los Territorios Nacionales y promover una ocupación efectiva de los mismos mediante políticas activas que impulsaran el desarrollo y la “modernización” regional (Piantoni, 2018).
Bajo la gestión de Exequiel Bustillo (1934-1944) la DPN planificó a Bariloche como la cabecera de un sistema regional de villas turísticas impulsando sus funciones de estadía, distribución, escala y excursión. Para ello fue necesario que la ciudad como centro turístico, tuviese en sus límites y radio de influencia una importante dotación de infraestructura, servicios y equipamiento urbano para uso turístico (Piantoni y Pierucci, 2016 y 2017). Entre ellas se destacó la construcción de nueva infraestructura, como caminos, hoteles, parajes, líneas telegráficas, etc. En 1934 también se concluyó la línea ferroviaria y se inició el proyecto de creación del centro de esquí del Cerro Catedral (Chiocconi, 2016).
Para llevar adelante esta tarea, la DPN impulsó también una transformación arquitectónica que buscaba romper con la estética que vinculaba la región con el sur chileno[2] imponiendo la piedra por sobre la madera desde una lógica del monumentalismo nacionalista. En muchas ocasiones la institución asumió el rol de proyectista, gestora y ejecutora utilizando partidas presupuestarias de sus colaboradores. El “estilo arquitectónico andino” o “pintoresquismo de los lagos” configuró los lineamientos pautados por la DPN y abarcó tanto modificaciones a edificios ya existentes como obras nuevas, donde el foco estaba puesto siempre en el exterior, eximiendo modificatorias internas[3], como también a los señaladores de caminos, los bancos y mesas de campings, las farolas, carteles indicadores o portales de ingreso a los distintos Parques (Piantoni y Pierucci 2016), llegando incluso a proyectarse en otras instituciones como el Ejército argentino, y las nuevas Áreas Protegidas que surgieron por medio del decreto 105.433/1937[4]: las Reservas Naturales de Lanín, Los Alerces, Los Glaciares y Perito Moreno.
Más allá de que en la práctica se puede considerar a la DPN como un “Estado dentro de otro Estado”, su poder no fue ni absoluto ni omnipresente. Existe en torno a esta institución un imaginario que liga la historia de la región a partir de su llegada, sin embargo, diversas actividades productivas se habían desarrollado en la zona en los años previos y ya existían varios hoteles instalados desde la década de 1920 que pujaban por el desarrollo de la actividad (Méndez, 2010). De la misma forma, lo que se denomina generalmente “turismo de élite” durante este periodo, debe quedar circunscrito al Hotel Llao Llao y otros establecimientos específicos, mientras que la mayor parte de la oferta hotelera de esos años en realidad correspondía a sectores medios (Méndez y Pierucci, 2015; Méndez, 2016). Incluso esta transformación económica y arquitectónica de impresionante impacto en toda la región debe ser matizada dentro del propio Bariloche: mientras que gran parte de la actividad se volcaba al turismo, en los sectores emplazados a pocos metros del centro urbano coexistían zonas donde pervivía la actividad agrícola.
A través de los años, el poder de la DPN fue decreciendo en términos presupuestarios y con él se limitó su autonomía.[5] Con las transformaciones iniciadas tras el golpe de 1943, Bustillo decidió alejarse definitivamente de la institución en 1944[6] y desde entonces la repartición inició un proceso que implicó cambios sustanciales, pero también, y como se verá, ciertas continuidades.
Para el año 1945 Parques Nacionales sufrió cambios administrativos de envergadura en su organigrama, estructura y dependencia. A partir de los decretos 1.208/45, 1.739/45, 2.393/45 y 9.504/45 se traspasó su dependencia desde el Ministerio de Agricultura al de Obras Públicas, desapareció la figura del presidente, creando la de director general, y se disolvió el Directorio para reemplazarlo por un Consejo de Administración[7] lo que supuso una reestructuración interna de importancia[8]. Además se cambió su denominación a Administración General de Parques Nacionales y Turismo (AGPNyT) tras fusionar la Dirección de Parques Nacionales con la Dirección Nacional de Turismo, lo que implicó formalizar su rol en la gestión de la actividad turística para todo el territorio nacional y tomar bajo su órbita gran parte de los hoteles estatales.
Peronismo y gestión turística regional
La política turística durante los gobiernos peronistas incluyó la legislación que otorgaba y ampliaba el derecho de vacaciones remuneradas obligatorias (decreto 1.740/45) así como la reglamentación de personería gremial (decreto 33.302/45) lo que disponía salario básico, mínimo y vital y sueldo anual complementario y que, “además de, salarios más altos y bonos anuales, las vacaciones pagas de diez a quince días, la licencia por enfermedad, los programas sociales que cubrían la atención médica, los proyectos de vivienda pública y los alquileres congelados, contribuyeron en gran medida a aumentar los ingresos disponibles de la población trabajadora” (Milanesio, 2013:34)[9]; todo esto, sumado a la nacionalización de los ferrocarriles, que implicó un drástico cambio en la política de tarifas (precios promocionales y otros beneficios). No es de sorprender que entre 1934 y 1948 el número de visitantes por el Ferrocarril del Sud a la región de Nahuel Huapi se incrementara exponencialmente.[10]
Las modificaciones en la política económica y social, tuvieron un correlato material, basta con mencionar que durante los gobiernos peronistas se construyeron 64 centros de verano, 28 centros recreativos, 13 hospitales y 122 clínicas (Pastoriza, 2011) sumados a la adquisición de hoteles por parte del Estado, junto a obras de gran infraestructura para fomentar el turismo y la interconectividad del país.
Con menor autonomía presupuestaria que en la década anterior, la AGPNyT se convirtió en un organismo estatal con una mirada “técnica” a partir de la profesionalización del personal y la incorporación de planes estratégicos de trabajo hacia la democratización del ocio. Para ello se continuó con la construcción de obras de infraestructura. Estas obras impulsadas por la AGPNyT entre 1945 y 1952 fueron incluidas dentro del primer plan quinquenal. En 1947 se avanzó con el cable carril en el Cerro Catedral (Chiocconi, 2016), y el aprovechamiento de la Isla Victoria con la creación de muelles, hostería y el sistema de atracaderos en el lago Nahuel Huapi. Para aumentar la capacidad de recepción de visitantes a la región, se optó por la compra de hoteles o su ampliación y por la construcción de nuevos refugios, hosterías y plantas de campamentos. Se buscaba de esta manera promocionar la actividad turística a partir de demostrar su rentabilidad, propiciando de esta forma que agentes privados, por medio de la inversión propia o con ayuda de los créditos facilitados por la repartición, se volcaran a la multiplicación de la planta hotelera y de servicios para el visitante, quedando siempre bajo el control de Parques la regulación de las tarifas y la estética arquitectónica.
Parte de las obras emprendidas por la AGPNyT estuvo orientada también hacia la puesta en marcha de edificios administrativos y para el personal como casas para empleados, casillas para peones camineros y agentes forestales, galpones, radioestaciones, casas para guardaparques -seccionales-, caballerizas y establos, usinas, entre otros. En algunas de estas construcciones, debido a las dificultades de obtener materiales para las obras, la AGPNyT se debió optar por buscar tipos constructivos más operativos y rápidos para ser instalados en el territorio, a partir del uso de madera obtenida de la actividad forestal en la zona[11] .
Por otro lado, se iniciaron otro tipo de obras como la de la Intendencia del Parque Nacional Lanin[12], realizada siguiendo los criterios arquitectónicos del periodo anterior. Otros edificios de gran envergadura que siguieron el perfil de la DPN fueron la Catedral Nuestra Señora del Nahuel Huapi[13] en San Carlos de Bariloche, las Hosterías de Puerto Anchorena en Isla Victoria y las Capillas de Villa La Angostura y Villa Catedral. Además, continuando con el fomento de obras edilicias para otras reparticiones se construyeron las escuelas en San Martín de los Andes, El Bolsón, San Carlos de Bariloche, Futalafquen y Esquel, en las inmediaciones de distintos Parques Nacionales.
Además, durante estos años se crearon campamentos sociales en Isla Huemul, y campamentos estudiantiles en el lago Mascardi, se compraron y pusieron a disposición buses y lanchas colectivas, además de la oficialización de las “escuelas de ski” (sic) con la conformación de una única institución centralizada, con el objetivo de fomentar la práctica intensiva de este deporte y ponerlo al alcance de las clases “más modestas”[14].
En todos los casos, se mantuvo una visión de conjunto de la zona cordillerana como la “región de los Lagos”[15], buscando integrar los Parques Nacionales con los poblados y ciudades circundantes. Una guía de turismo producida por la AGPNyT en 1948 da cuenta de tres frecuencias de aeropostas que permitían unir la ciudad de Buenos Aires con Santa Rosa, Neuquén, Bariloche y Esquel. El costo del traslado era de un total de $419 ida y vuelta, los boletos debían ser reservados con tres meses de anticipación y se tardaba aproximadamente seis horas y media entre Buenos Aires y Bariloche. Por vía terrestre las opciones eran por medio de 1706 km de carretera recomendado ser recorridos en tres tramos, o por medio del ferrocarril que unía la estación de Constitución con Carmen de Patagones y ésta con Zapala o Bariloche. Para este último destino, el costo implicaba $144,85 el pasaje ida y vuelta por un traslado de un total de 1742 km. Desde Carmen de Patagones el viaje solía demorar alrededor de 19 hs. Con la lógica de unir la mayor cantidad de puntos de la región, los pasajeros podían descender antes de llegar a Bariloche en la localidad de Ingeniero Jacobacci para dirigirse, en otro tren - “La Trochita”-, hacia Maitén y Esquel donde podían visitar el Parque Nacional Los Alerces. En caso de dirigirse hacia Zapala, los visitantes podían continuar camino por carretera hasta San Martín de los Andes y conocer el Parque Nacional Lanín. En ambos casos las rutas regionales habilitaban la conexión con Bariloche para completar el circuito[16].
En el ámbito local, el municipio de San Carlos de Bariloche buscó planificar el turismo reconociendo en esta actividad la base económica de la ciudad a partir de la formación de una “Comisión Municipal de Fomento del Turismo” que en conjunto con la AGPNyT se encargó de la regulación de trámites de licencias para operar, el establecimiento del rango de tarifas y la exposición de las mismas, tanto de la hotelería como de las empresas de transporte.
De manera análoga a este incremento, en diversos aspectos materiales, existió una intención muy fuerte de ampliar los sectores a los cuales se dirigía la promoción turística en términos simbólicos. Por ello, durante este periodo, se reorientó los objetivos de la Administración General en torno al proyecto del peronismo, apuntando a consolidar el disfrute de los Parques por parte de las generaciones presentes y futuras, con una intención más integradora. El colectivo nacional sumó al concepto de “nuevas generaciones” a niños, jóvenes y familias de sectores medios y bajos, en adelante, los destinatarios de las bellezas naturales de todos los argentinos. Piglia (2012) y Pastoriza (2011) consideran que las excursiones a los Parques tuvieron un fuerte impacto simbólico, asociado a la conquista de un espacio antes exclusivo para la élite y por ello, con marcado simbolismo patriótico, aún para quienes no viajaban.
La afluencia de pasajeros y visitantes, los nuevos contingentes de trabajadores y estudiantes que visitaban la región obligaron a articular una estructura diferente que estuviese a la altura del “turismo social”. Los turistas llegados al Parque Nacional Nahuel Huapi por ferrocarril y vía aérea, por carretera y vía lacustre (procedentes de los lagos chilenos) alcanzaron en 1945 el número de 12.618. Esa cifra aumentó al año siguiente a 15.243[17], y se duplicó en 1947 llegando a 32.391, para continuar aumentando hasta alcanzar los 75.000 turistas de toda clase social[18] en 1951[19]. La mayor afluencia se daba en los meses de diciembre y enero seguido en menor medida por los meses de febrero y marzo.
El turismo pensado y ofertado como un bien al alcance de las clases humildes y como parte de la justicia social configuró un nuevo uso del discurso nacionalista. La “Nueva Argentina”, que incluía a las masas de trabajadores, implicaba que éstas podían y debían conocer (por lo tanto, apropiarse) el territorio nacional. El poder central ya no intentaba afirmar la soberanía y propiedad del territorio en las fronteras, en nuestro caso de análisis, los Parques Nacionales, debido a sus propiedades como recurso natural, su ubicación estratégica, y la posibilidad para ser explotado por la alta aristocracia porteña en materia de turismo; sino como parte de un proyecto en el que cada trabajador tenía su participación y por lo tanto oportunidad para su justo goce: en La Nación Justa, Libre y Soberana (Bähler, 1950) se hace hincapié en la ley que promueve las vacaciones anuales pagas permitiendo así que “El mar, la sierra, el campo, el sol y el aire más puro están al alcance de todos, sin exclusiones irritantes, en el ejercicio práctico de la verdadera democracia que supone igualdad de deberes, pero también igualdad de derechos” (Bähler, 1950:171).
La promoción fílmica del turismo jugó un rol muy importante en el marco de la propaganda peronista, a partir de la cual se divulgaron imágenes de distintos puntos del país y permitieron el acercamiento, desde la narrativa, a toda la población de las “bellezas naturales” nacionales. La naturaleza cobró también, durante este periodo un carácter moral, donde el acceso al turismo pasaba de ser un privilegio para convertirse en un derecho: el derecho al descanso, la recreación y el solaz. Por eso mismo, éstos se relacionaron con los conceptos de salud física y moral en un contexto en el que el higienismo se imponía en el discurso social. La frase "conocer la patria es un deber" -lema de Parques desde su creación- fue resignificada por el peronismo que proponía que los ciudadanos descubrieran la Nación Argentina a través de la actividad turística, tanto en su modalidad de disfrute del tiempo libre como por razones de salud, puesto que acceder a la playa, las sierras, las montañas contribuían a recuperarse de algunas enfermedades:
“El turismo obrero debe ser encarado por todos los países civilizados de la tierra, porque no sólo el pudiente ha de disfrutar un poco de yodo en el mar o un poco de oxígeno en la montaña, sino que cada uno de los hombres que trabajan debe reponer sus energías gastadas por el trabajo, para regresar con nuevos bríos a la tarea diaria”[20].
Desde lo simbólico y comunicacional el Estado peronista fomentó discursos para que los sectores populares y trabajadores se identificaran y se apropiaran de esta nueva idea de Nación. Así, la narrativa planteaba identidades vinculadas a las "geografías regionales" y con esta lógica, se fueron promocionando características y atractivos de cada provincia o Territorio Nacional tanto en las guías, la folletería como en los documentales audiovisuales analizados. En paralelo, los discursos peronistas potenciaron representaciones sobre los Parques Nacionales como lugares de reserva con fauna y flora autóctona, cuyos recursos y riquezas debían conocerse en tanto eran el derecho y el deber de los trabajadores de la nación.
La formulación del Segundo Plan Quinquenal materializó una subdivisión del turismo en categorías que, en la práctica, estaban vigentes dentro de los Parques Nacionales. Desde entonces, aparecen discriminadas las modalidades del turismo como internacional, social y escolar.
Respecto del turismo social y obrero, se consigna en algunos documentos que se inició a modo de “experimentos” según las propias memorias de la repartición, promoviendo la actividad entre obreros y empleados con sus familias -559 personas en 1948 de los más de 32.000 que visitan el Parque ese año-. Los grupos eran organizados con actividades programadas y excursiones planificadas para los diez o quince días que duraba la estadía promedio. El turismo escolar, también organizado y pautado con antelación, consistía en un 35% de descuento del costo total para viajes de estudiantes de escuelas primarias, secundarias y universidades durante la baja temporada en los meses de abril y mayo. Los grupos organizados de turismo social y estudiantil se alojaban en hoteles de categoría intermedia, en los campamentos con comedores y dormitorios comunitarios, o en el centro social Ayekan Ruca de San Carlos de Bariloche.
A partir de 1948 el discurso en las memorias de Parques se modifica en lo que respecta al turismo internacional consignando que se requería de divisas y por ello se apela a una amplia estrategia propagandística para volver a atraer a este segmento[21]. Como eje de esta política de promoción se utilizaron los hoteles de Llao Llao y el Ski Catedral. En 1949 se inauguró una oficina permanente de la repartición en New York -Estados Unidos- para establecer la promoción turística de los destinos argentinos[22], además de la publicación de diversa folletería en diversos idiomas.
En cuanto al turismo practicado por las clases medias que representaría el mayor ingreso de visitantes, consideramos que es un tópico subsumido tanto en el discurso de Parques Nacionales como en los planes quinquenales, dado que en la formulación de las memorias descriptivas este segmento de turismo se incluiría en el denominado turismo social/obrero, sin individualizarlo ni particularizarlo. Sin embargo, como se verá más adelante, su participación en la actividad turística de la región no fue menor.
La narrativa en la propaganda y promoción de las “bellezas panorámicas argentinas”
Las imágenes fílmicas y la propaganda a través de diversos formatos tales como el cine y los cortometrajes, como así también noticieros de época -Sucesos Argentinos, Noticiero Panamericano, Noticiero Bonaerense-, giras de difusión cinematográficas en tren y la realización de festivales de cine, principalmente en Mar del Plata, fueron explotados por el gobierno nacional (Pastoriza 2011). En lo que respecta a la estrategia comunicacional de la Administración General incluyó una muy variada serie de materiales de propaganda, promoción y divulgación entre los que destacan guías de turismo, folletería y material fílmico. En estos documentos aparecen declamaciones en torno a la política de la institución sobre diversos aspectos, tales como el rol del Estado, la justicia social, el turismo social y la relación del hombre con la naturaleza.
En una publicación realizada sobre fines de la década del 40’ titulada “Visión de Argentina”[23] con circulación en varios idiomas, se presenta un recorrido sobre la oferta turística del país desde los centros urbanos más importantes hasta los Parques Nacionales. En el documento se considera que el desarrollo económico de estas regiones se encuentra vinculado a su paisaje y acervo turístico, donde el avance del progreso se materializa en la infraestructura para recibir al visitante:
“Pero el turismo no consiste en la simple contemplación del paisaje o en el paseo agradable, sino que también reside en el alojamiento confortable que hace más atrayente un viaje hacia sitios donde nadie hubiera intentado ir por falta de las comodidades necesarias. La implantación de un hotel produce una favorable conmoción en la actividad económica del lugar. […] Las industrias típicas regionales reciben también un gran impulso por la demanda que de sus expresiones hacen los viajeros.”[24]
El documento interpela directamente al lector buscando convertirlo en turista a partir del deseo de conocer el país. Con una descripción florida e idealizada sin problematización o referencia histórica alguna, recorre el territorio argentino haciendo énfasis en las principales características naturales de los Parques Nacionales, a los cuales califica de “tesoro magnífico”, “obras maestras de la naturaleza”, y que esas “(…) más de 2.500.000 hectáreas con bellezas naturales rescatadas para el beneficio del pueblo (…) [y por ello] Nadie es dueño absoluto de todo eso; lo es el visitante, para quien el Estado Argentino ha reservado esos lugares”[25].
Sobre el Parque Nacional de Nahuel Huapi resalta los deportes invernales en el Cerro Catedral, las canchas de golf mejor ubicadas del continente, colindante al hotel Llao Llao y frente al lago Nahuel Huapi a los pies del Tronador; la pesca de trucha y salmón, junto con el senderismo para el disfrute integral del paisaje.
En la publicación "La Nación Justa, Libre y Soberana" se asocia a los Parques Nacionales con la preservación de lo natural, se plantea la importancia de conservar y proteger la flora, la fauna y “las condiciones primitivas en las regiones de extraordinarias bellezas naturales, representativas y características para la naturaleza del país” (Bähler, 1950: 456), respecto a la actividad turística plantea que “(...) la patria tiene las puertas abiertas para que la conozcan argentinos y extranjeros (...) un obrero tiene hoy la posibilidad de viajar, de recorrer, de visitar, de conocer y de vivir en cualquier centro de turismo del país. Ese es el turismo social" (Bähler, 1950: 455).
En lo que respecta al material audiovisual, la producción titulada “Argentina hoy” realizada por la Secretaría de Prensa y Difusión de la Presidencia de la Nación en el año 1947[26], vuelve a señalar la importancia de la obra pública al dar cuenta del ritmo vivido por el país con relación a las últimas conquistas de la “civilización y el progreso” destacando que las a través de la infraestructura se manifiesta ese avance. El documento fílmico presenta “la nueva Argentina, socialmente justa” donde el foco de las políticas estatales son los trabajadores, quienes considera son los que han impulsado la riqueza de la nación, y por lo tanto sentencia que es para ellos que “se legisla con justicia digna de tan noble preocupación”. En relación al turismo y la recreación se enuncian “los inquebrantables propósitos que persigue” (el Estado peronista), “procurar al pueblo los medios más positivos de su perfeccionamiento integral” y entre ellos, se consideran a las colonias de vacaciones infantiles, “donde los niños de edad escolar disfrutan los periodos de descanso en el más grato y saludable ambiente, entregados a juegos y ejercicios, controlados por profesores”. Las imágenes muestran a “niños de todo el país [...] recibiendo la atención más cariñosa y disfrutando sus estadías en Mar del Plata”.
La narrativa audiovisual dedica tiempo a las colonias de vacaciones para empleados y obreros y sus familiares “emplazadas en las más prestigiosas zonas veraniegas” y que son los espacios de conquista simbólica para “las clases modestas” que en esta Nueva Argentina disfrutan sus vacaciones en escenarios antes reservados a los sectores de élite. En relación con la posibilidad de acceder a estos espacios, el documental expresa como hito fundamental que “El pueblo vive holgadamente y también previsoramente. Puede hacer gastos extraordinarios, pero también puede ahorrar, porque tiene remuneraciones justas, establecidas por el gobierno del general Perón, con el humano propósito del bienestar común, sin privilegios” lo que habilitaba la idea del viaje, el paseo y la vacación como espacio de derecho y disfrute.
El segundo documental analizado se titula “Turismo Social, Segundo Plan Quinquenal” y también fue producido por la Secretaría de Prensa y Difusión de la Presidencia de la Nación en el año 1953[27]. En este caso, se trata en realidad de un formato particular de documento de propaganda: un docudrama. En él, hay actores que tienen un guión especial, representando a una pareja que va a una oficina de turismo para informarse de los posibles destinos para hacer su “luna de miel”.
Se escuchan expresiones tales como “en materia de turismo social el objetivo fundamental de la nación será posibilitar el acceso del pueblo al conocimiento de las bellezas naturales del país y las creaciones del esfuerzo argentino, aprovechando al mismo tiempo los beneficios del descanso físico y espiritual que proporciona el turismo". Desde la agencia se recalca que “el Turismo social abarca todas las zonas del país, todos los climas, todos los paisajes, al alcance del presupuesto más reducido". A lo largo de la narrativa, de la misma manera que en los documentos previos, se hace hincapié en las obras de infraestructura y construcciones realizadas para favorecer el acceso y la calidad de los servicios relacionados con el turismo, con descripciones de cada lugar para lo que se presenta y recorre distintas localidades como Chapadmalal, Salta y Tucumán, Las Cataratas del Iguazú, Río Tercero, etc. En los paneos realizados por las cámaras, se destacan las instalaciones hoteleras, colonias de verano del Estado y la Fundación Eva Perón.
En relación a San Carlos de Bariloche, se lo define como "la zona del gran turismo, engarzada en paisaje de leyenda con lagos de ensueño” y se la ilustra con imágenes del Lago Nahuel Huapi, en Punto Panorámico y el camino al Hotel Llao Llao: “Modernos hoteles han sido ubicados y construidos dentro de un plan trazado por la Dirección de Parques Nacionales” pensando en armonizar la actividad turística con las bellezas naturales del paisaje y a su vez, con la estética arquitectónica. La representación identitaria que se plasma es la de “una ciudad típica como surgida de un colorido cuento de sueños infantiles”.
En cuanto a las actividades deportivas se muestra el Cerro Catedral con su “cable carril recientemente inaugurado” que “lleva a los turistas en doce minutos, en un viaje alucinante a través de espacio hasta las famosas canchas de esquí" con imágenes del ascenso en este medio, en un entorno veraniego y no invernal. Por otra parte, se muestra la práctica del andinismo realizada en Piedras Blancas, “sobre las faldas del Cerro Otto” y se habla de la aventura que implica el “poder ascender a los picos llenos de peligro y emociones”. Entre otros atractivos se destaca la posibilidad que tienen los pescadores y aficionados “de todo el mundo” para lograr como premio los codiciados truchas y salmones.
A lo largo de todo el documental se destaca la importancia del turismo como derecho social que “facilita los medios necesarios para conocer las maravillas con que la naturaleza ha dotado a nuestro país” y se recalca que “todos los argentinos sin excepción alguna y sin distinción de ninguna especie podrán conocer su país hasta el último confín de nuestro suelo”.
Resumiendo, los documentales presentan a la Argentina como un país de grandes atractivos turísticos, puestos al alcance de la mano de diversos públicos, entre ellos, el peronismo no deja de lado al turismo internacional: “en cualquier época del año, por todas las vías de comunicación, arriban visitantes extranjeros para admirar nuestras bellezas naturales”. Lo mismo que en la propaganda impresa, se van destacando cada uno de los lugares y haciendo hincapié en sus principales atributos. En la región de los lagos, el turismo de invierno atrae a visitantes no solo de país sino también de los Estados Unidos y Europa[28]. De forma general, en los segmentos que refieren al turismo social, en las imágenes los obreros y los niños van a las playas de Mar del Plata u otras costas, mientras que en San Carlos de Bariloche principalmente se ven representados el Cerro Catedral y el Hotel Llao Llao, ubicándolo como un lugar de vacaciones de invierno y la referencia es a las competencias internacionales y al turismo extranjero, aunque las memorias indican que la mayor afluencia de turismo es en los meses de verano.
Límites a los alcances de las políticas públicas en los Parques Nacionales respecto del turismo durante los gobiernos peronistas
Este trabajo pone de relieve la importancia de analizar los efectos concretos de estas políticas en la región norpatagónica. Si consideramos los beneficios sociales -materiales y simbólicos- tales como los derechos a gozar de vacaciones y los salarios que posibilitaron la capacidad de ahorro, entre otras medidas adoptadas por el peronismo, así como la nacionalización de los ferrocarriles y la creación de hoteles del Estado que abarataban los costos de la movilidad y estadía de los trabajadores de amplios sectores sociales a nivel nacional, tenemos un contexto muy propicio para la expansión del turismo como actividad económica en diversos puntos del país.
Debemos ser cautelosos con los impactos reales que estas políticas han tenido en regiones alejadas de los grandes centros urbanos. Las propagandas y piezas publicitarias utilizadas para este trabajo intentan posicionar los distintos destinos turísticos como factibles en cualquier época del año y para toda la población. Sin embargo, a partir del análisis de los datos estadísticos de las memorias de Parques Nacionales y de otras publicaciones de esta institución; en la práctica resulta que la Norpatagonia continuaba siendo un lugar de difícil acceso en contraposición con los centros turísticos más cercanos a las zonas metropolitanas, que experimentaron un gran desarrollo gracias a la conexión terrestre por medio del asfalto (Mar del Plata pasó de recibir unos 380.000 turistas en 1940 a cerca de 1.000.000 para 1950 (Pastoriza, 2011), mientras que Córdoba pasó de recibir alrededor de unos 500.000 en la temporada 1943-44 a alrededor de 750.000 en la temporada 1947-48 (Bahler, 1950). En el caso de los Territorios Nacionales el medio de transporte principal seguía siendo el ferrocarril o, a partir de 1947, se sumó la posibilidad del viaje en avión. No obstante, el primero de ellos, probablemente debido a los largos tiempos de viaje y el segundo, tal vez por sus altos precios relativos, resulta comprensible que el número de obreros que visitaba la región fuera sensiblemente menor en comparación a otros destinos del país. Si estimamos como reales las proyecciones de turistas que ingresaron al Parque Nacional Nahuel Huapi según los datos proporcionados por la propia institución en sus memorias, y se analiza con detalle las estadísticas correspondientes a las categorías y el tipo de servicios del que hacían uso, se desprende que la mayor parte de los visitantes hicieron uso de circuitos familiares en autos particulares, muchas veces con propiedades en la zona, o que se alojaron en hosterías privadas, siendo entonces, el segmento de clase media el de mayor participación en la región de los lagos.[29]
En última instancia, la propaganda del turismo popular comenzó a ser parte de los noticieros oficiales que hicieron época en la década del 50 junto a otros semanarios que resaltaban las actividades oficiales, culturales y deportivas del gobierno y cuyos discursos promovieron representaciones de los lugares para visitar y sobre los posibles beneficiarios (trabajadores, estudiantes, clase media y turismo internacional). Como ya señalamos, algunos aspectos de estas políticas propiciaron el sostenimiento de propuestas y políticas de los gobiernos conservadores: un claro ejemplo fue la promoción de la práctica del esquí en el Cerro Catedral y ligado al mismo la oferta hotelera en el Hotel Catedral o en el Hotel Llao Llao orientado a las elites internacionales (probablemente debido a la necesidad de divisas extranjeras). Otros, en cambio, se orientaron a propiciar el turismo social y por esto la “región de los lagos” incluyó una creciente oferta de bajo costo, aunque sus efectos concretos no se vieron plasmados en una gran afluencia de turistas, (aunque, de todos modos, las estadísticas demuestran que se vio incrementada). Poniendo de relieve la retórica con las acciones concretas implementadas, en contraste con el impacto real en la región, pareciera que contar con vacaciones pagas no era suficiente para viajar a Bariloche en contraposición con Mar del Plata, las Sierras de Córdoba o Mendoza, que probablemente por su cercanía, la hotelería sindical y los complejos de vacaciones fueron los sitios más elegidos por los trabajadores. El slogan “Usted se paga el viaje, el gobierno el hospedaje” no tuvo la misma efectividad en todos los destinos.
Bibliografía
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Giulietta Piantoni es Licenciada y Profesora en Historia por la Universidad Nacional del Comahue y Becaria doctoral por CONICET con lugar de trabajo en IPEHCS. Su temática de trabajo se centra en las instituciones culturales y de divulgación científica en los Parques Nacionales de la Norpatagonia durante la primera mitad del siglo XX, sus redes intelectuales de intercambio y estrategias de difusión del conocimiento. Ha publicado artículos sobre la temática y presentado sus avances en numerosos congresos y jornadas. De forma paralela trabaja y analiza la propuesta turística de la Dirección de Parques Nacionales y la promoción de mensajes políticos a través de esta cartera del Estado. Participa de diversos proyectos de investigación y extensión en la Universidad Nacional del Comahue, donde también desempeña sus actividades docentes (JTP-3).
Gonzalo Barrios García es Licenciado en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires desde el año 2012, doctorando en Ciencias Sociales y Humanidades por la Universidad Nacional de Quilmes. Forma parte del Grupo de Estudios sobre Acumulación, Conflictos y Hegemonía desde el año 2015 y desde el 2016 participa en un Programa de Reconocimiento Institucional de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires cuyo objetivo es indagar sobre los marcos epistemológicos y cruces disciplinares en la formulación de los problemas ambientales a partir del Siglo XX. Desde el año 2017 es becario doctoral de CONICET en el CITECDE. Su investigación actual se enfoca en analizar las formas de estructuración del espacio urbano en las localidades de San Carlos de Bariloche y El Bolsón con especial hincapié en la relación dialéctica entre el accionar del Estado, los modelos de desarrollo urbano y su vinculación con el componente ambiental, para comprender la emergencia de diversos conflictos sociales desde el año 2003 hasta la actualidad.
Liliana V. Pierucci es Profesora en Historia, egresada de la Universidad Nacional del Comahue con estudios terciarios completos en el área del Turismo y la Hotelería y cursos de posgrado en el área del Turismo y el Patrimonio (Cátedra Unesco 2010), del Patrimonio Natural y Cultural y del Patrimonio Latinoamericano (UBP, 2011 y 2012) y el Patrimonio Cultural Inmaterial (UNC, 2015). Actualmente se encuentra realizando el Doctorado en Historia en la Facultad de Humanidades de la Universidad del Comahue. Como resultado de la participación en diferentes equipos de investigación ha presentado y publicado trabajos en distintos eventos académicos, jornadas y cursos a lo largo de los últimos años en las temáticas de historia regional, museos y representaciones de la memoria, patrimonio y turismo. Ha desarrollado su labor docente en nivel medio, terciario y actualmente en el universitario como profesora regular del área Patrimonio en la Universidad Nacional de Río Negro - Sede Andina. Entre las actividades de extensión y transferencia ha dictado numerosos cursos y capacitaciones docentes en diversas áreas afines con las líneas de investigación y docencia.
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[1] Ley Nº12.103 Boletín Oficial República Argentina Nº12.113, Buenos Aires, Argentina, 29 de octubre de 1934.
[2] Desde su ocupación a partir de 1885 en la zona prevalecieron construcciones de viviendas en madera de coihue y ciprés establecidas en forma desordenada alrededor del almacén San Carlos, como viviendas precarias realizadas en tejuelas de alerce. Estas características del estilo constructivo-arquitectónico tenían que ver con las relaciones socio-económicas que se encontraban estrechamente relacionados con el sur de Chile a partir del comercio.
[3] DPN (1936) Memoria correspondiente al año 1935, Ministerio de Agricultura, Talleres Gráficos Argentinos, p. 96.
[4] Decreto Nº105.433, Boletín Oficial República Argentina, Buenos Aires, Argentina, 11/5/1937.
[5] Durante el año 1942, llevó a Bustillo a una puja política en cuyo contexto presentó su renuncia, para luego retirarla gracias al lobby realizado por intermedio de sus aliados políticos.
[6] En su autobiografía Bustillo calificó de “apocalíptico” al periodo (Bustillo, 1999:479).
[7] Ese mismo decreto concretó la recategorización de Reservas Naturales a Parques Nacionales de aquellos creados en 1937. AGPNyT (1946) Memoria correspondiente al año 1945, Ministerio de Obras Públicas de la Nación.
[8] Todas estas medidas fueron luego integradas y ordenadas bajo la Ley 12.054/46.
[9] Traducción propia.
[10] Elisa Pastoriza (2008) indica que el incremento trepó de 1.500 a aproximadamente, 38.000 viajeros, sin embargo, la Memoria del año 1948 indica que el aumento es extraordinario, pero marcadamente menor: de los 36.616 visitantes al Parque, fueron 24.506 los que llegaron por medio del ferrocarril. Frente a otros medios de transporte, el tren fue el que sensiblemente el que más pasajeros acercó a la zona AGPNyT (1949) Memoria correspondiente al año 1948, Ministerio de Obras Públicas de la Nación.
[11] AGPNyT (1946) Memoria correspondiente al año 1945, Ministerio de Obras Públicas de la Nación.
[12] En Lanín se buscó replicar la obra cumbre de la DPN realizada en Bariloche, con la construcción de un Centro Cívico en este Parque Nacional cuyo diseño preveía una plaza central con jardines que incluyera edificios públicos como por ejemplo, una sucursal del Banco Nación. Si bien la envergadura de la empresa era mucho menor, en la Memoria del Año 1946 se expresa la importancia de la “democratización de los esfuerzos de la repartición” -si bien, en la realidad Nahuel Huapi continuó siendo el Parque más grande y que por lo tanto producía e implicaba mayores ingresos y egresos. AGPNyT (1947) Memoria correspondiente al año 1946, Ministerio de Obras Públicas de la Nación, p. 15.
[13] Proyectada por el hermano de Exequiel Bustillo, Alejandro Bustillo, según informan las memorias su construcción se inicia en 1942. Sin embargo, según relata en su memoria personal, el templo si bien fue terminado en cerca de dos años, quedaron “detalles” pendientes que fueron realizado en gestiones posteriores a la de él (Bustillo, 1999; AGPNyT (1943) Memoria correspondiente al año 1942, Ministerio de Obras Públicas de la Nación).
[14]AGPNyT (S/F) La Historia en el Parque Nacional Nahuel Huapi, Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación, p. 9.
[15] Incluso existió un proyecto de para que, durante el proceso de pase de los Territorios Nacionales a Provincia, se crease la nueva provincia de los Lagos. Dicho proyecto no siguió su curso dado que ni Parques Nacionales ni las jurisprudencias de Neuquén y Río Negro quisieron perder sus injerencias sobre estos espacios.
[16] AGPNyT (1948) Guía de los Parques Nacionales del Sur, Ministerio de Obras Públicas de la Nación.
[17] La Memoria de 1946 consigna que por lo menos 130 familias tenían propiedades en Nahuel Huapi -alrededor de 520 personas- que regularmente visitaban la región junto con por los menos 500 visitantes “invitados” de éstos. AGPNyT (1947) Memoria correspondiente al año 1946, Ministerio de Obras Públicas de la Nación
[18] AGPNyT (1950) Memoria correspondiente al año 1949, Ministerio de Obras Públicas de la Nación, p. 49.
[19] AGPNyT (S/F) La Historia en el Parque Nacional Nahuel Huapi, Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación.
[20] Juan Domingo Perón citado en AGPNyT (S/F) La Historia en el Parque Nacional Nahuel Huapi, Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación.
[21] El turismo internacional fue el eje de la política de Exequiel Bustillo entre 1934 y 1944 para la Dirección de Parques Nacionales, a partir de considerar el motor de dicha actividad el turismo de élite. A pesar de ello, como ya se ha señalado, en realidad el sector social que primó por estos años es el de clase media (Méndez 2016).
[22] AGPNyT (1950) Memoria correspondiente al año 1949, Ministerio de Obras Públicas de la Nación.
[23] AGPNyT (1950b) Visión de Argentina, División de Propaganda del Departamento de Turismo de la AGPNyT, Kraft, Buenos Aires.
[24] AGPNyT (1950b) Visión de Argentina, División de Propaganda del Departamento de Turismo de la AGPNyT, Kraft, Buenos Aires, p. 169-170.
[25] AGPNyT (1950b) Visión de Argentina, División de Propaganda del Departamento de Turismo de la AGPNyT, Kraft, Buenos Aires, p.67.
[26] Secretaría De Prensa Y Difusión De Presidencia De La Nación (1947) La argentina hoy, Buenos Aires, Archivo General de la Nación, Dpto de Documentos de Cine, Audio y Video.
[27] Secretaría De Prensa Y Difusión De Presidencia De La Nación (1953) Turismo Social Segundo Plan Quinquenal, Buenos Aires, Archivo General de la Nación, Dpto de Documentos de Cine, Audio y Video.
[28] Esta parte del documental va acompañada con imágenes del Hotel Llao Llao y del Cerro Catedral.
[29] AGPNyT (1947) Memoria correspondiente al año 1946, Ministerio de Obras Públicas de la Nación.
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