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Pasado Abierto - Año de inicio: 2015 - Periodicidad: 2 por año
https://fh.mdp.edu.ar/revistas/index.php/pasadoabierto - ISSN 2451-6961 (en línea)

Memoria obrera y turismo. Las vacaciones populares durante el Primer peronismo: el caso del complejo turístico Chapadmalal

Elisa Pastoriza

Centro de Estudios Históricos, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina

elisapastoriza@gmail.com

Recibido:        24/09/2018

Aceptado:        29/11/2018

Resumen

Durante el gobierno del Primer Peronismo la Argentina fue escenario de un amplio programa estatal de Turismo Social destinado a los trabajadores, que apuntaba entre un abanico de propósitos, el posibilitar los servicios de hospedaje a los flamantes turistas provenientes de las clases populares. En el marco de la una historiografía centrada en la historia social del consumo y en la historia del turismo, esta indagación analiza el origen y desarrollo del mayor complejo vacacional del país, contribuyendo a los debates en torno a un proceso social desarrollado a lo largo del siglo XX que hemos denominado, de “conquista de las vacaciones”.

Se trata de un fenómeno singular escasamente difundido en otros centros turísticos del mundo. El artículo presenta los resultados de una investigación desarrollada mediante el aporte de una variedad de fuentes documentales, testimonios orales e iconográficas sobre uno de los ámbitos más representativos y simbólicos de las aludidas políticas: el complejo turístico Chapadmalal, cercano a Mar del Plata. Se analiza el origen, puesta en funcionamiento y alcances de esta unidad turística paradigmática del ocio y la recreación popular, así como su perduración en la memoria de los actores.

Palabras clave: vacaciones populares, turismo social, hotelería, Chapadmalal, Mar del Plata

Workers' Memory and Tourism. Popular Holidays during First Peronism: the Case of the Chapadmalal Tourist Complex

Abstract

During the first Peronism government (1945-1955) Argentina was the scene of a broad State program of Social Tourism aimed at workers: among a range of purposes, It was destined to provide lodging services to the new popular classes' tourists. Within the framework of a historiography centered on the social history of consumption and on the history of tourism, the present work analyzes the origin and development of the largest holiday complex in the country, as means of contributing to the debates regarding a social process developed throughout the 20th century that we have called, "the conquest of the vacations ".

It is a singular phenomenon rarely diffused in other tourist centers of the world. Through the work on a variety of documentary, oral and iconographic testimonies, the article deals with one of the most representative and symbolic areas of the aforementioned policies: the Chapadmalal tourist complex, near Mar del Plata. The origin, operation and scope of this paradigmatic tourist unit of leisure and popular recreation will be analyzed, as well as the way it lasted in the actors' memory.

Keywords: popular vacations, social hospitality tourism, Chapadmalal, Mar del Plata


Memoria obrera y turismo. Las vacaciones populares durante el

Primer Peronismo: el caso del complejo turístico Chapadmalal

Introducción

Durante el gobierno del Primer Peronismo la Argentina fue escenario del desarrollo de un amplio programa estatal de Turismo Social destinado a promover el ingreso de las clases medias bajas y de los trabajadores a las prácticas recreacionales. Apuntaba entre una variedad de objetivos a organizar paquetes turísticos y a proporcionar servicios de hospedaje, edificando y subsidiando colonias de vacaciones para los flamantes turistas.

En este contexto, el presente trabajo aborda el estudio de las políticas públicas turísticas/turismo social desde la perspectiva de un proceso democratizador del ocio, analizando el rol y el vínculo del Estado con las organizaciones de la sociedad civil. Como sostiene John Walton (1912), las políticas públicas relacionadas con el turismo social no han seguido en el mundo, especialmente en Europa, un único curso. Vinculado a este aspecto, la experiencia argentina permite observar un caso de estímulo estatal, que puede asemejarse en algunos rasgos a los procesos llevados a cabo en los países europeos, en especial Italia, Alemania y Francia (de Grazia, 2002; Gorsuch, 2011; Popovic, 2010; Spode, 2004).

En efecto, hay coincidencia en la mayoría de los autores que el peronismo representa un hito en la introducción de políticas sociales implementadas desde el Estado. Los estudios sobre la puesta en marcha de los planes de turismo social y en particular respecto de la emergencia de las colonias vacacionales, permiten en cierto modo, matizar y complejizar algunos aspectos. Nos interesa subrayar dos de ellos. En primer lugar, en consonancia con otras formas de la vida social, el peronismo retomó tendencias en curso, proyectándolas en gran escala (Pastoriza y Torre, 1999). En una segunda instancia, a partir de los años cincuenta una parte importante de la administración, organización y propaganda del turismo social, junto a otras actividades de ayuda social, pasó a depender de la entidad de ayuda social creada por la Primera Dama, la Sra. Eva Duarte de Perón. Si bien en nuestros propósitos escapa el estudio de la Fundación Eva Perón (en adelante FEP) (véase Berrotarán; 2003; Ferioli,1990; Plotkin,1993; Stawski, 2009; Zanata, 2010), su intervención y mensaje son insoslayables para la historia del turismo y en particular para la del proceso de conformación de la Colonia Chapadmalal.

 En los años del primer peronismo, en el contexto de un proceso en el que se conjugaron tendencias que prefiguraron una Argentina más cohesionada en su geografía que transitaba en una sociedad móvil y mayormente igualitaria, fueron abiertos los canales que permitieron la inclinación del consumo de las clases populares, hacia una variedad de actividades vinculadas al ocio y los entretenimientos.[1] El esparcimiento en los lugares de veraneo y el acceso al tiempo libre de los trabajadores con los planes de vacaciones y excursiones populares, constituyó una pieza fundamental en el programa del gobierno que accedió al poder en 1946. El proyecto abarcó dos espacios claramente definidos: las áreas todavía periféricas bajo la tutela de Parques Nacionales (entre otras las Cataratas del Iguazú en Misiones y la región del Nahuel Huapi en la Patagonia) y los ámbitos ya popularizados por las clases medias, como la ciudad de Mar del Plata y las sierras de Córdoba (Pastoriza, 2011; Scarzanela, 2002). Mientras aquellos fueron emergiendo paulatinamente, el núcleo del experimento vacacional estuvo centrado en las dos últimas localizaciones. Además de las vacaciones, también fue incorporada la promoción del ´turismo relámpago´, con programas breves de fin de semana y feriados, que incluían ofertas de visitas a lugares cercanos a las ciudades de Buenos Aires o La Plata, navegar en el Delta del río Paraná, acudir a los campings que publicitaba el Automóvil Club Argentino e instituciones estatales como el Consejo Nacional de Educación y más adelante, la FEP. Este experimento, si bien recoge antecedentes en otros proyectos, como se desarrollará más adelante, fue un objetivo presente desde el comienzo de la gestión peronista, distinguido por la magnitud y visibilidad que adoptó así como también por el protagonismo del Estado.  

El discurso justicialista era enfático en un punto: se desmoronaban las barreras que impedían el ingreso de los trabajadores a estos bienes hasta entonces vedados. La consigna de turismo social, incorporada al programa reivindicativo del Justicialismo, buscaba ensanchar el horizonte personal de los ciudadanos, acotado a su pueblo o ciudad natal y ampliarlo al conocimiento del extenso país, procurando incentivar la percepción y sentimiento de Nación (Schenkel, 2017). En paralelo, junto al énfasis del turismo obrero, la conquista de Mar del Plata para los trabajadores, constituyó el otro aspecto ineludible por su impacto en el mensaje oficial del proyecto público. El balneario fue presentado como el lugar donde se conocían y se vinculaban los argentinos, lo que acentuaba su carácter nacional, como fue expresado por el Presidente Perón en 1954, la mano del Justicialismo posibilitaba el arribo de empleados y obreros de la Patria.[2]

El año 1945 fue el momento elegido para la puesta en escena del programa vacacional. En el verano fue sancionado el decreto Nº 1740, que extendía el derecho a las vacaciones remuneradas obligatorias al conjunto de los trabajadores y empleados argentinos en relación de dependencia y un incremento apreciable de días feriados, completando las anteriores conquistas de descanso dominical y del Sábado Inglés. De esta forma, Argentina alcanzaba una legislación social a la que muchos países habían accedido en años anteriores, en especial en la del treinta, Estados Unidos, Inglaterra, Alemania y Francia, entre otros (Pascal Ory, 1994; Corbin, 1995). En paralelo, tanto los decretos de Personería Gremial como el del salario básico, mínimo y vital, el de Sueldo Anual Complementario (SAC, Aguinaldo) y la creación del Instituto Nacional de Remuneraciones facilitaron las concesiones a los sindicatos abriéndoles posibilidades de fundar instituciones para el servicio social y de manejar un mayor caudal de fondos. Asimismo, el Estado asignaba por primera vez fondos especialmente destinados al turismo social, fijando un descuento del 5% del aguinaldo a depositar en el Instituto (conformado por un 2% de aporte obrero y 3% patronal), destinado para el fomento de turismo social y la creación de colonias de vacaciones.[3] El manejo de estas últimas decisiones fueron transferidas, en 1950, a la FEP.[4] Además el gobierno nacional destinó la administración institucional del turismo a la Dirección de Parques Nacionales, bajo la competencia en esos primeros años del Ministerio de Obras Públicas presidido por el General Juan Pistarini, al frente del Ministerio entre 1943 y 1952. (Ballent, 2003; Silvestri, 2004).[5] 

En este contexto, durante la gobernación bonaerense del Coronel Mercante, otro de los pilares de estas políticas, se desarrolló de la mano de la consigna “Usted se paga el viaje, el gobierno el hospedaje”, un programa de ayuda estatal para garantizar el hospedaje para los trabajadores (Pastoriza, 2005). En esta línea, además de favorecer la aparición en escena de la hotelería sindical, el Estado Nacional construyó y administró hoteles y colonias de vacaciones. Uno de los emprendimientos más significativos, material y simbólico, fue la edificación del complejo turístico de Chapadmalal, destinado a atender al turismo social y albergar a los empleados públicos, un derecho extendido poco después al conjunto de los trabajadores del país.

El escenario

“Agreguemos al espectáculo incomparable que ofrece la contemplación del mar, el regalo que a nuestra visión brinda el terreno ondulado, las barrancas a pique, las desembocaduras de los arroyos en el mar”.[6]

La colonia de vacaciones de Chapadmalal se halla emplazada en una franja de 20 kilómetros de costa (unas 24.617 hectáreas) surcada por arroyos en una topografía formada por elevados acantilados, espléndidas dunas que, junto a la vegetación y el océano, dotan al lugar un paisaje privilegiado. Chapadmalal, nominación derivada de sus pobladores originarios, los “chapadmalenses” - en alusión a los habitantes de la región de los acantilados-, en el siglo XIX contaba con una producción predominantemente pecuaria distribuida en grandes estancias, mayormente propiedad de las familias Bemberg y Martínez de Hoz. Ya en el nuevo siglo, estas tierras fueron fraccionadas entre sus herederos. Es el caso de la Estancia Chapadmalal de Miguel Martínez de Hoz que da lugar, entre otras, a la Estancia Santa Isabel heredada por Eduardo, donde se emplazó el complejo vacacional. Este moderno establecimiento agropecuario, de una superficie 12.308 hectáreas, contaba con una variedad de puestos, viviendas para los empleados, galpones para la cría de hacienda, molienda de granos, y un pequeño casco. Desde principios de siglo, diversas iniciativas entre las principales empresas que realizaban grandes inversiones en la Argentina y los gobiernos nacionales y provinciales en estrecho vínculo, se tradujeron en beneficio de dichas unidades productivas y la región (Roy Hora, 2002; Losada, 2008). Así, en 1906, la Compañía de Ferrocarril del Sud peticionó al Congreso Nacional, la aprobación de extensiones férreas y la ejecución de nuevos ramales, entre los cuales se hallaba el tendido comprendido entre las estaciones Mar del Plata y Miramar. En diciembre de 1910 es habilitado provisionalmente dicho ramal, dando apertura a la Estación Chapadmalal, un pintoresco chalet de estilo colonial inglés, ubicada en el kilómetro 417.50, en tierras adquiridas (un total de 44,63 ha) a Martínez de Hoz por la empresa británica (Rogind, 1937). De esta forma la Estancia Chapadmalal se hace de una estación ferroviaria ´propia´ para la entrada y salida de sus productos.  

Este primer progreso en infraestructura es completado, en 1937, con la traza del camino que enlaza por la costa, las ciudades de Mar del Plata y Miramar, para lo cual el Estado Provincial procede a la expropiación de tierras, cuyos campos llegaban hasta la ribera marina. A Eduardo Martínez de Hoz se lo priva de una superficie de 318 hectáreas, 95 a sus hermanos (María Julia, José Alfredo y Miguel Eduardo), y se expropia una cantidad algo mayor al campo vecino perteneciente a Federico Bemberg.

El nuevo corredor de 33 kilómetros, inaugurado en febrero de 1940 constituyó la segunda obra vial de envergadura del gobierno conservador provincial, luego de la pavimentación de la ruta nacional N° 2 que unía las ciudades del Buenos Aires y Mar del Plata. Estas rutas y trazados viales se enmarcaron en las políticas públicas iniciadas en los ´20 que culminaron con la creación de la Dirección Nacional de Vialidad en la década siguiente, cuando prosperó el modelo vial norteamericano (Grustchetsky, 2012; Ballent, 2003). Destinado a terminar con el “hacinamiento de veraneantes” en Mar del Plata, y procurando fomentar la afluencia turística hacia Miramar, la ruta abarcó una reserva de 1200 hectáreas (de un total de 2000 expropiadas) para el montaje de parques, campings y colonias. Pensado en términos de una ruta de elevada potencialidad turística, su trazado fue diseñado al estilo de los parkways ingleses y norteamericanos, acompañando las variadas ondulaciones del terreno, salvando las curvas de agua con estéticos puentes de piedra, arbolado de los bordes y demarcación de desvíos y sitios de estacionamiento para que los visitantes los usaran como miradores, estimulando el goce y placer del paisaje.

El modelo del parkway armonizaba un tramado entre naturaleza, caminos y automóviles. Marshall Berman define estos emprendimientos como ´invenciones´ del paisaje origen de una nueva pastoral prometedora de un mundo destinado a las vacaciones, el juego y el entretenimiento. El arquitecto Ernesto Vautier, en un artículo publicado en la época en la Revista de Arquitectura, sostuvo que el trazado de estas vías no estaba diagramado para un rápido recorrido como lo exigiría una ruta comercial sino pensada para exaltar el paisaje (Berman, 1986; Vautier, 1936). Se desprende que la idea de unir los dos balnearios, coincidió en colocar en valor ese espacio marítimo, estimulando su conocimiento. Así, la zona comienza a ser muy concurrida particularmente en los meses estivales en sintonía con los nuevos gustos que se iban difundiendo en relación con el ocio y el tiempo libre: la realización de pic-nics, la práctica de los campings, el tomar baños de sol y mar en las extensas playas y cultivar deportes como la pesca, la equitación y el ciclismo.[7] La nueva red vial impactó rápidamente en el progreso del turismo a Mar del Plata y en la puesta en valor de la región, enriquecidos por la ejecución del importante plan de forestación, que la embellece a la vez de protegerla de los vientos marítimos, y que estimuló el negocio inmobiliario, dando origen a pintorescos barrios costeros.

Una nota publicada en el diario La Nación ensalza las políticas públicas conservadoras.

“Se ha formado un circuito vial de singular valor en el sur de la provincia que afecta una disposición triangular. Dos de sus ángulos están sobre la costa atlántica y son Mar del Plata y Necochea y el otro es Tandil, centro de una región serrana de grandes atractivos, que comunica con Azul, punto situado sobre otro itinerario que va de Buenos Aires a Bahía Blanca.

Estas modificaciones fundamentales introducidas por el progreso vial desde ahora puede advertirse que tendrá influencia decisiva en el desenvolvimiento de la región, cuyas condiciones naturales favorecidas por las comunicaciones rápidas y seguras permiten augurar una evolución general que se traducirá principalmente en una transformación de la ciudad balnearia.”[8]

        Es entonces cuando los hermanos Martínez de Hoz, en 1939, presentan ante el Ministerio de Obras Públicas bonaerense, un proyecto de creación de una “ciudad balnearia” en Chapadmalal. Un hecho que ha pasado inadvertido, directamente vinculado a las transformaciones retratadas como también a la ´necesidad´ de conferir a Mar del Plata una opción residencial más exclusiva ante el avance del balneario popular (sic).[9] 

Seguramente, conjeturamos, también tuvo influencia la fundación de nuevos balnearios en la zona norte del litoral bonaerense (entre otros Villa Gesell, Pinamar y los del Mar del Tuyú), en los llamados ´fondos de las estancias´ a lo largo de la costa, con respaldo de aportes estatales, que los Martínez de Hoz pretendieron replicar en la costa sur de Mar del Plata, como una forma alternativa de valorización de sus propiedades rurales (Pastoriza, 2011, Parte 1).

“El trazado de esta villa, no solo se ajustaría a lo que indica el art. 3° de la Ley n° 4739 de Urbanización de Playas y Riberas, sino que ha de secundar ampliamente su espíritu, al incluirse entre las condiciones de todas las ventas la obligación de dejar un espacio libre de por lo menos cuatro metros para jardín, delante de cada construcción que se levante, a fin de realizar plenamente el propósito, de formar un Balneario con características modernas, como aun no existe en el país.”[10]

La solicitud fue aceptada por el Ministro José María Bustillo del gabinete de Fresco en enero de 1940, junto al Proyecto de los planos para la fundación de un pueblo entre los kilómetros 19 y 22,50 del camino a Miramar, abarcando las parcelas situadas entre los arroyos Lobería y Seco. Un lugar lindante con la futura colonia, situada 10 kilómetros más al sur.[11]

Las transformaciones relatadas junto a las operadas en Mar del Plata, tuvieron un sorprendente impacto en la región. El más visible fue advertido justamente en la gran ciudad balnearia. En la temporada 1940-41 son registrados la entrada de 351.807 turistas, superando ampliamente los 60.000 llegados diez años antes. Unos 161.779 lo hicieron en automóvil por la nueva ruta dos, 12.911 por el camino de la costa, 14.894 entraron por la ruta de Balcarce, mientras 6.536 por la procedente de Necochea. En el Ferrocarril del Sud llegaron 104.093 y en el nuevo servicio de Ómnibus de la Compañía El Cóndor, llegaron 51.594 pasajeros.[12]

Los pasos previos

Ahora bien ¿Cuáles fueron los antecedentes de la creación de la Colonia de Chapadmalal? Para rastrearlos debemos dirigir nuestra mirada a la provincia de Córdoba. En efecto, durante los años treinta, allí se condensó un interesante encuentro entre políticas oficiales y civiles tendientes a propiciar el turismo de sectores sociales diferentes a los tradicionales. Sin duda colaboró su clima benigno, que la había instalado como un espacio curativo, en especial para las enfermedades respiratorias, desde principios del siglo veinte. Así, las sierras cordobesas constituyeron el primer ámbito donde comenzaron a radicarse las primeras colonias de vacaciones, complejos recreacionales y hoteles sindicales en la Argentina. En aquella década, en especial durante la administración de Amadeo Sabattini, los estados provincial y nacional, las empresas ferroviarias, las asociaciones del automóvil, católicas y gremiales, alentaron y estimularon renovados experimentos vacacionales.

Córdoba concentraba una tradición nada despreciable en estas cuestiones asociadas al ocio. En 1918, la Asociación Cristiana de Jóvenes, la institución laica británica pionera en la organización de deportes y campamentos juveniles, instaló su primer complejo recreacional en la Argentina en la localidad de Los Cocos, mientras la Federación de Asociaciones Católicas de Empleadas (FACE), fundada en 1923 por Monseñor Miguel De Andrea, radicaba sus primeras colonias vacacionales en Cosquín (1927) y Capilla del Monte (1936), a la que concurrían anualmente unas cuatrocientas mujeres.[13] La Unión Ferroviaria liderada por José Domenech –a su vez Secretario General de la CGT-, adquirió en 1939 cien hectáreas en Alta Gracia para edificar una colonia que permitía hospedar unos 450 afiliados. En 1941 fueron imitados por La Fraternidad, el gremio de los conductores de las locomotoras, con la localización de un complejo en las inmediaciones del Lago San Roque. Por su lado los Empleados del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico disfrutaban del propio en Piedra Pintada, muy cerca de Villa Dolores (Desmarás, 1942). Estas iniciativas continuaban una tradición de las empresas ferroviarias que, tempranamente, habían estimulado la radicación de colonias de vacaciones: tanto Ferrocarriles Argentinos (1912), como Ferrocarril Central (1921) y Ferrocarril Oeste (1928) donaron terrenos en diversas localidades cordobesas para su instalación para sus empleados.

Sin lugar a dudas, el emprendimiento de mayor notoriedad lo constituyó la Colonia Vacacional en Embalse de Río Tercero, en 1937, destinado a los empleados estatales nacionales. Dicho establecimiento tuvo que ver con la construcción del dique del río Tercero, en el Valle de Calamuchita, a orillas del hermoso y extenso lago artificial Embalse (cubre 5.500 hectáreas y llega a 50 metros de profundidad), impulsado por el propio director de la obra, el Ing. Santiago Fitz Simon. El complejo fue situado a mitad de camino entre las ciudades de Córdoba y Río Cuarto, una carretera la conectaba con la estación ferroviaria Almafuerte, del Ferrocarril Central Argentino. Su elección estuvo asociada a las posibilidades de efectuar prácticas deportivas acuáticas –remo, natación, pesca, navegación- caminatas, equitación y ascenso a los cerros. El nutrido arbolado permitía instalar campamentos que contaron con los servicios sanitarios y energía eléctrica. Las primeras instalaciones tenían una capacidad para 400 plazas en dos hoteles- pabellones y cincuenta chales o bungalows distantes entre sí por 30 metros. Los pabellones estaban divididos en departamentos de 2/3 cuartos y los bungalows presentan una capacidad diversa (entre 5 y 10 personas). Todos disponían de un baño con servicios de agua caliente y de un gran comedor común con capacidad para 350 personas por turno, también utilizado para reuniones nocturnas, como cinematógrafo, salón de conferencias, y para disfrutar de la música y realizar bailes. 

Los trabajadores que pretendían gozar de estos servicios debían dirigirse a la Comisión Nacional de Colonias de Vacaciones de los Empleados Nacionales con sede en la Capital Federal. Los visitantes podían disfrutar 15 días de la colonia, primero usada por los empleados porteños, luego extendida a los rosarinos. Para organizar el inaugural contingente de veraneantes, facilitados por un subsidio de M$N 70.000 del gobierno nacional sumado a la rebaja del 50% de los pasajes del Ferrocarril Central Argentino. Infraestructura y facilidades que permitieron la estadía de unas mil cien personas en 1938, cifra que en 1942 trepó a la de 4.000 turistas.

En simultáneo al proceso cordobés, una cadena de colonias de vacaciones comenzó a difundirse en el territorio del litoral bonaerense (Necochea, Miramar, Tandil y Mar del Plata), mayormente destinadas a contingentes infantiles. Aquí hacemos un paréntesis para recordar que la figura de colonia de vacaciones no es nueva, la encontramos ya a fines del siglo XIX, aunque su sensible difusión se promueve en los años treinta. En Mar del Plata, por ejemplo, se localizaron la organizada por el Consejo Nacional de Educación que ocupaba un solar de 2 manzanas cercano al Parque Camet y albergaba 500 niños de diversas regiones del país (en 1939 arribaron mil infantes); la de Hijos de Suboficiales de la Armada, en los terrenos de la actual Base Naval y albergaba a 60 niños; la de la Dirección Nacional de Escuelas, con 350 escolares en el edificio de la Escuela Nº 1; la de Hijos de Suboficiales de Ejército que funcionaba en el Colegio Nacional y albergaba a 150 niños y la del Patronato de la Infancia. Y también, en 1940, el gobernador Manuel Fresco junto a Monseñor Miguel De Andrea, había inaugurado las obras de la Colonia veraniega en Punta Mogotes para la FACE (Fresco, 1940).[14] Además, funcionaban colonias vacacionales en el balneario Punta Lara de La Plata, en Necochea, Miramar, San Nicolás, Guamini y Avellaneda (costeadas por los municipios y la provincia junto a aportes de asociaciones civiles, como el Jockey Club). También en Quilmes, Lomas de Zamora, San Isidro, Mercedes, Sierra de la Ventana, General San Martín y San Antonio de Areco.[15]

Otro aspecto contribuye a enriquecer la problemática: en el curso de esos años, los conservadores introdujeron el debate sobre la necesidad de difusión de una hotelería estatal en la Argentina, referenciando lo ocurrido en Europa y Norteamérica. Curiosamente omitían la interesante experiencia uruguaya, en la cual el Estado batllista había encarado la construcción de la hotelería turística en las primeras décadas del siglo XX (Jacob, 1988; Da Cunha, 2010). Además de promover la edificación del Hotel Llao Llao en Bariloche, se produce una polémica por la emergencia del Hotel Provincial, asociado a una casa propia para el Casino de la ciudad balnearia, con cuyas ganancias financiaron la obra (Pedetta, 2014).[16] Estas cuestiones excedieron el interés de los conservadores, alcanzando al conjunto de los sectores políticos. En efecto, en 1940 se sancionó una ley sobre hotelería, cuyo proyecto fue elaborado por los diputados socialistas, donde se estableció la construcción estatal de hoteles y hosterías en diversas provincias (San Luis, Corrientes, Paso de los Libres, Catamarca, Chilecito, La Rioja). Si bien muy pocos llegaron a concretarse, el proyecto resulta un interesante indicador o síntoma de una tendencia consolidada diez años después.[17]  

Una Colonia de Vacaciones en el Atlántico Sur

Colonia de Vacaciones para Obreros y Empleados Públicos.

Chapadmalal, Buenos Aires

Presidente de la República General de División Edelmiro J. Farrel Vicepresidente y ministro de Obras Públicas General Juan Pistarini.                                                                3/5/1946

                                                                 

La colonia Chapadmalal, cuyo rótulo en la piedra basal abre este apartado, fue edificada en ambas márgenes del arroyo homónimo que dibuja un pequeño lago al verter sus aguas en el océano. Un hermoso paisaje forestado por el Estado provincial desde década anterior.

La historia de la colonia recorrió varias etapas. En la primera, la Intervención Federal a través del Ministerio de Obras Públicas (en adelante MOP) solicita a la provincia que acceda a la expropiación de 50 hectáreas de tierra fiscal para ser declarada de utilidad pública destinada a la construcción de un hotel económico y colonia de vacaciones para los empleados del Estado.[18]

El segundo paso, también una iniciativa del poder Ejecutivo Nacional, ahora protagonizado Juan Perón y su Ministro de Obras Públicas Pistarini, proponen la emergencia una ´ciudad balnearia´ que conjugara hoteles, viviendas y casas de descanso, para satisfacer las necesidades recreativas de ´la gran masa de trabajadores”.[19] Para lo cual se expropian 687 hectáreas a Eduardo Martínez de Hoz, propietario de la Estancia Santa Isabel, quien, a pesar del juicio que inicia al Estado nunca recupera esos campos.[20] En 1965 el gobierno coloca en remate 403 hectáreas no ocupadas por el complejo turístico. Una fracción de esos terrenos pasan al Ministerio de Economía y otras, en 1982, a la Armada. Finalmente, al complejo le quedaron definitivamente 75 hectáreas.

Las primeras instancias del surgimiento de la colonia vacacional estuvieron marcadas por una directa intervención del MOP, decisiva para la puesta en marcha del proyecto. Seguramente inspirado en el complejo de Embalse del Río Tercero, el Ministro Juan Pistarini promovió un activo papel del Estado en la organización de actividades de la recreación popular. Junto a Chapadmalal, cursa ampliaciones con la compra de 600 hectáreas para ampliar Río Tercero, y un proyecto de instalar una colonia en los alrededores del Lago Nahuel Huapi lindando el Llao-Llao y los hoteles en Ezeiza para 650 turistas, además de la plantación de tres millones de diversas especies.[21] Según declaraba en los medios, la idea era organizar las 24 horas del día a los turistas, facilitando excursiones, comida sana, baños de mar, deportes, cine, salas de lectura y entretenimientos.[22] Por las dimensiones y su estilo monumental, la colonia marítima fue considerada en la época el segundo complejo vacacional en el mundo luego del alemán PRORA erigido sobre el mar Báltico durante la entreguerra (Semmens, 2005; Walton, 2005).[23]

Desde el punto de vista arquitectónico ambos complejos (marítimo y serrano), responden a una tipología edilicia apelada “pabellonaria”, utilizada para los edificios públicos (hospitales, escuelas y viviendas), visibilizados con madera, piedra y ladrillo, los materiales preferidos por la Dirección Nacional de Arquitectura del MOP, para las construcciones ´peronistas´. Además de las colonias, se aplicó en Ezeiza, San Luis, Corrientes y Paso de los Libres. La FEP también hizo uso del estilo californiano para Ciudad Infantil y Ciudad Estudiantil y la ciudad pintoresca de Las Cuevas en Mendoza. (Ballent, 2004).[24] 

En esta línea, para el complejo se hicieron uso de materiales nacionales e importados de Europa (cerrajería, plomería, tejas), como también la carpintería de cedro, los revestimientos en ladrillo y piedra extraída en las canteras de la zona. La red de servicios instalados resultó muy innovadora: calefacción, sistema de cloacas, red eléctrica subterránea, regado por aspersión y aguas corrientes. La calefacción y las cocinas funcionaron a leña, luego adaptadas a petróleo y finalmente a gas. Se contaba con una Torre-Tanque nutrida por cinco pozos de gran profundidad para la extracción de agua potable y desde sus orígenes funcionó con sistema de aguas corrientes. También una Usina para el suministro de energía eléctrica auxiliaba la que provenía de Mar del Plata. Pensado como una ciudad balnearia auto-suficiente, estuvo sostenido por una red de servicios centrales, mataderos, carnicería, panadería que aseguraban el autoabastecimiento de la colonia. Asimismo contaba con un excelente y moderno Servicio Médico nutrido con amplias Salas con Internación de pacientes y especializado en la atención médica infantil y vacunación. La construcción fue financiada con recursos del Ministerio de Hacienda y de la Lotería Nacional de Beneficencia y Casinos, la renovada agencia pública creada en 1944, con la estatización de los casinos (Pedetta, 2014).[25] 

Para los primeros años el complejo empleaba a un importante número de personal (alrededor de 650 trabajadores) ocupado en la administración, así como obreros de maestranza, técnicos y especialistas en los diversos servicios, calderistas, choferes, plomeros, albañiles cocineros, mozos, mucamas-os, niñeras, enfermeras-os, maestras, profesores en educación física, etc. Se contrataron para su ejecución a empresas privadas, implicando la ocupación de miles de trabajadores que llegaron de diversos lugares del país, como también inmigrantes extranjeros.[26]

En 1950 los complejos vacacionales pasan depender de la FEP. Chapadmalal tiene su re-inauguración dos años después, conformada por 9 hoteles y 19 bungalows, todos dotados de servicios comunes, correo, telefonía, centro de asistencia de salud con farmacia, cine-teatro, galerías comerciales, una confitería bailable (Hostería del Lago), centros recreacionales (juegos infantiles, fútbol, bowling, juegos mecánicos), una capilla y una ermita para la administración. Los bungalows o chalés fueron destinados, originalmente, al personal jerárquico de la administración pública y funcionarios del gobierno. Posteriormente, con los gobiernos militares pasaron a jurisdicción de la Presidencia de la Nación.

Cada hotel tenía la capacidad para 400/500 turistas y para 1954 el Hotel Infantil albergaba aproximadamente en forma anual unos 4000 niños entre 6 a 12 años, en su mayoría provenientes del interior del país enviados por la FEP y la Dirección Nacional de Asistencia Social dependiente del Ministerio de Trabajo y Previsión. El Hotel N° 5 estuvo reservado a la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) de Buenos Aires, tanto las ramas masculinas y femeninas que periódicamente hospedaban a unos 400 jóvenes.

El diario La Capital marplatense, aseguraba la concreción de la colonia respondía a un temprano deseo presidencial.

“Mar del Plata hasta ayer constituía para los trabajadores una meta inalcanzable. Hoy merced a la perfecta organización existente en materia de turismo social, planificada y establecido por su gobierno, vemos llegar hasta las playas opulentas y magníficas a hombres y mujeres de trabajo de cualquier punto del país”.[27]

Como se dijo, desde 1950, las unidades turísticas junto a los fondos para Turismo Social, fueron transferidos a la FEP, para lo cual crea un departamento específico para su administración y organización.[28] Según informan sus Memorias, es notorio el incremento (un 50%) de los turistas alojados en los complejos propios, entre los que se privilegió, además de los afiliados de la CGT, el Turismo Escolar que permitió viajar a miles de jóvenes. Asimismo, es puesto en funcionamiento el plan de “Turismo escolar en invierno”, ejecutado entre los meses de abril y noviembre.

De esta manera fueron completados los beneficios a los turistas con una variedad de planes que facilitaron su acceso. El más extendido fue el de 14 días a un precio muy barato que incluía los pasajes en primera clase, estadía, excursiones, comidas, servicio médico y seguro social. Los turistas eran trasladados a Chapadmalal en ómnibus desde Mar del Plata, luego de su arribo en ferrocarril y se los transportaba a paseos y excursiones en la zona mediante los ómnibus Mercedes Benz que pertenecían al complejo.

Múltiples medios propagandizaron la actividad de la Fundación:

“El viajero que llega hasta la colonia de vacaciones Chapadmalal. Se detiene admirado ante su grandeza imponente…

La izquierda: hoteles monumentales modernos dotados del máximo confort.

Al Centro: como aguja perforando el cielo al que se eleva como una plegaria, la torre de la capilla de la colonia, coronada por la cruz, nos dice de un remanso espiritual conformado de fe y agradecimiento. Frente a ella, perpetuando el homenaje del amor al pueblo, el busto de la Sra. Eva Perón.

A la derecha: trabajadores de todo el país, hombres y mujeres que elaboraron cotidianamente la grandeza de la patria; millones de niños humildes, estudiantes que cumplen la consigna de la Nueva Argentina. Todos tienen hoy derechos a disfrutar de bien ganadas temporadas de descanso en los numerosos y magníficos hoteles de la FEP en Chapadmalal.”[29] 

Estas actividades fueron profusamente promocionadas mediante una considerable propaganda a través de la prensa, publicaciones periódicas, afiches, fotografías, guías, tarjetas postales y atractivas imágenes fílmicas. En el marco de una estrategia comunicacional tendiente a fortalecer la imagen del gobierno, en ocasión del lanzamiento del II Plan Quinquenal, la Subsecretaría de Informaciones encargó una serie de 6 documentales para la divulgación de propuestas de dicho plan. Fue entonces cuando el conocido Director de Cine, Enrique Cahen Salaberry compuso el cortometraje Turismo Social, que debía difundir la oferta de los lugares de veraneo que administraba el Estado. En el film se proyectaba una glamorosa pareja de recién casados, interpretados por el flamante matrimonio de los populares actores Juan Carlos Thorry y Analía Gadé, cuando eran asesorados por un empleado (Ángel Magaña, también intervenían Diana Maggi y Enrique Serrano) en las oficinas de Turismo Social sobre las bellezas de Chapadmalal y Córdoba (Río Tercero), para su viaje de bodas. Playas, montañas, hermosas jóvenes enfundadas con modernos trajes de baño en dos piezas corriendo entre las olas o en livianos shorts paseando por los enormes salones de los hoteles, eran exhibidos. Imágenes y prácticas bastante distantes de las tradiciones de la cultura obrera de entonces. El peronismo apostaba a alentar certezas para los trabajadores del logro al acceso y apropiación de consumos patrimonio de las clases medias. Y también convocaba a éstas a hacer uso de las realizaciones nacionales justicialistas (Torre, 2000). 

Memorias y símbolos sociales

Los años del peronismo fueron tiempos de invención de ámbitos y prácticas de perdurable significación simbólica. Las colonias de vacaciones, constituyeron una de las expresiones más representativas: Chapadmalal fue uno de los emblemas -junto a la República de los Niños, Ciudad Evita o la máquina de coser- que integraron la mitología e iconografía del primer peronismo.[30]   

Veranear en Chapadmalal, fue una meta que se puso al alcance de las familias obreras. Como se dijo, el complejo turístico contaba con un lugar especial, el Hotel Infantil, destinado a los niños, a quienes la FEP organizaba sus actividades recreativas. Los infantes eran cuidados por personal especializado –maestras o enfermeras oficiaban de madres sustitutas- que organizaba la estadía vacacional. Muchas veces no resultaba fácil. Los más pequeños extrañaban la separación de sus familias, hasta que poco a poco y con esfuerzo, lograban integrarlos. Para lo cual estaban los juegos, la narración de cuentos, los coros y rondas, teatros, títeres y la proyección de dibujitos animados, que procuraban distraer a los pequeños. Los paseos al aire libre, los baños en el mar o en los arroyos, se alternaban con clases de ejercicios físicos y de geografía e historia tendientes a fijar este primer acercamiento al conocimiento de la Patria. Con estas modalidades, mediante estos programas turísticos infantiles, miles de niños conocieron el mar y los nacidos en las costas y llanuras grabaron en sus memorias los imponentes Andes y las serranías cordobesas. Estas experiencias infantiles dejaron su huella. Memorias, relatos, testimonios de una variedad de dirigentes sindicales, delegados y militantes peronistas de los años sesenta y setenta, destacan el impacto de haber conocido el mar o viajado en los programas escolares vacacionales del primer peronismo.

Luisa L. evoca su experiencia de niña. Nacida en Santiago del Estero en 1936, había migrado a Buenos Aires con sus padres, viviendo en Flores y San Martín, y desde muy joven trabajó como obrera fabril. Recuerda que con la ayuda de Evita sus padres pudieron acceder a la casa propia.

“En 1949 visité Chapadmalal. ¡Nos cuidaron muchísimo! Vinimos 15 días y al principio extrañábamos mucho. Vinimos en ´bañaderas´ con maestras especiales de la Fundación. Veníamos solamente con un bolsito. Aquí nos daban todo que luego quedaba acá. Me acuerdo cómo me divertí. No conocía el mar y quedé para siempre enamorada del mar. Por eso siempre me gustó leer a Alfonsina Storni.”[31] 

María M., nacida en 1938, había llegado al país con sus padres de España luego de la guerra civil y se habían asentado en la ciudad de Rosario. No conocía las vacaciones, jamás las habían tomado, tampoco tuvieron información de los planes turísticos. Hasta que la Directora de su escuela le informó que los alumnos que egresaban de 6° grado podían participar de un viaje a Chapadmalal. Y así lo hicieron. Un contingente de alumnos acompañados por directivos y maestros pasaron dos días en Buenos Aires y 15 en la Colonia de vacaciones. La experiencia tuvo un recuerdo imborrable.

“Fue mi único viaje turístico de niña. Nos alojamos en los pabellones y todo el día lo teníamos ocupados. No nos dejaban demasiado tiempo al sol, nos cuidaban mucho. Al que cumplía años le hacían una fiesta y nos llevaban a pasear. ¡Esa experiencia no la olvidé nunca! Quería volver y por eso busqué hacerlo por Pami.”[32]

En 1955 un golpe militar derrocaba al gobierno peronista (Spinelli, 2010). La acción militar fue acompañada por una variedad de actos revanchistas de grupos civiles. Sin duda, por su gran poder simbólico, la Colonia de Vacaciones de Chapadmalal, resultó uno de los blancos predilectos. Así, al tiempo que era intervenida, en un gran acto de exorcismo, se quemaron las sábanas, los manteles, la vajilla importada, y todo cuanto llevara el logo de la Fundación Eva Perón. Episodios como este se replicaron por doquier contra los emblemas del peronista. También la base naval de Mar del Plata fue bombardeada, a la par que eran incendiadas las conocidas mansiones veraniegas de empresarios peronistas, se arrancaban placas y monumentos de Perón y Eva del edificio municipal, y eran eliminadas las páginas de los Libros/Actas del Hotel Provincial, que daban cuenta de la actividad desplegada en esos años (como los registros de las galas del Primer Festival de Cine).[33]

Sin embargo, los testimonios, como muchos otros, hablan de una memoria popular anclada en felices experiencias infantiles. Lo cual lleva a considerar que el programa social de las vacaciones populares produjo un gran impacto y significación social en la memoria colectiva de la sociedad argentina, en especial en las clases trabajadoras, que lo percibieron como una frontera epocal, un antes y un después. Un prisma para mirar y re-pensar ese interrogante clave en la historiografía del peronismo: el antes y el después, las continuidades y las rupturas. Significaciones que dejaron su huella en un sector social en cuestiones vinculadas al orgullo, la dignidad, el respeto y el llegar a “ser alguien”. Como también a los deseos, emociones y sueños. En la percepción de los trabajadores, como así también en actores de clases medias -y aquí seguimos a Gareth Stedman Jones cuando analiza la cultura de la clase obrera inglesa- es claro el contraste entre el hoy y el ayer (Stedman Jones, 1989; Milanesio, 2014). El ayer se valora como sombrío; el hoy abre las posibilidades de conocer el mar, las sierras y pasar por la experiencia del viaje, lo cual, además de lo obvio que es el conocimiento de nuevos espacios e individuos, conjuga sentimientos y emociones desconocidos. Experiencias relacionadas a la subjetividad del individuo que exceden el campo específicamente laboral que tienen que ver con el placer y lo lúdico, el contacto con la naturaleza y la distancia y objetividad respecto de lo cotidiano.

Estas percepciones son las que penetraron en la memoria colectiva de los trabajadores. La conquista de Mar del Plata y otros espacios de la Argentina, y la obtención de las reivindicaciones sociales, que han sido visualizados como conquistas del primer peronismo constituyeron parte de un proceso de democratización social similar a ocurridos en muchos otros contextos similares (James, 1990). Lo cual también constituye un acontecimiento histórico. Asimismo, es interesante destacar que dichas políticas suscitaron una expectativa de bienestar incluso en reivindicaciones todavía no tan extendidas en el grueso de los trabajadores que, cuando fueron puestas a su alcance, ya no hubo retorno. Las políticas de bienestar social produjeron un despertar del mundo del trabajo de consecuencias perdurables en nuestra historia social.

A modo de conclusión

Con el II Plan Quinquenal, el turismo social quedó definitivamente normalizado. El Estado fijaba su interés en que la población conociera y se apropiara (se “sientan dueños”) de la República mediante el conocimiento de las regiones turísticas. En esta línea, las aspiraciones para el quinquenio 1953-57 concebían una consolidada organización nacional turística con la creación de una escuela de capacitación hotelera y turística, una nueva clasificación y sistema tarifario hotelero, la elaboración de una ley nacional de turismo y un sistema de inversiones e incentivos destinados a la industria privada.[34] Como se dijo, la primera parte de la implementación del programa vacacional descansó en las iniciativas de la Nación y las provincias que buscaron canalizar a través de la estructura de las organizaciones sindicales vigentes. Los sindicatos y la CGT fueron actores relevantes en la marcha de estas políticas públicas y el señalado caso de la Provincia de Buenos Aires es muy interesante al respecto. Desde 1950 hay un giro en el control y la toma de decisión de estas políticas, cuando las colonias vacacionales pasan a ser controladas por la FEP, para los cual contó con un potente aparato de propaganda dirigido desde la Subsecretaria de Propaganda y Difusión y con cuantiosos fondos. La impresionante escenografía publicitaria en estos años opacó en cierta forma lo realizado precedentemente. Al punto que quedaron en la memoria colectiva las colonias y en especial, la de Chapadmalal como sinónimos de la Fundación Eva Perón. Los límites y las fronteras entre el ejercicio de la misma y el Estado se confunden. Profundizar en estos territorios y sus complejidades, es una tarea pendiente en futuras indagaciones.

La historia forma parte de los estudios sociales y culturales que pretenden aportar al debate acerca del rol y el significado de los entretenimientos populares en países con experiencias restrictivas y democráticas. Las historias de ciudades recreativas como los procesos históricos del turismo, tienen que afrontar problemáticas en asuntos de moralidad, religión, comercio, estructura y movilidad social, consumo, género, y la política. He aquí una rica agenda para estimular a los historiadores y enriquecer la comprensión de cuestiones que tienen que ver con la identidad, el consumo, el ocio, el turismo y las vacaciones. Una tupida agenda de temas y problemas y también un difícil desafío para la indagación pretérita por las dificultades que presentan las fuentes en la Argentina. La carencia de archivos especializados y de documentación específica, así como su diversificación, hacen muy complejos los estudios de estas temáticas, muy recientes y todavía desconocidas por la historiografía nacional.  

Cuadro Nº I. Fundación Eva Perón: INGRESO DE TURISTAS, 1953-1954

U.TURIST.

1953

MAYORES

MENORES

MENOR. s/c

PLAN T.EC.

PLANT.ESC.

TOTALES

CHAPADM.

15.431

1.505

240

1.721

5.121

24.218

EMBALSE

12.656

1.O4O

52

3.405

753

17.906

PUENTE INCA

3.242

S/D

S/D

S/D

S/D

3.242

VILLA EVA PERÓN

S/D

S/D

S/D

S/D

S/D

S/D

TOTALES

31.329

2.745

292

5.126

5.874

45.366

U.TURIST.

1954

MAYORES

MENORES

MEN.OR. s/c

PLAN T.EC.

PLAN.T.ESC.

TOTALES

CHAPADM.

23.159

3.356

.379

5.520

6.087

38.501

EMBALSE

18.376

2.405

306

3.885

2.942

27.914

PUENTE INCA

2..919

S/D

S/D

S/D

S/D

2.919

VILLA EVA PERÓN

1.447

S/D

S/D

S/D

S/D

1.447

TOTALES

45.901

5.761

685

9.405

9.029

70.787

FUENTE: Elaboración propia en base a datos Fundación Eva Perón, Memorias, 1954.

Ref.: Dos últimas columnas: Plan de Turismo Económico y Plan de Turismo Escolar .

Cuadro Nº II - COLONIAS DE VACACIONES DE OBRAS SOCIALES OFICIALES (1956)

ENTIDADES

NOMBRE

LUGAR

CAPACIDAD

USUARIOS

FECHA ADQ.

TARIFAS

($ diarios))

Ministerio de Comunicaciones

Casa Serrana

Huerta Grande (Córdoba)

350

4159 (1955/56)

1944

22-42,5

Ministerio de Aeronáutica

Hotel Colonia Ascochinga

Ascochinga

(Córdoba

208

1374

1948

5-40

Ministerio de Aeronáutica

Hotel Colonia Villa Rumipal

Calamuchita

(Córdoba )

50

251

s/d

4-50

Ministerio de Aeronáutica

Hotel Barrio Parque

Ascochinga (Córdoba)

100

54

1946

4-60

Ministerio de Trabajo y Prev.

Residencia Molino de Oro

La Falda (Córdoba )

110

342

1949

15-35

Ministerio de Educación

Colonia

Bariloche

(Río Negro)

140

840

s/d

30

Ministerio de Educación

Colonia

Bariloche

(Río Negro)

60

360

s/d

30

Ministerio del Ejército

La Falda

La Falda (Córdoba )

350

3600

s/d

15-30

FCN.SarmientoEx.Ferr.Oeste

Colonia

Lago Epecuén

Carhué (PBA)

50

300

1928

s/d

FCN Mitre

ex Ferr.Central

Argentino

Quinta ´Las Floridas´.

Alta Gracia

(Córdoba )

95

1342

1921

10-32

FCNS San Martin

exFerr.Pacífico

Colonia

Yacanto

San Javier

(Córdoba )

90

4951 (1954/56)

1912

30,5-79,30

FlotaArg.Nav. Fluvial

Colonia

Carrasco

Uruguay

s/d

595 (1949/50)

Cerrada d/1950

s/d

Ministerio de Marina

Tomás Espora

Infantil

Mar del Plata

400

412

s/d

gratis

Ministerio de Marina

Almirante Brown

Villa del Dique

(Córdoba )

300

405

s/d

gratis

Municipalidad Ciudad de Buenos Aires

Colonia

Mina Clavero (Cordoba)

208

1155

1946

21-50

INAS

ExFEP

Colonia: 7 hoteles y 50 casas

Embalse Río Tercero (Córdoba)

3198

*

1948

gratis

INAS

exFEP

Colonia: 9 hotes y 40 casas

Chapadmalal

Mar del Plata

4657

*

1948

gratis

FUENTE: Elaboración propia en base al Censo de Colonias de vacaciones y hoteles de turismo, de gremios y obras sociales, en la Argentina. Tiempo Libre y Colonias de Vacaciones…

Referencias: INAS (Instituto Nacional de Acción Social). ExFEP (Ex Fundación Eva Perón)

 * han concurrido a los 4 complejos del organismo 12.129 turistas gremiales.

Cuadro Nº III- Intervenciones en la Unidad Turística Chapadmalal

Legislación

Organismo Interviniente

Superficie cedida

Motivos

Superficie restante

Decreto N° 15.869/45

Expropiación tierras fiscales provinciales

Poder Ejecutivo Nacional

Construcción de hoteles/Viviendas de reposo para empleados Ad. Nacional

50 has

Decreto Nº 34.950/47

Expropiación

Estancia Santa Isabel

Poder Ejecutivo Nacional

Construcción de hoteles/Viviendas de reposo para empleados Ad. Nacional

686 has

Exp. Nº 26353/47

Sr. Eduardo Martínez de Hoz

Demanda por nulidad de Expropiación

686 has

Ley 13992/50

Poder Ejecutivo Nacional

Transferencia Administración a FEP

686 has

Decreto Nº 1291/65

403 has

Venta en remate público

283 has

Decreto Nº 3660/61/1979

Res. Nº 223

Secretaría Acción Social

187 has

Reintergro al Ministerio de Economía

86 has.

Resolución Nº 935/82

Ministerio de Acción Social

21 has

Instalar la Nueva Estación de Comunicaciones Navales en Mar del Plata

75 has

Decreto Nº 739/86

Poder Ejecutivo Nacional

Transfiere a Secretaría de Turismo Nacional

75 has

Fuente: Elaboración propia en base leyes y Decretos e Informe Secretaría de Turismo de la Nación, 2000.

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Elisa Pastoriza es historiadora, docente e investigadora del CEHis (Centro de Estudios Históricos) de la Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata de La República Argentina. Autora de numerosos artículos en revistas especializadas, capítulos en libros y medios de difusión y de los libros Los trabajadores de Mar del Plata en vísperas del peronismo (CEAL, 1993), y de La conquista de las vacaciones. Breve historia del turismo en la Argentina, publicado en 2011 por la Editorial Edhasa. Coautora junto a Mónica Bartolucci, Recuerdos en común. Italianos en la Argentina, 1886-1960. (FONCYT-UNMD-Suárez, 2005). Editora de Los caminos de la democracia (ed. con Julio Melón Pirro, Biblos, 1997), y Las puertas al mar (Biblos 2003) y Un mar de memoria. Historias e imágenes de Mar del Plata (Edhasa, 2009). Se ha desempeñado como Directora del Departamento de Historia y de la Maestría en Historia (Facultad de Humanidades, UNMDP), y actualmente como Profesora Libre, como Profesora Titular Ordinaria del Área Teórico Metodológica de la carrera de Historia de la Facultad de Humanidades en la misma casa de estudios. Es miembro de Número de la Academia Argentina de Turismo y se ha desempeñado como como Vice-Presidente de la Fundación de la Universidad Nacional de Mar del Plata (2014 y 2017).

Pasado Abierto, Facultad de Humanidades, UNMDP se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional.


[1] Para el concepto de democratización social, véase Torre y Pastoriza (2002).

[2] Discurso del Presidente Perón, Boletín Municipal MGP, 1954, p.112.

[3] Decreto-ley Nº 33.302, 1945, arts. 48-50, por el que se establece al Estado dotar a los trabajadores los medios y elementos necesarios para disfrutar de los beneficios del turismo y se habilita al Ministerio de Obras Públicas a adquirir terrenos y edificios.

[4] Ley Nº 13.992, art. 4-5, 1950.

[5] Un destacado gestor de la obra pública y de las cuestiones relacionadas con el ocio popular, motorizó el proyecto del Aeropuerto de Ezeiza que lleva su nombre y una variedad de obras como colonias de vacaciones y viviendas.

[6] La Nación (1/1/1938). “Una vibrante obra de turismo en la provincia de Buenos Aires”, suplemento especial Turismo.

[7] El proyecto original incluía una serie de facilidades (sendas para ciclistas y jinetes, espacios para práctica de deportes, confiterías, etc.) que no llegaron a completarse. Cfr. Fresco (1940) “Urbanización del camino costero Miramar a Mar del Plata”. Provincia de Buenos Aires. Cuatro años de Gobierno, 1936-1940. Publicaciones Oficiales, La Plata, Talleres Kraft, Vialidad, t. IV, p.136-149.

[8] La Nación, 8/4/1939.

[9] Carta de María Julia Martínez de Hoz de Salamanca, José Alfredo y Miguel Eduardo Martínez de Hoz, al Ministro de Obras Públicas de la PBA, 14/8/1939. Planos del Proyecto del Balneario Chapadmalal. Provincia de Buenos Aires-Dirección de Geodesia, Expediente S52/1939.  

[10] Registros de la Asociación de Propaganda y Fomento de MDP (1944). Memorias-Balance. Ejercicios 1930/1943. Mar del Plata, Talleres De Falco; La Prensa 25/03/1941.

[11] El Mundo (14/2/1940), los Martilleros Giménez Zapiola y Cía. subastaron 420 solares y 120 quintas, 9-10/2/1940, Teatro Colon de Mar del Plata.

[12] Registros de la Asociación de Propaganda y Fomento de MDP (1944). Memorias-Balance. Ejercicios 1930/1943. Mar del Plata, Talleres De Falco; La Prensa 25/03/1941. 

[13] Véase Tiempo Libre y Colonias de Vacaciones. Ministerio de Trabajo y Previsión, 1956, Cap. III.

[14] Cfr. La Prensa (20/1/1940), La Nación (22/1/38), Memorias de la Asociación de Propaganda y Fomento de MDP, ed. 1940.

[15] Sostenidas indistintamente con aportes de municipios, del estado provincial, Consejo Escolar de Educación, Ministerio de Educación. Cfr. Fresco (1940).

[16] El Hotel Provincial, inaugurado en febrero de 1950. Véase La Capital (18/2/1950).  

[17] Cfr. Ley de construcción de Hoteles y hosterías, N° 12.669, 1940. En 1943 solamente fueron edificados hoteles en Catamarca, Chilecito y La Rioja y la Hostería Ancasti. Para 1948 se observan fotografías de las obras en construcción impulsadas por el Ministerio de Obras Públicas, Democracia, (8/1/1948).

[18] Decreto N° 15.869/45; Ver: La Prensa, 5/7/1945.

[19] Ley 12.815, art 15, establece la expropiación al Sr. Eduardo Martínez de Hoz, fijando el pago de M$N 1.000 la hectárea.

[20] Para seguir los entretelones del juicio: Expedientes Poder Judicial de la Nación: agosto de 1951 (Folio 10/23), Diciembre/1952 (Folio 75/77) y 3/6/1955 (Folio 43/50). En todos es confirmada la sentencia de expropiación.

[21] La Ingeniería, marzo de 1948. “Las colonias de vacaciones del Ministerio de Obras Públicas de la Nación”. (Informe del MOP).

[22] Democracia, 19/2/1948.

[23] La Capital, 8/3/1954.

[24] Sobre Las Cuevas, llamada Ciudad Eva Duarte durante el peronismo, véase Mundo Peronista, N° 12, 1953.

[25] Decreto de nacionalización N° 31090/44. 

[26] Entrevista a Leandro Bienaime, funcionario del Museo Eva Perón que funciona en el Hotel 5 del complejo desde los ´90, dirigido por la Lic. Silvia Daría. Otoño de 2012.

[27] La Capital, 2/3/1954.

[28] La Ley 13.992/50. Véase: La Nación, 13/11/1953.

[29] La Capital, 8/3/1954. Notas similares se publican en varias publicaciones periódicas.

[30] Ver La Nación, 8-26/1/1954 y 10/1, 3/2, 8/2 y 2/3/1955.

[31] Entrevista a Luisa L. (76 años nacida en Santiago del Estero), realizada en la Colonia Chapadmalal en el marco del Programa de Jubilados de PAMI. Archivo de la Palabra y la Imagen, CeHis, UNMD, 2012.

[32] Entrevista a María M., realizada en la Colonia Chapadmalal en el marco del Programa de Jubilados de PAMI. Archivo de la Palabra y la Imagen, CeHis, UNMD, 2012.

[33] La Capital, 20/9 y 7/10/1955.

[34] El turismo en el II Plan Quinquenal. Presidencia de la Nación, Subsecretaría de Informaciones. Buenos Aires, 1953.

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