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Pasado Abierto - Año de inicio: 2015 - Periodicidad: 2 por año
http://fh.mdp.edu.ar/revistas/index.php/pasadoabierto - ISSN 2451-6961 (en línea)

Pasado Abierto. Revista del CEHis. Nº22. Mar del Plata. Julio-diciembre 2025.

ISSN Nº2451-6961. http://fh.mdp.edu.ar/revistas/index.php/pasadoabierto

                                                                           

Mujeres, género, trabajo y enseñanza de la Historia: entrevista a Mirta Zaida Lobato

Ailín Basilio Fabris

Centro Interdisciplinario de Investigación de Género, Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina

ailinbasiliofabris@gmail.com

 

 

Paula Soza Rossi

Centro Interdisciplinario de Investigación de Género, Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales, Departamento de Sociología,

 Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación,

Universidad Nacional de La Plata, Argentina

paulasoza11@yahoo.com.ar

 

Mario Shimizu

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación,

 Universidad Nacional de La Plata, Argentina

shimizumario14@gmail.com

Recibido:        30/05/2025

Aceptado:        31/07/2025

ARK CAICYT: https://id.caicyt.gov.ar/ark:/s24516961/wxn3sg4fx

Resumen

El presente trabajo es una entrevista a la Dra. Mirta Lobato, especialista en estudios de las mujeres y mundos del trabajo con perspectiva de género. Con base en esta trayectoria, la historiadora argentina repasa y revisa críticamente los inicios de su carrera como investigadora, las influencias teóricas de la historia social, los usos y los alcances de la categoría de género y los vínculos entre el saber científico y otros ámbitos educativos. En suma, el diálogo pretende aportar al conocimiento sobre la circulación y la aplicación del concepto de género de Joan Scott en el campo de las Ciencias Sociales y Humanidades en Argentina a partir de los objetos estudiados por Lobato.  

Palabras clave: entrevista, género, historia social, trabajo, Argentina, Lobato

Women, gender, labour and teaching History: an interview with Mirta Zaida Lobato

Abstract

This paper is an interview with PhD Mirta Lobato, a specialist in women's studies, labor history, and gender perspective. Drawing on her extensive trajectory, the Argentine historian critically reflects on the beginnings of her scholar career, the theoretical influences of social history, the uses and scope of the category of gender, and the connections between scientific knowledge and other educational spheres. Overall, the dialogue aims to contribute to the understanding of the circulation and application of Joan Scott’s concept of gender within the field of Social Sciences and Humanities in Argentina, through the lens of the subjects studied by Lobato.

Keywords: interview, gender, social history, labor, Argentina, Lobato

Mujeres, género, trabajo y enseñanza de la Historia: Entrevista a Mirta Zaida Lobato

Presentación 

El presente texto es una entrevista a la historiadora argentina Mirta Zaida Lobato en el marco del Proyecto I+D “Abordajes teóricos y estrategias metodológicas en torno a la producción de datos socio-históricos en los estudios de género” (2023-2026).[1] El diálogo pretende profundizar y problematizar el vínculo y la utilización de la perspectiva teórica y metodológica trazada por la historiadora norteamericana Joan Scott respecto del concepto de género.

Mirta Zaida Lobato es Profesora y Doctora en Historia por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Su tesis doctoral, titulada “La vida en las fábricas: trabajo, protesta y política en una comunidad obrera, Berisso (1904-1970)”, examina los vínculos entre trabajo, género y participación política en la industria de la carne en la ciudad de Berisso en las primeras décadas del siglo XX.[2] Desde que fuera estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras en los años setenta, las preocupaciones de Lobato se inscriben en la historia social del trabajo, la historia de las mujeres y las comunidades obreras durante el siglo XX argentino. Durante más de tres décadas de enseñanza universitaria e investigación académica, se destacan, entre otras, las siguientes obras: “Cuando las mujeres reinaban. Belleza, Virtud y Poder en la Argentina del siglo XX” (2005), “Historia de las trabajadoras en la Argentina (1869-1960)” (2007), “La prensa obrera” (2009) e “Infancias argentinas” (2019).

La entrevista fue realizada el jueves 3 de octubre de 2024 por Ailín Basilio Fabris y Paula Soza Rossi de manera virtual a través de la plataforma Zoom.[3] 

Ailin Basilio Fabris (ABF en adelante): Mirta, ¿cómo era la universidad cuando eras estudiante de Historia en los años setenta? ¿Qué se estudiaba y qué se leía?

Mirta Lobato (ML en adelante): Yo estudié entre 1973 y 1976. Con la dictadura abandoné las aulas y volví a la facultad en 1979, cuando me gradué. Mi formación viene de lo que siempre he llamado la universidad en las sombras, es decir, los grupos de lecturas que se hacían por fuera de la universidad. La universidad, para mí, aquella de los años 70, es poco estimulante intelectual y académicamente.

Es una universidad que está más vinculada a la práctica política, principalmente partidaria, sin horizonte profesional. Tal vez ustedes hoy tienen ese horizonte, pero en esa época no había un horizonte profesional para personas como yo, que tenían interés en la historia, en la sociología. Me interesaba la sociología, me interesaba la historia del arte, me interesaba todo. No me imaginaba siendo investigadora del CONICET, ni profesora de la universidad, ni participando en congresos. Ese era un mundo ajeno para mí y pienso que para muchas otras personas. Esto no quiere decir que hoy no haya militancia política, ni adhesiones partidarias, sino que no es el principal objetivo durante la formación universitaria. Por eso ustedes tienen o tuvieron becas, para hacer doctorados, sus posgrados, tienen proyectos de investigación. Eso en mi época no existía.

En cuanto a lo que se leía en la facultad de ese momento histórico, me refiero a los años setenta dependía como ahora de las cátedras, en historia argentina la mayoría de los textos eran revisionistas de autores asociados con el peronismo. Yo participé en tres grupos de lecturas. Un grupo de lectura fue con León Pomer, cuyo temario no se distancia de manera sustantiva de los temas que me interesan en el presente. Leíamos a los militantes del movimiento obrero. Otro grupo de lectura fue con Leandro Gutiérrez, en el cual trabajamos con los aportes intelectuales de Edward Palmer Thompson en torno al debate sobre las condiciones de la vida material en Inglaterra, la industrialización inglesa y sus consecuencias, lo que despertó mi curiosidad despertando sobre su obra.

También revisamos los libros de una historiadora italiana que se llama Luisa Passerini. Leíamos un texto en idioma italiano que tenía que ver con la cultura material de las clases subalternas. Allí también aparecía todo el debate sobre historia oral. Justamente en los años de la dictadura en Argentina y en la región, la historia oral no era una cuestión evaluada como importante en los sectores académicos destacados. Se consideraba como el desarrollo de la escritura histórica de carácter subalterno. Era un debate que antropólogas y sociólogas no tenían en cuenta, pero en el campo de la historia sí. Pensar el tema de la subjetividad y el relato como algo subjetivo generó la necesidad de preguntarnos cómo lidiar con esa subjetividad cuando estábamos acostumbrados a venerar el documento escrito.

La experiencia en torno al hacer historia oral implicaba entrar en un territorio bastante interesante y al mismo tiempo divertido por el tipo de debates que se hacían, y que hoy día pueden parecer absurdos. Porque todos empezamos con "Yo hice tal cosa”, “me lo contó mi abuelita”. Ahí ingresa nuestra subjetividad. Otros textos como los de Rafael Samuel, por ejemplo, con “Historia Popular, Historia Socialista”, contenían temas vinculados a la familia, a la infancia, a la delincuencia, a las mujeres, a las protestas. Un mundo de la intimidad que se relaciona con la historia social.

El tercer grupo de lecturas en el que participé era más íntimo, más personal con amigos, como Diego Armus, Eduardo Miguez, en el cual leíamos los libros que empezaban a salir en la Argentina, por ejemplo, de Natalio Botana, de Ezequiel Gallo. Nosotros estábamos, yo estaba fuera de la universidad, o sea, que los leíamos en esos ámbitos extrauniversitarios.

En cuanto a lo estrictamente académico, ingresé como ayudante en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires en el año 1985. O sea, que tampoco soy de esa primera generación de ayudantes, profesores, asistentes de todo tipo que ingresó inmediatamente en el año 1983 con el retorno de la democracia. Es decir, que fue para los años 80, con anterioridad al año 1985, donde ya tengo un proyecto de investigación y empiezo a hacer y a profundizar en las lecturas que diría que son más formativas, pero que principalmente las realizaba por fuera de los ámbitos universitarios.

AZB: Enmarcado en este recuento de inquietudes e intereses en tu formación, nos preguntamos, ¿De qué manera fue cambiando y enriqueciéndose el concepto de género en tu trabajo? 

ML: Yo uso a Joan Scott, ¿cómo les puedo decir? De manera utilitaria. A mí me parece que el impulso feminista, los estudios de historia de las mujeres, tiene una perspectiva relacional y que piensa las relaciones de poder y las desigualdades es útil para pensar el pasado. Encuentro en la definición de Scott un programa de investigación. En el sentido de que usar esta categoría me permite pensar ciertas cosas: poder, normas, símbolos, en suma, la cultura con todos sus problemas. Scott llega tarde a mi formación, primero leo a sociólogas y antropólogas.

Entonces esa parte de la formulación de la categoría de Scott, que yo la considero una categoría que se va moviendo a lo largo del tiempo, es útil para quienes hacemos investigación histórica. Porque la pregunta es sobre cómo podemos encontrar aquellos documentos que nos permitan pensar esas relaciones de poder de género en el pasado. En referencia a los puntos relacionados con los elementos constitutivos del concepto de género tal cual como lo formula Scott en 1979, porque después ella va cambiando, me parece que son útiles justamente para nosotras las historiadoras, que podemos hacer un abordaje pensando en esos elementos constitutivos. Doy un ejemplo.

La primera investigación fue mi tesis de doctorado, “La vida en las fábricas", publicada como libro, en el cual se analiza la situación de los trabajadores en los establecimientos fabriles de la localidad de Berisso, muy cerca de La Plata, donde ustedes están. Investigar a partir del acceso al archivo de la fábrica constituyó una novedad en la historia obrera. Ustedes tienen un ejemplo importante también en la universidad de la ciudad de La Plata con el reconocido historiador social José Panettieri. Él escribe la primera tesis de doctorado sobre trabajo e inmigración, no hay que olvidar eso, lo hace en un contexto un tanto diferente. Las mujeres aparecen en el texto, pero no aparecen tan problematizadas, ni sugiere el problema de lo que significaba y de lo que se entendía por trabajo femenino.

Entonces, cuando me formulo el interrogante sobre los trabajadores de la carne, profundizo en la dinámica de la comunidad. Allí tengo la suerte, por la tenacidad con la que me aboque a la investigación, de tener acceso al archivo de las dos empresas de la localidad: Swift y de Armour. El archivo del personal de la fábrica te permite reflexionar sobre esos elementos constitutivos (normas, símbolos, prácticas, ideas políticas, filosóficas, etc.) que aparecen en la formulación de Scott, para unir la teoría con la práctica de investigación. No para que la teoría venga impuesta y una no sepa qué hacer con el material con el que está trabajando.

Al mirar las fichas de personal de las fábricas empiezan a cobrar fuerza valoraciones diferentes (por género, es decir, varones y mujeres), de lugares, espacios laborales, relaciones de poder dentro de las fábricas, y diferentes formas de participación en las organizaciones sindicales y en las protestas. Entonces el cuadro de análisis se llena de contenido, pero no es que yo “tomo la categoría y la pongo acá”. Es que la reflexión va en paralelo y permite reflexionar en torno a lo que me interesa de la categoría. A mí me parece, que para las historiadoras, las categorías son funcionales, no son un corsé que te contiene y que vos no sabes cómo moverte.

Es un modo distinto a otras investigaciones en cuanto a cómo pensar el uso de la teoría. Para mí, la teoría es funcional a mis intereses de investigación, si no me conviene, les digo "Chao." Y utilizo otras categorías.

Paula Soza Rossi: (en adelante PSR): Es muy interesante lo que has trabajado sobre los riesgos del trabajo, la emergencia de la diferenciación de género al interior de las fábricas, la carrera matrimonial, como meta factible para el rol de género. Más allá de la categoría de Scott, ¿cómo el género te permite revisar críticamente los documentos de los archivos?

ML: Justamente de eso es de lo que estoy hablando. Si yo hubiera ido con la perspectiva más tradicional de investigación en historia obrera, que se sigue haciendo, con núcleos duros dentro de la investigación, estas cuestiones que ya están presentes en “La vida en la fábrica no se volverían visibles. Es por eso que recupero mucho ese texto, que es mi tesis doctoral. No tiene la palabra género en el título. Y no lo tiene ex profeso. Yo decidí que no tenga la palabra género en el título, a pesar de que hubiera sido más fácil que apareciera debido a los procesos de reconocimiento institucional y académico implicados en la utilización al uso de ciertas categorías.

Quiero que se entienda que el trabajo obrero/ fabril implica una problemática de relaciones diferentes para varones y para mujeres. Intento hacerlo, aunque a veces tenga más o menos éxito. Esto es lo que intento hacer con “La vida en la fábrica”. Y entonces ahí aparecen las siguientes preguntas, ¿Qué cosas se valoran en las mujeres? ¿Qué cosas se valoran en los hombres?

La cuestión que me parece más interesante es que la primera ley de protección de trabajo femenino es la ley de trabajo femenino infantil, o sea, que los derechos sociales desde una mirada progresiva, aún con bastantes movimientos de avances y retrocesos, es más intensa a principios de siglo para las mujeres y lo dejo planteado en el texto. En ese entonces no tenía ningún libro de historia laboral sobre mujeres en el cual apoyarme, como sí había sobre historia sindical. Claro, existían sí algunos artículos.

En esta tarea, y para realizarla, me parece fructífero trabajar a partir de los interrogantes que plantean también otras historiadoras de las mujeres, a quienes valoro muchísimo, como son, por un lado, Natalie Zemon Davis, quien tiene libros extraordinarios donde habla de descentrar, de deslocalizar, de cambiar la cabeza de cómo uno observa y empezar a ver otras cuestiones. Natalie Zemon Davis es muy interesante en ese proceso. Michelle Perrot también es súper interesante, en particular en el sentido de poder analizar la protesta femenina, el lugar de las manifestaciones colectivas en las calles. Y Arlette Farge no solo por su trabajo sobre las tejedoras, las bordadoras, sino también por sus aportes para poder pensar el archivo judicial y sus posibilidades.

ABF: A raíz de todas estas derivas y mutaciones que ha tenido el concepto de género, en los distintos ámbitos en los que se presenta, repercute y configura, queremos preguntarte: cómo estás viendo la producción historiográfica más actual que utiliza el concepto de género a la luz de los embates que hay contra el género y las llamadas ideologías de género, sobre todo en el ámbito educativo.

ML: Mira, ahí hay una cuestión interesante, que obviamente tiene que ver con la política actual. Quisiera tratar de reflexionar un poco sobre esto. A mí me parece que las historias feministas, y las historias de las mujeres, instalaron unas preguntas que, seré poco original porque lo digo siempre, pusieron patas para arriba al conjunto de las Ciencias Sociales y Humanas. Aunque la antropología y la sociología podrían quedar afuera. En los años 70s y 80s estas preguntas sobre las diferencias sexuales, las diferencias de género, en diferentes ámbitos, eran consideradas banales, hasta poco académicas, demasiado militantes.

Sin embargo, en la historiografía en general, europea, americana y latinoamericana la categoría de género ha mostrado que adquirió vigor en el mundo académico. Y eso fue posible de algún modo porque terminamos aceptando el valor de la categoría de género, y también para transformar la sociedad y la cultura. A veces yo digo esto y genero un poco de malestar. La categoría de género fue como tranquilizante en un aspecto para lograr la institucionalización de estos saberes. Pero también lo digo por haber participado en el proceso de creación del Instituto de Investigaciones de Género (UBA) y en la revista Mora.

En la revista Entrepasados, era yo la que colocaba los temas sobre estas problemáticas, se sabía que venían de mi lado, y mis colegas lo aceptaban. La institucionalización de la categoría de género puede llevar a un cierto enguetamiento. Estamos cómodas en nuestros espacios. Me parece bien que estemos cómodas. El punto es que si todo este movimiento, que ha generado un cambio importante en el conocimiento del pasado, cambia la historia. Habría que dar el paso más difícil, que es poner en cuestión las narrativas sobre la nación misma.

Yo siento un poco de insatisfacción. Porque a veces parece que ser parte de un grupo que quiere transformar la sociedad solo significa reconocer a las heroínas del pasado. Si finalmente las heroínas destacadas en los últimos veinte años son las que vienen de la época de Mitre, como Juana Azurduy o Mariquita Sánchez de Thompson, quiere decir que el impacto de esos nuevos conocimientos producidos en las universidades es todavía limitado. Los usos más vulgares del pasado son pocos problematizadores sobre el impacto, ya sea de la teoría de género, de los estudios de género y de los estudios feministas sobre las distintas versiones del pasado.

El tema educativo también es un problema que abarca todos los niveles de la educación. Me acuerdo de que en el año 2005 hicimos un CD pensado para la educación en los últimos niveles de grado de la escuela primaria y en la escuela secundaria. Se escribió mucho sobre educación sexual, pero poco sobre cómo cambian las interpretaciones del pasado a partir de estos nuevos conocimientos.

Ese CD, titulado Historia de mujeres, mujeres con historia, tiene una parte que está escrita por María Luisa Femenías, que fue creadora del Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género (CInIG) en la Universidad de La Plata, que viene del campo de la filosofía, en el cual se reflexiona sobre la cuestión de género. Además, tiene un texto de Laura Malossetti Costa sobre la interpretación de las representaciones, el análisis de la imagen; tiene un texto mío historiográfico; tiene un texto de Fernanda Lorenzo.

Entonces, por ejemplo, pensamos, ¿es posible cambiar, repensar los periodos históricos en función de las investigaciones que nosotros estábamos haciendo? Esa es una pregunta clave. Nosotros en ese momento dijimos que no. No porque nosotras pensáramos que no era posible, sino porque el currículo en las escuelas está organizado de tal manera que si cambiamos las periodizaciones no iba a ser utilizados en las escuelas. Entonces ahí uno empieza a entrar en un camino cenagoso de cómo compaginar los nuevos saberes con la enseñanza más tradicional.

La otra pregunta que nos hicimos fue ¿las temporalidades son iguales para todos y para todos los problemas? Entonces, en ese CD realizamos dos líneas de tiempo, una línea del tiempo histórico oficial, para decirlo de algún modo, y una línea del tiempo de las mujeres. Y lo que veíamos era que el tiempo de las mujeres era un tiempo larguísimo en comparación con los acontecimientos políticos, económicos y culturales de los periodos tradicionales. Que podían pasar los años y que nada acontezca. Eso te hace reflexionar sobre los tiempos de la sociedad, de los cambios. Entonces ahí en el campo de la educación, digamos, me parece que nos falta reflexionar un poco más. Y que tal vez el camino fue un camino como… ¿Cómo les puedo decir? Como más llano.

Tal vez los tiempos de la militancia para generar instituciones adecuadas son tiempos diferentes a los tiempos de la producción de saberes; que provoquen cambios más duraderos en las formas de pensar de la sociedad. Entonces, esto fue generando reacciones, y esas reacciones son negativas. Los cambios en la sociedad no son cambios tan rápidos, no van necesariamente en paralelo a los cambios que tal vez se dieron en la producción de conocimientos. Entonces, pienso que no es algo tan fácil resolver ese problema y ahora casi todo está siendo puesto en discusión.

ABF: Para ir concluyendo la entrevista, nos preguntamos si vos encontraste en tu producción algún trabajo que exprese mejor esa utilización del concepto de género o, a la inversa, si vos sentís que todavía falta algo por hacer en términos de historiografía en clave de género.

ML: No sé. A mí me gustan varios trabajos. Por ejemplo, a mí “La vida en las fábricas me encanta porque abre temas. Incluso de algún modo abrió el camino para el último libro “Paisajes del pasado”, que es un libro donde, de nuevo, la categoría de género de raza, de etnia, está entretejida en las problemáticas que aborda el libro. O sea, que no he abandonado esa posición, pero me parece que cada vez la entretejo más. Les voy a dar un ejemplo de estos disparadores.

El libro tiene un capítulo sobre las cartas de ucranianos y croatas y las fotos. Bueno, no he dicho algo. También se abrió el camino para un uso intenso de historia oral y del análisis de las imágenes que también tiene que ver con la teoría feminista. En ese capítulo del libro, además de la situación de la migración, que impacta de manera diferencial a varones y a mujeres. Varones y mujeres solas, matrimonios que se rompen, viejos que quedan solos abren nuevos interrogantes. Por ejemplo, sobre de qué manera pensar y estudiar la vejez. La persona que queda sola en el país de origen. Sus hijos se fueron. Sus mujeres se fueron. ¿Qué pasa con esas personas? Hay una carta que me parece muy interesante. Primero porque recupera la idea bíblica de que el hombre no puede estar solo, y se escribe, sino también porque dice, "Bueno, me casé con una solterona y pensé que no me iba a abandonar". Y se observa además cómo aparece la figura de la solterona. O sea, nosotras estamos acostumbradas a pensar en términos del matrimonio, la relación de pareja, los vínculos matrimoniales y sus afectos y rupturas. Estoy nombrando los afectos, cuyo estudio desde el giro afectivo, tiene mucho éxito ahora, pero yo siempre digo que yo leí sus aportes más tarde, así como me ocurrió con la lectura de Scott.

Cuando Thompson dice "Es necesario pensar la fábrica y sus alrededores" está pensando en las diversiones, en las fiestas, en el lugar de la iglesia. El giro afectivo está ahí para mí. Por ejemplo, en un libro que compiló Dora Barrancos volví al tema y revisé fichas de personal que no estaban dentro de la muestra original y que en la primera indagación no las podía usar porque no estaban dentro de la muestra seleccionada. Es una cuestión de responsabilidad de investigación. Entonces las dejé ahí y cuando las vuelvo a tomar como fuente para responder otras preguntas aparece el tema de la violencia con toda su crudeza en el espacio fabril. La ira, el despecho. El obrero que le sopletea la cara a una obrera porque no quiere aceptar sus requerimientos amorosos está poniendo sobre la mesa la violencia de los propios compañeros. Nosotras, las que veníamos de leer los trabajos de historia obrera, pensábamos más en el acoso patronal, pero ahí estaba el acoso del compañero de trabajo. Hoy podríamos escribir muchas páginas pensando en medios de comunicación y redes personales como WhatsApp, Instagram, y la transformación que eso ha generado en los vínculos y como se van creando comunidades de violencia.

Bueno todo esto es importante porque tiene que ver con trabajo y también con las migraciones transnacionales, pero también internas, y ello obliga a pensar en las familias que se desarman, poder pensar lo que implica "mantener los lazos de parentesco". El trabajo emocional y cognitivo que eso conlleva.

PSR: Pensamos la pregunta sobre qué pasa al interior de los estudios de género, que hemos creído de estar en alguna condición de aceptación, de que las investigaciones no sean refutadas por llevar una perspectiva que no estaba dentro del canon y que ese canon sabemos que era excluyente (las problemáticas y de los sentires, los afectos en relación con la fábrica, las configuraciones familiares y la valía de las personas). 

ML: Me parece que tienes razón. Esto lo pensé no hace mucho tiempo. Cuando se jubiló una colega se organizó un seminario de reflexión sobre los estudios de género. "¿Hacia dónde van?" Era la pregunta, pero hacia dónde van depende de donde estés. Entonces lo que yo digo es que voy a reformular la idea. Se corre el riesgo de la repetición y así es cuando se torna aburrido. Lo que me parece interesante es ver qué preguntas y qué cosas podemos hacer todavía, a partir de reflexionar sobre lo hecho y los caminos seguidos, al pensar las desigualdades existentes rompiendo con los constreñimientos intelectuales y políticos. Hay una cantidad enorme de aspectos, dimensiones, espacios, lugares y problemas que se pueden analizar y que a veces quedan pendientes. Donde justamente ofrecer una reflexión más amplia ayudaría a salir de ciertos problemas.

Aunque en una investigación haya tela para cortar, digo, aun habiendo tela para cortar, es bueno habilitar otras preguntas. Entonces con eso fíjate que ya soy más optimista que lo que dije antes. Ya estoy cambiando.

PSR: ¿Querés decir algo, Mirta, que no te hayamos preguntado?

ML: No, tal vez todo lo que tiene que ver con lo institucional. Anteriormente hablé desde una trayectoria de carácter más personal. Pero también están las instituciones. Esta idea de saberes situados, que la filosofía, siguiendo a Donna Haraway, incorpora de manera permanente, y me parece que es muy relevante.

Por un lado, está esta trayectoria personal, que tiene que ver con lecturas, interrogantes, saberes puestos en juego al tiempo de la indagación. No es la idea iluminada de una sola historiadora. Es el resultado de un conjunto de aportes e investigaciones que posibilitaron su realización en el marco de investigaciones previas. Eso me parece importante porque la historia de las mujeres convertida en un instituto de género también pasó por varias etapas de consenso e institucionalización. Es colocar la problemática del uso de la categoría de género en la investigación en distintos lugares. Entonces, para cerrar, diría que hay un campo de la producción académica vinculada con las realizaciones institucionales, pero también con preocupaciones políticas y culturales, que amerita los siguientes interrogantes: ¿Qué es lo que pasa con los archivos? ¿Qué es lo que pasa con los museos? ¿Qué historia se divulga?

Porque si seguimos pensando que la historia de las heroínas es la historia de las mujeres, me sigo preguntando sobre cuándo vamos a salir de la historia de las grandes heroínas. Y la otra pregunta que hago siempre es sobre cómo se escribe la historia de los sectores populares, ¿Se escribe del mismo modo que el de las otras clases?

Es una pregunta que siempre tengo presente. Me parece que es el interrogante ideal para cerrar esta entrevista: en este sentido el interrogante sería: ¿Cómo se escribe la historia de los sectores populares? Todo queda abierto para una nueva entrevista.

Bibliografía

Botana, Natalio. (1986). El orden conservador. La política argentina entre 1880 y 1916. Buenos Aires: Hyspamérica Ediciones Argentinas.

Gallo, Ezequiel. (1984). La pampa gringa. La colonización agrícola en Santa Fe (1870-1895). Buenos Aires: Sudamericana.

Lobato, Mirta. (2011). La vida en las fábricas. Trabajo, protesta y conflicto en una comunidad obrera. Berisso, 1904-1970. Buenos Aires: Prometeo.

Lobato, Mirta. y James, Daniel. (2024). Paisajes del pasado. Relatos e imágenes de una comunidad obrera. Buenos Aires: Prometeo.

Panettieri, José. (1982). Los trabajadores. Buenos Aires: CEAL.  

Passerini, Luisa. (1984). Torino operaia e fascismo. Bari: Laterza.

Perrot, Michelle. (1973). Les ouvriers en grève. France, 1871-1890. Paris: Mouton.

Samuel, Raphael (1984). Historia popular y teoría socialista. Barcelona: Editorial Crítica.

Scott, Joan (1996). El género: una categoría útil para el análisis histórico. En Lamas, Marta (Ed.). El género. La construcción cultural de la diferencia sexual. (pp. 265–302). México: PUEG.

Thompson, Edward Palmer (1977). La formación histórica de la clase obrera en Inglaterra. Barcelona: Laia.

Zemon Davis, Natalie. (2011). Decentering history: local stories and cultural crossings in a global world. History and Theory, 50(2), pp. 188-202.

Ailín Basilio Fabris es Licenciada y Profesora en Ciencias Sociales (UNQ). Doctoranda en Ciencias Sociales y Humanas (UNQ) con sede de trabajo en el CInIG-IdIHCS-UNLP. Becaria doctoral del CONICET. Sus líneas de investigación abarcan la historia de la sexualidad en clave cultural en Argentina durante la segunda mitad del siglo XX a partir del consumo cultural del erotismo y las figuras de Armando Bo e Isabel Sarli.

Paula Soza Rossi es Licenciada en Sociología (FaHCE-UNLP). Diplomada Superior en Ciencias Sociales con mención en Género y Políticas Públicas (FLACSO) y en la Academia de Género (OIT-Italia). Se desempeña como docente de grado y postgrado en FaHCE y FCJyS de la UNLP. Ha dirigido y co-dirigido proyectos de extensión FaHCEUNLP (2010, 2015-2019). Colaboradora en el CIMeCS e Investigadora en el Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género (CINIG-IdIHCS-UNLP)

Mario Shimizu es Profesor de Historia (UNLP).

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[1] El proyecto se encuentra radicado en el Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género (CInIG) de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE) de la Universidad Nacional de La Plata. Su objetivo es abordar las distintas alternativas teóricas y metodológicas que se han utilizado en el marco de los estudios de género en Argentina. Se encuentra dirigido por la Dra. Nadia Ledesma Prietto y codirigido por el Dr. Guillermo de Martinelli.

[2] La tesis fue defendida en el año 2000. La misma no se encuentra disponible en el repositorio digital de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

[3] La entrevista se realizó con la asistencia técnica de Ignacio Angelani. El trabajo de transcripción fue realizado por Ailin Basilio Fabris. Un breve fragmento de la entrevista se divulgó en formato de corto audiovisual. Nadia Ledesma Prietto fue la encargada de editarlo. Se encuentra disponible en el canal de Youtube del Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género donde está radicado el proyecto de investigación y contó con el acompañamiento de la música original e interpretación de Ezequiel Pérez Valobra. CInIG. Entrevista a Mirta Zaida Lobato. Joan Scott, la historia de las mujeres y los estudios de género. Recuperado de

https://www.youtube.com/watch?v=uOqpI8EJzIE&t=1s&ab_channel=CInIGUNLP

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