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Pasado Abierto - Año de inicio: 2015 - Periodicidad: 2 por año
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Cimatti

Pasado Abierto. Revista del CEHis. Nº3. Mar del Plata. Enero-Junio 2016.
ISSN Nº2451-6961.
http://fh.mdp.edu.ar/revistas/index.php/pasadoabierto


La sociabilidad Fascista en construcción. El Fascismo y la colectividad italiana de Bahía Blanca (1926-1927)

Bruno Cimatti
Universidad Nacional del Sur,
Consejo Interuniversitario Nacional, Argentina
bgcimatti@gmail.com

Recibido:14/05/2016
Aceptado: 23/06/2016

Resumen

Los estudios sobre la sociabilidad permiten tener en cuenta el carácter político de actividades sociales y culturales, cuestión que reviste una gran utilidad para el estudio del Fascismo italiano en Argentina, puesto que tendió a adoptar estrategias vinculadas con una inserción ventajosa de los Fasci en la vida social y cultural de las colectividades italianas de las ciudades receptoras. El presente artículo busca realizar un análisis de la construcción de espacios y formas de sociabilidad Fascista por parte de los miembros del Fascio Giulio Giordani de la ciudad de Bahía Blanca durante los años 1926 y 1927. A partir de la prensa local, se intentará reconstruir las distintas estrategias y actividades que se llevaron adelante desde la fundación del Fascio hasta la inauguración de la Casa del Italiano, institución clave para la organización de la sociabilidad Fascista en la ciudad.

Palabras claves: Fascismo; sociabilidad; Bahía Blanca; colectividad italiana

Fascist sociability under construction. Fascism and Bahía Blanca’s Italian community (1926-1927)

Abstract

Studies on sociability allow us to take into account the political nature of social and cultural activities, issue that has great usefulness for de study of Fascism abroad Italy, and especially in Argentina, given that it tended to adopt strategies bond to an advantaged insertion of the Fasci in the local Italian comunities’ social and cultural life in the cities where they were settled. This article looks forward to analyze the construction of spaces and modes of Fascist sociability by the members of the Fascio Giulio Giordani of Bahía Blanca, between 1926 and 1927. Through local press, we will attempt to reconstruct the variety of strategies and activities that were conducted since the foundation of the Fascio until the inauguration of the Casa del Italiano, key institution for the organization of Fascist sociability in the city.

Keywords: Fascismo; sociability; Bahía Blanca; italian community

La sociabilidad Fascista en construcción. El Fascismo y la colectividad italiana de Bahía Blanca (1926-1927)

En el presente artículo analizamos la construcción de espacios y formas de sociabilidad Fascista por parte de los miembros del Fascio Giulio Giordani de la ciudad de Bahía Blanca durante los años 1926 y 1927.[1] Desde un enfoque propio de la historia política, procuraremos apreciar de qué manera se buscó una inserción ventajosa en la colectividad italiana local, a fin de cumplir los objetivos propios de la organización.

Examinaremos para ello las formas de sociabilidad del Fascismo local, ya que consideramos que su estudio puede ser particularmente revelador de las relaciones de carácter político que el Fascio intentó tender en torno de sí mismo, así como de sus vinculaciones con las directrices emanadas desde Italia. Consideramos que el tratamiento de estas cuestiones, vinculadas al retorno de lo político a la historia y al revival de la historia social, permite reconocer las implicaciones del poder en distintas instituciones, e incluso en las relaciones más informales y cotidianas. En palabras de Beatriz Moreyra (2014:181), “el poder y, por consiguiente, el significado político se organiza dentro y a través de todos los tipos de instituciones sociales y transacciones informales, así como a través de lugares más visibles y obvios de toma de decisiones”.

El trabajo que presentamos se inscribe, pues, en la senda de los estudios sobre la sociabilidad en historia política (e.g. Ferrari, 2008; Bisso, 2009; Ortiz de Rozas, 2011; Orbe, 2013) y en sociología política (e.g. Vommaro y Morresi, 2015), que han explorado los alcances del concepto en diversos espacios y tiempos históricos. Desde esta perspectiva, el análisis del accionar de los Fasci Italiani all’Estero, en los diversos contextos en que dichas organizaciones se desenvolvieron, puede decir mucho sobre los objetivos político-ideológicos que perseguían tanto los Fascistas locales como toda la jerarquía diplomática del régimen. En este sentido, remarcando el carácter fundamentalmente político de la historia social en vías de reconfiguración en el siglo XXI, Moreyra (2014:181) afirma que:

“las fiestas, los rituales, las conmemoraciones con sus productos y artefactos culturales –poesías, discursos, cánticos y otras formas literarias–, las actividades editoriales, los momentos de esparcimiento y los espacios de sociabilidad y de lectura constituyen herramientas culturales de profundas implicancias políticas e ideológicas.”

En otras palabras, podemos entender la sociabilidad como “la aptitud de los hombres para relacionarse en colectivos” (Lamikiz Jauregiondo, 2003). A esta noción, si se la vincula con la política, se le puede dar “una lectura que evite tanto la mera reproducción anecdotaria como el intento de aclararla por sumarias ejecuciones estructuralistas” (Bisso, 2009). Desde una mirada que articule las nociones de sociabilidad y política, puede definirse la sociabilidad como “el contexto en el que se desarrollan las redes y sistemas de relaciones socio-políticas de una determinada sociedad” (Escalera, 2000). Esta perspectiva permite considerar la sociabilidad política como la capitalización política de los vínculos sociales, perspectiva desde la que, por ejemplo, cobra carácter político la asistencia a una celebración en una posición de visibilidad.

Creemos que el estudio que realizamos reviste particular interés por varias razones. En primer lugar, por el aporte que realiza a la historia local, teniendo en cuenta que constituye uno de los primeros acercamientos a la inserción del Fascismo en la política bahiense, temática que, si bien no ha sido ignorada en investigaciones sobre la evolución del Fascismo en la Argentina, no ha sido hasta ahora objeto de un estudio pormenorizado. En segundo lugar, porque tal estudio no puede ignorarse en una ciudad en cuya configuración demográfica la inmigración italiana tuvo un importante peso. [2] Por último, porque permite realizar un aporte a la línea de los estudios de la sociabilidad Fascista en las localidades receptoras de inmigrantes italianos (Domínguez Méndez, 2012; 2013). En este sentido, el trabajo que nos proponemos busca realizar un aporte a los estudios del Fascismo italiano en Argentina a partir del análisis del caso de Bahía Blanca, para ponerlo en diálogo con la profusa bibliografía producida al respecto para otras ciudades del país o a escala nacional (Grillo, 2006; Prislei, 2008; Cortese, 2001; Sergi, 2012). Si bien en ella se echan de menos análisis realizados específicamente desde la perspectiva de la sociabilidad, sí se encuentran alusiones a la importancia de actos, celebraciones y demás festividades nacionales en la difusión de la ideología Fascista entre los inmigrantes italianos.

El análisis de estas actividades en Bahía Blanca, que forma parte de un trabajo de investigación en curso de mayor envergadura acerca del Fascismo local, brinda información tanto sobre la sociedad en la cual el Fascio buscó insertarse como sobre los actores políticos que comandaron el proceso de surgimiento y consolidación del Fascismo italiano en la atmósfera política y social de la ciudad. El marco temporal de dicho proceso abarca desde la fundación del Fascio, el 15 de mayo de 1926, hasta la fundación de la Casa del Italiano, el 9 de octubre de 1927, hecho que podría considerarse un hito en relación con los objetivos de la organización.

Empleamos como fuentes los diarios La Nueva Provincia, El Atlántico y El Censor, así como el periódico partidario bisemanal Nuevos Tiempos, órgano de prensa del Centro Socialista de Bahía Blanca, y la revista Arte y Trabajo, simpatizante del Fascismo. Esta base documental representa la totalidad del corpus periodístico disponible para el período estudiado, y constituye el primer anclaje documental de un trabajo de investigación que pretende avanzar en el conocimiento del proceso de instauración, desenvolvimiento y desintegración del Fascismo bahiense. Creemos que la prensa local constituye una fuente útil para el estudio propuesto, ya que el objetivo de los Fascistas era precisamente construir una imagen de prestigio ante la opinión pública, para lo cual la publicitación de sus actividades en las páginas de publicaciones de gran difusión era de vital importancia. Por su parte, el periódico socialista mencionado da lugar a las actividades Fascistas desde una óptica denunciatoria, lo que posibilita contrastar la información presentada en el resto de la prensa.

Los estudios sobre la organización de la sociabilidad Fascista permiten entender de qué modo el gobierno italiano intentó “borrar la huella de las asociaciones nacidas en la etapa precedente y establecer en su lugar los denominados Fasci italiani all’estero” (Domínguez Méndez, 2013:67). Esas instituciones serían la piedra fundamental de la estructura de sociabilidad Fascista, reflejando la importancia que desde la península se daba al gran contingente de italianos emigrados en las décadas precedentes. Rubén Domínguez Méndez (2012) plantea, para la constitución de la sociabilidad Fascista, un modelo constituido por tres organismos encargados de su construcción y del control de su desarrollo, entendiéndola como un mecanismo de organización de las comunidades de emigrantes italianos. Esos tres organismos están representados por el Fascio, el representante diplomático o consular italiano y la Casa d´Italia.

En el primer caso, como vimos, luego de la institucionalización de los Fasci Italiani all’Estero, estos constituyeron instituciones cuyo principal objetivo era prestigiar la imagen de Italia en el extranjero, así como atraer al mayor número posible de connacionales. Si bien se trataba de instituciones de carácter político, la imagen que se presentaba era la de una entidad de carácter social, y fundamentalmente nacional, constituida por miembros prestigiosos de la colectividad. El agente consular, en tanto funcionario del Estado italiano en el exterior, era puesto en funciones por el gobierno, por lo que tras el proceso de Fascistización de la diplomacia italiana (Domínguez Méndez, 2012; González Calleja, 2012) constituía un actor estrechamente vinculado con los planes que desde Roma se tenían para el Fascismo en el extranjero. Por último, la Casa d’Italia (llamada Casa del Italiano en el caso que estudiamos) representaba una institución que buscaba ocupar el espacio de anteriores asociaciones liberales, constituyéndose en un centro cultural comunitario, en un espacio de sociabilidad abierto a todos los italianos de la ciudad.

El período que abordamos abarca la constitución de este triángulo institucional que buscaría construir la sociabilidad Fascista en Bahía Blanca. El 27 de febrero de 1926[3] ocupó el viceconsulado de la ciudad Giorgio Foresti, quien tendría un activo rol en la fundación, el 15 de mayo del mismo año, del Fascio Giulio Giordani, primera organización Fascista de la ciudad. El Fascio fue la institución principal en la construcción de la sociabilidad Fascista por su activo rol en la esfera pública bahiense, desarrollado a través de una serie de estrategias que detallaremos más adelante. Por último, la Casa del Italiano sería fundada el 9 de octubre de 1927, casi un año y medio más tarde, lo que da cuenta de las dificultades atravesadas por los Fascistas locales para establecer su andamiaje institucional.

A lo largo del período abordado, fue el Fascio Giulio Giordani el principal actor en el proceso de construcción de la sociabilidad Fascista en Bahía Blanca, siendo sus miembros los encargados de garantizarle a la institución en particular, y al Fascismo en general, una imagen prestigiosa en el ámbito social y cultural de la ciudad. Analizaremos, pues, las diversas estrategias que apuntaron a tal objetivo, no sin antes realizar una breve reseña sobre la historia del surgimiento y los primeros pasos de la institución.[4]



El Fascio Giulio Giordani de Bahía Blanca

El Fascio local fue constituido el 15 de mayo de 1926 en una asamblea realizada en el consulado de Italia, asamblea “a la que concurrieron más de cien personas de la colectividad italiana”[5] y en la cual se recibieron las firmas de los adherentes al gobierno Fascista, que serían entregadas más tarde a Mussolini en persona por uno de los presidentes honorarios del Fascio, el Cavaliere Ufficiale Juan Antonio Canessa.[6] Desde el inicio de las actividades de la organización fueron patentes los estrechos vínculos entre el Fascio y el cónsul, el Cavaliere Ufficiale Giorgio Foresti, reflejando cómo el proceso de institucionalización de los Fasci Italiani all’Estero ya estaba avanzado por esos años, aun en localidades periféricas como la ciudad de Bahía Blanca.[7] Esta relación se expresaba no sólo en el uso de las dependencias consulares por parte de los Fascistas bahienses, sino también por la inclusión del cónsul en la nómina de los miembros del Fascio, figurando alternativamente como vocal, consejero y tesorero, así como presidente honorario del Comité Ejecutivo de Propaganda local.

Con el tiempo, el Fascio continuó su crecimiento: recibió el reconocimiento oficial el 12 de junio[8] por parte del delegado general de los Fasci italianos en la Argentina, el ingeniero Vittorio Valdani; realizó la apertura al público de un local propio el 19 de julio,[9] y celebró la bendición de su gallardete (hecho sobre el que volveremos más adelante) el 12 de septiembre. A su vez, miembros del Fascio formaron parte de la lista oficialista en las elecciones generales de la Sociedad Italia Unita, del 16 de enero de 1927, en las cuales resultaría victoriosa la lista opositora, ligada al Centro Socialista de Bahía Blanca. Finalmente, el 9 de octubre de 1927, tras largos meses de escasa actividad y de repetidos reveses asestados por el anti Fascismo bahiense, se fundó la Casa del Italiano, entidad que se presentaba como una institución ligada a la difusión de la cultura italiana que buscaba reunir en su seno a todos los italianos.[10]

La trayectoria presentada incluye elementos que pueden ser puestos en diálogo con otros de nivel más general. Los objetivos perseguidos por el Fascio siempre estuvieron vinculados a la búsqueda de una presencia prestigiosa en el ambiente político y cultural de Bahía Blanca, ligada fundamentalmente a la difusión de la italianidad y a “bregar por el bien de Italia, por su prestigio en el extranjero”.[11] Esos objetivos respondían a las directivas que, por esos años, emanaban desde Italia para los Fasci all’estero. Las instrucciones consistían a grandes rasgos en obedecer las leyes del país en donde se emplazaba el Fascio, buscando el prestigio de Italia a través de la propia conducta y disciplina, de la no intromisión en asuntos de política nacional y del prestigio social en la ciudad receptora. En otras palabras, desde Italia se pretendía que los Fasci fueran instituciones en apariencia apolíticas, de gran relevancia social y cultural en las colectividades italianas en el mundo, y abiertas para atraer en torno de sí a la totalidad de la colonia, para así avanzar en su Fascistización cultural.

Además, es de destacar que el cónsul Foresti, en funciones desde el 27 de febrero de 1926,[12] se revela como el modelo del diplomático Fascistizado, aun cuando su designación fue anterior al inicio de la Fascistización de la diplomacia italiana, cuyos comienzos son situados por Domínguez Méndez (2012) en el año 1928. Por último, en relación con la Casa del Italiano es importante tener en cuenta cómo esta “tercera pata” del andamiaje Fascista tardó más de un año en poder establecerse en la ciudad, situación que podría explicarse porque “allí donde desde los primeros momentos los italianos habían sentido la necesidad de asociarse, o en las zonas de destino de la emigración anti Fascista, fue mucho más complejo para la jerarquía Fascista disponer de estos espacios” (Domínguez Méndez, 2012: s/p).

Con todo, los miembros del Fascio realizaron una variedad de actividades para equilibrar su posición en el seno de la importante colectividad italiana local, y también para alcanzar una visibilidad importante en la sociedad bahiense en general como una institución respetable y prestigiosa. En este marco se insertan las distintas actividades realizadas por el Fascio local, así como los vínculos establecidos con personalidades ajenas a la organización, tanto en el seno de la colectividad italiana como fuera de ella.


La sociabilidad Fascista en Bahía Blanca

Analizaremos seguidamente las distintas estrategias de inserción del Fascio en la sociedad bahiense que pueden verse reflejadas en la prensa local ya que, precisamente, era la difusión en la opinión pública lo que los miembros del Fascio perseguían con mayor interés. La mayoría de las actividades se corresponden con las herramientas culturales de profunda implicancia político-ideológica que menciona Moreyra (2014), por lo que consideramos que un análisis de las distintas acciones sociales y culturales del Fascismo local en la esfera pública bahiense puede articularse con estructuras y procesos sociales y políticos más amplios.

Podemos agrupar las distintas actividades realizadas en el período abordado en tres grandes estrategias para ganar un lugar respetable frente a la opinión pública bahiense. La primera consistió en la elección de los miembros directivos del Fascio, todos ellos individuos con un prestigio personal granjeado en la ciudad a lo largo de su vida profesional. La segunda estrategia, ligada a la primera, consistió en la participación de distintos miembros del Fascio en actividades vinculadas con la colectividad italiana, en las cuales tomaban parte de manera individual en base a su propio prestigio, sin una participación del Fascio como institución. Por último, la tercera estrategia consistió en la realización de actividades abiertas a la comunidad organizadas desde el Fascio Giulio Giordani.

Todas estas estrategias apuntaron, de distintas maneras y con diversos resultados, al objetivo central de ganar un lugar respetable en la opinión pública local desde la cual poder difundir el modelo Fascista de italianidad en la numerosa colectividad italiana bahiense. La primera estrategia de los Fascistas locales consistió, como dijimos, en la elección de sus miembros directivos. En efecto, el carácter prominente de los miembros de la colectividad italiana ligados a la dirección del Fascio fue remarcado ya desde los tiempos de su fundación, cuando La Nueva Provincia informaba sobre la realización de “una reunión de residentes italianos de prestigio en nuestra ciudad convocados por un núcleo de ellos a fin de cambiar opiniones de la mejor forma de constituir un Fascio en esta ciudad”.[13]

Un repaso por la nómina de miembros del directorio del Fascio revela que, además de al cónsul Cavaliere Ufficiale Foresti, se incluía al ya mencionado Cavaliere Ufficiale Juan Antonio Canessa, agente exclusivo de la compañía Ford en la ciudad y su área de influencia, como presidente honorario, compartiendo tal cargo con el Cavaliere Ufficiale Luis Godio, administrador del Hotel D’Italia (de importancia en la ciudad por aquellos tiempos y sede de numerosas actividades ligadas al Fascio). Junto a estos tres miembros, poseedores del título honorífico del Reino de Italia, que otorgaba en la colectividad italiana local una imponente aura de prestigio, el directorio estaba integrado por una serie de figuras de posición económica y social desahogadas, siendo en su mayor parte abogados, ingenieros o comerciantes a escala regional. A la vez, es de remarcar que muchos de ellos ocupaban cargos en la Sociedad de Socorros Mutuos e Instrucción Italia Unita (Crocitto, 1982). En otras palabras, los miembros del Fascio no ingresaron a la vida pública de la colectividad de la mano del Fascismo, sino que contaban ya con una larga trayectoria en la principal institución mutual italiana. La prensa local no dejaría de remarcar la posición de esos hombres “de valía que cuentan con mucho concepto en nuestra sociedad”.[14] Entendemos que su inclusión no sólo se realizaba con fines de otorgar una impronta prestigiosa al Fascio, sino también por los vínculos políticos, económicos y hasta personales con que podían contar a partir de su posición social en la colectividad italiana y en la ciudad.

De esto último se desprende la segunda estrategia mencionada más arriba, consistente en la participación, de forma individual, de los distintos miembros del Fascio en actividades en las que, si bien la institución no tenía una participación formal, sí se obtenía un beneficio en virtud del prestigio que otorgaba a los hombres que lo conformaban. Consecuentemente, estas actividades no tenían una impronta explícitamente Fascista, sino que representaban reuniones de toda la colectividad italiana en general, lo que permitía el establecimiento de lazos entre los miembros del Fascio y distintas personalidades de la colectividad italiana y de la ciudad, ya que su carácter prominente les posibilitaba ser incluidos en ese tipo de reuniones.

Un primer ejemplo está constituido por el banquete en honor al ya mencionado Canessa, profusamente reseñada en la prensa local.[15] El presidente honorario del Fascio y su esposa recibían tal homenaje con motivo de su despedida antes de partir hacia Génova. Si bien otras fuentes permiten reconstruir que en tal viaje el distinguido empresario entregó en persona a Mussolini las firmas reunidas de los adherentes al Fascismo en la ciudad,[16] es importante tener en cuenta que el banquete y las despedidas, tanto en la estación de tren de Bahía Blanca como en el puerto de Buenos Aires, fueron organizadas con motivo de la popularidad personal del homenajeado, sin mención alguna de sus funciones en el Fascio. El banquete, organizado a iniciativa de la Sociedad Italia Unita y resultado del “agradecimiento de la institución por la ayuda que [Canessa] le prestó siempre desinteresadamente en todas las circunstancias en que se acudió a él”,[17] revela cómo la posición económica del personaje le granjeaba vínculos con los directivos de una de las instituciones italianas de la ciudad.

En tal reunión, además de encontrarse en la mesa Pílade Maffi, presidente de la institución arriba mencionada, se encontraban el comisionado municipal Aquiles Carabelli, el cónsul Foresti, el juez del crimen doctor Manuel Ureta, y Luis Godio, entre otros vecinos reconocidos. Podemos advertir que entre los invitados destacados por la prensa se encontraban tanto figuras pertenecientes al Fascio como ajenas a él y pertenecientes incluso a la administración pública, que por vínculos personales participaron de la celebración. Por último es interesante tener en cuenta que la despedida del matrimonio Canessa-Arbucco en el puerto de Buenos Aires se convirtió en un hecho social de relevancia en la ciudad, reseñando La Nueva Provincia que “los más destacados exponentes del comercio y de la sociabilidad bahiense estuvieron allí representados y se formularon los más grandes augurios a los viajeros”.[18]

Entre los casos que pueden enmarcarse dentro del conjunto de actividades en las que miembros del Fascio participaron de modo individual, podemos encontrar dos conmemoraciones de fechas patrias: los festejos por el undécimo aniversario de la entrada de Italia en la Primera Guerra Mundial, realizados el 24 de mayo de 1926, y la celebración del 20 de septiembre, día de la unificación italiana, en el mismo año. En ambos casos, las conmemoraciones fueron de carácter nacionalista y no partidario, pero determinados miembros del Fascio tuvieron un rol importante en los actos.

En el caso del aniversario de la entrada en la guerra, se realizó el 24 de mayo un vermouth de honor organizado por la Asociación de Excombatientes Italianos, al que “asistieron gran cantidad de personas reinando entre ellas la mayor cordialidad y entusiasmo”[19]. En la reunión oficiaron como oradores, junto con el presidente de la entidad Nicolás Lista, su secretario Silvio Begni (también secretario del Fascio) y el sacerdote Tito Graziani, síndico de la asociación de excombatientes y personalidad ligada al Fascismo.[20] La presencia de dichos oradores cobra mayor relevancia si se tiene en cuenta la denuncia que, desde Nuevos Tiempos, un grupo de excombatientes realizaba respecto de varios personajes ligados al Fascio que pertenecían a tal asociación sin haber participado en la guerra, a la vez que exhortaban a los verdaderos excombatientes que igualmente simpatizaban con el Fascismo a pensar con su propias cabezas.[21] Esta situación permite observar de qué manera operaba el Fascismo en las instituciones italianas existentes en la ciudad a través del intento de ocupar cargos de relevancia dentro de las mismas, provocando la reacción del anti Fascismo local ante el avance de su presencia.

En ocasión de los festejos por el 20 de septiembre, un gran número de concurrentes se reunió en los salones de la Sociedad Italia Unita, partiendo de ella una delegación comandada por su presidente, Pílade Maffi, que concurrió al consulado para saludar a Foresti (las vinculaciones entre Maffi y miembros del Fascio alcanzarían su máxima expresión en las elecciones generales de la entidad italiana, en enero de 1927). Luego la delegación, a la que se sumaría Foresti, partió hacia el Palacio Municipal, para finalmente concluir en un vermouth de honor, realizado en la institución. En este caso consideramos que lo importante, más allá de observar nuevamente el vínculo entre el cónsul, la dirección de la Sociedad Italia Unita y la jerarquía del gobierno municipal, es el hecho de que por vez primera en la ciudad se realizaba una división en los festejos, situación en la que creemos que el surgimiento del Fascio, ya para ese entonces en proceso de crecimiento, tuvo mucho que ver. En efecto, frente a la celebración arriba reseñada tuvo lugar otra, una velada en el Jockey Club organizada por el Centro Anti Fascista “Giacomo Matteoti” (constituido el 18 de marzo de 1926), en la cual el orador principal concluiría “su elocuente discurso señalando el verdadero significado de la fecha del 20 de septiembre y recordando la memoria del ‘mártir italiano Giacomo Mateotti’ y de todos los caídos en iguales circunstancias que éste”. [22] De esta manera, se plasmaría en el ámbito público la división de la comunidad italiana a la hora de conmemorar sus fechas patrias, cuestión que permite dilucidar las posiciones de los individuos destacados de la colectividad en virtud de a cuál de ambas celebraciones asistirían en lo sucesivo

En resumen, este tipo de eventos, en los que el Fascio no participaba como institución pero en el que sus miembros ocupaban lugares destacados, brindaba dos ventajas considerables: por un lado, daba visibilidad y prestigio en el seno de la colectividad italiana y de la opinión pública de la ciudad a los individuos que ocupaban puestos en la dirección de la entidad Fascista; por el otro, posibilitaba el establecimiento de vínculos personales con figuras importantes de la sociabilidad bahiense en general.

La tercera estrategia que observamos en el período abordado consiste en la organización de actividades abiertas a la comunidad por parte del Fascio Giulio Giordani como institución, en clara relación con el objetivo de posicionar a la institución en un rol social de peso dentro de la esfera pública de la ciudad. Pueden inscribirse en este marco dos celebraciones que revistieron una gran importancia en el ambiente social y cultural de Bahía Blanca: por un lado, los festejos por la bendición del gallardete de la institución, realizados el 12 de septiembre de 1926 y, por el otro, las actividades realizadas en torno a la fundación de la Casa del Italiano, el 9 de octubre de 1927. Ambas celebraciones, ampliamente difundidas por la prensa local, tuvieron sus diferencias en cuanto al grado de Fascistización de los festejos, pero sin duda constituyeron los mayores exponentes de la estrategia del Fascismo bahiense para alcanzar su objetivo de prestigio en la opinión pública bahiense y de difusión de la italianidad dentro de la colectividad local.

En primer lugar abordaremos los festejos por la bendición del gallardete, celebración de carácter explícitamente Fascista puesto que, como afirma Emilio Gentile (2007:114), “la bendición a los gallardetes era uno de los ritos Fascistas más ‘sacros’. El gallardete, siempre bendecido en nombre de los mártires Fascistas, era santificado como símbolo de la comunión espiritual de la escuadra en sus componentes vivos y muertos”.

En el caso bahiense, una ceremonia que en la experiencia escuadrista italiana había revestido siempre un carácter íntimo y sagrado fue resignificada como una celebración abierta a la comunidad, en la que la institución elaboraría un programa que buscaba “despertar interés en el seno de la colectividad italiana”,[23] constituyendo de ese modo un evento social relevante para la ciudad.

Tal programa[24] estaba constituido, en primer lugar, por el arribo del embajador interino de Italia y Encargado de Negocios de ese país ante el gobierno argentino, Armando Kock, que sería acompañado por Vittorio Valdani, delegado general de los Fasci italianos en Argentina, y por el teniente Vittorio Montiglio, inspector general de los Fasci en América del Sur. En segundo lugar, se realizaría la bendición del gallardete en los locales del Fascio por parte del vicario foráneo José Barreiro, que además ejercería como orador. Seguidamente, se procedería a la realización de un banquete en el Hotel D’Italia, para finalizar por la tarde en un festival realizado en el Teatro Colón de la ciudad, donde se harían presentaciones musicales y teatrales y cuyo acto principal sería la entrega del gallardete al directorio del Fascio por parte de la comisión de damas que se había encargado de confeccionarlo, seguido de discursos por parte de miembros del directorio

El programa pautado se desarrolló el 12 de septiembre, y las actividades fueron reseñadas en extensos artículos en la prensa local.[25] La recepción de la delegación diplomática italiana contó con la participación tanto de los miembros del Fascio como de miembros de la Sociedad Italia Unita, así como de representantes argentinos, entre los que se destacan el prosecretario del comisionado municipal, Pedro Volpi, y el Teniente Coronel Álvaro Alzogaray, quien cedió la banda del V° Regimiento de Infantería para musicalizar varios eventos durante la jornada. A la bendición del gallardete realizada en los locales del Fascio asistieron, junto a los invitados especiales y al directorio de la institución, las autoridades municipales, militares y eclesiásticas de la ciudad, miembros distinguidos de la colectividad italiana, las escuelas italianas de la ciudad representadas por sus directoras y un gran número de “damas y niñas pertenecientes a la colectividad italiana, Fascistas y excombatientes, muchos de ellos luciendo la camisa negra”.[26] Luego del ritual, Barreiro se refirió a la necesidad e indivisibilidad de los conceptos de amor a la religión y a la patria. Guiados por esos sentimientos, los miembros del Fascio se convertirían en “elementos de orden, de prosperidad y de grandeza”, [27] a quienes el religioso recomendó respetar las leyes argentinas, no participar en la política interna y dar ejemplo de probidad pública y privada. El banquete en el Hotel D’Italia reuniría a un grupo de figuras destacadas de la colectividad italiana, la mayoría de ellos ligados al Fascio, así como representantes de la Iglesia y el Ejército Argentino. Por último, el festival en el Colón, al que asistió un gran número de familias italianas que colmaron el espacio, sería la ocasión de entrega del gallardete al directorio del Fascio. Entre los discursos allí pronunciados, el Teniente Montiglio, inspector de los Fasci en América Latina, exhortaría a los Fascistas “a proseguir sin desmayos la obra tan solemnemente comenzada e incitando a los italianos de buena voluntad a estrecharse en torno del simbólico ‘Gagliardetto’”. [28]

La segunda celebración mencionada de relevancia social y cultural en la ciudad organizada por el Fascio Giulio Giordani sería la organizada con motivo de la inauguración de la Casa del Italiano, institución que, en conjunción con el Fascio y el consulado, y siguiendo a Domínguez Méndez, cerraría la tríada de actores encargados de encauzar la naciente sociabilidad Fascista en la ciudad, buscando convertirse “en el espacio de sociabilidad que sirviese de referencia a toda su comunidad” (Domínguez Méndez, 2012: s/p). Por tal motivo, los festejos no tendrían un carácter tan marcadamente Fascista como en el caso de los realizados por la bendición del gallardete, sino que adoptarían una marca nacionalista, apelando a la colectividad italiana a partir de conceptos como los de latinidad e italianidad, limitándose el rol Fascio simplemente al de entidad organizadora de los eventos.

Es destacable la participación en las actividades de Franco Ciarlantini, intelectual italiano y miembro del Gran Consejo Fascista, que se encargaría de brindar una conferencia en el cine Odeón, titulada “La función histórica de la latinidad”, en la cual se ocupó “del proceso de formación de la gran raza latina y de su extensión por los países de Sudamérica, en los que sigue desarrollando su espíritu ancestral y cultivando la civilización superior que le es peculiar”.[29] Tras la conferencia se realizó un banquete en la flamante sede de la Casa del Italiano, en una inauguración que La Nueva Provincia caracterizó como “una afirmación de italianidad”,[30] a la que asistieron miembros de la colectividad italiana y representantes de instituciones argentinas.

Vemos cómo la Casa del Italiano como entidad, ya desde su propio nombre, no aparecía explícitamente relacionada con el Fascismo, sino que se presentaba con un carácter más italiano que Fascista, resultando en una institución que se adecuaba a las estrategias diseñadas para el Fascismo fuera de Italia en el cual las instituciones italianas debían reunir en su seno a toda la colectividad para favorecer la difusión en apariencia apolítica de la italianidad y de la cultura italiana, así como el amor a la patria lejana. En efecto, Ciarlantini elogiaría “a la colectividad italiana radicada en nuestra ciudad por el esfuerzo que acaba de realizar al crear esta institución que además de contribuir a estrechar vínculos entre los compatriotas fomentará la cultura itálica”.[31]

Así, al estudiar las celebraciones más importantes organizadas por el Fascio en el período abordado podemos apreciar cómo, independientemente de si se trataba de un ritual Fascista o de la inauguración de una institución de impronta más nacional que política, las actividades se plantearon abiertas al público y persiguieron el interés de constituirse en eventos de relevancia social para los italianos residentes en Bahía Blanca y para la opinión pública de la ciudad, objetivo que fue alcanzado tanto por la concurrencia a los eventos como por su amplia difusión en la prensa diaria bahiense.


Algunas conclusiones preliminares

El análisis de las distintas actividades organizadas por los miembros del Fascio y de aquellas en las que sus miembros tomaron parte de manera individual evidencia una serie de características que permiten enmarcarlas dentro de los objetivos que la organización tuvo desde su fundación: granjearse un lugar de prestigio en el seno de la colectividad italiana bahiense, a fin de poder difundir su modelo de italianidad en toda la comunidad inmigratoria.

Esto posibilitaría el acercamiento de un gran número de italianos e hijos de italianos que, atraídos por la apariencia nacionalista de festejos y conmemoraciones, podrían resultar blanco para una Fascistización que, como sugiere Bertonha (2001: s/p), sólo podía retardar su asimilación a la Argentina y, lo más importante, utilizarlos como un medio para la difusión del Fascismo en la opinión pública argentina. De este modo, el nacionalismo italiano expresado desde la institución incluía al Fascismo como una fase más de la grandeza de Italia, a la par del Renacimiento o el Risorgimento. A su vez, perseguía el objetivo de hacer pública la obra del Estado italiano, para difundir la grandeza de la patria ya que, para su gobierno, hablar bien de Italia en el extranjero era hablar bien del Fascismo.

El desempeño de los hombres pertenecientes a la jerarquía del Fascismo local en la esfera social de la ciudad estuvo orientado a la consecución de ese objetivo. En primer lugar, en toda ocasión de relevancia social relacionada con la comunidad italiana, al menos un miembro (y generalmente más de uno) ocupó una posición de importancia, ya sea como orador o como invitado distinguido, cuando no fue directamente el homenajeado. A su vez, cuando el Fascio como institución organizó sus propios eventos fueron patrocinados por la prensa y abiertos al público, convirtiéndose en reuniones a las que, junto con gran cantidad de familias, concurrían también personajes de las altas esferas del poder local, lo cual contribuía tanto al prestigio de la institución como al reforzamiento de vínculos con figuras que gozaban de un gran capital social en la ciudad.

Tales celebraciones, así, entran en el mecanismo de estrategias de los Fascistas locales como herramientas culturales con un significado político claro. Bajo esta perspectiva, banquetes, festivales, conferencias y conmemoraciones constituyen el andamiaje sobre el que el Fascio Giulio Giordani construyó su posición en la esfera social y cultural de la ciudad, y desde la cual persiguió el objetivo de la Fascistización de la colectividad italiana local. Aun sin llegar a conseguirlo, centenares de italianos residentes en Bahía Blanca se sintieron atraídos por el nacionalismo italiano Fascistizado promulgado desde el Fascio, que aparecía a los ojos de la opinión pública bahiense como una entidad respetable asociada a lo más sobresaliente de la vida social y cultural de la ciudad. Puede verse, de este modo, cómo una organización en apariencia apolítica, que seguía expresas instrucciones de no inmiscuirse en la política nacional, comenzó a llevar adelante una estrategia de Fascistización de la colectividad italiana a través de la sociabilidad y la cultura.


Referencias bibliográficas

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Bruno Gerardo Cimatti es alumno avanzado de las carreras de Licenciatura y Profesorado en Historia de la Universidad Nacional del Sur, y becario del Consejo Interuniversitario Nacional. Es miembro del Centro de Estudios Regionales “Prof. Félix Weinberg” y del Centro Historia del Siglo XX de la misma Universidad. Participa asimismo del Proyecto de Grupo de Investigación “Cultura política y sociabilidad en Bahía Blanca durante el siglo XX” (SGCyT-UNS). Los resultados de su investigación han sido avanzados en diversos congresos y jornadas, de carácter nacional e internacional, y en artículos publicados en revistas científicas. Actualmente se desempeña como Ayudante de Docencia B en la cátedra de Historia Contemporánea II de su Universidad. Correo electrónico: bgcimatti@gmail.com


[1]Una versión preliminar de este trabajo fue presentada en el IV Encuentro Internacional Teoría y Práctica Política “Nuevas y viejas desigualdades”, Universidad Nacional de Mar del Plata/Universidad Nacional de General Sarmiento, Mar del Plata, 2016. Agradezco en tal sentido las contribuciones que realizó Cintia Rodrigo para su profundización.

[2]En 1914, según el tercer Censo Nacional, la ciudad de Bahía Blanca contaba con 62.191 habitantes. De ellos, 12.257 eran italianos, siendo la segunda colectividad en importancia detrás de los españoles (13.574).

[3] Arte y Trabajo, 31 de julio de 1926, p. 8. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[4]Para un análisis más extenso de las primeras actividades del Fascio, ver Cimatti (2015)

[5] El Atlántico, 21 de mayo de 1926, p. 3. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[6] El Censor, 15 de mayo de 1926, p. 9. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[7]El proceso de institucionalización de los Fasci Italiani all’Estero tuvo lugar entre 1923, año en el que se elaboraron las primeras propuestas para encuadrar a las organizaciones Fascistas surgidas en la diáspora italiana alrededor del mundo, y 1928, cuando se dictó el estatuto de los Fasci a fin de reglamentar sus actividades y someterlos a las autoridades consulares italianas. En el caso que estudiamos, no sólo la subordinación del Fascio al consulado ya era un hecho desde 1926, sino que, aun más, el Fascio fue organizado desde el consulado, lo que muestra la profunda imbricación de ambas instituciones. Para más información véase De Caprariis (2000), Bertonha (2001) y González Calleja (2012).

[8] La Nueva Provincia, 21 de junio de 1926, p. 3. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[9] La Nueva Provincia, 19 de julio de 1926, p. 4. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[10] Para un acercamiento de mayor profundidad sobre el caso aludido, consultar Cimatti (2016)

[11] Arte y Trabajo, 31 de julio de 1926, p. 8. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[12] Arte y Trabajo, 28 de febrero de 1926, p. 1. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[13] La Nueva Provincia, 21 de mayo de 1926, p. 8. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[14] Arte y Trabajo, 31 de Julio de 1926, p. 10. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[15] Ver La Nueva Provincia, 6 de mayo de 1926, p. 13, 8 de mayo de 1926, p. 13., 13 de mayo de 1926, p. 13, y 14 de mayo de 1926, p. 12; y El Atlántico, 9 de mayo de 1926, p. 5, y 25 de mayo de 1926, p. 5. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[16] Arte y Trabajo, 31 de julio de 1926, p. 10. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[17] El Atlántico, 9 de mayo de 1926, p. 5. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[18] La Nueva Provincia, 25 de mayo de 1926, p. 5. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[19] La Nueva Provincia, 25 de mayo de 1926, p. 9. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[20] Ver Nuevos Tiempos, 24 de febrero de 1926, p. 3 y 11 de septiembre de 1926, p. 4. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca

[21]Ver Nuevos Tiempos, 4 de agosto de 1926, p. 4. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[22] La Nueva Provincia, 21 de septiembre de 1926, p. 8. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[23] La Nueva Provincia, 9 de septiembre de 1926, p. 13. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca

[24]Ver La Nueva Provincia, 12 de septiembre de 1926, p. 13; y El Atlántico, 12 de septiembre de 1926. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[25]Ver La Nueva Provincia, 13 de septiembre de 1926, p. 3, y 14 de septiembre de 1926 p. 13; y El Atlántico, 14 de septiembre de 1926, p. 6. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[26] La Nueva Provincia, 13 de septiembre de 1926, p. 3. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[27] La Nueva Provincia, 13 de septiembre de 1926, p. 3. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[28] La Nueva Provincia, 14 de septiembre de 1926, p. 13. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[29] El Atlántico, 10 de octubre de 1927, p. 5. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[30] La Nueva Provincia, 8 de octubre de 1927, p. 8. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

[31] La Nueva Provincia, 10 de octubre de 1927, p. 3. Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, Bahía Blanca.

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