CESARE MOZZARELLI, STORICO DELLA CORTE, STORICO EUROPEO

Antonio Álvarez-Ossorio Alvariño

Madrid Institute for Advanced Study - Universidad Autónoma de Madrid, España

Recibido:        29/02/2024

Aceptado:       08/03/2024     

Palabras clave: Cesare Mozzarelli; corte; política; sociedad; Antiguo Régimen.

Keywords: Cesare Mozzarelli; Court; politics; society; Ancien Régime.

Antonio Álvarez-Ossorio Alvariño. Catedrático de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Madrid. Director del Madrid Institute for Advanced Study (MIAS) desde 2017. Investigador Principal del proyecto H2020-MSCA-RISE “Failure: Reversing the Genealogies of Unsuccess, 16th-19th centuries” (Grant Agreement 823998), 2019-2024.

Correo electrónico: antonio.alvarezossorio@uam.es

CESARE MOZZARELLI, STORICO DELLA CORTE, STORICO EUROPEO[1]

Deseo agradecer la gentil invitación para participar en este acto que tiene lugar en el contexto del intenso programa de la Asamblea de la SISEM (Società Italiana per la Storia dell´Età Moderna), agradecimiento que se extiende a la Biblioteca Ambrosiana y a su Academia, así como a la coordinadora de este acto, la profesora Cinzia Cremonini, que tuvo la amabilidad de invitarme a este evento que pone en valor el legado de Cesare en la historiografía sobre la corte y las sociedades de Antiguo Régimen. Un saludo a los colegas y amigos de Cesare y, en particular, a su familia.

Han pasado veinte años. Quizá sea el tiempo justo que nos permite tener la distancia conveniente para valorar el legado de un historiador en el contexto de las propuestas y debates de aquel periodo, y comprobar hasta qué punto su obra ha podido influir en las jóvenes generaciones de historiadoras e historiadores que reflexionan en torno al pasado y al presente. Quizá sea el momento adecuado para homenajear una persona y su entorno.

No me extenderé en la formación jurídica de Cesare Mozzarelli en la Università Cattolica del Sacro Cuore, ni en sus maestros como el profesor Ruffilli, ni en las sucesivas etapas de su trayectoria científica y académica, dado que no es el contexto para realizar un balance detallado de sus numerosas publicaciones e iniciativas. Tan solo subrayar como algunos de sus principales estudios comenzaron con el análisis de las reformas en el gobierno de la Lombardía austriaca a mediados del siglo XVIII, para luego ir evolucionando en su utillaje metodológico y conceptual, ampliando su interés a las dinámicas políticas, sociales y culturales del Seicento y del Cinquecento, adquiriendo de este modo una amplia perspectiva sobre las sociedades de Antiguo Régimen.

En su obra se percibe la impronta de algunas ciudades singulares, ya sea la Mantua natal o la Milán donde residía. Conviene recordar en este sentido los debates y, a veces, controversias sobre las esferas de poder en el seno de una constelación de ciudades en Italia que dio lugar al intercambio de planteamientos sobre el patriciado y el sistema patricio en la década de los setenta del siglo pasado. Este debate resonó en buena parte de los estudiosos sobre la historia urbana y la configuración política del Antiguo Régimen.

Habiendo nacido en Mantua era difícil no ver la impronta de la corte. Mozzarelli no solo lo vio, sino que trató de comprender las señas de identidad y los rasgos de la sociedad cortesana, de una forma de vida y de un modo de configurar el poder que pasaría gradualmente a un segundo plano con los estados nación unitarios durante el siglo XIX, a través de la creación de estereotipos tan eficaces en la literatura, la ópera y, en general, las diversas manifestaciones artísticas incluido, después, el cine. Este proceso fue analizado de forma magistral y pionera en el volumen que coordinó junto a Giuseppe Olmi titulada La corte nella cultura e nella storiografia publicada en Roma en 1983.

Así, en la obra de Cesare Mozzarelli se combinaba la visión del microcosmos de la sociedad política mantovana y de las señorías gonzagescas con el macrocosmos de la estructura interna de las sociedades durante la edad moderna.

La visión renovadora de Cesare Mozzarelli sobre el papel de la corte en la configuración de las sociedades de Antiguo Régimen se reflejó en varios estudios, a mi juicio, ya clásicos para entender el giro que tuvo lugar en la historiografía modernista europea durante las décadas de los ochenta y los noventa:

-  “Onore, utile, principe, stato”, en A. Prosperi (comp.), La corte e il 'Cortegiano'. II: un modello europeo, Roma 1980, pp. 241-253.

-  “Principe, corte e governo tra '500 e 700”, en Culture et idéologie dans la génese de l'état moderne, Roma, 1985, pp. 367-379, y;

-   “Prince and Court: why and how should the Court be studied today?”, Scbifanoia, 1990.

En estos y en otros estudios se realizaba una anatomía de la cosmovisión cortesana, de sus conceptos y campos semánticos poniendo en valor la impronta del clasicismo en la formulación de unos modelos italianos que impregnaron la Europa de su tiempo. Conviene subrayar que estas aportaciones tuvieron lugar en una coyuntura específica de la historiografía europea, con el cuestionamiento y declive de la categoría de “Estado Moderno” con influencias procedentes del ámbito de la historia del derecho, en una época (las décadas de 1980 y 1990) que podemos considerar hasta cierto punto “dorada” del “Mediterráneo historiográfico”, gracias a la obra de autores como António Manuel Hespanha, Bartolomé Clavero y un influyente grupo de historiadores italianos, la compañía de algunos de los cuales hemos perdido en los últimos lustros.

Permítanme insistir en la relevancia del aquel momento historiográfico, marcado por la crisis de las historias nacionales, el fortalecimiento de la interacción entre grupos de investigación procedentes de diversos países europeos, el auge de una nueva forma de entender la historia del poder y el cuestionamiento de una genealogía lineal de la modernidad y de su idea del progreso irreversible.

En los años noventa Cesare Mozzarelli mostró un interés creciente por las dinámicas políticas, sociales y culturales en la Lombardía española a través de diversos ensayos, contribuyendo a una profunda revisión de las perspectivas historiográficas del periodo teñidas por el paradigma del “antiespañolismo”. En este sentido, conviene recordar su labor como impulsor de la exposición Grandezza e splendori della Lombardía spagnola (1535-1701) que tuvo lugar en Milán en 2002, cuyo catálogo incluía textos de Gianvittorio Signorotto, Cinzia Cremonini y Danilo Zardin, entre otros, ilustrando el cambio del paradigma interpretativo sobre el Estado de Milán. Parece significativo que este evento tenga lugar en uno de los espacios más emblemáticos de ese momento cultural en el que la influencia del clasicismo fue decisiva en la génesis de la modernidad.

Un historiador y su entorno. Aunque sabemos que las y los historiadores por lo general escriben solos, también somos bien conscientes de que el nuestro es un oficio profundamente comunitario. Es decir, que las ideas y aportaciones surgen y se amplifican en un debate compartido en comunidades en las que se participa por situación y/o por elección. Cesare Mozzarelli mostró toda su vida una constante vocación organizativa contribuyendo a articular foros más amplios en los que compartir, contrastar e incluso polemizar sus planteamientos. Baste recordar su labor como secretario del Centro Studi Europa delle Corti desde 1986, junto a su querido amigo Amedeo Quondam y tantos apreciados colegas procedentes de distintas disciplinas y de diversos países. El Centro Studi se caracterizó por un método organizativo con amplia influencia en la historiografía europea en ese periodo, a través de los congresos temáticos y de las actas publicadas en la colección “Biblioteca del Cinquecento” de la editorial Bulzoni. Conviene recordar algunos de los seminarios impulsados en parte por Cesare Mozzarelli, como los dedicados a Familia del principe, famiglia aristocratica, 2 volúmenes (Roma, 1985); L'Europa delle corti alla fine dell 'antico regime, coordinado por Mozzarelli y Gianni Venturi publicado en 1992; Repubblica e Virtù. Pensiero politico e Monarchia Cattolica tra XVI e XVII secolo, con Chiara Continisio (Roma, 1995); y I Farnese, la corte e la guerra,  con A. Bilotto e P. Del Negro, Roma 1997.

En aquellas reuniones fue constante y creciente la presencia de historiadores no italianos que aprendimos de un espacio compartido transversal entre disciplinas muy diversas, con temáticas en las que confluían la historia del arte, de la literatura, del pensamiento político, de la economía y de la espiritualidad, entre otras.

Me permito poner el acento en una palabra, acogida, que caracterizaba para los que veníamos de más allá de los Alpes la participación en esos encuentros que nos permitieron formarnos y aprender de una amplia pléyade de colegas, regresando a nuestros países de origen con este bagaje que nos acompañaría el resto de nuestras trayectorias académicas.

Quizá esta evocación de la semblanza de Cesare Mozzarelli es el momento de agradecer, quiero pensar que en nombre de muchos colegas, la generosidad que demostró la academia modernista italiana en la formación de tantos historiadores europeos y americanos con los que forjaron lazos perdurables. Una República de las Letras viva y en constante mutación.

El Centro Studi Europa delle Corti ha sido un modelo que ha dejado una fuerte impronta en la reflexión historiográfica europea, sirviendo de referente explícito a nuevos centros, como el Instituto Universitario La Corte en Europa liderado por los profesores José Martínez Millán y Manuel Rivero. También The Society for Court Studies impulsada entre otros por Robert Oresko y David Starkey, ha dialogado de forma fructífera con esta tradición italiana.

No parece posible comprender el legado de Cesare Mozzarelli sin tener presente su labor como promotor o impulsor de diversas revistas de historia moderna, entre las que conviene destacar a Cheiron y Annali di Storia Moderna e Contemporanea de la Università Cattolica, junto a diversos colegas y amigos. Varios números monográficos de Cheiron fueron un referente en el giro historiográfico mencionado, abriéndose los Annali a las aportaciones de numerosos colegas europeos más allá del ámbito italiano.

En este sentido, la fundación de una colección específica en inglés sobre historia italiana, Cambridge Studies in Italian History and Culture, editada por Cambridge University Pres, colaboró de forma eficaz a dar visibilidad internacional a las aportaciones de la comunidad de modernistas italianos en la historiografía global.

Una particular mención merece las trayectorias de aquellos que se formaron o crecieron intercambiando sus ideas con Cesare Mozzarelli, partiendo de sus discípulos y discípulas como Daniela Frigo y su investigación inicial sobre la económica que tanta influencia tuvo en las historiografías ibéricas. La lista es amplia y muchos de ellos se encuentran presentes. Esta faceta de Cesare Mozzarelli nos permite evocar largas y luminosas conversaciones, su agudeza, la creatividad constante de sus planteamientos, un continuo deseo de saber que se contagiaba a su entorno. Cesare era generoso con sus ideas y, a la vez, exigente implicando a su entorno en constantes iniciativas.

A mi juicio es relevante que algunas de las temáticas abordadas en ese laboratorio historiográfico que fue la academia italiana en los años ochenta y noventa hayan influido de forma estructural y profunda a los debates de la historiografía europea y de las Américas durante las últimas dos décadas. Me permito recordar que en 1991 bajo la influencia de las aportaciones de Cesare Mozzarelli y su entorno, planteé considerar la monarquía de España como una “monarquía de las cortes” en la publicación de un estudio primerizo titulado “La corte, un espacio abierto para la historia social”. Una monarquía de cortes integrada por un universo de sistemas cortesanos en Milán, Nápoles, Palermo, Cagliari, Bruselas, Barcelona, Zaragoza, Valencia, Palma de Mallorca, Pamplona, México, Lima y Manila. Hablar de corte y de sistema cortesano en un congreso en España en 1990 resultaba hasta cierto punto excéntrico.

Junto con otras influencias historiográficas, como la obra seminal de Norbert Elias y la escuela inglesa, la influencia de la historiografía italiana fue decisiva para revertir este escenario historiográfico en España en la década de los noventa y años después.

Sin estos cimientos metodológicos y conceptuales hubiera sido imposible levantar el interés historiográfico renovado que en toda Europa se extendió hacia el mundo de la corte, analizado por Pablo Vázquez Gestal en su obra El espacio del poder. La corte en la historiografía modernista española y europea que ponía en valor en 2005 la radical relevancia de la corriente italiana en la configuración de este espacio historiográfico.

Así, no sorprendía que en la universidad de Bielefeld un historiador americanista como Christian Büschges organizase en 2004 un Simposio Internacional Una monarquía de Cortes. La corte virreinal como espacio de comunicación política en la monarquía hispánica (siglos XVI-XVII) mirando al espacio americano. Sobre estas premisas Pilar Latasa planteó en 2001 la conveniencia de aplicar este modelo al estudio de la corte de Lima. En los últimos lustros han aparecido varios volúmenes dedicados al estudio de las cortes virreinales, como los coordinados por Francesca Cantù (publicada por Viella en Roma en 2008), y por Joan Lluís Palos y Pedro Cardim (publicada en Madrid en Iberoamericana en 2012), entre otros. Las recientes monografías sobre las cortes de Lima y México, llevadas a cabo por Eduardo Torres (publicado en Lima por la Universidad Católica y el Instituto Riva Agüero en 2014) e Iván Escamilla, ponen de relieve la vitalidad historiográfica de esta temática, todavía no aplicada a la corte de los gobernadores de Filipinas en Manila. La dimensión americana y asiática ejemplifica la existencia de campos abiertos para la aplicación de estos utillajes conceptuales.

En nuestros días el utillaje conceptual y metodológico para estudiar la corte en Europa y América se da en parte por descontado. Es casi un lenguaje historiográfico naturalizado y, en parte, convertido en lugar común. Actos como el que hoy nos reúne nos permite ahondar en la compleja génesis de la renovación de los estudios sobre la corte y en el papel que tuvo en este proceso la obra y las iniciativas impulsadas por Cesare Mozzarelli. Agradezco de nuevo para concluir a los organizadores la ocasión de recordar una voz, una obra y un tiempo de la academia italiana y europea. Y la oportunidad de poner de relieve la perdurabilidad de sus ideas y planteamientos en nuestra comunidad historiográfica.