LUCHA DE REPRESENTACIONES EN TORNO A LA NOVA DE 1572: JERÓNIMO MUÑOZ Y SU ´PROGNÓSTICO´ ASTROLÓGICO-COMETARIO DEL FUTURO INMEDIATO EN SU LIBRO DEL NUEVO COMETA (1573) [1]
Juan Pablo Bubello
Universidad de Buenos Aires / Universidad Nacional de La Plata, Argentina
Recibido: 16/3/2022
Aceptado: 18/12/2022
Resumen
En el campo de estudios sobre el “esoterismo occidental”, la producción de las últimas décadas centrada en los siglos XV-XVII, abordó casos germanos, ingleses, franceses, de la península itálica, escandinavos y europeo-orientales, excluyendo los españoles o abordándolos tangencialmente. Ante este vacío historiográfico, nos centramos en el Libro del nuevo cometa, y del lugar donde se haze; y como se verá por los Parallaxes quan lexos estan de tierra; y del Prognostico deste (1573) de Jerónimo Muñoz, quien, centrado en la ´nova´ de 1572, efectuó un “prognostico” astrológico-cometario de los males inmediatos que recaerían en Europa (y más allá), precisando la fecha exacta en que se desatarían.
Palabras clave: astrología; Jerónimo Muñoz; Nova; 1572.
REPRESENTATION FIGHTS AROUND THE NOVA OF 1572: JERÓNIMO MUÑOZ AND HIS ASTROLOGICAL-COMETIC ´PROGNÓSTICO´ OF THE IMMEDIATE FUTURE IN HIS LIBRO DEL NUEVO COMETA (1573)
Abstract
In the field of studies on "Western esotericism", the production of recent decades focused on the XV-XVII centuries, addressed German, English, French, Italian Peninsula, Scandinavian and Eastern European cases, excluding the Spanish or addressing them tangentially. Faced with this historiographical void, we focus on the Libro del nuevo cometa, y del lugar donde se haze; y como se verá por los Parallaxes quan lexos estan de tierra; y del Prognostico deste (1573) by Jerónimo Muñoz, who, focusing on the 'nova' of 1572, made an astrological-cometic "prognostico" of the immediate ills that would fall on Europe (and beyond), specifying the exact date on which them would occur.
Key words: astrology; Jerónimo Muñoz; Nova; 1572.
Juan Pablo Bubello. Doctor en Historia por la Universidad de Buenos Aires. Docente e investigador de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de La Plata. Se especializa en la historia cultural de la Europa Moderna. Ha dictado conferencias a nivel nacional y se ha sido profesor invitado en la Ecole Pratique des Hautes Etudes (Francia), Universidad de Santiago de Compostela (España), Aarhus University (Dinamarca), University of Amsterdam (Holanda), University of Stockholm (Suecia), Universidad Nacional Autónoma de México (México), Universidad de La Habana, (Cuba), Universidade Federal de Santa María (Brasil), Universidad Autónoma de Zacatecas (México), Pontificia Universidade Católica de Campinas (Brasil), Universidade Federal de Minas Gerais (Brasil), Universidad de Costa Rica (Costa Rica) y Universidade Federal de Goiás (Brasil). Entre su producción, cuenta con la publicación de libros y artículos en revistas académicas especializadas. Desde 2011, es Director del Centro de Estudios sobre el Esoterismo Occidental de la UNASUR -organización académica independiente afiliada a la European Society for the Study of Western Esotericism.
Correo electrónico: j_bubello@yahoo.com.ar
ID ORCID: 0000-0002-5952-3848
LUCHA DE REPRESENTACIONES EN TORNO A LA NOVA DE 1572: JERÓNIMO MUÑOZ Y SU ´PROGNÓSTICO´ ASTROLÓGICO-COMETARIO DEL FUTURO INMEDIATO EN SU LIBRO DEL NUEVO COMETA (1573)
Al colega Antoine Faivre (1934-2021),
in memoriam.
Venimos constatando que, en el campo de estudios sobre el “esoterismo occidental” (FAIVRE, 1992; FAIVRE, 1994) entendido como fenómeno histórico-cultural[2], la producción de las últimas décadas centrada en los siglos XV-XVII, abordó casos germanos, ingleses, franceses, de la península itálica, escandinavos y europeo-orientales, excluyendo a los españoles o abordándolos tangencialmente; vacío historiográfico que nos motivó a emprender numerosas investigaciones[3]. Merced a las herramientas metodológicas de la historia cultural, aquí nos enfocamos en el Libro del nuevo cometa, y del lugar donde se haze; y como se verá por los Parallaxes quan lexos estan de tierra; y del Prognostico deste (1573)[4] del valenciano Jerónimo Muñoz. La importancia de esta fuente radica en haberse centrado en la ´nova´ de 1572 (suceso celeste que la astronomía moderna ha establecido se debió al estallido de una supernova en la constelación de Casiopea), para efectuar, al final, un “prognostico” astrológico-cometario de los infortunios y males inmediatos que recaerían no sólo sobre los territorios españoles controlados por Felipe II sino sobre toda Europa (e incluso más allá) precisando la fecha exacta en que se desatarían.
El sorprendente fenómeno se observaba en los cielos de Europa desde noviembre de 1572; emanaba una intensa luz, había aparecido súbitamente y se mantuvo a simple vista ininterrumpidamente hasta marzo/mayo de 1574, generando un clima de ansiedad religioso-milenarista, especulación e incertidumbre generales.
El contexto histórico ibérico -y europeo en general- de inicios de la década del 70 ayudaba a promover esa extendida inquietud. La revuelta en los Países Bajos españoles contra la autoridad de Felipe II se reiniciaba pese a la gran represión impulsada por el Duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel (1508-1582); entre abril de 1570 y octubre de 1571, Juan de Austria (1545?-1578) reprimía y ponía fin a la rebelión morisca en el Reino de Granada (iniciada en 1568); el 7 de octubre de 1571, las fuerzas combinadas de españoles y venecianos (con apoyo papal de Pío V) habían derrotado en Lepanto a la armada turca (conteniendo su amenaza naval en el Mediterráneo oriental); en la noche del 23 al 24 de agosto de 1572 se había producido en París la matanza de San Bartolomé (donde miles de hugonotes fueron masacrados a manos de los católicos en las guerras de religión que asolaban al Reino de Francia); en Inglaterra, se desbarató la “Conspiración de Ridolfi” (1570-1572) en la que grupos de católicos prominentes del Reino complotaron para asesinar a la mismísima reina Isabel I (1533-1603).
En este agitado marco, emergieron intensas luchas de representaciones entre los eruditos europeos -quienes comenzaron a escribir numerosos manuscritos y libros y a intercambiar misivas. Si hace seis décadas se estableció que fueron más de cincuenta los doctos que escribieron sobre la ´nova´ (HELLMAN, 1963: 298)[5], nos circunscribimos al lapso 1572-1574 (contexto cronológico de producción inmediato de producción de nuestra fuente, datado hacia enero-marzo de 1573).
Ya en diciembre de 1572, apenas un mes después, apareció uno de los primeros textos que daba cuenta del evento, representándolo como un “cometa”. Al bibliotecario del Rey francés Enrique III, astrólogo y matemático de París, Jean Gosselin de Vire o Joannes Gosselinus (1510?-1604) se le atribuye La Declaration d'un comete ou estoille prodigieuse, laquelle a commencé à nous apparoistre à Paris, en la partie septentrionale du ciel, au mois de novembre dernier, en l'an présent 1572. & se monstre encores aujourd'huy. Avecques un discours des principaux effects des cometes, tant en françois qu'en vers latins: extraicts des plus notables autheurs qui en ont escrit. Par I. G. D. V., donde se enfatizó la condición cometaria del fenómeno, ya que exhibía “paralaje y varias posiciones en el cielo como las cosas cercanas a la tierra y como no es el caso de las estrellas fijas que están en la octava esfera” (PUMFREY, 2011: 31).
Esa idea estaba en línea con la representación cosmológica de Aristóteles (384-322), que se figuró los cometas como fenómenos sublunares –causados por las “exhalaciones” de la tierra-, enfatizando que no tenían ninguna relación con el mundo supralunar –región del hogar inmutable de las estrellas fijas (Meteorología I, VI-VII).
El valenciano Jerónimo Muñoz (circa 1520-1591) fue uno de los eruditos que intervino en las crecientes controversias con un texto escrito durante el primer trimestre de 1573, es decir, cuando la luz aún era claramente observable. Lo hizo desde la posición académica de su cátedra de hebreo y matemáticas en la Universidad de Valencia (donde había asumido en 1563 y permanecería hasta 1578)[6]. Entendiendo que se trataba de un “cometa” y basado en sus propios cálculos astronómicos, el núcleo de la representación principal de su texto radicó en la construcción de una interpretación cosmológica diferente de aquél extraño suceso que se observaba en los cielos; tan diferente que ponía en crisis la clásica cosmológica aristotélica.
En el “Capítulo Primero. De la variedad y generos de Estrellas”, describió la “hermosura del Cielo” compuesto por “1022” estrellas fijas, siguiendo una y otra vez la autoridad de Hiparco y Ptolomeo; mientras que, en el segundo, “De la apparicion del Cometa, y descripcion del”, precisó que había tomado conocimiento del evento por rumores y que había podido observarlo finalmente un día puntual de inicios de diciembre de 1572:
“Soy cierto que el segundo día de noviembre, 1572, no havía este cometa en el cielo, porque, de propósito, más de hora y media después de las seys de la tarde, enseñé en Hontiñente a muchas personas públicamente a conocer las estrellas. Y havía pastores muy exercitados en ellas, los quales me avisaron a los 18 que por la mañana aparecía una nueva estrella. A los dos de deziembre, de propósito mirando el cielo, vide cerca de la Cassiopea una estrella como el Luzero;… me pareció que este cometa començó a hazerse a los 31 días, 22 horas de noviembre. Examiné esto por relaciones de calcineros y pastores que están sobre Torrente, y averigüé que, a 11 o a 12 de noviembre, la començaron a ver. La magnitud aparente d’él parecía entonces algo mayor que la de Júpiter, que distava del cometa 59 grados, y casi ygualava con la del Luzero que por la mañana aparecía” (MUÑOZ, 1573: 7-7vta.).
Es desde el capítulo 3, “de la latitud y longitud apparente del Cometa”, hasta el 14, “Como se ha de hallar la verdadera declinación del Phenomenon que tiene Parallaxis y su latitud verdadera, y longitud de las tierras”, que Muñoz desplegó profusos cálculos y observaciones astronómicas sobre el “cometa”, fijando su ubicación respecto del Sol y los movimientos de Mercurio, Venus, Marte, Saturno y Júpiter, así como su color, magnitud, brillo y paralaje. En esos párrafos fue citando constantemente la autoridad de Ptolomeo, pero también las Escrituras, los “Antiguos” (Plinio, Séneca, Euclides, Demócrito, Anaxágoras, Platón) y el árabe Albumazar, sin omitir tampoco recordar posiciones de eruditos de su propio horizonte cronológico (como Pico della Mirándola). El objetivo central de su despliegue discursivo era debatir con la representación cometaria de Aristóteles, afirmando que el extraño suceso celeste estaba ocurriendo ni más ni menos que en la región que estaba más allá del mundo sublunar.
La posibilidad de que un cometa eventualmente pudiera surcar esferas supralunares ya había sido propuesta en 1550 por el astrólogo y matemático Girolamo Cardano (1501-1576) en De subtilitate (MOSLEY, 2014: 284)). Pero la controversial representación de Muñoz le otorgó notoriedad internacional: su fama se extendió cuando, al año siguiente, se efectuó la traducción francesa de su libro (Traicté du nouveau comete, Martín le jeune, 1574) y cuando posteriormente el astrónomo toscano Galileo Galilei (1564-1642) lo citó años más tarde (NAVARRO BROTONS, 2019: 200). Ínterin, el astrónomo danés Tycho Brahe (1546-1601) también situó la “nova” en la esfera supralunar en su De nova et nullius ævi memoria prius visa stella jam pridem Anno a nato Christo 1572 (Hafniae, 1573); y luego, en un texto ulterior -que venía escribiendo desde los primeros años de la década de 1580 y que se publicaría con el título de Astronomiae Instauratae Progymnasmata (Praga, 1602; Frankfurt, 1648)-, no sólo recordó su desconcierto inicial al observar el fenómeno el 11 de noviembre de 1572 (“asombrado y estupefacto, me quedé quieto con los ojos fijos en él. Cuando me convencí de que ninguna estrella de ese tipo había brillado antes, me sentí tan perplejo por lo increíble de la cosa que comencé a dudar de mis propios ojos”)[7], sino que comparó sus cómputos astronómicos con los que había efectuado Muñoz (1602:565)[8]. Pero Muñoz y Brahe no fueron los únicos en poner en crisis las representaciones cosmológicas aristotélicas: el astrónomo copernicano inglés Thomas Digges (1546-1595) en Alae seu scalae mathematicae (1573), también situó el evento en la esfera supralunar; mientras que, paralelamente, en territorios germano-parlantes comenzaban a debatir las características de esa extraña “nouae stellae” los astrónomos Michael Maestlin (1550-1631)[9] y Philipp Nicodemus Frischlin (1547-1590)[10].
Ahora, no todos los eruditos de Europa concordaban con la representación sostenida por Muñoz, Brahe y Digges. Por caso, hacia la segunda mitad de 1574, cuando el fenómeno ya no era observable en el cielo, el médico de Cámara y protomédico general de Castilla, Francisco Valles (1524-1592), escribió su De lis, quae Scripta svnt physice in libris Sacris, sive de Sacra Philosophia, Augustae Taurinorum (publicado más tarde, en 1587) donde se lo representó en un marco cosmológico aristotélico (siendo criticado a causa de ello por Brahe en el mencionado Astronomiae Instauratae Progymnasmata):
"Comprenderéis que todos los sabios se han preocupado de esta circunstancia, cuando anteriormente nunca se había visto una estrella de tan grandes dimensiones como esta; algunos han llegado a pensar que era un cometa engendrado en el mismo cielo, aunque el cielo, en realidad, es incapaz de alterarse. Yo, sin embargo, pienso que esa estrella se hallaba en el mismo sitio desde la creaci6n y no se veía por deficiencia; pero ahora, por un cambio del medio, se puede apreciar su magnitud... también puede ocurrir que dicha estrella en su movimiento llegara a una parte del cielo más densa que las otras, y entonces permitiera su visión, pero al contacto con la luz se aumentara su dimensi6n, luego al ocupar otras regiones se percibiera más pequeña, hasta desaparecer... Con estas palabras se rechaza con facilidad el sentir de aquellos astrólogos que sostienen que aquella estrella aparecida el año pasado, 1573, y cuya aparición comenzó en la rodilla de Casiopea, la cual duro gran parte del año actual señalaba una nueva creación” (citado en R. DE LA TORRE, 1987: 21-22).
Asimismo, el profesor de gramática de la Universidad de Salamanca, Bartolomé Barrientos (circa 1518-1576) en su Cometarum explicatio atque praedicto liberalium artium, magistro Barriento autore (Salamanca, 1574), también se lo representó de acuerdo a la cosmología aristotélica, señalando que comenzó a observarlo en noviembre de 1572, que permaneció inmóvil y que, aun cuando su brillo inicial había sido superior al de los planetas Júpiter y Saturno luego disminuyó, por lo que se trataba de un cometa sublunar (GAGLIARDI, 2007: 1-69; GRANADA, 2012: 16)[11].
Teniendo en cuenta estos datos que emergen de nuestra fuente española y de sus contemporáneas dentro y fuera de España, en las últimas dos décadas las interpretaciones académicas más relevantes enfocaron en las críticas de Muñoz al modelo cosmológico aristotélico y, sobre todo, en sus contribuciones al conocimiento astronómico de la época.
Si, desde la historia de la literatura se analizó las características de la retórica del erudito valenciano en su confrontación discursiva contra Aristóteles (SCHMELZER, 2015: 87-108); fue desde la historia de la ciencia que se enfatizó que Muñoz, tras calcular "la posición de la nova en relación con las estrellas de Casiopea, así como también sus coordenadas eclípticas y ecuatoriales" había situado innovadoramente al “cometa” más allá del mundo sublunar (NAVARRO BROTONS, 2012: 18), pero que, de todas formas, sus cómputos no le llevaron a defender a Copérnico -pues aun cuando reconoció que recomendaba a sus alumnos leer al matemático polaco, sentía reserva sobre la “hipótesis heliocéntrica” añadiendo que la aceptaría si fuera mejor que las de los “Antiguos” (PIÑEIRO, 2007: 374). Más recientemente, en un magno estudio desde igual enfoque, se caracterizó a Muñoz como uno de los “científicos y humanistas” más destacados de la historia valenciana, por haber estado interesado en todas las ramas que integraban la matemática de la época (aritmética, geometría, trigonometría, óptica, astronomía, cartografía, náutica, topografía, balística y astrología), por conocer lenguas extranjeras (griego y hebreo) y por su lectura comentada de diversos clásicos (como los que efectuó, entre otros, al Libro II de la Historia Natural de Plinio y a la Optica de Euclides o su traducción del griego Comentario de Teón de Alejandría al Almagesto de Ptolomeo). Y en ese marco, en cuanto al suceso puntual del fenómeno celeste de 1572, se subrayó que:
(Muñoz) “… se esforzó por interpretar la formación y aparición de la ´nova´ en términos de causas naturales (y, por ende) debe contarse entre los astrónomos que con más claridad expusieron las posibles implicaciones cosmológicas del fenómeno, a saber, lo difícil que resultaba mantener el dogma aristotélico de la incorruptibilidad de los cielos y hacerlo compatible con la aparición de la nueva estrella.” (NAVARRO BROTONS, 2019:136)
Coincidimos con esta caracterización del valenciano quien, en tanto “científico” y “astrónomo”, contribuyó al avance del saber en materia cosmológica. Pero podemos aportar un enfoque histórico complementario sobre Muñoz, enfocando específicamente en sus representaciones astrológico-cometarias desplegadas en la última parte de su Libro.
Previamente, enfaticemos que, durante el lapso temporal que estamos analizando, el suceso motivó la construcción de otro debate paralelo (además del cosmológico a favor o contra Aristóteles que legítimamente tanto interesa a los historiadores de la ciencia); debate que promovió la construcción de representaciones ancladas en contenidos religiosos y donde el énfasis estaba puesto en la relación de la aparición de la ´nova´ con la interpretación de designios y/o mensajes divinos.
El segundo texto que vio la luz y comenzó a circular también a fin de 1572 fue el del astrónomo, médico y profesor de medicina de Lovaina, Cornelius Gemma (1535–1578). En su Stellae Peregrinae jam primum exortae et calo constanter haerentis phaenomenon vel observatum divinae providentiae vim et gloriae majestatem abunde concelebrans, construyó una representación religiosa controversial: observando que carecía de cola, sostuvo que no se trataba de un cometa o ningún otro fenómeno transitorio producido por exhalaciones terrestres; y, tras calcular la posición de lo que llamó “estrella peregrina” en relación a sus vecinas de la constelación de Casiopea, exaltó su inmovilidad, color, brillo intermitente y magnitud, entendiendo que tampoco era un planeta. Así, se representó que la “Stellae” era ni más ni menos que una clara señal divina, que, junto a sus otras estrellas compañeras, conformaban el signo de la Cruz de Cristo[12].
Esta representación continuó desplegándose desde inicios de 1573 con contenidos de sentido, ahora incluso, claramente político-religiosos.
El teólogo -y uno de los líderes de la Iglesia Calvinista ginebrina- Teodoro de Beza (1519-1605), asoció el suceso celeste con la reciente Matanza de San Bartolomé acaecida en París (23-24 de agosto de 1572), entendiendo que los hugonotes masacrados eran los nuevos santos inocentes (y el rey de Francia, por ende, el nuevo Herodes), e interpretando que, dado que el fenómeno que se observaba desde noviembre era la misma estrella que oportunamente había anunciado a los magos la primera venida de Cristo, ahora nuevamente advertía su regreso en aquél marco de guerra religiosa. Valiéndose de un epigrama -que circuló considerablemente-, escribió:
“Fallor ego, aut hic est parvam Davidis in urbem /
duxit ab Eoo qui prius orbe Magos /
et qui nascenti praeluxit, nuntians idem /
(euge) redux reducem rursus adesse Deum”
(“O me engaño, o esta estrella es la misma que, antaño /
condujo desde Oriente a los Magos a la pequeña ciudad de David /
brilló sobre el recién nacido, y ahora, /
anuncia que Dios está también ahí, de regreso”)[13].
Y en 1574, aparecieron dos textos de igual tenor en territorios germano-parlantes: el pastor Adam Ursinos (1524-1590) escribió Prognosticatio. Auff das Jhar achn der Geburt Jhesu Christi vnsers Heylandes. M.D.LXXIIII.: Beyneben einer kurtzer Beschreibunge des erschienenen Cometens im 1572. vnd 1573 (Erffurdt, Bawmann) y el maestro de escuela Paul Gräbner (circa 1530-1590) hizo circular su Europas Seiden faden (que había comenzado a escribir en noviembre de 1573 y cuya traducción latina se publicó con el título Sericum Mundi filum entre 1581 y 1585), donde el fenómeno se representó no sólo con significados religioso-políticos sino con contenidos profético-apocalípticos[14].
Todos los textos mencionados buscaban, con fundamento bíblico, representar el suceso celeste de 1572 en términos religiosos y/o político-religioso-milenaristas, en cuyo marco interpretaban que se estaba expresando (o se había expresado) un (otro) mensaje ni más ni menos que de la mismísima Divinidad.
El discurso escrito por Muñoz no puede ser inscripto entre los debates desarrollados dentro de este horizonte de significados religiosos (pues, como bien enfatizaron los colegas historiadores de la ciencia, su objetivo central fue entablar un debate con la cosmología aristotélica). Empero, enfatizamos que la última parte del Libro del nuevo cometa puede asociarse específicamente con representaciones construidas por esoteristas contemporáneos y anteriores, e inscribirse, por ende, en la historia del esoterismo renacentista español e, incluso, europeo-occidental.
Es que la novedad celeste de 1572 también causó impacto entre magos, astrólogos, cabalistas cristianos y alquimistas; situación que puede mensurarse al observar la cantidad de textos que entre 1573 y 1574, mientras Muñoz escribía el suyo, también comenzaron a hacer circular por Europa.
En 1573, el mago, alquimista y astrólogo inglés John Dee (1527-1609) escribió su Parallaticae Comantationis Praxeosque Nucleus quídam; dejando sin publicar otro manuscrito titulado De stella admiranda in Cassiopeiae Asterismo, coelitus demisso ad orbem usque Veneris, iterumque in Coeli penetralia perpendiculariter retracta, ambos dedicados al extraño evento celeste. En Bohemia el astrólogo Cyprianus Leovitius (o Cyprian Leowitz -1514-1574) escribió su De Nova Stella. Ivdicivm Cypriani Leovitii à Leonicia, Mathematici, de noua Stella siue Cometa, viso mense Nouembri ac Decembri, Anni Domini 1572. Item mense Ianuario & Februario, Anni Domini 1573 (Impressum Lavinga︠e︡ ad Danubium). En Francia, el cabalista cristiano Guillaume Postel (1510-1581), en 1573 envió su manuscrito titulado Iudicium Postelli de Noua Stella a su amigo el médico Theodor Zwinger (1533-1588) –fue datada después del 26 de junio-, en forma de misiva privada y donde citaba al Stellae peregrinae de Gemma: la carta circuló ese mismo año con el título De peregrina stella qvae svperiore anno primum apparere coepit, Clariß. Virorum Corn. Gemmae Louaniensis Germani, et Guliel. Postelli Barentani Galli, Ex Philosophiae naturalis, mysticaeque Theologiae penetralibus deprompta Iudicia, pero con enmiendas y agregados de Zwinger (GILLY, 2012: 294, n. 37). Paralelamente, en la península itálica, el astrólogo y jurista Cornelio Frangipane el Joven (1553-1643), escribió su Discorso del S. Cl. Cornelio Frangipani Sopra la Stella, che è apparsa nell'anno MDLXXII in Tramontana… (Venetia, 1573); mientras que en 1574 el astrólogo, fisiógnomo, matemático y médico Thaddaeus Hagecius (o Thaddeus Nemicus, Tadeáš Hájek z Hájku, 1525-1600), escribió su Dialexis de novae et prius incognitae stellae: inusitatae magnitudinis & splendidissimi luminis apparitione, & de eiusdem stellae vero loco constituendo… (Frankfurt, Paul Refeller e Sigmund Feyerabend).
Es en este marco de plumas vinculadas al esoterismo de la segunda mitad del siglo XVI que insertamos la última parte de nuestra fuente de 1573. Pues, aunque brevemente en el Tetrabiblos de Ptolomeo pero especialmente en el Centiloquium que se le atribuía desde tiempos medievales, el tránsito de cometas en los cielos se representaba astrológicamente como causa o signo de desastres inminentes (BAUDET, 2020: 283-304; HELLMAN, 1944: 41), esta precisa representación astrológico-cometaria se despliega a lo largo del capítulo 15 que Muñoz tituló Que el cielo y estrellas no son quinta esencia, sino que tienen deudo y parentesco con los elementos, y de los efectos generales de los cometas.
Este capítulo (el que más nos interesa desde nuestra perspectiva que, insistimos, se introduce en el conocimiento de las características culturales de la historia del esoterismo en la España temprano-moderna), se divide en tres partes.
Al comienzo, Muñoz no sólo exaltó la autoridad de Demócrito y Anaxágoras contra Aristóteles en materia de astrología cometaria (pues éste “no muestra haber sabido Astrología”), sino que, paralelamente, haciendo un ejercicio de auto-comparación, subrayó que “muchas experiencias” poseía en este asunto:
“Muchas experiencias tengo, por las cuales he sido forçado, quanto a lo que toca a los Cometas y otras opiniones, allegarme mas a Democrito y a Anaxagoras (que fue philosopho y grande Astrologo), que a Aristotil, el qual en sus obras no muestra haber sabido Astrologia: sino haber admirado de la curiosidad y diligencia de los Astrologos y de los Sacerdotes Egypcios, y Caldeos y Babylonios, cuya profesión era la Astrologia” (MUÑOZ, 1573: 26-26vta.)
Asumiéndose así no sólo como conocedor sino practicante de saberes astrológicos, a continuación, refirió ejemplos de cometas que causaron desastres con anterioridad a 1572, mencionando el que utilizó Anaxagoras (500-428) para predecir la Guerra del Peloponeso:
“De Anaxagoras se lee, que en tiempo de Pericles hizo Prognostico del tiepo, que havia de succeder en la Morea: Y como (de un Cometa, que había apparecido 75 dias continuamente después de ponerse el Sol, y había causado tan grande tempestad, que arrebato de una peña una piedra carretal, y lleuo por el aire a la ciudad de Tracia… de tal arte que pensaban hauer caído del cielo) el predixo la guerra que después acontecio sobre el Peloponeso” (MUÑOZ, 1573: 26vta.).
Luego destacó explícitamente la clásica representación astrológica que establecía correspondencias entre los aconteceres del mundo superior y el inferior, puntualizando que los cometas asumían en dicho marco un rol causal nefasto cuando, por imitación de la “naturaleza” de los planetas Marte y Mercurio, generaban, por ejemplo, el incremento de la violencia entre los hombres, así como calamidades climáticas:
(Los cometas) “… son fuegos y llamas que se hazen en el cuerpo del cielo, de donde viene el gobierno del ayre de aca baxo. Por que el mundo inferior esta subjecto al superior, segun todos los Philosophos y Astrologos, por tanto,… no es maravilla que los Cometas… enciendan los espiritus y coraçones de los hombres, y dan ocasión a riñas, rebueltas, guerras, salteamientos, a tempestades, a enfermedades agudas…: los quales accidentes son de Marte y de Mercurio, las naturalezas de los quales imitan mas los Cometas. Algunas uezes acontece diluuios de agua, después de los Cometas, aun que ellos sean fuegos… o son contrarios… y… causan grandísimas aguas, y truenos, y tempestades y rayos.” (MUÑOZ, 1573: 27vta.)
En el apartado siguiente, “Prognostico de las llamas y fuegos que corren por el ayre, y de los Cometas”, nombró reiteradamente a Ptolomeo (que “dize”, que “enseña”, basándose en el Centiloquium pero sin mencionarlo), para transmitir las características del arte de interpretar astrológicamente fenómenos cometarios y su eventual correlación con la causa -o signo- de sucesos trágicos futuros e inminentes. Enfatizó amplia y detalladamente que, según los cometas se observasen en determinados lugares del cielo, señalarían vientos, aguas, mudanzas, tempestades, asaltos y guerras; que, en función de su ubicación zodiacal, serían heraldos de sucesos políticos trágicos (como la muerte del Rey o de un “Grande” del reino), o problemas en el tesoro real o enfermedades y súbitas muertes entre los súbditos; que sus trayectos indicarían la presencia de enemigos extraños al reino (así como también la eventual inmovilidad marcaría que los enemigos estaban en su interior)[15]; que sus formas revelarían guerras, incendios, calores y fiebres ardientes, tiempos revueltos; que teniendo en cuenta dónde apuntaban con su cola, señalarían el lugar dónde acontecerán los trágicos sucesos y que con la cantidad de tiempo que fuesen visibles en los cielos, indicarían la duración del mal que sobrevendría[16]. También los cometas anunciarían eventualmente la muerte de un Rey –o, a la inversa, que un recién nacido sería Rey; si los tesoreros reales estarían seguros o si en el pueblo habría enfermedades y/o muertes súbitas[17].
La cuestión puntual de cómo interpretar astrológico-cometariamente el preanuncio de la muerte de un Rey es de tal importancia política, que Muñoz profundizará el asunto en un párrafo específico:
“Segú dize Ptolomeo, los ascendientes de los enemigos del Rey, son signos que estan en casas cadentes en el nacimiento del, y los ascendientes de los familiares y paniaguados del, son los angulos del: y así el Cometa que acaece en el angulo del nacimiento del, significa muerte del, ó de algún gran señor uassallo del. Y porque era en su tiempo opinio de Philosophos y de populares, que los Cometas señalan muerte de Reyes, porque tienen los cuerpos mas delicados, y mas regalados, y mas subjectos á la impresion del ayre: por tanto Ptolomeo limita esta opinion, segú por experiencias había hallado: y afirma que no todo Cometa señala muerte de Reyes, sino el que sale por el alba antes del sol, y esta en angulo del nacimiento del Rey. En ningún lugar trata de los angulos de la figura del cielo, que se haze al momento que apparece el Cometa, porque rarissima cosa es, hallar el principio del apparecimiento del Cometa. Segun comun opinion de Astrologos, el Cometa que ha de señalar muerte de Rey, ha de hazerse en el ascendiente del nacimieto del, y no en los otros angulos, porque si se haze en el medio cielo del, y le mira bien el Sol, ó Marte, señala acrecetamieto de su Reyno.” (MUÑOZ, 1573: 29)
Por último, en el apartado final, efectuó ni más ni menos que su propio pronóstico del futuro inmediato, con base en su análisis astrológico de las características del “cometa” que se observaba en los cielos de Europa desde noviembre de 1572 (recordemos que está escribiendo su texto durante el primer trimestre de 1573).
La primera cuestión que deslindó era de interés primordial para el rey Felipe II y para todos los monarcas de Europa y está en línea con el párrafo anterior: “Nvestro Cometa ni es orietal, ni occidetal, ni esta en angulo de nascimieto del Rey; por tanto…, no señala muerte de Rey” (MUÑOZ, 1573: 29vta.). El fundamento astrológico para este pronóstico era que el “cometa” había aparecido en Tauro, por lo que, si no era signo de un mal para la persona del Rey, de todas formas sí sobrevendrían perjuicios a reinos y ciudades: guerras, mortandad de animales, daños en minas y montes y males a causa del clima (ora frío ora calor) en frutos y sembradíos[18].
En ese marco de representación astrológico-cometaria del desastre inminente, no vaciló en identificar las regiones donde recaerían los infortunios, comenzando en el Oriente por “las tierras de Parthos, Medas y Persas”, Egipto, Rusia y Polonia, para seguir, en dirección oeste, por territorios germano-parlantes, Francia, península itálica, hasta llegar, incluso, a los dominios de Felipe II:
“En las regiones subjectadas al signo de Tauro, hara mas impresión, y son las tierras de los Parthos, Medos, y Persas, y en las yslas Cycladas, que esta en el mar Egeo, que llama Arcipielago, al rededor de la ysla, Delos, que agora llaman Sdille: y en la ysla de Chypre, y en las marítimas partes de Asia menor, que llaman la Natolia, y en las tierras de Egypto, y en Polonia la mayor, y Rusia alba, y en parte de Francia, llamada Champanya, y en tierras de Grysones y Suycaros, y en Lorenne, y en la Franconia, y en Yrlanda, y en parte de Suecia. Ciudades subjetas a Tauro son, Bolona, Sena, Pistoya, Verona, Salerno, Zenogallia, Capua, Breça, Treuiso, Palermo, Narbona, Constantinopla, Thuregia, Lucerna, Herbipolis, Metz de Lorenne, Caput Istriae, Guezna, Bozna, Nouguardia, Nancenio, Burgos, Astorga, Toro, Badajoz, o Elues, Iaen, Girona, Huesca. También hara impresión en las tierras subjectas á Virgo y Capricornio, signos del mismo triangulo de Tauro: y á las de Escorpion, que es su contrario: y porque la conjunción de Saturno y Marte se hizo en Escorpion, y aun Saturno esta en el” (MUÑOZ, 1573: 29vta-30).
Subrayó que el “cometa” haría más daño a los animales que a los hombres, pero también que, dada su estática posición en Tauro (“ni sale, ni se pone”), acontecería un terremoto y habría perjuicios a las “Señoras principales” de los reinos, incrementándose los males desde el 18 de abril de 1573, cuando también el Sol ingrese en Tauro:
“Ptolomeo dize, porque este Cometa ha parecido en Tauro, mas mal hara á los animales quadrupedes, que á los hombres: y porque Tauro es signo firme y septentrional, señala algún terremoto, y caymientos de casas. Por estar este Cometa apegado con la Casiopea costellacio del cielo, mas mal señala a las Señoras principales, que á las otras. Pues ni sale, ni se pone, todo el tiempo que durare, dañara: y mas mal señala dende dez y ocho de abril del presente año, porque el Sol entrara entonces en el.8.gr.de Tauro, donde se ha hecho, y despertara entonces la fuerça del” (MUÑOZ, 1573: 30).
Así pues, nuestra fuente nos permite caracterizar a Jerónimo Muñoz como uno de los principales esoteristas españoles de la segunda mitad del siglo XVI especializado en la práctica de la astrología/astrología cometaria. Más aún, si ampliamos la mirada a la historia cultural de esoterismo en el Renacimiento, puede ser inscripto en el conjunto de esoteristas europeos que, antes y después del suceso de 1572, construyeron discursos de igual tenor respecto de los cometas que surcaban los cielos de Europa.
Por caso, entre los ejemplos precedentes, recordemos que el médico-alquimista germano Theophrastus Bombastus von Hohenheim (1493–1541), Paracelso, en su panfleto Uslegung des Cometen, se representó el tránsito del cometa de 1531 (que la astronomía moderna identificó como el “cometa Halley”), en términos de grave presagio y catástrofe apocalíptica -lo observó al noroeste del pueblo de Saint Gallen el 12 de agosto de 1531, en el clima de fuerte tensión político-religiosa entre zwinglianos y católicos que enmarcaba el prolegómeno de la batalla de Kappel que se desarrollaría el 10 de octubre de ese año (WEBSTER, 1988: 57); mientras que en Uslegung der Erdbidem, beschehen nach usgang des Cometen in den Alpischen birgen im M.D.xxxi, asoció ese fenómeno celeste con un terremoto (WEEKS, 2008: 5, 26, 336 y 500 n. “d”). Por su parte, en 1564, el astrólogo Cyprian Leowitz (1514-1574), en Grundliche, Klerliche beschreibung, vnd Historischer bericht, der fürnemsten grossen zusamenkunfft der obern Planeten, der Sonnen Finsternussen, der Cometen…(Lauingen), diseñó un profuso catálogo que repasaba el paso de cometas en los dieciséis siglos previos (también el desarrollo de eclipses y conjunciones planetarias), asociando a cada uno con calamidades y, por último, efectuando un pronóstico de los sucesos que ocurrirían desde la escritura del texto hasta 1584 (BARNES, 2016: 234-237).
Después de Muñoz y en el marco cronológico de aparición del cometa de 1577, algunos alquimistas y astrólogos relacionaron el nuevo suceso en los cielos con el que recordaban había acaecido en 1572, representándolos en términos de desastre inminente.
El médico-alquimista paracelsista Helisaeüs Röslin (1545-1616) escribió su Theoría nova coelestum meteoron, in qua ex plurium cometarum phoenomenis Epilogisticos quaedam afferuntur, de novis tertiae cuiusdam Miraculorum Sphaerae Circulis, Polis et Axi: super quibus cometa anni M.D.LXXVII. nouo motu & regularissimo ad superioribus annis conspectam Stellam… progressus… (Estrasburgo, B. Iobin, 1578), donde se representó ambos sucesos celeste en términos apocalípticos-milenaristas; y, también lo hizo en términos de portento el astrólogo germano Georg Caesius (1543-1604), en Catalogus nunquam antea visus, omnium cometarum secundum seriem annorum a diluvio conspectorum usque ad 1578, cum portentis seu eventuum annotationibus et de cometarum in singulis Zodiaci signis effectibus etc. (Nuremberg, Fuhrmann, 1579)
Conclusión
Los primeros años de la década de 1570 jalonan un marco general de convulsiones políticas, religiosas y militares a escala europea (rebelión en los Países Bajos españoles, revuelta morisca en Granada, matanza de San Bartolomé en Francia, batalla de Lepanto en el Mediterráneo oriental, “conspiración de Ridolfi” en Inglaterra)
En este complejo escenario, desde noviembre de 1572 se pudo observar a simple vista en los cielos de Europa un fenómeno celeste, inusual y sorprendente, que disparó intensas luchas de representación entre los principales eruditos europeos y sobre los cuales el valenciano Jerónimo Muñoz no permaneció al margen.
Los colegas historiadores de la ciencia han subrayado con acierto las contribuciones que Muñoz efectuó con sus cálculos de la ´nova´ no sólo a la historia de la astronomía sino al avance del conocimiento cosmológico de la época (sobre todo, por sus críticas a la representación cometaria aristotélica clásica). Sin perjuicio que también se elaboraron discursos que buscaron representar el suceso en términos religiosos y/o político-religioso-milenaristas (otorgándosele el sentido de ser un mensaje de la Divinidad); desde la historia cultural del esoterismo añadimos una interpretación complementaria sobre nuestra fuente y nuestro agente.
Con su Libro del nuevo cometa, y del lugar donde se haze; y como se verá por los Parallaxes quan lexos estan de tierra; y del Prognostico deste, escrito durante los primeros tres meses de 1573, Muñoz emerge paralelamente como referente de la astrología cometaria española y, a mayor alcance, del esoterismo renacentista: específicamente en el capítulo 15, desplegó una representación esotérica del evento, donde no sólo atacó a Aristóteles y exaltó a Ptolomeo en materia de saberes astrológicos, sino que, anclado en su propia “experiencia” y recordando las correspondencias astrológicas entre los fenómenos celestes y los terrestres, construyó su ´prognóstico´ astrológico-cometario de los inminentes y nefastos sucesos que habrían de recaer sobre la naturaleza, los animales, los cultivos y habitantes de los reinos y ciudades de Europa (e, incluso más allá, en territorios que se extendían hacia África, Medio Oriente y Rusia) vaticinando, con precisión, que se iniciarían “dende dez y ocho de abril del presente año”.
Bibliografía
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[1] El presente trabajo se enmarca en el proyecto FILOCyT. 2019-2021 “Esoterismo y poder en la temprana-modernidad: interacciones, reapropiaciones y resignificaciones culturales entre España y Europa Occidental (1450-1600)”, Instituto de Historia Antigua, Medieval y Moderna, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Un avance de investigación se expuso en el XIV Coloquio Internacional de Historiografía Europea – XI Jornadas de Estudios sobre la Modernidad Clásica (Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina, 23-26 de noviembre, 2021)
[2] Nos remitimos a la conceptualización propuesta por Antoine Faivre, entendiendo al esoterismo como un conjunto de tradiciones históricas en occidente que, aunque con múltiples matices, tienen un “aire de familia”, que abarcan desde el siglo XVI hasta nuestros días –aunque sus fuentes se pueden rastrear hasta el mundo greco-romano-, caracterizadas por una representación basada en la íntima vinculación analógica de todas las partes de un cosmos que es representado como vivo; donde operan los principios de correspondencia y de naturaleza viva, aplicables a partir del intento de vincular al mundo con el más allá; la práctica de la mediación en la relación hombre/universo; y el objetivo de la búsqueda de la experiencia de transmutación (transformación) del mundo. Sin perjuicio de los debates teóricos desarrollados desde entonces, que conocemos pero no detallaremos por motivos de espacio, en cuanto al esoterismo occidental, remitimos a cuestiones historiográficas y metodológicas que ya debatimos (BUBELLO, 2020: 133-144, 2020: 219-240, 2005: 73-104).
[3] Publicamos nuestros resultados desde hace más de diez años (BUBELLO, 2021: 240-271, 2017: 199-211, 2017: 551-581, 2016: 95-117, 2015: 79-103, 2014: 189-197, 2013: 169-179, 2012:1-24, 2011: 231-241, 2009: 101-112)
[4] La fuente será abordada comparativamente con otras precedentes y con las que le son contemporáneas; pues buscamos dar cuenta así de la doble dimensión del espacio cultural, en tanto está constituido por una arista vertical, diacrónica -que establece la relación de las fuentes con épocas anteriores y posteriores- y otra horizontal o sincrónica -donde se relacionan con otros aspectos de la cultura en el que se encuentran instalados al mismo tiempo (SHORCKE, 2001: 355; CHARTIER, 1992: 41).
[5] También se inventariaron sesenta y seis textos impresos escritos por cuarenta y cinco autores -y otros tres anónimos- sólo para el lapso 1572-1577 (NAVARRO BROTONS; R. GALEANO, 1998: 97, n. 284)
[6] Había nacido en Valencia, en cuya universidad se graduó en artes en 1537. Continuó profundizando sus conocimientos en Francia, donde estudió matemáticas con Oronce Finé (1494-1555) -quien estaba a cargo del Collège Royal fundado por Francisco I- y luego astronomía y cartografía con Gemma Frisius (1508-1555) –quien por entonces era profesor de medicina en la Universidad de Lovaina. También estuvo en Ancona, en cuya universidad impartió clases de hebreo por breve lapso. Regresó a Valencia hacia 1556, donde, hasta 1563, enseñó matemáticas en forma particular. Fue nombrado catedrático de hebreo en la Universidad de Valencia (1563), obteniendo también allí el cargo de profesor de matemáticas (1565), en cuya cátedra se enseñaba geometría, perspectiva, música, astrología, astronomía, cosmografía y geografía. En 1566, Muñoz publicó Institutiones arithmeticae ad percipiendam Astrologiam et Mathematicas facultates necessariae (Valentiae, ex typographia Ioannis Mey, 1566). Desde 1578 -y hasta su muerte- ocupó la cátedra de astrología (también llamada de matemáticas y astronomía) en la Universidad de Salamanca –donde enseñó aritmética, geometría, geografia, náutica, astronomía y astrología-, publicando Alphabetum hebraicum cum ratione legendi cum punctis (Salamanque, 1585). Muñoz estuvo casado con Isabel de Valenzuela con quien tuvo tres hijas (Eudoxia, Jerónima y Estefanía), y un hijo (Francisco) (NAVARRO BROTONS & RODRIGUEZ GELEANO, 1998: 19-29).
[7] Traducción castellana propia de la edición inglesa (STEPHENSON & CLARK, 1977: 174).
[8] Brahe no se privó de especular con la posibilidad de que el suceso celeste fuera también una señal que preanunciaba grandes cambios y una nueva época dorada (ERNST, 1986: 272, n. 2).
[9] Demonstratio astronomica loci stellae novae, tum respectu centri mundi, tum respectu signiferi & aequinoctialis,publicado como breve apéndice astronómico al poema de Nicodemus Frischlin, Considepuratio nouae Stellae, quae mense Novembri, anno salutis MDLXXII in signo Cassiopeae populis Septentrionalibus longe lateque apparuit (Tübingen, 1573)
[10] Consideratio nouae Stellae, Qvae Mense Novembri, Anno Salvtis M.D.LXXII. In Signo Cassiopeae populis Septentrionalibus longè latéque apparuit: Scripta ad Illvstrissimvm Principem Ac D.D. Fridericum, Comitem V Virtembergensem … (Tübingen, 1573)
[11] Vale recordar que los debates en la península ibérica no finalizaron después del bienio que estamos trabajando. Por caso, en el contexto de la aparición del cometa de 1577, se escribió e hizo circular desde 1587, el texto atribuido a Oliva Sabuco, Nueva filosofía de la naturaleza del hombre, donde se configuró una cosmología distinta a la aristotélica (pero también a la que impulsaban Muñoz, Brahe y Digges). Basado en teorías de Plinio y en las tradiciones vitalista, estoica y platónica, se representó la ´nova´ de 1572 como una manifestación celeste que confirmaba la existencia de un elemento nutriente y fundamental del cosmos que todo lo colmaba y que proveía el alimento del fuego para los astros (NAVARRO BROTONS, 2012: 27-29). Fue mencionado que la autoría del texto correspondió en realidad a su padre y médico de Alcaráz, Miguel Sabuco, quien lo publicó a nombre de su hija Oliva (R. DE LA TORRE, 1987: 7, n. 8)
[12] Publicado en tres oportunidades en el bienio siguiente –uno en traducción alemana- pero con diferencias respecto de la primer edición –párrafos omitidos y correcciones (TESSICINI, 2011: 51-52)
[13] Citado en Granada, 2015: 319, n. 10.
[14] Hace una década se efectuó un análisis minucioso del texto (GILLY, 2012: 309-317) Vale precisar que en noviembre de 1577, el paso de un cometa surcando el cielo de Europa (que se mantendría visible hasta enero de 1578) hizo que la “nova” de 1572 siguiera siendo objeto de nuevos textos en la misma línea representacional: aparecieron, entre otros, el De Stella inusitata et nova quae mense novembri anno 1572 conspici coepit et de Comato Sidere quod hoc mense Novembri Anno 1577 videmus a Davide Chytraeo (1577) del teólogo luterano David Chytraeus (1530-1600) y, en los Países Bajos, el In Apocalypsim (Leiden, A. Schuten, 1580) del milenarista Jacopo Brocardo (1518-1594)
[15] “Ptolomeo dize: los fuegos transcorrientes, o estrellas cayentes por el ayre, señalan sequedad; si solamente salieren de una parte del cielo, señalan que de aquella se levantaran uientos: si de muchas partes salen, señalan disminución de las aguas; y grandes mudanças, ó tempestades en el ayre, y assaltos y corridas de exercitos, o guerras. Si los Cometas, que estan apartados del Sol en onze signos, apparecieren en el angulo de algún Rey, ó reyno…morirá el Rey, o algún grande de aquel Reyno. Si appareciere en casa succedente, á buen recaudo estarán los thesoros y bienes del, pero mudara el Gouernador, ó administrador de su reyno: si appareciere en casa cadente, haura enfermedades y subitaneas muertes. Si el Cometa se mouiere de poniente a leuante, sobrevendrá enemigo estraño en las tierras: si el Cometa no se mouiere, de la misma tierra será el enemigo” (MUÑOZ, 1573: 27vta.-28).
[16] “en otra parte dize: Han de notar las maneras de los Cometas, que apparece en el tiempo de los ecclipses, y en otro cualquier tiempo, para saber las complexiones del ayre, como son los Cometas que estan a la manera de bigas, ó de trompetas, ó de cubas, o de otras maneras semejantes: porque naturalmente señalan accidentes proprios de Marte y de Mercurio, como son guerras, grandes incendios, ó calores, fiebres ardientes, tiempos reboltosos, y alborotados… La significación dellos se collige segu las partes del Zodíaco, en las quales apparecen: y según donde inclinan las greñas, ó cola, alla arrojan sus accidentes: y según las formas de la constitución, el genero y forma para saber a quien han de hazer mal: y por tardança, ó duración dellos, la uehemecia, ó augmento de los accidentes: y por el respecto que tienen con el Sol, el principio manifiesto, cuando han de començar los accidentes de ellos: porque los Cometas que apparecen por el alba, y mucho duran, mas presto los señalan: los de la tarde, mas tarde” (MUÑOZ, 1573: 28-28vta.).
[17] “enseña Ptolomeo,… (que) los Cometas… han de estar por fuerça distantes del sol en. 11. signos, según la sucesio dellos, o en un signo cotra la sucesion: de los que distan 11 signos dize, que estos ha de preceder al Sol por la alba: y si estos estuuieren en signo que sea ascediente, ó angulo de nacimieto de Rey: estos señalan muerte del, y si es signo del ascendiente, ó angulo de algún grande señor, señalan muerte del: porque asi como, si al tiempo que nace uno por el alba, salen antes del Sol los cinco planetas, como escuderos del Sol, precediéndole, significan que tal nacido será Rey, según el escrive: asi si al Sol por el alba escuderea algún Cometa, señala muerte de Rey. Si el signo donde esta el Cometa fuere el ascendiente, ó angulo de su nacimieto, y si fuere signo que este en cada succedente, seguros estarán los thesoreros del, pero desprivara al Gouernador del reyno. Si appareciere en cada cadete del nacimieto del, haura en el prueblo enfermedades y muertes subitaneas, porque las casas cadentes señalan los enemigos y subiogados por el” (MUÑOZ, 1573: 28 vta.)
[18] “El ha parecido en el 7.gr.48.mi de Tauro, por lo cual… señala guerras, captividades, mortaldad (en las partes subjectas á Tauro, y en su triangulo) dolores secos, sarnas, comezones, muertes de bueyes y de ganados, y que algunas minas dexaran de cauarse, ó caera, ó se quemara el monte donde las hay: mas señala crueles frios y hielos (de lo que se sigue perdida de ganados:. Y también por el gran calor y fuego que señala en el uerano y estio) y corrupcio de los frutos y miesses, y poca cultura y cuydado de plantar y de sembrar los campos” (MUÑOZ, 1573: 29vta.).
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