César OLIVERA SERRANO (ed.), Entre el altar y la corte. Intercambios sociales y culturales hispánicos (siglos xiii-xv), Sevilla, Athenaica, 2021, 324 pp. ISBN 978-84-18239-38-0
Fecha de recepción: 20/11/2023
Fecha de aprobación: 23/11/2023
En la presente publicación, César Olivera Serrano reúne una serie de contribuciones sobre los principales resultados del Proyecto de Investigación titulado Transferencias humanas, culturales e ideológicas entre los reinos ibéricos (siglos xiii-xv) del Instituto de Historia (CSIC), financiado por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad de España. La obra se propone relacionar la historia social y política con los fenómenos culturales y espirituales de los reinos ibéricos durante la Baja Edad Media, especialmente en el ámbito de las sociedades cortesanas, profundizando en los intercambios, contactos, y relaciones de todo tipo que facilitaron la asimilación de valores culturales y espirituales. El libro está compuesto por ocho capítulos en virtud de los intereses del proyecto. Según señala el editor, las páginas iníciales se destinaron a una concisa presentación, en la que se exponen las características primordiales. A continuación, se procede a elaborar una sinopsis de las investigaciones de los autores.
En el primer capítulo denominado “La singular proyección de los obispos de origen portugués en la Castilla de Alfonso XI”, Ana Arranz Guzmán aborda la entrada de los letrados a la vida pública durante el reinado de Alfonso XI (1312-1350). De acuerdo con su punto de vista, la autora señala la necesidad del rey de rodearse de universitarios titulados en las disciplinas determinantes para poder revertir la penosa situación que estaba atravesando el gobierno de Castilla, pero también la de los reinos vecinos. Conjuntamente, el reinado corrió en paralelo con el gobierno del papa Juan XXII (1316-1334), quien desarrolló un proceso de centralización de la Iglesia. Como consecuencia, Alfonso XI sufrió ciertos impedimentos como, por ejemplo, designar obispos extranjeros para ocupar la diócesis castellana. Hacia el final de este capítulo, la autora marca la larga trayectoria fronteriza que han tenido las diócesis portuguesas y castellanas, con propiedades diocesanas distribuidas en ambos territorios, las relaciones familiares de los obispos y los lazos matrimoniales entre las realezas que han presenciado los séquitos episcopales.
En el segundo capítulo denominado “Entre la integración y el vínculo con los orígenes: los nobles franceses y lusos afincados en Castilla” (1369-1414), Isabel Beceiro Pita analiza el asentamiento de los linajes portugueses en el reino castellano durante las guerras civiles castellana y portuguesa que permitieron la subida al trono de los Trastámaras (1369) y Avís (1385). La autora observa que estas familias portuguesas y castellanas tuvieron una gran capacidad para forjar alianzas que posibilitaron la formación de una nueva identidad triunfadora. Para ejemplificar, se centra en Bartrand Duguesclin y Pierre de Villaines, el primero de origen bretón, nombrado en 1364 como general de Normandía y lugarteniente en el área entre el Loira y el Sena, y el segundo, Pierre de Villaines, quien perteneció a una casta aristocrática, y que participó de la contienda en apoyo a Enrique II durante el enfrentamiento entre Pedro I y los guerreros aragoneses. El apartado se centra en la llegada de los extranjeros, en los procesos de integración con las familias castellanas y en los vínculos que desarrollan.
En el tercer capítulo titulado “Influencias ‘foráneas’ en la reforma monástica en Castilla durante la Baja Edad Media”, Margarita Cantera Montenegro nos ofrece un estudio sobre las amplias redes de relaciones transnacionales durante la época bajomedieval, especialmente en la etapa de la dinastía Trastámara, en el marco de las órdenes religiosas de los siglos xi y xii (Cluny y Císter). La autora analiza cómo la reforma de san Benito de Valladolid fue un punto de inflexión en estas relaciones transnacionales, pues llevaron a que, durante los siglos xiv y xv, los monjes extranjeros desaparecieran de la escena castellana. Por otro lado, utiliza fuentes como la documentación medieval de los monasterios, tratados de la Orden Cluny, entre otros.
En el cuarto capítulo denominado “Patronazgo artístico regio en femenino: la virgen de Tobed y protagonismo legitimador de Doña Juana Manuel de Villena para la Dinastía Trastámara”, David Chao Castro centra su interés en la intencionalidad legitimadora que habría desarrollado Doña Juana Manuel de Villena a partir del encargo de un conjunto retablista. Dicho conjunto conformaba la fórmula de religiosidad devocional centrada en el culto mariano. El autor analiza la Tabla principal del retablo de Santa María de Tobed, ubicado en el Museo Nacional del Prado. A partir de ello, el autor concluye que la Corona utilizaba íconos emblemas con los que evidenciaba su relevancia simbólica y su condición de linaje escogido para el trono castellano.
Máximo Diago Hernando analiza en el quinto capítulo titulado “Intensificación de las relaciones entre las coronas de Castilla y Aragón bajo la dinastía Trastámara a la luz de la trayectoria de Diego Gómez de Sandoval”, los diferentes mecanismos que utilizaron los grandes nobles de la época para ascender política y socialmente dentro de la sociedad. Algunos de estos elementos fueron el matrimonio y las relaciones de amistad con el rey. Para su cometido, se va a situar en la frontera de las Coronas de Aragón y de Castilla antes de su unificación, así como con posterioridad (s. xiv-xv). Para ejemplificar, el autor se centra en el linaje Sandoval, de antigua raigambre castellana, y que hundía sus orígenes en la llamada Castilla de las merindades, en tierras de la actual provincia de Burgos. Por estas razones, Máximo Diago Hernando irá analizando las herramientas utilizadas por el personaje quien tuvo una afortunada trayectoria de ascenso sociopolítico que lo convertiría en un gran hacendado e influyente cortesano.
Isabel Barros Dias analiza, en el sexto capítulo titulado “Pedro Afonso de Barcelos observador e viajante em Castela e Aragão: perspectivas cruzadas”, la vida de Pedro Afonso de Barcelos como viajante diplomático de la península y mediador de conflictos. A lo largo de sus páginas, busca comprender y examinar, por medio del registro cronístico aragonés y castellano, los enfrentamientos entre el rey de Castilla, Fernando IV, el rey de Aragón, James II, y el rey de Portugal, Dionisio I (Dom Denis).
El séptimo capítulo denominado “Bajo al amparo del monasterio: los burócratas bienhechores de San Benito el Real de Valladolid durante el siglo xv”, a cargo de César Olivera Serrano, aborda la relación existente entre la comunidad benedictina y el entorno castellano, especialmente al conjunto de burócratas que hizo posible el sostenimiento del monasterio de San Benito de Valladolid. Como resultado, el autor afirma que las contribuciones más importantes provenían de reyes, obispos y laicos. No obstante, estas donaciones eran utilizadas como medio de promoción social y familiar. En opinión del autor, colaborar al sostenimiento y engrandecimiento de San Benito equivalía a entrar en los asuntos del palacio. Tal es el caso por las propias características del monasterio, es decir, por la seguridad que brindaban los muros, ya que los servidores de la corona podían guardar en su interior papeles, dinero y objetos de valor. El autor evidencia tres grandes etapas en las que se desarrollaron dichas donaciones: la primera de importantes contribuciones durante el reinado de Juan II; la segunda de estancamiento, durante el de Enrique IV y la última, caracterizada por el impulso de la Corona durante los Reyes Católicos.
El cierre de la obra queda a cargo de Óscar Perea Rodríguez, quien estudia, en el capítulo “Censura y autocensura en la temprana imprenta española: el linaje Villandrando, conde de Ribadeo, y de Fernando de Pulgar”, la espinosa relación entre la difusión de la imprenta y el control del discurso por parte del poder real y nobiliario, que afectó, en su opinión, a la creatividad de muchos autores, como por ejemplo los cronistas reales. Tal es el caso de Fernando de Pulgar quien era el más interesante escritor de temas historiográficos de todo el reinado de los Reyes Católicos. Se encargaba de relatar la vida de los barones y caballeros de la época. Uno de ellos, y en el que Óscar Perea Rodríguez se centra, es Rodrigo de Villandrando, un notable caballero nombrado conde de Ribadeo en1431. Por otro lado, el autor analiza cómo los impresos han revelado sorprendentes modificaciones textuales, que buscan reproducir textos correctos, sin erratas, bien puntuados y organizados.
En resumen, la obra considera diferentes tópicos. A lo largo de sus páginas, ofrece una interesante visión sobre las costumbres y prácticas en materia de cultura, espiritualidad y política de las monarquías hispánicas y portuguesas durante la Baja Edad Media. En ese sentido, los especialistas que escriben en el volumen nos invitan a conocer en detalle las diferentes experiencias desde una perspectiva comparada, en la cual, sin agotar las posibilidades de hipótesis, nos permiten entender cada vez mejor la fisonomía cultural de las sociedades desde un amplio abanico de enfoques y temas.
Martina Corro
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires
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