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La evaluación de la residencia como análisis de las acciones debe estar presente y ser compartida con los practicantes dando lugar a una continua retroalimentación donde se insiste en los aspectos positivos generando modificaciones y abriendo permanentemente nuevas posibilidades de respuesta del residente ante los interrogantes que surgen entre cada clase desarrollada y la planificación de la misma como hipótesis de trabajo.La evaluación es formativa, continua y cualitativa favoreciendo el proceso de reflexión sobre las diferentes acciones realizadas. Los dispositivos utilizados para la misma son los ateneos, narrativas de las observaciones de clase, narrativas del practicante, autoevaluación y proyecto de residencia.Por otro lado, no se puede obviar la función calificadora para cerrar la trayectoria de la residencia. Esta evaluación solo tiene valor si es coherente con evaluación formativa desarrollada. Los criterios deben ser claros, detallados y específicos para facilitar la comprensión y comunicación. Para la devolución final de la calificación se utiliza una rúbrica previamente comunicada al iniciar la residencia a los practicantes donde se detallan claramente las habilidades y los niveles de logro que deben desarrollar

Evaluación; Residencia; Rúbrica; Calificación