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Pleamar. Revista del Departamento de Geografía. Facultad de Humanidades. Universidad Nacional de Mar del Plata - Año de inicio: 2021 - Periodicidad: 1 por año
https://fh.mdp.edu.ar/revistas/index.php/pleamar - ISSN 2796-8480 (en línea)

ISSN Nº2796-8480

 

https://fh.mdp.edu.ar/revistas/index.php/pleamar

Año 5, Nro. 5, Mar del Plata, Argentina, 2025

 

#artículos

 

Representaciones de la vida cotidiana de lxs jóvenes en el periurbano productivo platense

Prácticas para contribuir a la apropiación del territorio-[1]

  Representations of the daily life of young people in the productive peri-urban area of ​​La Plata

Practices to contribute to the appropriation of the territory

 

Recibido: 03/09/2024 - Aceptado: 02/04/2025 – Publicado: 28/05/2025

Daniela Patricia Nieto

 0009-0002-5443-7833

daniela.nieto@yahoo.com.ar

Centro de Investigaciones Geográficas. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación – (FAHCE), Universidad Nacional de La Plata (UNLP) -Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina.

Doctora y Profesora en Geografía. Profesora titular con dedicación exclusiva de las cátedras Matemática Especial (Estadística en Geografía) y del Seminario sobre Problemas de Geografía Rural de la República Argentina, Departamento de Geografía. FAHCE, UNLP. Investigadora del centro de Investigaciones Geográficas y del IdICHS, UNLP-CONICET. Expertis en temáticas de Geografía Rural. Directora del proyecto de investigación. Editora responsable de la Revista GEOGRAFICANDO. Revista del Departamento de Geografía, FAHCE, UNLP.

 

 Marcela Fedele

  0009-0009-4503-9738 

marcelafedele61@gmail.com

Centro de Investigaciones Geográficas. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación – (FAHCE), Universidad Nacional de La Plata (UNLP) -Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina.

Profesora y Licenciada en Geografía. Adjunta Ordinaria en la Cátedra Introducción a la Geografía y Seminario de Problemas Rurales de la República Argentina. Integrante del Equipo de Investigación: “El territorio periurbano productivo platense en espacio de frontera (TPPP). Un estudio desde la complejidad, lo parcial y lo situado”, Centro de Investigaciones Geográficas, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de La Plata. Consejo Nacional de Investigaciones

 

María Soledad Tarquini

  0009-0009-0232-4205

 soltarquini@gmail.com

Centro de Investigaciones Geográficas. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación – (FAHCE), Universidad Nacional de La Plata (UNLP) -Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina.

Profesora y Licenciada en Geografía. Maestranda en Educación. Diplomatura en Educación, Imágenes y Medios. Asesora pedagógica con funciones en la Secretaría académica del Liceo Víctor Mercante. Jefa de trabajos prácticos en Practicas de la enseñanza de la Geografía.

 

Brenda Dana Sosa

  0009-0006-4310-2789

 brendasosaprof@gmail.com

Centro de Investigaciones Geográficas. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación – (FAHCE), Universidad Nacional de La Plata (UNLP) -Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina.

Profesora de Geografía, investiga temas relacionados con la geografía de género y la cartografía feminista. Estudiante de la Especialización en Educación en Géneros y Sexualidades. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (Universidad Nacional de La Plata) Admitida en la cohorte 2018, trabajo final en curso.
Estudiante de la Maestría en Educación. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (Universidad Nacional de La Plata) Admitida en la cohorte 2020. Tesis en curso
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Cita sugerida: Nieto, D. P.; Fedele, M.; Tarquini, M.S. y Sosa, B. D. (2025). Representaciones de la vida cotidiana de lxs jóvenes en el periurbano productivo platense: Prácticas para contribuir a la apropiación del territorio. Pleamar. Revista del Departamento de Geografía, (5), 1 - 18.   http://fh.mdp.edu.ar/revistas/index.php/pleamar/index

 

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Resumen

Desde el proyecto de investigación titulado: El territorio periurbano productivo platense (TPPP) en espacio de frontera. Un estudio desde la complejidad, lo parcial y lo situado, perseguimos la co-construcción de conocimiento en diferentes ámbitos comunitarios. En el presente artículo presentamos parte del trabajo elaborado durante el año 2023, a partir de interrelaciones con un ámbito educativo específico y particular. Hacemos referencia a la Escuela Secundaria (ESB) N° 48, de la localidad de Poblet, partido de La Plata, espacio educativo enclavado en un territorio que se caracteriza por la predominancia de producción bajo cubierta (invernaderos).

El núcleo central del artículo versa sobre la línea metodológica llevada adelante para registrar las representaciones de la vida cotidiana que lxs estudiantes poseen de sus prácticas educativas, domésticas y laborales y así contribuir a la apropiación de sus territorios como una forma de empoderamiento. El marco teórico se definió a partir de las intersecciones entre el concepto de territorio periurbano, uso pedagógico del mapeo colectivo -incluyendo las carto-corpografías- y prácticas de representación.

 

Palabras clave: territorio; periurbano; representaciones; mapeos colectivos; carto-corpografías.

 

Abstract

The research project: The productive periurban area of La Plata in the borders. A study from the complexity, the partial and the situated, pursues the co-construction of knowledge in different community environments. This article presents part of the work carried out in 2023 based on interrelations within a specific educational field: Secondary School No. 48 in Poblet, in the district of La Plata —an educational space located in an area characterised by the predominance of indoor production (greenhouses).

The core focus of the article is the methodological approach used to document the students' representations of everyday life across their educational, domestic and work practices, with the aim of contributing to the appropriation of their territories as a form of empowerment. The theoretical framework was defined based on the intersections among the concept of periurban territory, the pedagogical application of collective mapping —including carto-corpographies— and representational practices.

 

Keywords: territory; periurban; representations; collective mappings; carto-corpographies.

 

Introducción

Tender puentes entre la investigación, extensión y docencia es una práctica que lxs investigadorxs debemos ejercitar y construir. En esta línea, consideramos que la Geografía, en tanto Ciencia Social que estudia el espacio geográfico, se configura a partir del análisis de problemáticas y conflictos de la realidad social, no solo para poder reflexionar y fortalecer su campo de estudio, sino también para contribuir a que pueblos y comunidades logren la apropiación y asignación de sentidos a los territorios que forman parte de la vida social y cultural que los define.

Desde nuestras prácticas cotidianas de investigación, perseguimos la co-construcción de conocimiento[2] en diversos ámbitos comunitarios. En esta oportunidad presentamos parte del trabajo elaborado durante el año 2023, a partir de interrelaciones en un ámbito educativo específico y particular. Hacemos referencia a la Escuela Secundaria Básica (ESB) N° 48, de la localidad de Poblet, partido de La Plata, espacio educativo enclavado en un territorio que se caracteriza por la predominancia de producción bajo cubierta (invernaderos), un verdadero ‘mar de plásticos’, en palabras de García (2011)[3] (Figuras 1 y 2). Esta institución aloja una matrícula que aumentó significativamente durante el transcurso de los últimos cinco años, coincidiendo con el crecimiento del sector hortícola y el asentamiento de familias en la zona, con preeminencia de población migrante boliviana.

 

Figura 1. Periurbano productivo platense: producción bajo cubierta

Fuente: Elaboración de las autoras

 

Figura 2. Localización de la Escuela Secundaria Básica N°48 de la localidad de Poblet

(partido de La Plata)

Fuente: Google Earth, 2024

 

Nuestras acciones convergen en términos generales con los planteos de Giuliano, en referencia a descolonizar la escuela:

(...) liberar la scholè[4] de la colonialidad, es un ejercicio de reconstitución epistémica-pedagógica, de recuperación de memorias populares en el íntimo vínculo de su saber y sus sabores, de puesta en juego de texturas de infancia inquieta o ruidosa, de lenguas plurales que tejen enseñanzas ético-políticas, de sensibilidades des(a)prendidas que abren los sentidos a un aprender in-evaluable, siempre en despliegue, a un tiempo inmedible y un espacio enigmático, a un cuerpo enmudecido que ahora puede ser escuchado (Giuliano, 2019, p. 107).

El propósito del presente artículo consiste en presentar la línea metodológica para el abordaje de los espacios periurbanos, que arrojaron los talleres realizados con estudiantes del Ciclo Superior de la ESB N°48 y el equipo de investigación[5]. Los mencionados talleres tuvieron como finalidad identificar las representaciones que lxs estudiantes poseen de sus prácticas educativas, domésticas y laborales como manifestaciones de la vida cotidiana y así contribuir a la apropiación de sus territorios como una forma de empoderamiento.

El escrito se organiza presentando nuestros posicionamientos teóricos sobre el territorio periurbano, el uso pedagógico del mapeo colectivo- incluyendo las carto-corpografías- y los aportes sobre las prácticas de representación. Luego se comunican parte de los resultados, reflexiones finales e interrogantes abiertos.

 

Diálogos conceptuales para abordar el habitar y rehabitar de los territorios productivos periurbanos: posicionamientos teóricos

Comenzamos por comunicar la posición a la cual adscribimos en relación al habitar y rehabitar de los territorios. Al respecto, coincidimos con los planteos que llevan adelante Porto Gonçalves (2002), Mançano Fernandes (2005) y Zibechi (2003), citados por Wahren (2021), sobre que:

(…) el territorio es mucho más que un espacio geográfico, se encuentra cargado de sentidos y formas de ser habitado y reconstruido, y es esta multiplicidad de usos y sentidos la que se expresa, en muchas ocasiones, a modo de disputa territorial (2021, p. 18).

A su vez y paralelamente, exponemos que la categoría de periurbano es un término que posee un tratamiento multidimensional marcado por las múltiples aristas por las que transita el espacio. En este sentido, Barsky (2005), Salazar (2007; 2010), Ravetz et al. (2013), Vieyra (2016) y Rodríguez et al. (2020), citados por Robles Robles, Rodríguez e Hidalgo Dattwyler (2021), asocian el término periurbano a las siguientes nociones: bordes de la ciudad, alcance regional, periurbanización, expansión urbana, sociedad rural, nueva ruralidad, mercado de suelo, dinámica inmobiliaria, urbano-rural, mosaico de usos de suelo, baja densidad, diversidad de actores, intereses divergentes, fragmentación territorial; todos estos procesos sobre una base de carácter rural.

Por nuestra parte, reivindicamos el carácter rural del/de los periurbano/s, como territorios para asegurar el abastecimiento de productos frescos y, por ende, a la soberanía alimentaria de los núcleos urbanos próximos. Por otra parte, sostenemos que todo núcleo urbano posee un periurbano, pero no todos los periurbanos son productivos. Y sumamos que los territorios productivos periurbanos son espacios en procesos de disputa que resisten, son lugares de lucha, contradicción y apropiación, de conformación de subjetividades, con significados culturales y memoria, donde lxs actores sociales, se articulan físicamente; donde se dan múltiples relaciones de poder en formas específicas de dominación y resistencia. Es así que al relacionar periurbano y territorio, manifestamos que el término periurbano es empleado para definir no sólo una zona de transición entre la ciudad y el campo, sino que aflora como una nueva tipología territorial caracterizada por su multifuncionalidad, multiescalaridad y multiterritorialidad.

Continuamos reflexionando sobre la existencia de los territorios periurbanos productivos y nos preguntamos entonces ¿cómo conciben colectivamente el TPPP lxs jóvenes estudiantes que lo habitan?, en el sentido de sus territorialidades y como partícipes activos de las actividades que se realizan en las quintas, ya que mayoritariamente viven al interior de las mismas. A partir de esta pregunta, apelamos a la estrategia metodológica de organizar y desarrollar talleres de mapeo colectivo, que nos permitan aproximarnos a sus representaciones. Coincidimos con Salerno (2020) en que mapear involucra producir conocimiento sobre los territorios. Mapear ayuda a visibilizar la organización y acción de las personas invisibilizadas. Con el mapeo se busca facilitar un punto de partida, desde donde construir iniciativas que se correlacionen con los temas cotidianos. Pero también entendemos las cartografías como mapas de la distribución antagónica en el decir de Haber (2011). Una tarea en ‘solidaridad’ y en ‘conversación’, mapas que apuntan a re-conocer el ‘domicilio’ de nuestras investigaciones:

Las conversaciones con los sujetos y colectivos populares, movimientos sociales y comunidades locales, en fin, junto a quienes se forman solidaridades duraderas en las que nos reconocemos mutuamente, son la situación de la investigación. Y es en esas conversaciones y solidaridades –con-posiciones– que se construyen las cartografías antagónicas; estas ofrecen amarres parciales –pues siempre se están construyendo– de las relaciones de investigación (Haber, 2011, p. 23).

Por consiguiente, cuando nos referimos a mapeos colectivos, sociales, comunitarios, pensamos en imágenes cartográficas potentes, en tanto forma de representar el espacio a partir de un lenguaje visual y como una necesidad de grafiar prácticas y relaciones sociales, tal como plantean Risler y Ares, ya que “la elaboración de mapas colectivos transmite una determinada concepción sobre un territorio dinámico y en permanente cambio, en donde las fronteras, tanto las reales como las simbólicas, son continuamente alteradas y desbordadas por el accionar de cuerpos y subjetividades” (2013, p. 13).

Tradicionalmente en la escena escolar, el mapa se asocia a la localización de lugares con una tendencia hacia la memorización de datos más que a la problematización de la realidad social. Dicha práctica tiene que ver con que la escuela y la Geografía escolar han producido un repertorio de imágenes autorizadas, como los mapas diseñados por organismos oficiales del Estado de aparente neutralidad, que habilitan regímenes de visibilidad. Las imágenes predominantes son las que muestran el territorio del Estado-nación y podrían definirse, al decir de Dussel y Gutiérrez, como “tecnologías visuales de la verdad” (2014, p. 185) a partir de las cuales se buscó educar a un sujeto soberano de la nación.

De acuerdo con Hollman, “en el caso de las imágenes cartográficas este sentido cobra particular importancia pues permitiría desnaturalizar el aura de verdad irrefutable que generalmente se les atribuye a los mapas” (2010, p. 180). Por su parte, Reguillo desde una perspectiva política sostiene que, en instituciones como la escuela, entendida como construcción sociohistórica, se construyen regímenes de visibilidad y se enseñan modos de ver donde se define qué es lo visible y lo invisible. En la escuela “se aprende a ver y ello tiene repercusiones culturales y sociopolíticas” (Reguillo, 2020, p. 2) ya que las formas de mirar se producen históricamente y en contexto.

Entendemos que los mapas son representaciones espaciales que, lejos de ser fieles a la realidad, poseen una fuerte impronta cultural y política de las sociedades que los producen. En relación con ello, las tecnologías han acompañado estos modos de representar los mundos, haciendo visibles algunas dimensiones espaciales e invisibilizando otras.

Esta forma de comprender el mapa y las prácticas asociadas a los diversos modos de mapear y producir imágenes cartográficas en la escuela derivó en la propuesta de realizar talleres de mapeo colectivo con lxs estudiantes en el ámbito escolar. Proponer estas prácticas implica problematizar el uso de mapas e invita a repensar las dinámicas de análisis ampliando las líneas de trabajo cartográfico. Por ello, en este trabajo presentamos otra experiencia de mapeo colectivo en torno al lugar de la escuela, que incluye las carto-corpografías[6] (Diez Tetamanti y Sosa, 2024).

De esta manera, la lectura de nuestros cuerpos y corporalidades como nuestro primer territorio, implica pensar-nos como parte de un escenario marcado por la opresión, explotación y violencia, en contexto. La carto-corpografía es una construcción de las corporalidades que escapan a la idea fisiológica y hegemónica de los cuerpos y que, por tanto, no entiende de individualidades ni de singularidades (Diez Tetamanti y Sosa, 2024). No es una descripción del cuerpo, son las corporalidades que conforman experiencias, sentidos, identidades y colectivos que se mueven, fluyen en los territorios y, en su corporeidad, construyen territorialidades múltiples. Las carto-corpografías hacen cuerpos colectivos y, en su hacer, nos demuestran qué corporalidades y territorios coinciden, chocan, existen, bailan, luchan, militan, viven. Se definen en la medida en que les damos existencia en un dibujo, en una cartografía. Sugiere un nivel más amplio de abstracción de lxs estudiantes, ya que implica abordar la subjetividad afectiva que despiertan las desigualdades a la hora de habitar el espacio. Las carto-corpografias expresan la apropiación territorial de lxs estudiantes a través de la representación en el propio cuerpo, cuerpo donde se plasman las luchas, las pasiones, las angustias, las resistencias y los miedos. Es así que nos permite producir una explicación territorial de los conflictos/emociones a través de la subjetividad corpórea, que se ve reflejada a través de los distintos sentidos de apropiación del TPPP por parte de lxs estudiantes.

Consideramos que lo producido hasta el momento sobre cuerpo y territorio (no es sólo un aporte de la Geografía feminista), es parte de los cuestionamientos de la actitud crítica e indisciplinada decolonial que dimensionan los cuerpos como parte de las dinámicas de territorialidad y territorialización, y por tanto de su apropiación. Como se plantea desde Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo, “el cuerpo es también un lugar de resistencia porque permiten establecer estrategias de toma de conciencia que llevan a acciones de liberación colectiva” (Cruz, Vázquez, Ruales, Bayón y García-Torres, 2017, p. 16).

La des-colonialidad pedagógica es una invitación a:

(…) reflexionar sobre los modos en que siguen aún vigentes en nuestras sociedades distintos dispositivos de colonización, por ende, de dominación, de sometimiento e invisibilización, que atentan contra otras formas de conocer, ser y estar, diferentes (y subalternizadas) a la planteada por la matriz colonial de poder (Giuliano y Berisso, 2014, pp. 61-62).

De esta manera, impacta en los cuerpos y en la re-existencia, ya que todo acto educativo cambia el panorama vital (Giuliano, 2017; 2019; 2022). El cuerpo se encuentra inserto en una trama de sentidos y percepciones sociales, culturales e históricas. El espacio que se habita se constituye como territorio en la medida en que ese cuerpo o colectivo humano despliega su proceso de identificación y, por ende, su apropiación, al punto de ser el cuerpo y el territorio materialidades y construcciones constantemente retroalimentadas. Ninguna de estas dos categorías se encuentra en un estado natural sino en una construcción permanente y cambiante. Así como los territorios no son neutrales, los cuerpos tampoco son recipientes vacíos, sino que se encuentran cargados de simbolismos, sentidos y significados propios de un contexto cultural y político:

(...) los espacios dependen de las relaciones de poder y son el resultado de las desigualdades sociales, que jerarquizan no sólo personas sino también territorios. Ellas plantean que el poder tiene una geografía que genera desigualdad entre personas y lugares. Piensan que los cuerpos son la primera frontera entre yo y el otro/la otra. Nos han mostrado cómo todo lo que hacemos está espacialmente situado y encarnado en cuerpos diferentes y jerarquizados por género. Cuerpos que a su vez son construcciones culturales en base a la idea de un espacio, un lugar, una comunidad y un contexto (Cruz et al., 2017, p.17).

Por lo tanto, nuestro posicionamiento epistemológico de valoración e intercambio de saberes se verán reflejados en la implementación de metodologías con anclajes cartográficos diversos.

 

Estrategias metodológicas seleccionadas para acercarnos al TPPP

La implementación de estrategias didácticas de tipo taller vinculadas con la práctica en torno a cartografías que presentamos en este artículo forma parte del conjunto de estrategias que se diseñaron con la finalidad de abordar la espacialidad del periurbano. Una primera aproximación a la escuela, previo a llevar adelante el taller con cartografías, se desarrolló a partir de una charla denominada: ‘La agricultura familiar en el periurbano platense: mucho más que flores y hortalizas. Una fuente para la soberanía alimentaria’, y la realización de una encuesta donde respondieron 88 estudiantes entre 15 y 18 años[7].

Esta charla permitió abrir una conversación entre nuestro equipo, estudiantes y docentes y nos proporcionó un diagnóstico preliminar de variables cuantitativas y en menor medida de variables cualitativas, a saber: 61% de lxs estudiantes posee padres de nacionalidad boliviana, 96% respondieron que ‘ayudan’ en las actividades de la quinta y 90% expresó continuar estudiando. Solo dos estudiantes seleccionaron carreras vinculadas al mundo agropecuario, 75% evidenció no continuar con el trabajo en la quinta, 47% de lxs estudiantes poseen la vivienda dentro del predio de la quinta con el predominio de maderas y chapas como materiales de construcción, 73% comparten terreno con tres o más familias y 39% esgrime ser afectadxs por gripes y/o resfríos, además de enfermedades estomacales. Solo mencionamos parte del relevamiento.

Sin embargo, nuestro propósito no era solo obtener un diagnóstico, sino entablar un diálogo de saberes, conocer experiencias de vida, compartir un encuentro que propicie vínculos institucionales y acerque herramientas de nuestra disciplina geográfica que permitan visibilizar prácticas y contribuir a la apropiación de sus territorios como una forma de empoderamiento. Con la intención de acercarnos a las representaciones[8] que poseen lxs estudiantes de su territorio, en el siguiente taller implementamos un mapeo colectivo, en términos de ‘solidaridad’ y en ‘conversación’, como ya fue expresado anteriormente a partir de Haber (2011).

En este sentido, en primer lugar, nos propusimos romper con la lógica del mapa escolar tradicional acercando una cartografía base (Figura 3), realizada por el equipo de investigación, que visibilice algunas dimensiones espaciales de su realidad cotidiana. Y sobre esa cartografía base reconocer colectivamente prácticas sociales del territorio en el que se encuentra situada la escuela y, de este modo, pensar qué sentidos, vivencias y habitares se pueden compartir cuando esta imagen se pone a disposición del conjunto del aula. Consideramos que proponer estas prácticas de representación irrumpe sobre la producción de mapas de modo tradicional e impulsa a dialogar con otras formas de cartografiar.                      

                        

Figura 3. Mapa base del Gran La Plata

Escuelauelascuela N°48

Fuente: Elaboración de las autoras

 

Los talleres se organizaron en el Salón de Usos Múltiples de la escuela, dispuestos en mesas donde lxs estudiantes formaron grupos reducidos (Figura 4), acompañados por docentes del establecimiento y miembros de nuestro equipo, para registrar datos individuales y colectivos. El diseño de la actividad, en primer lugar, tuvo como finalidad acercar a lxs estudiantes una imagen cartográfica de la región Gran La Plata para que puedan visualizar, desde un enunciado plural y común, ‘el lugar donde vivimos’ y reconocer el área de cultivos intensivos.

 

 Figura 4. Actividad: Cartografiando el lugar donde vivimos

 

Fuente: Archivo fotográfico de las autoras

 

En este punto, las prácticas promovidas en torno al mapeo colectivo se constituyen en objeto de enseñanza a través del desarrollo de los talleres en la escuela, así como también son parte de nuestro objeto de investigación ya que, a partir de la posibilidad de reciprocidad y diálogo con lxs estudiantes y docentes, pudimos conocer dimensiones territoriales que componen la investigación. Dichos encuentros han sido por demás significativos para quienes formamos parte del proyecto ya que permitieron una aproximación sensible al territorio, nutrido del intercambio de saberes[9]. Paralelamente, dada la especificidad de la imagen en Geografía y la diversidad del mundo visual actual, nos posibilita enseñar a mirar mapas en la escuela que permitan comprender la realidad cercana, como así también develar otros sentidos, que implican identificar lo que hacen visible, lo que ocultan, priorizan o desacreditan.

En segundo lugar, se les propuso que ubiquen sobre el mapa prácticas espaciales de la vida cotidiana: educativas, domésticas y laborales (Figura 5) como una forma de contribuir a la apropiación de los territorios de lxs estudiantes que viven en el TPPP.

 

Figura 5. Derrotero sobre cartografía base

 

A continuación, les proponemos que ubiquen en el mapa las siguientes consignas.

Antes de ubicarlas, tómense un momento para conversar y poder definir esos espacios que comparten, a modo que lo puedan marcar una vez. Si consideran que además hay otros espacios que no comparten, pueden marcarlo.

La ubicación de la casa (A) es individual.

Con un color diferente al negro marquen con las letras mayúsculas la ubicación de lo siguiente:

A - La casa donde viven.

B- Los centros religiosos.

C- Los clubes, los lugares donde se reúnen o practican deportes y actividades recreativas.

D- Los lugares donde compran alimentos, artículos de librería, golosinas, etc.

E- Los lugares donde están las ferias de compras donde van sus familias los fines de semana.

F- Los lugares donde hay puestos de ventas de comidas o restaurantes.

G- Los centros médicos donde se atienden cuando se enferman.

H- Los lugares de fiestas tradicionales, bailes, museos, teatros, cines.

 

Fuente: Elaboración de las autoras

 

Según Diez Tetamanti y Sosa, “El mapa siempre es una fiesta, una invitación a jugar y a inventar modos de percibir a partir de cruzarnos con otras formas de vivir el mundo” (2024, p.10). En ese devenir del mapeo-fiesta es que proponemos el mapeo colectivo como un punto de partida para mirar y poner en común los modos de vivir, habitar y percibir el territorio cotidiano de lxs estudiantes, donde pueden comenzar conjuntamente a reconocer/se la trama diversa de las prácticas en el territorio que habitan. En este punto acordamos que, en cada imagen, no sólo confluye la conversación entre lo conocido y lo visible, sino que también entran en juego lo desconocido y lo oculto que no se logra expresar de otro modo.

En consonancia con el planteo crítico e indisciplinado decolonial que dimensionan los cuerpos, como parte de las dinámicas de territorialidad y territorialización, y por tanto de su apropiación, planteamos un tipo de mapeo, denominado por el Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo (Cruz et al., 2017) como ‘cuerpo-territorio’ que sugiere un nivel más amplio de abstracción de lxs estudiantes, ya que implica abordar la subjetividad afectiva que despiertan las desigualdades a la hora de habitar el espacio. Se propuso la construcción de mapas corporales en clave de carto-corpografías dado que expresan la apropiación territorial de lxs estudiantes a través de la representación en el propio cuerpo, donde se plasman las luchas, pasiones, angustias, resistencias y miedos. Esto:

(...) nos permite producir una explicación territorial de los conflictos/emociones a través de la subjetividad corpórea. El mapeo es una herramienta interesante para sintetizar y sistematizar ideas, que no solo trabaja sobre el territorio, sino sobre la subjetividad de quienes lo mapean ya que implica ubicarnos de forma corporal en las dinámicas socio-territoriales (Sosa, 2022, p.142).

Algunas orientaciones metodológicas que fueron proporcionadas estuvieron orientadas a pensar esta actividad de mapeo como un recorrido laboral, una serie de postas que invitan a seguir un hilo conductor de juegos de representación de distintos conceptos sobre el cuerpo (Figura 6)[10]. Un camino que se sugiere emprender mediante una serie de etapas, en las cuales se realizan interrupciones para reflexionar sobre nuestros mapas.

 

Figura 6. Derrotero del recorrido laboral

 

El primer paso: dibujarnos de cuerpo entero en una lámina.

El segundo paso: trabajar en el cuerpo con las siguientes preguntas (entre otras):

○ ¿Dónde ubicamos nuestro barrio?

○ ¿Dónde ubicamos el trabajo?

○ ¿Qué lugar tiene nuestro hogar/casa/vivienda?

}

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: Elaboración de las autoras

 

Una aclaración importante es que, al responder cada una de estas preguntas, se orientó a que lxs estudiantes pensaran en clave corporal y territorial. Esto es: ¿qué parte del cuerpo refleja lo que nos están preguntando?, ¿nuestra memoria a dónde nos traslada?, ¿dónde ubicamos esas preguntas en nuestros cuerpos?; ¿podemos situarlas y anclarlas en nosotrxs?

Asimismo, en el transcurso de esta explicación, el propósito se centró en identificar en el cuerpo, por medio de las preguntas, el lugar exacto donde lo ubicamos, por ejemplo, el trabajo: con una flecha identificamos la palabra trabajo, en la espalda. Para finalizar el recorrido, propusimos que los mapas sean anónimos y puedan circular entre sus compañerxs para ver, comparar y analizar cómo se vivió este recorrido entre lxs participantes.

Las metodologías críticas, como pueden ser el mapeo cuerpo-territorio, o en este caso las carto-corpografías, invitan a situar al cuerpo como primer plano de escena territorial, donde confluyen el patriarcado, el androcentrismo, el extractivismo y el capitalismo (entre otras grandes estructuras) como un paisaje que es necesario problematizar desde nuestra disciplina, y que debe ser analizado desde una perspectiva que invite a mirar la realidad por fuera de las lógicas hegemónicas. Cabe aclarar que no buscamos regularidades, ni síntesis, sólo apostamos que en el devenir de la actividad puedan encontrarse con preguntas que interpelen, desarmen, incomoden, desnaturalicen lo hegemónico, descubrirse con otros cuerpos-territorios situados, territorializado en el mismo espacio. Una forma más de reconocerse y apropiarse del entorno territorial.

 

Reconociendo los territorios de la escuela en un mar de plástico

La ESB N° 48, kilómetro 68, Ruta Provincial 36, se encuentra enclavada en un paisaje de invernáculos. Funciona desde el 2011 con estructura graduada y Ciclo Superior Orientado en Artes. Dicha institución es significativa en la región ya que aloja a una matrícula en aumento, que coincide con el crecimiento del sector hortícola y el asentamiento de familias procedentes de Bolivia, sin residencia regularizada, que arriendan las tierras. Viviendas y quintas con varias familias conviven en el mismo espacio con prácticas que incluyen el uso de agroquímicos. Las calles de tierra actúan además como obstáculo para la movilidad barrial y el acceso a la escuela. En cuanto a las chacras periurbanas, Rivas, Nieto y Aramayo (2022) aseveran que constituyen un hábitat rural precario en lo correspondiente a rutinas peligrosas en el manejo del agua, pesticidas y fertilizantes de las quintas productivas/habitacionales, sin poder escapar de las lógicas productivas del mercado. “Por lo tanto, la vulnerabilidad social encuentra a las familias migrantes de estas chacras en la primera línea de riesgo” (2022, p.72).

Es precisamente en este marco contextual donde nos adentramos en el sentido de apropiación de lxs jóvenes de sus territorios, que, desde nuestro análisis, plantea un entorno que amenaza la producción, la salud familiar y comunitaria. A continuación, presentamos una aproximación a los resultados de las prácticas de mapeo colectivo implementadas en dos momentos diferentes.

Primera práctica de mapeo: Reconociendo el lugar donde vivimos

La actividad de tipo taller denominada: Reconociendo el lugar donde vivimos, posibilitó observar lo que se mira cuando se mapea. A partir de ella, lxs estudiantes visualizaron por primera vez el territorio que habitan a través de una imagen cartográfica técnica, observaron límites entre localidades, gradualmente se fueron ubicando entre las líneas, registraron avenidas, entre otros elementos que el mapa puso a disposición. Paralelamente se presentó, en términos de ‘derrotero’ (Diez Tetamanti, 2018), cada una de las variables a representar (Figura 7). Allí se puede observar ‘qué y cómo’ dibujar lo pautado.

 

Figura 7. Resultado parcial de la actividad  

 

  

 

Fuente: Archivo personal de las autoras

 

Posiblemente, las imágenes no registren los intercambios, risas, cuchicheos, dudas, intencionalidades, trazos, letras, colores, palabras e ilustraciones de un espacio que contiene; pero que también oprime. El ejercicio de ubicar ‘la casa donde viven’ los empujó a grafiar su espacio cotidiano sobre el mapa y de esa manera identificarlo dentro de la quinta y por consecuencia en la ‘mancha’ donde se despliega el cordón productivo del periurbano platense. En muchos de los casos, llegan a compartir su hogar con tres o cuatro familias en la misma quinta. Estamos ante la presencia de territorios vividos desde sentimientos, expresiones corporales, exploración, búsqueda e identificación de problemas.

La Figura 7 representa uno de los 14 mapas grupales de la actividad, allí se ven volcados los resultados de la actividad a partir de lo producido por lxs estudiantes. Estas prácticas de lo cotidiano dibujadas en el mapa dan cuenta de los modos de apropiación material y simbólica del territorio a partir de las relaciones que en él se establecen, así como también los significados comunes y contradictorios que se le asignan. Asumen una importancia sociocultural, por ese motivo cobra relevancia acompañar la mirada para hacerlas visibles y registrarlas territorialmente con el propósito de que devengan preguntas sobre la realidad social. Siguiendo a Diez Tetamanti, “tenemos que tener siempre presente que, mientras se cartografía colectivamente, estamos intercambiando información y aprendiendo. En ese sentido, al hablar de nuestro territorio con otros, estamos casi sin darnos cuenta transformándonos” (2018, p. 83).

A partir de los mapeos implementados como principios metodológicos, señalamos algo que sucedió ‘en el mientras tanto’, algo intangible, subjetivo y propio de lxs estudiantes; que solo pudimos observar quienes propusimos el taller. Reconocerse en tiempo y espacio, impulsó a lxs estudiantes involucradxs a mostrarnos ‘su territorio’, como una forma de pertenencia. De repente fueron lxs protagonistas de ese territorio, que, con mucho entusiasmo, nos indicaron, por ejemplo, dónde era lo de ‘Yeya’ (almacén donde se aprovisionan de casi todas sus necesidades diarias), en qué lugar se ubicaba ‘El Super del chino’, ‘cerca de la 36 y la 44’ (Ruta Provincial N°36 y Avenida 44). Como así también el sitio de ‘las canchitas’ donde juegan sus partidos de fútbol los fines de semana, el lugar donde bailan su folklore, el templo religioso, entre los aspectos más significativos.

Por otra parte, al procesar cartográficamente el conjunto de 14 mapas trabajados colectivamente y reunidos en un mapa síntesis, comenzamos a encontrar las regularidades que se mencionan a continuación:

·         Un grupo mayoritario de lxs estudiantes ubicaron su casa dentro de la zona productiva que presentamos en el mapa base.

·         Un porcentaje predominante vive cerca de la Ruta Provincial N°36. En el análisis espacial del mapa síntesis se observan grupos de hogares concentrados, eso responde a que el 73% manifestó que comparten terreno con tres o más familias, según lo registrado en nuestras encuestas y lo corroborado como patrón de vivienda en el TPPP.

·         Hay un reconocimiento generalizado de la centralidad de la Escuela como un punto de partida para el reconocimiento de las demás variables.

·         La mayoría asisten a centros médicos cercanos a su hogar, todos ellos relacionados con Centros de Atención Primaria y muy pocos señalaron Hospitales o Clínicas. El Centro de Atención Primaria de la Salud (CAPS) N°18 de Olmos, localizado en las cercanías de Ruta N° 36 (calle 45 entre 187 y 187 bis) es el de mayor concurrencia[11].

·         Frecuentan los mismos clubes, lugares donde se reúnen o practican deportes y actividades recreativas, sobre todo partidos de fútbol.

·         Confluyen en los mismos centros religiosos.

·         Compran los víveres y demás insumos de consumo principalmente en la localidad de Olmos.

·         No frecuentan localidades de La Plata lejanas a sus barrios y el Casco Urbano es un espacio señalado en muy pocos casos. 

Estas regularidades resultan muy significativas para definir las prácticas que configuran este recorte espacial del periurbano platense. Las mismas asumen un carácter propio y distintivo, y de ningún modo pretendemos extender a todo el TPPP.

 

Segunda práctica de mapeo: Cuerpo territorio

En otra instancia, también bajo la metodología de taller en clave de carto-corpografias, o construcciones de corporalidades “que escapan a la idea fisiológica y hegemónica de los cuerpos” (Diez Tetamanti y Sosa, 2024, p. 63), abordamos producciones cartográficas que, a partir de las corporalidades, sistematizan y visibilizan las vivencias territoriales de lxs estudiantes y contribuyen a problematizar las mismas, incluso, aquellas que desconocemos. Uno de los objetivos fundamentales de las carto-corpografías es investigar los registros que se generan en el contexto del taller. Este registro no se limita a los resultados obtenidos, sino que también abarca las actividades y el proceso en curso durante el desarrollo del mapeo. Se busca poner en valor todos los discursos que emergen en el momento de identificar las palabras clave relacionadas con el cuerpo. Las preguntas que surgen de manera implícita y las aclaraciones necesarias para lxs participantes, son las que adquieren relevancia en igual medida que los resultados, en las carto-corpografías.

En este punto, es importante reflexionar sobre el recorrido que se propuso en el mapeo y el objetivo central que lo encuadra. La idea inicial se centraba en indagar sobre las diversas formas en que el trabajo y la escuela coexisten como parte de las corporalidades de nuestrxs estudiantes. En este contexto, resultó fundamental investigar cómo se identifican las dinámicas de trabajo dentro del cinturón productivo platense. El objetivo era reconocer hasta qué punto nuestros estudiantes participan en estas actividades productivas. No se realizó una distinción entre trabajo productivo y trabajo reproductivo, ya que nos centramos en la dualidad de nuestrxs estudiantes como aprendices y como trabajadores de la tierra.

Cuando la idea de trabajo entra en juego en las cartografías como ítems a representar y dimensionar en el cuerpo, las preguntas hacia lxs estudiantes sobre: ¿dónde iría el trabajo?, ¿el trabajo es ir a la quinta?, ¿el trabajo causa los dolores del cuerpo?, ¿entonces yo trabajo?, cobran importancia, porque comienzan a ponerse en juego una serie de subjetividades en torno a qué concepciones existen sobre el trabajo, y a su vez, cómo lxs interpela en el cuerpo. En torno a estas preguntas es que resignificamos la importancia de los registros en las carto-corpografías, y en lo que sucede no solo en el desenlace sino en la trama de este taller. Entregamos el derrotero que presentamos en la Figura 6 aclarando que el taller se desplegó entre risas e incertidumbres. En este sentido, el ejercicio de “dibujar implica una producción que va más allá de lo representado. En este juego, se conjuga no sólo lo visible y lo invisible, sino lo decible y lo indecible. Dibujar(nos), dibujar más allá de representar, produce” (Diez Tetamanti y Sosa, 2024, p.12).

Las carto-corpografías no buscan generalidades, más bien se focalizan en las individualidades que conforman dinámicas territoriales que son atravesadas desde y con el cuerpo.  Si hay algo que se destaca, es que su hacer es la parte más valiosa en términos metodológicos y también significativos, en cuanto a las preguntas y aclaraciones, ya que contribuyen a complejizar la mirada sobre aquello que buscamos problematizar.

En el caso de estos dibujos (Figura 8), podemos identificar que la dimensión del trabajo abarca toda la proyección del cuerpo (lo encierra); estos mapas nos ofrecen una lectura que complementa y complejiza la mirada sobre el lugar que ocupa el trabajo para lxs jóvenes. Aunque el trabajo es entendido en términos de ‘ayuda’ tanto en la esfera productiva como reproductiva, trasponen todas las emociones y aspectos de la vida cotidiana. Como observamos en las dos primeras ilustraciones, encierra y abarca los cuerpos, se constituye en el eje que estructura la vida cotidiana del cual se sale solo a partir de la escuela. Dicha institución está fuera de lo que significa el trabajo, la escuela está en los pies, mostrando arraigo, la escuela está en la cabeza acompañando a construir otras realidades. La escuela es ese territorio en común que se ofrece para brindar seguridad. Seguridad que desde los cuerpos se puede mostrar en diferentes lugares, como se observa en el tercer dibujo, donde está puesta en las uñas. Uñas largas, fuertes, decoradas, pintadas, producidas, ¿qué más nos quieren decir?

 

Figura 8. Representaciones en los cuerpos del trabajo en el TPPP

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Fuente: Archivos personales de las autoras

 

La memoria se agita, los recuerdos aparecen, el presente se siente y acontece, y es por eso que, cuando pensamos en construir una metodología sobre el taller carto-corpografías, en realidad no estamos retomando solo las vivencias territoriales. Construir una carto-corpografía se transforma en algo mucho más complejo que en una cartografía del cuerpo. Los cuerpos tienen mucho para decir de los territorios que nos atraviesan, pero la clave está en cómo podemos leerlos. Consideramos que sería muy interesante entender este taller como una serie de cartas al cuerpo, no unas cartas topográficas o unos portulanos. ¿Qué tienen para decirnos nuestros cuerpos sobre aquello que viven? ¿Qué intentan comunicarnos? ¿Permitimos que se comuniquen?

Hasta aquí hemos sistematizado la experiencia de talleres, donde la metodología de la cartografía colaborativa fue la posibilidad de encontrarnos a pensar cómo se construyen otros territorios. Entre las diversas propuestas que pensamos para llevar al territorio se podrían haber elegido otras, con otros recursos y con otras técnicas; pero planificamos la propuesta de grafíar, escribir, buscar referencias y elegir palabras para nombrar a los territorios porque entendemos que estas prácticas pueden abrir posibilidades de trabajo conjunto y, en nuestro caso, esta experiencia definitivamente se volvió un buen punto de partida.

 

Reflexiones finales e interrogantes abiertos

Las experiencias de mapeos permitieron no sólo constituir una metodología para conocer y visibilizar modos de habitar, sino también valorar relaciones sociales inscriptas en los territorios y en los cuerpos-territorios. La experiencia educativa desarrollada en la escuela con lxs estudiantes ha aportado una mirada sensible sobre un territorio complejo y entretejido por prácticas sociales propias de una comunidad migrante vulnerable e invisibilizada, ubicada en un espacio del periurbano platense lejano, tanto en términos de distancia real y simbólica. El acercamiento de nuestro equipo de investigación también puso el cuerpo a la escucha para conocer y valorar saberes de lxs jóvenes de la escuela.

Tal como hemos descrito, la cartografía colaborativa puede ser desarrollada en instancias bajo soportes y consignas distintas. La práctica de mapeos colectivos permite jerarquizar los sentidos comunitarios que se producen a partir de estas imágenes cartográficas, es decir que más allá de la búsqueda de datos espaciales, se fortalecen las posibilidades de argumentación y actitud crítica. La experiencia radica en que el territorio se vuelve objeto de análisis desde múltiples dimensiones, nos permite avanzar en los entornos comunes y muestran las marcas que, a modo de capas, dan permiso para hacerse visibles y contar historias.

Hacer en la escuela diversas cartografías como metodología de aproximación al territorio y como medio para visibilizar las prácticas cotidianas, posee la potencia pedagógica de proponer a los estudiantes que le asignen un significado a ese lugar, que lo miren con la distancia necesaria para poder ver, de alguna manera, la complejidad de los modos de habitar que trama ese territorio del que forman parte. Esas prácticas nos cuentan sobre un periurbano que se define como migrante y diverso, con un devenir cotidiano de lxs jóvenes reducido al entorno común de la escuela y familiar de la huerta. Con respecto a los aportes al entendimiento del TPPP, apuntó a que lxs estudiantes lograran mostrar las prácticas de producción familiar en las que están inmersxs. La información construida en estas instancias se constituye en valiosos puntos de partida para acercarse al territorio productivo desde el territorio escolar y a través de lxs jóvenes. En este sentido, el lugar de la escuela permite ser nuestro punto de encuentro para visibilizar una realidad juvenil que nuclea intereses comunes en disputa constante por un presente que sitúa al trabajo familiar como una forma de vida y un futuro que desea ser otra cosa.

La temática cuerpo y territorio arrojó interesantes resultados en cuanto a la percepción de los cuerpos, la forma de vinculación con el entorno, miedos, sentimientos, concentración de fuerzas intelectuales y físicas. El ilustrar los propios cuerpos generó una posibilidad de expresión no habitual, en aspectos difíciles de socializar. La carto-corpografía se define en el hacer, en el construir. En la medida en que construimos estas formas de hacer cartografías, nos encontramos que hay una práctica relevante para mostrar las voces de lxs estudiantes. Asimismo, el cuerpo, como primer territorio, se transforma en una puerta de entrada a la transversalización de la Educación Sexual Integral (ESI) como contenido curricular, dentro de la enseñanza de la Geografía.

De nuestra experiencia empírica, observamos que el taller de las carto-corpografías es más que poner el cuerpo, es aprender a habitarlo desde sitios que nos interpelan. Las imágenes resultantes permiten leer más allá del dato y también nos permiten ver las prácticas sociales representadas y los sentidos que se le asignan al territorio. “En la medida en que la cartografía traza ese plano común y heterogéneo, contribuye a la construcción de un mundo común” (Kastrup y Passos, 2020, p. 351). Un mundo común que se llama periurbano.

Entonces, la escuela como punto de encuentro y el mapeo colectivo como punto de partida, nos aproximan a un horizonte de trabajo que requiere sostener lazos, volver con nuevas propuestas, articular modos de hacer, y, ante todo, dar lugar a expresiones que resuenen en las aulas y que desde allí acompañen a construir preguntas en torno al periurbano como territorio que anuda y anida la vida de lxs jóvenes. Dichas prácticas pedagógicas, implementadas a los fines de la investigación y extensión universitaria, conducen a reflexionar y a organizar intervenciones que involucren a la gestión pública y a otras Facultades de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) en pos de las necesidades concretas que demandan en sus representaciones silenciosas lxs estudiantes del TPPP.

 

Referencias bibliográficas

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[1] Adherimos a la utilización del lenguaje inclusivo. A lo largo del texto, la utilización de la X, nos invitan a escapar de las lógicas binarias y heteronormativas del lenguaje, y, sobre todo, a no determinar las identidades de quienes referenciamos.

[2] La co-construcción de la función social del conocimiento requiere recuperar y sistematizar la experiencia acumulada -y que seguimos construyendo- en el encuentro con diversos actores sociales (Ezcurra, Girado y Migueltorena, 2020).

[3] Y en referencia al ‘mar de plástico’ de Almería, fotografiado por la NASA: https://ciencia.nasa.gov/ciencias-terrestres/el-mar-de-invernaderos-de-almeria/.

[4] Cursiva propia.

[5] En los talleres participaron, aproximadamente, 100 estudiantes del Ciclo Superior de la ESB N°48, estudiantes avanzadxs de la carrera de Geografía, graduadxs y docentes, tanto de nivel secundario como universitario.

 

[6] Carto-corpografía es un concepto que forma parte de la línea de trabajo desarrollada y profundizada por la co-autora Brenda Sosa.

 

[7] Se trabajó con todxs lxs estudiantes presentes del ciclo superior. Para la mayoría de los alumnos, era la primera vez que realizaban una encuesta. Asistieron al taller junto a sus respectivxs docentes y preceptores que tuvieron un activo rol en el acompañamiento. La elección de trabajar con el ciclo superior facilitó las actividades en términos de comprensión de los derroteros.

[8] Siguiendo a Michel de Certeau (1996), entendemos que las representaciones están constituidas a partir de las prácticas sociales y los modos de interacción de los sujetos desde relaciones de poder. Estas representaciones, por lo tanto, no son estáticas y están vinculadas con el modo en el que diversos grupos construyen y se apropian de significados. 

[9] La implementación de los talleres fue parte de un conjunto de estrategias de relevamiento que hemos llevado a cabo. Entre ellas podemos destacar encuestas, observación del territorio, participación de eventos de carácter público con intervención de diversos agentes del Estado, entre las más significativas.

[10] Se pensó en esta categoría laboral ya que el 96% de las encuestas remiten a que ‘ayudan en la quinta’ luego de la escuela.

[11] El área donde está enclavada la Escuela posee muy poca oferta de CAPS y esto responde a que es una zona de reciente ocupación de quintas.

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