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En su crítica al "paternalismo" de Paulo Freire -por su idea de la necesidad de concientizar a los oprimidos acerca de su condición- Gustavo Esteva, Madhu Prakash y Dana Stuchul afirman que esta concientización implica "una corrupción del despertar crítico", y que conceptos tales como "cuidar", "servir", "concientizar", llevan en sí la connotación de un otro "necesitado", es decir, en una posición de inferioridad con respecto al que provee (2005:43). Consideramos que esta argumentación puede hacerse extensiva a las pedagogías descoloniales y poscoloniales. Las comunidades, lxs padres, lxs docentes, tienen que tener una participación activa en la elaboración (siempre provisoria, siempre cambiante) de los objetivos de aprendizaje, de los contenidos a enseñar, de los materiales didácticos, y en la transmisión de saberes. Deben desnaturalizarse y confrontarse las desigualdades sociales, económicas, políticas y las relaciones de poder. Deben construirse alternativas a la racionalidad occidental y hay que incluir en los espacios educativos saberes otros desestimados por la cultura hegemónica. Pero en todo esto es necesario que participen también lxs propixs protagonistas del proceso de aprender. Una pedagogía libertaria no puede dejar a lxs niñxs fuera de los espacios de poder, sino que, por el contario, debería promover la participación y colaboración de ellxs entre sí y también entre niñxs y adultxs, en todos los ámbitos.

educación alternativa; pedagogía libertaria