Este artículo explora la trayectoria vital de Sebastián Hurtado de Corcuera (1587-1660), un oficial español que nunca se asentó de manera permanente, dedicando su vida al servicio de la corona en distintas partes del mundo, moviéndose no sólo a través de distintas regiones geográficas, sino también a través de múltiples redes de patronazgo. Argumenta que este tipo de movilidad escalonada fue esencial para el gobierno de un vasto imperio, destacando las estructuras sociales, políticas y familiares que facilitaron la movilidad de este oficial, y las consecuencias que ésta tuvo. Mediante este ejemplo se centran las redes e intereses familiares e imperiales que entrelazaron el imperio español en la edad moderna.