Última modificación: 2019-12-20
Resumen
El término “represión” tiene, en principio, dos acepciones: una ligada al ámbito de la política y otra, al psicoanálisis. Es decir que se reprime, en un primer caso, para “contener, detener o castigar con violencia actuaciones políticas o sociales”, pero también para relegar al inconsciente “un impulso o una idea inaceptable” (RAE). Por lo tanto, esta capacidad de ejercer dominio o posesión tiene alcances que involucran lo cultural, lo social, lo individual, lo identitario, lo corporal y lo psicológico. Así, lo “inaceptable”, lo otro, lo incorrecto es eliminado, censurado, reprimido. Manuel Puig en The Buenos Aires Affair toma lo que no es considerado capaz de ser literatura, aquello que se aparta de la norma dominante, para componer su arte, al igual que lo hace Gladys: la protagonista de la novela recoge los desechos del mar y los transforma en piezas únicas y diferentes. La experimentación es, de esta forma, un gesto político de rebeldía dentro del campo literario, pero también en relación al contexto de producción. Democratizando la narración y haciendo ingresar a su escritura textualidades-otras, voces reprimidas por la perspectiva binaria que enfrenta la alta cultura con la cultura popular, ingresan también identidades-otras que resisten simbólicamente la represión política, artística y del deseo. De esta manera, el arte funciona como un medio para la exploración y el ingreso de discursos, subjetividades, dimensiones y puntos de vista distintos de los legitimados como ejercicio de rebeldía y libertad.