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Poéticas de la inminencia. Aproximaciones a Raúl Zurita y Juan L. Ortiz
Última modificación: 2019-12-20
Resumen
Una reflexión acerca del estatuto del arte y la literatura modernos, en tanto su presumible colocación en un área liminar, un umbral, remitiría, acaso, a la evidencia de un recurrente posicionamiento desfasado, desplazado, anacrónico. Ello nos llevaría a reconocer, en esos emplazamientos inestables, o en fuga, o en disolución, el espacio móvil, abismal, transitorio, migrante, limítrofe de mucho del arte y la literatura de gran parte del siglo XX y de este S. XXI que transitamos, y nos transita. Ese vaivén de la literatura contemporánea entre la inminencia que se anuncia y su recursivo aplazamiento, su resistencia a “caer en el silencio” del punto final, nos remitiría, por ejemplo, al arribo al confín del último verso del poema, linde desde la cual se estaría sobrepasando los bordes lábiles del espacio poético hacia el silencio que cierra o concluye, o hacia la ubicuidad de la prosa del mundo, tal como lo sugiere Giorgio Agamben. En ese orden de ideas, la inquietud que motiva la presente propuesta de comunicación es la de reconocer en dos poetas latinoamericanos, Juan L. Ortiz y Raúl Zurita, los modos de esa inminencia que es, también, y entre otras acepciones, la prefiguración de una utopía (es decir, su construcción, denodadamente perseguida, en, por, desde la palabra poética). La apuesta a un futuro, utópico y atópico, de redención, de revolución, de belleza, de amor, haría que todos estos lexemas, en sus adyacencias y convergencias, asumieran un sentido asimilable en las respectivas obras. De igual manera, la reescritura de los mapas, la deconstrucción de las cartografías, la inversión de los órdenes geográficos (las playas y cordilleras dislocados de Zurita, los ríos aéreos y la primacía de lo que fluctúa en el territorio de la poesía de Ortiz), reinventan un paisaje en el que, cual la esfera pascaliana, “el centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna” (Jorge Luis Borges). Esa suspensividad constitutiva del hecho estético en tanto “la inminencia de una revelación, que no se produce” –en cristalina referencia a la célebre fórmula borgeana–, podría reconocerse en el carácter aplazado y vesperal de una poesía como la de Ortiz, llevándonos hasta el filo de una “revelación” que se abisma en la inminencia de la palabra en la linde. En Zurita, en tanto, el archivo que se construye con las ruinas de un Chile roto, cuyos restos y fragmentos, recompuestos en una (contra)sintaxis territorial, aúna todos los excesos y discontinuidades de un país que, en la poesía de Zurita, se llama “Chile”, que es el mismo Chile (sus restos) y que, también, es radicalmente otro. Es el Chile que la poesía de Zurita compone, con los lastres marítimos de sus playas, con la soledad y todas las distancias de los desiertos del norte, con las cordilleras que –testigos del dolor y la injuria de allá abajo, pero también de esa maravilla que ha sobrevivido a todos los cataclismos– frecuentemente, como los cóndores que asedian sus cumbres, también levantan vuelo.
Palabras clave
Teoría Literaria; poesía; inminencia; Borges; Raúl Zurita; Juan L. Ortiz
Texto completo:
631-642