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Frente a la pregunta de la biografía sobre cómo contar una vida, Santiago Roncagliolo decide desandar los pasos de Enrique Amorim a partir de dos tensiones literarias: su relación amorosa con Federico García Lorca y el misterio que ronda el cadáver del escritor español. Fabrica, para esto, un Amorim excéntrico, trepador y oportunista, a través de un desfile incesante de personajes icónicos de la cultura internacional con los que ansiaba codearse. La vida de Amorim se ve atravesada por un relato policial cuyo detective más ambicioso es el propio Roncagliolo. ¿Amorim robó el cadáver de su amante García Lorca? ¿García Lorca está enterrado en Uruguay? Atravesado por la búsqueda de estas respuestas, Roncagliolo no construye una biografía monumental y exhaustiva, sino que explota la rareza de Amorim, el rasgo que lo hace único, y se coloca a sí mismo en la figura del detective que pretende resolver un enigma. Entre biógrafo y biografiado se traza una línea de contigüidad fundada en la admiración literaria cuyos efectos son los de la contaminación, el contagio, la transferencia. Dos vidas se tensionan en la escritura y constituyen un espacio imaginario amoroso que pone en juego mecanismos y operaciones para apropiarse de recuerdos ajenos. Me interesa, entonces, leer El amante uruguayo a partir de tres tensiones: biógrafo y biografiado -los mecanismos de autofiguración que se ponen en juego cuando un escritor cuenta la vida de otro escritor-, vida y archivo -¿cómo formular una vida ajena en una trama narrativa?-, y vida y obra -¿cómo se transforma una vida en obra, y cómo una obra cobra vida en una narrativa ajena?

Biografía; Escritura y vida; archivo