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El reciente debate sobre la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo ha puesto el foco en la problemática del aborto y sus implicancias. Señalar la concepción como el momento donde comienza la vida centra la discusión en el estatuto del embrión, una entidad que reviste dificultades para ser definida. Desde esta perspectiva es que las técnicas de reproducción asistida son interrogadas, ya que mediante ellas se fabrican embriones criopreservados que, una vez finalizado el proyecto parental, deben ser conservados ad eternum, dado el vacío normativo que los circunda.

En este sentido, en el marco de las TRHA, existen algunos procedimientos que podrían considerarse “abortos”, pero que no son nombrados de este modo. Así, encontramos la reducción embrionaria y ciertos rituales de descarte: la medicalización de estas prácticas enmascaran sus naturaleza.

En este trabajo nos proponemos indagar las tensiones que se producen cuando el aborto se presenta en escenarios distintos a aquellos que se han constituido desde el imaginario social, donde la diferencia de circunstancias en las que se circunscribe instaura una doble moral sobre su tratamiento. Así, mientras que se moraliza el proceder de las mujeres que eligen por una u otra razón interrumpir su embarazo; en el caso de aquellas que decidieron iniciar un proceso mediante técnicas, se considera simplemente “una consecuencia indeseada”. De esta forma, apuntamos a correr el foco de la discusión sobre el estatuto del embrión y centrarla sobre los mandatos sociales que recaen sobre los cuerpos de las mujeres en sus diferentes circunstancias.

Aborto; TRHA