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Como es sabido en el ámbito de los estudios laborales, para mediados del Siglo XX Argentina se presentaba como una excepción en América Latina en términos de composición de su estructura ocupacional: crecimiento del empleo en el sector secundario, amplio sistema de cobertura social, mejoramiento significativo de las condiciones de trabajo, entre otras. Estos procesos se vincularon estrechamente a la creciente gravitación política del movimiento de trabajadores y trabajadoras, su empoderamiento, institucionalización y constitución como actor central del escenario político. Sin embargo, con las transformaciones económicas y políticas acaecidas en la década del '70 y la profundización neoliberal en los '90, la estructura ocupacional se transformó radicalmente y la “excepción de América Latina” acabó por normalizar su situación en relación al resto de los países de la región.
El ingreso al nuevo milenio trajo aparejados numerosos cambios en el modelo de desarrollo imperante, pero la heterogeneidad ocupacional continuó siendo un rasgo estructural. En este sentido, en el presente trabajo nos preguntamos por las continuidades y rupturas, así como también por la superposición, yuxtaposición o contraposición entre las matrices sindicales construidas por los sectores vinculados al sindicalismo tradicional, por un lado y sectores emergentes de un sindicalismo vinculado a la Economía Popular, por el otro. Analizaremos entonces de ambas expresiones, cómo son los repertorios de acción que llevan a cabo, de qué manera se construyen las formas de organización y cuáles son los tipos de reclamos que sostienen.

heterogeneidad ocupacional, matrices sindicales, sindicalismo clásico, nuevo sindicalismo.