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Argentina experimentó a finales del siglo XIX un proceso de industrialización a partir del cual dio lugar al surgimiento de la clase proletaria, concentrada principalmente en las grandes ciudades; la inserción de la mujer en el mercado de trabajo se da en este contexto histórico y con rasgos particularmente específicos, ya que, por un lado, constituye el sector más explotado de todos y, por otro, se ve obligada a modificar su vida familiar independizándose parcialmente de su rol tradicional (Hollander, 1974).
A partir de la década de 1970, se inició un periodo de crecimiento de la participación de las mujeres en el mercado laboral; sin embargo, al interior del hogar, las mujeres continuaron siendo las principales responsables del trabajo doméstico y de cuidado, en algunos casos asumiendo una doble jornada laboral (Aspiazu, 2013).
En este sentido, las trabajadoras domésticas remuneradas sufrieron y han padecido un doble proceso de exclusión, por un lado, entre 1956 y 2013, fueron sujetas a un régimen laboral separado respecto al resto de los asalariados; y por el otro, debieron soportar peores condiciones laborales afectadas por la elevada informalidad del sector (Messina, 2015).
Es en el año 2013 que se sanciona la Ley Nacional N° 26.844 que establece derechos novedosos para las trabajadoras de casas particulares, promoviendo la equiparación de condiciones y derechos de las trabajadoras del hogar con el resto de los trabajadores. El presente trabajo tiene como propósito analizar los alcances de la Ley Nacional N° 26844, que regula el trabajo remunerado en el hogar. Partiendo de la afirmación que el trabajo remunerado en el hogar es una actividad compleja que requiere del análisis de sus diferentes dimensiones económicas, culturales e histórico-sociales.

Trabajo Domestico, Informalidad, Derechos, Trabajo Social