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El cine es un producto cultural, que representa las sociedades que lo producen y lo consumen. Dada la potencia de la imagen en la vida diaria, su uso en la escuela y en particular en las aulas de Historia, reconocemos al cine como una fuente de reconstrucción de la memoria histórica y como recurso didáctico mediador en la promoción del aprendizaje del pensamiento histórico. La utilización del cine en la clase de Historia se realiza habitualmente desde una perspectiva instrumental, ilustrativa en donde el ejercicio de la mirada se centra en el contenido y en la narración de un determinado contexto asumido como la Historia repuesta en la pantalla. Rosenstone (1997), afirmaba que había llegado el momento en que el historiador debía aceptar el cine histórico como un nuevo ¿tipo de historia? y que ¿por ofrecer un relato diferente al de la historia escrita no se lo podía juzgar con los mismos criterios?, el interrogante es ¿pueden los alumnos realizar una reflexión crítica de un film o documental si no poseen una mirada educada para ello? ¿de qué herramientas podríamos proveer a nuestros estudiantes para que se transformen en sujetos capaces de observar; inquirir; especular; interpretar, comprender, y emocionarse? Nos proponemos en este trabajo presentar una experiencia cuyo objetivo fue iniciar el proceso de educar la mirada que se articuló en tres espacios, el Festival de Cine Independiente de Mar del Plata (MARFICI); el Grupo GIEDHIS de la Facultad de Humanidades de la UNMDP; y la Escuela Secundaria en el año 2014.

enseñanza de la historia, educar la mirada, experiencia colaborativa